De Reino Unido a Finlandia pasando por Islandia, Croacia, Italia o España. Europa está salpicada de impresionantes parques naturales, algunos de ellos Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Los amantes del turismo de aventura y naturaleza tienen en Europa numerosos destinos para disfrutar de unos parques naturales que conviene visitar, ruta en mano, al menos una vez en la vida. Desde los gélidos parajes noruegos a la voluptuosidad del paisaje croata o el verde de Asturias, el continente cuenta con un patrimonio natural perfecto tanto para los amantes del deporte (que se lo pasarán divinamente enfrentándose a los desafíos que plantea la naturaleza) como para los de la fotografía, porque todos ellos cuentan con paisajes bellísimos y espectaculares vistas.
1. Picos de Europa (España)
Con permiso de Timanfaya (ese rincón lunar que nos brinda Lanzarote), de Ordesa y Monte Perdido, en pleno Pirineo aragonés, de Doñana (en Huelva) o del Teide, entre los parques naturales españoles hemos escogido uno de los más impresionantes: los Picos de Europa, en Asturias, un lugar que visitar al menos una vez en la vida. Aquí encontramos las cumbres más altas de la cordillera cantábrica, un tortuoso y a la vez sobrecogedor paisaje de montañas de piedra caliza flanqueadas por praderas verdes e interminables. Encontramos, además, pueblecitos como Amieva, Cabrales, Cangas de Onís, Onís y Peñamellera Baja, que presumen además de una oferta gastronómica de altura.
Cómo llegar: vuela directamente a Oviedo, conduce una hora escasa hasta Cangas de Onís y, de allí, puedes tomar uno de los buses que conducen a los Lagos de Covadonga, uno de los lugares más bonitos de los Picos de Europa.
2. Lake District (Reino Unido)
El Parque Nacional de Lake District, ubicado en el condado de Cumbria, al noroeste de Inglaterra, es el más grande de los parques naturales de Reino Unido y una de las pocas zonas montañosas del país. Se trata de un área salpicada de lagos y lagunas, destino vacacional típico de la población local y, por tanto, el lugar ideal para conocer el país más allá de Londres. Podemos hacer rutas en bici o caminando, roadtrips en coche en los que descubrir ríos, lagos, montañas, pintorescas granjas con productos locales y mucho más. Es recomendable también dar un paseo en barca por los lagos, como el Windermere, además, obviamente, de llevarnos el bañador para disfrutar del placer del baño en sus gélidas aguas. La visita dará para mucho, puesto que también encontramos numerosos atractivos culturales como algunos castillos abiertos al público (el National Trust Wray Castle o el Muncaster Castle).
Cómo llegar: nada mejor que volar a Edimburgo, pasar un par de días descubriendo los encantos de esta ciudad fascinante, y conducir las 2,45 horas que nos separan del Lake District National Park.
3. Cinque Terre (Italia)
Es un parque natural pequeñito, uno de los más hermosos de Italia a menudo eclipsado por el de Gran Paradiso (en el Valle de Osta-Piemonte) o el de Gargano, en Apulia, por mencionar algunos de los tesoros naturales más apreciados del país. En la provincia de La Spezia, en Liguria, encontramos Cinque Terre, 3.800 hectáreas formadas por cinco pueblos en los que conviene hacer una parada (y muchas fotos, pues sus casitas de colores prácticamente enclavadas en el mar y la autenticidad que se respira son absolutamente irresistibles).
Riomaggiore, Manarola, Corniglia, Vernazza y Monterosso al Mare son cinco paradas obligatorias en nuestra ruta por este paisaje donde el mar y la montaña se dan la mano en paisajes capaces de dejar sin palabras al viajero. Todos ellos han sido reconocidos Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y en sus inmediaciones podremos hacer de todo: senderismo (el Sciacchetrail, el sendero más popular del parque, cuenta con 47 km de recorrido), deportes acuáticos, piragüismo, buceo y más.
Cómo llegar: Lo mejor es volar a Génova, que se encuentra a apenas 1,20 horas por carretera de Cinque Terre.
4. Lagos de Plitvice (Croacia)
Croacia es un país fascinante, con una multitud de atractivos para el viajero que van desde sus ciudades costeras, mediterráneas hasta la médula, hasta paisajes de cuento que nos vamos encontrando a medida que vamos recorriendo el país. Es el caso de los Lagos de Plitvice, un auténtico espectáculo natural en forma de cascadas, bosques, ríos, arroyos y un total de 16 lagos. La belleza del lugar es extrema, similar a ese edén imaginario en el que se desea permanecer para siempre, alejados del bullicio y las obligaciones. Dentro del parque encontramos más de 10 restaurantes, y también se pueden adquirir packs que incluyen la visita y alojamiento en algún hotel cercano.
Cómo llegar: Tienes dos opciones: puedes volar a Split, en Croacia, ubicada a algo más de dos horas de los Lagos de Plitvice, u optar por el aeropuerto de Zagreb, aproximadamente a la misma distancia.
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5. Snæefellsjökull (Islandia)
Es difícil no enamorarse de Islandia nada más aterrizar en Reikiavik, pues es un país diferente al resto, donde diversos tipos de paisajes se van sucediendo casi como si fuesen diapositivas, un lugar con una luz inconfundible donde todo es plácido y hermoso. El parque natural de Snæfellsjökull es un prodigio de 170 kilómetros cuadrados que cuenta con cuevas, glaciares (uno de ellos inspiró a Julio Verne en su Viaje al centro de la Tierra), senderos, cascadas y una sucesión de paisajes entre apocalípticos y paradisíacos sin parangón en el mundo.
Cómo llegar: ¡Muy fácil! Ya puedes reservar un vuelo a Reikiavik y aprovechar también para disfrutar de esta capital vibrante y cosmopolita.
6. Oulanka (Finlandia)
Oulanka es ese paisaje que a muchos nos viene a la cabeza cuando pensamos en Finlandia: montañas nevadas repletas de pinos y parajes infinitos de los que parece que en cualquier momento vaya a emerger el mismísimo Santa Claus. Hay rutas para todos los niveles, que nos llevarán por senderos encantadores que desembocan en riachuelos gélidos y magnéticos, mientras algún parajito de su profusa fauna nos da la bienvenida a un lugar que parece recién salido de un cuento de hadas. En cuanto a los senderos, los encontramos desde muy sencillos a otros para senderistas profesionales, que disfrutarán calzándose las raquetas de nieve en invierno y las botas de montaña en verano.
Cómo llegar: Vuela a Helsinki y alquila un coche para moverte a tu aire.
7. Calanques (Francia)
Este parque, mediterráneo hasta la médula, es uno de los más hermosos de Francia y uno de los tesoros de la Costa Azul. Calanques está formado por un paisaje salpicado de rías de aguas turquesa y cristalinas, que recuerdan a los fiordos noruegos, rodeadas de picos puntiagudos, senderos, flora y fauna, donde se alternan los paisajes verdes durante la época de lluvias con otros más secos y áridos cuando suben las temperaturas. Una vez allí, solo queda elegir si queremos recorrerlo en bici, el kayak o a pie.
Cómo llegar: Vuela a Marsella y conduce apenas media hora hasta Calanques.