Ríos, embalses, marismas, aguas termales… Nada mejor para descubrir los secretos de Cantabria que hacerlo a través de sus aguas, mediante una combinación de deporte y relax que dará lugar a una escapada inolvidable.
Cantabria es una región espléndida para pasar unas vacaciones completas, sea cual sea nuestro talante. Para empezar, cuenta con una oferta gastronómica de gran calidad, que aúna como pocas los productos del huerto, el mar y la montaña. ¡No os podéis ir sin visitar Unquera e hincar el diente a sus maravillosas corbatas! Además, tiene mar, arte, cultura, naturaleza (¿ya habéis visitado Picos de Europa?) y una gran cantidad de pueblecitos encantadores en los que perderse a cualquier hora. Ofrece también un buen número de actividades acuáticas para los amantes del deporte y el relax (¿cómo olvidar sus aguas termales?), que se lo pasarán en grande haciendo surf, bajando barrancos, navegando en velero o surcando el Cantábrico en canoa.
¿Ganas de entregarse a los placeres del turismo acuático? Solo tenemos que volar a Santander y recorrer Cantabria con la mente bien abierta y el estómago vacío para poder disfrutar de sus delicias gastronómicas.
1. Surf, windsurf y kitesurf
Cantabria es un gran lugar tanto para subirse en una tabla de surf como para intentarlo. Esto significa que tanto los neófitos como los iniciados se sentirán como pez en el agua –y nunca mejor dicho– surcando sus imponentes olas ataviados con un buen neopreno. Estamos en una zona con una gran cultura surfera, de modo que será muy fácil encontrar escuelas con propuestas prácticamente a medida para adentrarnos en el mundo del surf: desde el más simple alquiler de material hasta surfcamps, clases particulares o en grupos, para todos los niveles y de todas las dificultades.
¿Dónde aterrizar? Cantabria está llena de lugares donde practicar surf. La playa de Somo, grande y tranquila, es uno de los enclaves preferidos por los amantes del surf, sin olvidar Santoña, San Vicente de la Barquera, Luaña, Liencres, Laredo o Suances, entre otras. Si no nos apetece movernos de Santander, en la ciudad también podremos apuntarnos a algún curso y practicar surf entre la multitud. Kitesurf, kayaksurf y windsurf son otras de las actividades que se pueden practicar en Cantabria subidos sobre una tabla.
2. Buceo y snorkel
Explorar los fondos marinos de las playas cántabras siempre es una experiencia grata, tanto si lo hacemos con unas gafas y un tubo o decidimos hacer una inmersión. Como ocurre con el surf, existen numerosas escuelas de buceo para todos los niveles, tanto si queremos hacer un bautismo como si somos buceadores profesionales. No hace falta calentarse mucho la cabeza para encontrar rincones sorprendentes en los que bucear en Cantabria: todos lo son. ¿Algunas recomendaciones? La playa de Pechón, la hermosísima Mataleñas –a la que se accede bajando por unas escaleras–, la de Virgen del Mar o Berellín, esta última con sus increíbles vistas.
Si somos buceadores expertos no podemos dejar de descender las aguas del Cantábrico para avistar el Río Miera, un pecio que se hundió en 1951 cerca del Cabo Mayor. Entre sus restos encontramos una flora y fauna espectaculares, con peces San Pedro, bogavantes, congrios y en ocasiones peces luna. Especialmente recomendables son también los alrededores de la isla de Mouro en Santander.
3. Rafting, barrancos y más
Pero no todo son playas paradisíacas, olas espectaculares y calitas de ensueño. Cantabria cuenta también con numerosos ríos en los que se pueden practicar gran cantidad de deportes aptos para todos los públicos, tanto para aquellos ávidos de descargar adrenalina como para quienes desean iniciarse en algunos de ellos. Rafting, barrancos, cañones, hidrospeed, descensos en canoa, SUP, piragüismo... El río Deva es perfecto para una jornada de rafting entre rocas, como también lo son el Ebro, el Montesclaros y el Arroyo, donde encontramos diferentes empresas de turismo activo que organizan descensos, tanto en grupos reducidos como más grandes. El río Treto o el Pas son también enclaves perfectos para hacer piragüismo, una actividad ideal si viajamos a Cantabria con niños.
