Plantar cara a enero es posible. Viaja en busca de sol, de arte, de historia, de naturaleza, de misticismo, de cosmopolitismo y mucho más.
Enero, seguramente el mes menos querido del año, puede ser un poco menos duro si reservamos una escapada que nos haga romper con la rutina y volver a emocionarnos con el placer de conocer nuevos destinos. Dinos qué te pide el cuerpo para un enero que enseña los dientes y te diremos cuál es el mejor lugar para plantarle cara.
1. Una playa cualquiera en Gran Canaria
Quien dice playa, dice piscina natural (la isla va sobrada de ellas). Ya sea una playa urbana repleta de servicios, una cala recóndita o algún rincón salvaje al que acceder por senderos que creíamos que solo existían en nuestra imaginación; Gran Canaria lo tiene todo para curarnos al sol de cualquier depresión posvacacional mientras escuchamos el rumor del mar. Las Canteras, considerada una de las mejores playas urbanas de Europa; Maspalomas, ubicada en un paraje semidesértico espectacular; San Agustín, perfecta para descansar sin ruido; o Güigüí, una de las playas vírgenes más salvajes y hermosas de la isla, son solo algunas de las más conocidas. Además, la temperatura siempre acompaña en Gran Canaria, por lo que es más que probable que podamos darnos un chapuzón en cualquier momento del año. Además, Gran Canaria ofrece otros mil planes más para hacer en invierno.
2. Las pirámides de Egipto sin un sol abrasador
Qué mejor manera de desconectar de todo que trasladándonos de un plumazo a otras latitudes y a otras épocas, volando a El Cairo para visitar las pirámides, callejear por su centro siempre efervescente e incluso hacer alguna que otra excursión en camello. Visitar Egipto huyendo del calor abrasador de los meses de verano es siempre una buena idea, que nos permitirá disfrutar con calma, sin aglomeraciones y sin sudores de tesoros arquitectónicos como la mezquita de Ibn Tulun o la de al-Azhar, la ciudadela de Saladino o la Iglesia Colgante. No podemos abandonar la ciudad sin hacer un crucero por el Nilo y, por supuesto, perdernos por el bazar de Jan el-Jalili.
3. Las auroras boreales en Suecia
Hay pocos males en el mundo que no cure una aurora boreal. El juego de luces que se da en los cielos escandinavos es el reclamo perfecto para reservar un Vueling a Estocolmo y disfrutar de las auroras boreales en su máximo esplendor (su época es de septiembre a marzo). Hay muchos lugares desde los que se pueden divisar, pero nada mejor que conducir hasta el Parque Nacional de Abisko (no sin antes dedicar un par de jornadas a visitar Estocolmo e ir de shopping por sus bonitas tiendas de interiorismo). Una vez llegados al parque, su principal reclamo para los cazadores de auroras es la Aurora Sky Station, una torre de observación que ofrece las mejores vistas de estos fenómenos naturales. ¡Preparad las cámaras!
4. Refugiarse del frío en los museos de París
Siempre es un buen momento para revisitar museos como el Louvre, Orsay y el Pompidou y conocer algunos nuevos mientras nos resguardamos del frío parisino. Los hay para dar y vender, de manera que podremos montarnos una escapada artística por todo lo alto. Podemos empezar visitando el Museo Rodin, seguir con el imponente edificio y no menos increíble colección del Museo de la Edad Media de París, continuar con el Picasso y acabar contemplando las joyas arquitectónicas de L’Orangerie. Si queremos profundizar en la historia de París, nada mejor que visitar el Carnavalet (el más antiguo de la ciudad, que data de 1880) y si lo que nos apetece es conocer joyas de los siglos XX y XXI nada mejor que acercarnos al edificio futurista del Museo de Arte Moderno. Fotografía, arqueología, ciencia… Hay museos de todas las disciplinas y para todos los gustos: en París todo el mundo encontrará el suyo.
5. Tapear al sol en Sevilla
Visitar Sevilla es siempre una garantía de buen clima, mejores vibraciones y unas tapas sensacionales en prácticamente cualquier rincón de la ciudad. Freiduría El Arenal, con su ambiente popular y sus tapas deliciosas, es un buen lugar para empezar a calentar motores para una escapada en que la gastronomía va a ser el eje conductor. Álvaro Peregil es también un referente del tapeo informal en la ciudad, un lugar de batalla ubicado en la bulliciosa calle Mateos Gago, mientras que si hablamos de croquetas, Casa Ricardo es una institución. Si buscamos un ambiente joven y contemporáneo, cervezas artesanas, cócteles y una cocina con un punto más actual, no podemos dejar de visitar Bier Kraft.
6. Ruta Gaudí por Barcelona
La Ciudad Condal presume de un buen clima durante todo el año, de modo que cualquier época es perfecta para almorzar al sol en alguna terracita. No hay mejor plan para enero que combinar una ruta gastronómica por los mejores locales de cocina contemporánea (Barcelona es un festival en la materia) que se pueden alternar con un recorrido modernista en los ratos en que vamos haciendo la digestión. La Sagrada Família, la Casa Batlló, la Pedrera, la Casa Vicens, el Palau Güell o la hermosa Colonia Güell (en la localidad cercana de Santa Coloma de Cervelló) son algunos de los edificios de Antoni Gaudí que encontramos por la ciudad.
7. Atenas con abrigo
Visitar Atenas es muy agradable en invierno, ya que podremos disfrutar sin muchedumbres de las principales atracciones turísticas (las hay a raudales) de esta ciudad siempre ajetreada y viva. Puede que incluso nieve y, si la naturaleza nos regala este espectáculo, hay pocas cosas más bellas que disfrutar del Acrópolis, del Ágora, el Partenón o el bonito Jardín Nacional de Atenas. El Ágora romana, el templo de Zeus o el teatro de Dioniso son otras atracciones turísticas que nos brinda una ciudad en cuyo centro histórico vamos a disfrutar deambulando, probando comida deliciosa en los numerosos restaurantes de sus diferentes barrios y callejeando sin rumbo dispuestos a perdernos.
8. Patinaje sobre hielo en Londres
Londres es una de esas ciudades que nunca te acabas, que en cada visita te demuestra que esconde más y más secretos y ofrece un montón de originales planes. En enero, nada mejor que organizar una visita a la capital para aprovechar sus rebajas (si los Reyes han sido generosos la calle Marylebone es todo un festival y, si no lo han sido tanto, Carnaby y Oxford son siempre grandes opciones) y calzarse unos patines para patinar sobre hielo disfrutando del gélido viento invernal en las pistas de Canary Wharf (abierta hasta el 25 de febrero). Si viajamos durante los primeros días de enero, todavía encontraremos abiertas algunas de las clásicas pistas navideñas, como la de Hampton Court o Somerset House, entre otras.