Otoño es la época del año favorita para muchos para planear una escapada. Si tienes la suerte de disponer de unos días, nuestra experta en viajes te propone algunos destinos que son especialmente bonitos por sus paisajes otoñales.
Nada mejor para plantar cara al letargo otoñal que planificar una escapada corta pero intensa, que consiga resetearnos y nos haga regresar con fuerzas a esa rutina con la que nos une desde siempre una compleja relación de amor-odio. Por suerte, tenemos Europa a golpe de avión y en un plis plas nos vamos a plantar en algunas ciudades hermosas y vibrantes en las que vivir el otoño de otra manera.
¿Qué te pide el cuerpo?
Estocolmo
Los primeros efluvios del otoño son perfectos para volar a Estocolmo, donde los días todavía son largos y las temperaturas agradables antes de dar paso a la crudeza del invierno. Nada mejor, pues, que entregarse a una escapada hedonista que nos llevará a perdernos por el centro histórico, Gamla Stan, pasear por sus románticas callejuelas, disfrutar de una buena gastronomía en restaurantes cosmopolitas y sorprendentes y acabar la jornada recorriendo las tiendecitas de Sodelmarm, el barrio de la cultura. Si te fascina el interiorismo, tu visa va a echar humo en Estocolmo. Para más tips, lee nuestro artículo “Ruta hípster por Estocolmo”.
Bruselas
Visitar la capital de Bélgica en otoño, cuando ya no está repleta de turistas y podemos asistir al ajetreo laboral típico de la ciudad, es toda una experiencia. Bruselas respira constantemente ese aire dinámico y cosmopolita de gran capital europea y en otoño la viviremos en todo su esplendor. Imprescindible subir al mirador de la Basílica de Koekelberg, con sus hermosos jardines repletos de hojas, y contemplar la ciudad desde las alturas.
Copenhague
No importa si vamos con niños o si hace tiempo que dejamos atrás la niñez: el Tivoli, el deslumbrante parque de atracciones emblemático de Copenhague, es una hermosura cuando las hojas de los árboles empiezan a caer sobre sus elegantes jardines. Por lo demás, la capital danesa es siempre un lugar maravilloso para dejarse caer unos días: ya sea para pasear en bici a lo largo del río o, por supuesto, disfrutar a lo grande de una de las mejores gastronomías de Europa en lo que a alta cocina se refiere. Y si Copenhague te sabe a poco, siempre puedes ampliar tu escapada para descubrir un poco más de Dinamarca.
Londres
Londres es mucho Londres. Esa gran capital europea, seguramente la única, capaz de hacer la competencia a Nueva York, en la que encontrar en todo momento cualquier evento que nos pida el cuerpo. Si nos gusta el arte contemporáneo, nada mejor que visitar la ciudad en octubre y disfrutar del Frieze Fest, un festival de arte contemporáneo que tiene lugar en Regent’s Park y que reúne un montón de galerías de diferentes países europeos. Hay mil parques, pero los Jardines de Chiswick son especialmente magnéticos en otoño. Si nos apetece un poco de aventura, otra opción es visitar los numerosos parques temáticos y de atracciones que tiene la ciudad.
Milán
Tanto si queremos renovar el armario (sea cual sea nuestro presupuesto), como comprar cucadas para el hogar o disfrutar de un despliegue de arte y arquitectura espectacular, Milán es un destino perfecto para una escapada de 2 días. Lo mismo funciona si nos apetece esquiar (los Alpes están a un paso) como si el cuerpo nos pide una instagrameable excursión al siempre pintoresco Lago Como. ¿Que nos sobra tiempo? Una mañana por el centro de Bérgamo, con sus callejuelas repletas de monumentos, es una visita muy recomendable. ¿O incluso unos días de disfrutar de la naturaleza del Valle de Aosta?
Florencia
Si Florencia es ya una ciudad romántica incluso a 40 grados a la sombra y con hordas de turistas desembarcando en masa por tierra, mar y aire, en otoño el Ponte Vecchio tiene una luz especial. Como la tienen también sus plazas (la de la Santa Croce, una de las menos concurridas, es una preciosidad), sus trattorias y cafés, sus callejuelas, sus iglesias y, cómo no, el espectacular Duomo. Imprescindible acercarse al mirador Piazzale Michelangelo para contemplar desde las alturas una conmovedora panorámica de la ciudad en otoño. Si tiene ganas de más, siempre puedes alquilar un coche para recorrer la Toscana y ver sus paisajes teñirse de colores cobrizos.
París
Subir al tiovivo del Jardín de las Tullerías, pintado ahora de tonos ocres, marrones y amarillos; recorrer el Sena bajo los árboles, los Campos Elíseos o el Cementerio de Père Lachaise, romántico e inquietante a partes iguales, son actividades imprescindibles si el otoño nos lleva a París. A este París otoñal que nos recibe con los brazos abiertos con su profusa oferta cultural y artística, con festivales como el popular Festival de Otoño de París, que se celebra desde los años 70 y pone a disposición de los ciudadanos una amplia oferta de actividades culturales.
Múnich
Esta ciudad emblemática de la Alemania más seriota y adinerada, esa Bavaria que parece ir por libre, suele sorprender al visitante con una oferta gastronómica y cultural frenética. La ciudad tiene mil encantos, pero si vamos en otoño no podemos dejar de recorrer el Parque Olímpico (si somos amantes del running es muy agradable salir a correr por él) y acabar en el Museo BMW, un prodigio arquitectónico que nos sorprenderá aunque los coches no sean lo nuestro.
Atenas
Sin duda, el agradable clima otoñal va a ser un buen aliado para visitar todo lo que nos depara Atenas (el Ágora, la Acrópolis, el Museo Arqueológico Nacional…) sin que el calor apriete. Perderse entre sus reliquias históricas y acabar la jornada callejeando por el barrio de Monastiraki, la zona principal para ir de compras por el centro de Atenas al estilo de los zocos turcos, es un gran plan para una escapada a esta ciudad hermosa y abierta al mundo que siempre recibe muy bien a los visitantes.