Si lo que nos va es el descenso de cañones, Cantabria es el lugar ideal para hacerlo, ya que es una región con paisajes de cuento repletos de obstáculos naturales. El barranco de Navedo, el de Yera, el de Cicera o el de Aján son solo algunos de ellos, a los que es recomendable acceder con el material adecuado y siempre acompañados de un monitor. Por este motivo, son numerosas las empresas que organizan barranquismo para todos los niveles.
4. Un día en el Embalse del Ebro
Nada mejor para una completa jornada acuática, solos, en grupo o en familia, que dirigirnos al Embalse del Ebro y prepararnos para disfrutar de sus múltiples actividades. Está situado en el centro de Campoo Los Valles, y recoge aguas de los ríos Ebro, Hijar e Izarrilla. En sus alrededores podemos caminar entre frondosos bosques y disfrutar de un entorno natural sin parangón, visitar el Centro de Interpretación del Embalse del Ebro y acabar la jornada practicando alguna actividad acuática como pesca, kitesurf, windsurf, kayak o navegación de recreo. Es, además, un lugar perfecto simplemente para ir a nadar, disfrutar de sus aguas frías y agradables y acabar la jornada abrazando esa paz inconfundible que se respira con un libro entre las manos.
5. Pesca
Quienes prefieren actividades más contemplativas y no tan adrenalínicas, como es el caso de la pesca, tienen en Cantabria un auténtico paraíso, desde el río Asón o, como decíamos, el embalse del Ebro, hasta la costa de Santoña, Colindres y Laredo, repleta de recovecos que hacen las delicias de los amantes de esta disciplina. ¿Qué se puede pescar en la costa cántabra y en sus ríos? Merluza, rape, bacalao, sardinas, lubinas, salmonetes, bonito, besugo, truchas... y muchas más especies.
6. Aves en las marismas
Los amantes de la observación de aves podrán disfrutar de una actividad que les relajará y emocionará a partes iguales, puesto que podrán divisar numerosas especies, muchas de ellas probablemente desconocidas. En las Marismas de Santoña, un espacio natural con una extensión de más de 6.500 hectáreas encontramos, por ejemplo, garzas, gansos, patos, palomas torcaces, cisnes, gallinetas, gorriones, ibis y más de 20.000 aves de 50 especies diferentes. Conviene dedicar al menos una jornada a esta visita, que nos permitirá disfrutar de la naturaleza cántabra en estado puro y hacer kilómetros mientras contemplamos su flora y, sobre todo, su fauna.
7. Aguas termales y balnearios
Tras descender barrancos, visitar las profundidades marinas o surcar las olas (ya sea en barco o sobre una tabla de surf), nada mejor que reponer fuerzas de la mejor de las maneras: sumergiéndonos en las aguas termales de alguno de los spas y balnearios que encontramos a lo largo y ancho de la comunidad. Si lo que queremos es alojarnos en un balneario y disfrutar de sus aguas al acabar la jornada, la región cuenta con numerosas propuestas para todos los bolsillos.
8. Actividades en la Bahía de Santander
La Bahía de Santander es una de las más hermosas del mundo, que ofrece un sinfín de actividades para todos los públicos. Con más de 5.000 hectáreas de extensión, es una de las señas de identidad de la ciudad, el lugar ideal para nadar, tomar el sol, pasear por la arena y, cómo no, subirse en una embarcación (conocida como Los Regina) desde la que acceder a Pedreña, Somo o a la playa del Puntal (a esta última solo en verano). Las vistas de la bahía desde la Península de la Magdalena son espectaculares.
Los amantes de los deportes acuáticos podrán entregarse a los placeres de las regatas y las traineras, subirse en una moto náutica o practicar vela. Como siempre, la oferta es profusa y también los no iniciados tienen cabida. ¿Qué mejor que subir en un velero por primera vez en la vida en una de las bahías más bonitas del mundo? Hay que dejar, sin embargo, un espacio a la cultura: antes o después de sumergirnos en las aguas de la bahía santanderina debemos visitar el Palacete del Embarcadero, que actualmente alberga exposiciones.
¿Ganas de darlo todo el Cantabria? Solo hay que reservar un Vueling a Santander y llevar la agenda planificada al milímetro. ¡Van a faltar días!