Si eres amante de la cerveza artesanal, esto te interesa. Descubre en este artículos la mejor manera de saciar tu sed y descubrir nuevos rincones de Barcelona, Dublín, Múnich, Ámsterdam y Praga.
Vueles a donde vueles, tarde o temprano tendrás que parar a tomar algo durante tu visita al destino. Un momento muy bienvenido. Te proponemos, además, que se convierta en un placer, sobre todo si te gusta la cerveza.
Biercab (Barcelona)
Barcelona es uno de los mejores escaparates de cervezas artesanas. Allí, por ejemplo, se celebra el Barcelona Beer Festival, un encuentro que en tiempos pre-covid reunía a casi 35.000 personas en tres días, y el Barcelona Beer Challenge, uno de los concursos internacionales de cervezas artesanas más prestigiosos del mundo.
Más allá de estas citas, si andas por la capital catalana te recomendamos una paradita en Biercab (Muntaner, 55), que aparece como la mejor puntuada de la ciudad condal en www.ratebeer.com, portal especializado referencia internacional. Tiene 30 grifos (difícil que no te guste ninguna de las que allí tiran), y en su variedad está el gusto: cervezas envejecidas, maduradas en barrica, de fermentación espontánea... También sirven tapas, montaditos, burgers, bocatas y platillos para acompañar cada trago, e incluso puedes comprar en su tienda, con más de 650 referencias. Un lujo en pleno Eixample, a tiro de piedra de la plaza de Catalunya, auténtico epicentro de la ciudad
Guinness Storehouse (Dublín)
La Guinness Storehouse es visita turística obligada, y con razón, si vas a Dublín. De hecho, es la principal atracción de la ciudad. De este modo haces un dos en uno: bebes una buena birra y visitas uno de sus ‘hot spots’. En el edificio donde fermentaban sus cervezas durante buena parte del siglo XX te empaparás de la historia de la marca nacida en 1759. Puedes descubrir cómo hacen sus bebidas y degustarla e incluso comer en alguno de sus restaurantes. Y, para rematar la experiencia, puedes subir al Gravity Bar y contemplar Dublín cerveza en mano desde su terraza panorámica 360 grados en el séptimo piso (¡es el rascacielos de la ‘city’!).
Si te quedas con sed de birra, no te preocupes: Dublín concentra centenares de pubs donde disfrutar de un buen trago. Eso sí, antes o después tendrás que ver la catedral de San Patricio, los jardines Iveagh (con grutas y cascadas), el Trinity College (una de las mejores universidades del mundo), el castillo de Dublín y el Temple Bar Food Market (un mercadillo sabatino de productos irlandeses como queso, ostras, carnes…), entre otros.
Augustiner Stammhaus (Múnich)
Una de las capitales cerveceras de Europa es Múnich, como queda patente cada vez que se celebra el Oktoberfest entre mediados de septiembre y principios de octubre. Pero si no viajas allí en las fechas en que se celebra esta ‘fiesta mayor’, puedes ir a una cervecería-restaurante emblemática como Augustiner Stammhaus, donde tienes que pedir la Augustiner, cuya receta se elabora desde 1328 en un monasterio anexo a la catedral de la capital bávara. Dicen los que saben de espuma que esta birra es “el champán de las cervezas”. Además, cumple con la llamada Ley de la pureza de la cerveza de 1516, que obligaba a elaborarla solo con agua, cebada malteada y lúpulo. No te será difícil encontrarla porque es muy céntrica, está en una calle peatonal y ocupa un enorme y precioso edificio histórico que data de 1829. Puedes acompañar los tragos (atención, muy pero que muy espumosos) con platos típicos de la zona, como el codillo, las salchichas artesanales, los filetes empanados y el ‘apfelstrudel’.
’t Blauwe Theehuis (Amsterdam)
Sin salir de toda una capital europea como Amsterdam, nos rodeamos de vegetación. Vamos a Vondelpark, el parque más grande de la ciudad y el más famoso de Países Bajos. En sus 47 hectáreas (el equivalente a 47 campos de fútbol) puedes hacer de todo: caminar, ir en bici, hacer deporte, comer o beber cerveza en alguna de sus terrazas. Y esto último es lo que deberías hacer si quieres descubrir una de las mejores cervecerías de esta ciudad: 't Blauwe Theehuis. Mola este sitio con mucho color azul, elegante, con una sensacional terraza con sombrillas a juego, donde los tragos saben mejor. Debes pedir su propia lager, que destaca por su frescura y suavidad. Pero puedes optar por otras bebidas de la carta. Como pertenece a la cervecera artesana Brouwerij’t IJ, tienen toda la gama, que puedes maridar con diversos ‘snacks’, ‘focaccias’, tostadas y pizzas ‘al taglio’ a cualquier hora del día.
U Fleků (Praga)
La República Checa es el país donde más cerveza se bebe: 157 litros por persona y año. Mucha cantidad, sí, pero también mucha calidad encontrarás en su capital, Praga, que alberga más de 30 fábricas artesanales. Si quieres disfrutar de una buena ‘pivo’ (que así se llama en checo), te recomendamos U Fleků, que con sus más de 500 años ostenta el título de ser la cervecería más antigua de la ciudad. Tantos siglos dan para un museo, y este establecimiento lo tiene. Igual que su propia birra, llamada Flekovske, que elaboran desde los inicios: es tostada y suave. Vale la pena entrar aunque solo sea para echar un vistazo a sus techos de madera, sus bóvedas nervadas, sus ventanas con vitrales de colores, su reloj de más de 250 años, sus cuadros… En cualquiera de sus dos pisos e innumerables salones disfrutarás de su ambiente animado gracias a sus mesas comunales y a la música en vivo, sea una banda o un acordeón solo. Para comer, platos checos de toda la vida como las salchichas, el codillo de cerdo o el estofado de carne.
Ya has visto que si coges un avión a alguna de estas cinco ciudades no pasarás sed. Así que solo nos queda desearte un buen viaje y un buen brindis. ¡Salud!