Lanzarote es sol y playa, naturaleza, aventura, relax, paisajes volcánicos, diversión en familia... y también un lugar donde comer estupendamente a muy buen precio gracias a su amplia oferta de restaurantes para todos los gustos.
Lo bueno de Lanzarote –y de todas las Islas Canarias en general– es que es posible comer muy bien a precios nada desorbitados en establecimientos con mucho encanto, en su gran mayoría felizmente alejados del postureo y orgullosos de ese talante informal y popular que constituye precisamente su seña de identidad. Y es que esta isla mágica, que combina las playas y calitas de ensueño con la aridez volcánica y las maravillas arquitectónicas construidas por el inefable creador local César Manrique, tiene, entre otros encantos, una gastronomía de excepción. Empezando por los pescados fresquísimos, siguiendo por quesos y vinos autóctonos que nos robarán el corazón y acabando por sus postres típicos. Y es que Lanzarote, además de presumir de unas playas y piscinas naturales increíbles, nos ofrece un despliegue de tentaciones para el paladar que sabrán incluso mejor si nos dejamos contagiar por ese talante slow tan propio de la isla. ¿Y si vas buscando un vuelo para venirte a saborear Lanzarote?
Papas arrugadas
Empecemos por lo mainstream. Las papas arrugadas, que nos sirven en cualquier parte, son una maravilla de la cocina canaria que echaremos de menos cuando la vida nos obligue a abandonar Lanzarote y ya no lleguen a nuestra mesa en cualquier ocasión como aperitivo o guarnición. Son unas patatas pequeñitas típicas de Canarias, que se cocinan (y comen) con piel y se sirven con su salsa: el mojo picón. Este puede ser rojo (a base de pimentón) o verde (con cilantro). Son perfectas para un aperitivo a media tarde acompañando un vino local, y también nos las suelen servir como guarnición de los pescados a la brasa tan típicos de la isla.
Vinos de Lanzarote
La DO Lanzarote cuenta con grandes vinos, muy especiales, que año tras año cosechan legiones de fans entre los visitantes que los descubren, los cuales no es raro que regresen a casa cargados con varias botellas. La tradición vinícola es sólida en la isla, que cuenta con diversas bodegas que se pueden visitar y que ofrecen diversas actividades relacionadas con el enoturismo. Su variedad más característica es la llamada Malvasía volcánica, que aporta a los vinos un toque mineral muy característico, el cual combinado con una acidez elevada da lugar a vinos frescos y elegantes, muy aromáticos, con un final seco y almendrado.
Al rico pescado local
Lanzarote es tierra de pescadores, de manera que nada mejor que ocupar mesa en alguno de sus bonitos restaurantes con vistas al Atlántico y dejarnos aconsejar, mientras degustamos una copa de un blanco fresquito, sobre cuál de ellos pedir. Vieja, cherne, bocinegro, pámpano, sama o morena son algunos de los peces típicos de la isla, y nada mejor que degustarlos a la brasa para disfrutar de su sabor y matices. Generalmente llegarán a la mesa en una gran fuente a compartir, acompañados de una ensalada con productos frescos y unas papas arrugadas con mojo. Y es que lo bueno de la cocina canaria es que, además de que es deliciosa, es completa y sanísima.
Sancocho
Si no nos apetece pescado a la brasa y queremos probar un guiso típico, nada mejor que degustar un buen sancocho, un plato típico de festividades que suele prepararse con cherne, un pescado blanco similar al mero. Se elabora con patatas, batatas de Lanzarote y hay quien emplea queso, aunque cada isla canaria (y cada hogar, en realidad) tiene su propia receta.
Queso
Elaborado principalmente con queso de cabra de la raza majorera, el queso lanzaroteño es uno de los productos estrella de la isla. Los fans van a enamorarse de su versión frita, que se suele servir acompañada de mermelada de frambuesa y es un entrante típico en muchos restaurantes.
Hay numerosas pequeñas queserías artesanales en Lanzarote que elaboran 5 tipos de queso: frescos, tiernos, semicurados, curados y de autor. Los semicurados y curados también pueden encontrarse con la corteza untada en pimentón o en gofio. Si tienen almogrote (una deliciosa pasta de queso con pimentón) no podemos dejar de pedirlo.
Gofio
Hablando de gofio, no podemos abandonar Lanzarote sin probar esta harina elaborada a base de cereales tostados y molidos que ha sido durante siglos un alimento básico de los aborígenes. Al estar tostada, la harina de gofio se puede consumir sin cocinar, a diferencia de otros cereales. El gofio suele tomarse escaldado, acompañando un caldo de pescado y, al cuajar, tiene aspecto de gachas o de humus, aunque también se elabora en guisos o en repostería. Otra buena manera de degustar gofio es probar la pella de gofio, una pieza tubular bastante densa que consiste en una mezcla de gofio, agua, sal, azúcar y aceite.
Cabrito
Pese a que los pescados se encuentran en todas partes y son tan variados y ricos que nos va a costar renunciar a ellos ni siquiera un día, si el cuerpo nos pide carne esta tiene que ser cabrito. Es el animal más demandado de la isla y lo encontraremos casi siempre preparados a la manera tradicional: frito y acompañado de un adobo de ajito, vino blanco y orégano.
Lapas
Si echamos un vistazo a la carta y vemos que tienen lapas ya podemos pedir una bandejita para ir abriendo boca. Este marisco típico de Lanzarote es un molusco que se suele preparar a la plancha y se sirve con una salsa de ajo, perejil, aceite y vino blanco. Su carne es tierna y sabrosa, de sabor persistente y aterciopelado.
Pulpo a la plancha
Lo encontraremos por todas partes, generalmente acompañado de papas con mojo. El pulpo es muy abundante en las costas atlánticas, y lo encontramos en cualquier época de año en Lanzarote, ya que se pesca en abundancia en temporada y se congela para servir a la plancha el resto del año. Su carne tersa y sabrosa y el ligero toque de brasas hacen de este bocado un auténtico placer para el paladar.
¿Qué dices? Después de leer todo esto, ¿no te ha entrado el apetito y unas ganas locas de saborear Lanzarote?