Quizás el gran secreto de Cantabria esté en su excelente ubicación, entre el mar y la montaña. El mar Cantábrico la convierte en una región rica en pescados y mariscos, mientras que sus montes verdes y amplios, acompañados por un clima propicio, hacen que sea rica en abundantes huertos y pastos para el ganado. Por esto y por mucho más, Cantabria siempre es un destino ideal para comer en cualquier época del año.
Si te preparas para visitar La Montaña no te vendrá mal un pequeño resumen de lo que puedes encontrar a nivel gastronómico en tus días allí. Ya sabemos que Cantabria es infinita, y esto lo podemos aplicar a su cocina.
- Pescados y mariscos
El marisco es uno de los grandes reclamos de la región. Los abundantes pescados frescos y su excelente variedad convierten a la comunidad en un reclamo para los buenos paladares. Nécoras, arroz con bogavante, bonito, bocartes… Tendrás mucho donde elegir y encontrarás muchos sitios especializados en mariscos. Visita el pintoresco y fotogénico Mercado de la Esperanza, en pleno centro de Santander, para hacerte una buena idea de la calidad del pescado. Y, por último, pero no menos importante: ¡No olvides tomar las míticas anchoas cántabras!
- Rabas
Mención aparte merecen las rabas, quizás el plato del que más presumen los cántabros. No se entiende una quedada a mediodía sin tomar unas rabas, esas tiras de calamar rebozado que suelen ser el plato estrella de muchos restaurantes cántabros. Degústalas en cualquier sitio de la plaza de Cañadío, en el centro de Santander, o en los pueblos de Cantabria, desde San Vicente de la Barquera a Castro Urdiales, pasando por Reinosa.
- Cocido montañés
Viajamos al interior de la comunidad, donde el rey es el famoso cocido montañés. Es el guiso estrella del interior y se compone de alubia blanca, berza y el clásico compango de costilla, morcilla, tocino y chorizo. Haz turismo gastronómico de primer orden y escápate al Valle de Cabuérniga, concretamente a Bárcena Mayor, donde comerás un cocido que recordarás durante años.
- Sobaos y quesadas
La repostería cántabra tiene en los sobaos su bien más preciado. Seguramente ya hayas probado este dulce de mantequilla, azúcar y harina, pero en tus días en Cantabria nuestra recomendación es que vayas a la comarca del Pas (de ahí el nombre de “Sobao Pasiego”) y pruebes el “auténtico” sobao de la región, sin olvidar las quesadas.
- Orujo
Y para hacer más llevadera la digestión, ¿qué tal un orujo? Prueba el orujo de Potes de Liébana, el aguardiente ideal para rematar tus comidas en Cantabria. Se trata del más famoso de la región y el que ha originado una de las fiestas más recomendables de la comunidad, la Fiesta del Orujo en Potes, que se celebra el segundo fin de semana de noviembre.
- Quesos
¿Quieres llevarte de recuerdo algún manjar de Cantabria? Pues hazlo con un rico queso rico de la región. El queso hecho en Cantabria, concretamente en los Valles Pasiegos o en los Picos de Europa, es un recuerdo ideal de tus días en el norte y una buena forma de llevarte un pequeño trozo de Cantabria. Se te acabará pronto... Estamos seguro de que lo echarás de menos y querrás volver.