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La música de los últimos años del muro

Sin duda la ciudad de Berlín experimentó uno de sus periodos más extraños durante la época de la guerra fría. Y no es para menos; porque el hecho de que levanten un muro que divida en dos una ciudad separando a vecinos y familiares y colocándolos en dos universos opuestos, es sin duda una experiencia del todo orwelliana.

Ambas partes de la metrópolis, pues evolucionaron de maneras muy distintas. Por un lado, la parte Este se quedó estancada en un sistema basado en el control casi obsesivo por parte del sistema (al igual que el resto del bloque comunista); por el otro, el Oeste, que seguía un proceso evolutivo idéntico al resto del mundo capitalista.

Berlín Oeste: de la meca del «underground» al hedonismo house

A partir de los años setenta, y siguiendo las nuevas corrientes procedentes de Inglaterra y los Estados Unidos, se empezó a asentar en Berlín una nueva escena musical, basada en la libertad creativa y en la estética de ruptura radical con el pasado. El punk y todas sus ramificaciones posteriores tuvieron en Berlín uno de sus grandes centros. El poso outsider y de cultura artística underground había atraído a artistas de la talla de David Bowie, Brian Eno, Keith Haring o Lou Reed a lo largo de los 70. Y ahora un buen puñado de bandas estaban nutriendo un circuito tan interesante como el de Londres o la transgresora Sheffield.

A finales de los setenta, la música de Joy Division y de algunos experimentadores de la electrónica y la música industrial fueron adoptados como iconos a seguir en la floreciente escena alternativa del Berlín abierto. Y es que el post punk alemán, a diferencia del británico o americano se caracteriza por una tensión entre lo político y lo cultural, y estéticamente le debía mucho a la tradición krautrock, ya que  muchos de sus temas son repeticiones infinitas a velocidad vertiginosa, como Geld/Money de la banda arty Malaria, o los primeros discos de DAF.

La emocionante escena de Berlín desde 1980 estuvo en continuo movimiento, y surgió un sinfín de bandas como Einstürzende Neubauten, liderada por el controvertido Blixa Bargeld, Die Unbekannten, Nina Hagen, Die Krupps, Mekanik Destrüktiw Komandoh, Die Tödliche Doris, Geile Tiere, o Die Arztey su punk funk con letras sarcásticas.Aunque bien es cierto que la escena estaba conformada no solo por músicos sino también por directores y actores de cine, escritores, filósofos, artistas y fotógrafos. A mediados de los 80 se inició un proceso de desintegración. La música se fue haciendo cada vez más comercial, y los grupos empezaron a fichar por multinacionales. Pero pronto llegó una nueva revolución sonora, que caló con fuerza en la ciudad: el acid house y el techno. No olvidemos que la Love Parade de Berlín fue el primer desfile multitudinario de música electrónica del mundo. La primera edición Love Parade fue en 1989. El evento se inició como una manifestación a favor de la paz y del entendimiento a través de la música. Sólo unos meses más tarde, el muro se vino abajo y el Oeste de Berlín pasó a la historia.

De aquella época todavía queda en pie el mítico SO36, un club ubicado en Oranienstrasse cerca Heinrichplatz en el área de Kreuzberg, el cual toma su nombre del código postal histórico de esa zona, SO36. El barrio de Kreuzberg ha sido históricamente el hogar del movimiento punk de Berlín, así como otras subculturas alternativas en Alemania. SO36 se centró inicialmente en gran parte de la música punk. A partir de 1979 se trató de crear un crossover entre el punk, new wave y el arte visual. En aquellos días el club rivalizaba CBGB de Nueva York como uno de los mejores lugares de la nueva ola en el mundo. También estaban en el circuito de Berlín, Metropol, la discoteca Kino, el club 54 Kantstrasse o el cine alternativo Sputnik, donde estrenaron el film de culto Yo, Cristina F.

Documento de una época en pantalla grande

Entre los próximos 29 de octubre y 8 de noviembre tendrá lugar la 13ª edición del Festival Beefeater In-Edit, en Barcelona, y entre los numerosos films que conformarán su cartel estará B-Movie: Lust & Sound in West-Berlin 1979-1989, un documental dirigido por Jörg A. Hoppe, Heiko Lange, Klaus Maeck. sobre la música, el arte y el caos en el Salvaje Oeste de Berlín de la década de 1980: la ciudad amurallada que se convirtió en el crisol creativo para un tipo especial de sub cultura pop, que atrajo a diletantes brillantes y celebridades de fama mundial de todo tipo. Sin embargo, antes de que el telón de acero cayera, artistas, okupas, poetas, creadores musicales y hedonistas disfrutaron, todos en comunión, de un estilo de vida poco convencional en Berlín. Todos sabían que no duraría mucho, pero, ¿quien pensaba en el mañana? Se trataba de vivir el momento - el aquí y ahora -.

Con material televisivo inédito en su mayoría, y filmaciones, fotos y entrevistas originales, B -Movie el documental cuenta la historia de la vida en la ciudad dividida, una interzona cultural en el que parecía posible todo, siendo un lugar diferente a cualquier otro de Europa. Es un collage de ritmo rápido de historias de una década frenética pero creativa, comenzando con el punk y terminando con la Love Parade, todo en una ciudad donde los días son cortos y las noches son interminables.

Actualmente, Berlín está viviendo una segunda juventud en cuanto a actividad cultural (y también musical). ¿A qué esperas para ir a descubrirlo? Consulta nuestros billetes aquí.

 

Texto de ISABELYLUIS Comunicación

Imágenes de B-Moviem, SO36

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Cinco experiencias gastronómicas deliciosas en Oporto

Si Lisboa suele ser la elegida para un primer viaje a Portugal, la animada y bella Oporto, capital de la región Norte, roba el corazón de todos sus visitantes. Y también su nariz y paladar con una amplia oferta de bares, restaurantes, y bodegas donde se gesta el vino homónimo.

Café Majestic

Nos os dejéis impresionar por este lugar de estilo belle époque que os trasporta en el tiempo nada más cruzar la puerta. El esplendor y lujo de antaño, perfectamente conservado, por suerte no ha influenciado en los precios de la carta. En el Café Majestic, abierto en 1921, disfrutaréis de un café acompañado de pastel de Belém (tortitas de crema), mientras os imagináis las tertulias políticas, sociales y culturales que se han llevado a cabo entre estos muros.
Precio medio: 6 euros.

Concept store A Vida Portuguesa

¿Queréis traer un recuerdo de vuestra visita a Oporto? Esta tienda es el lugar perfecto para encontrarsouvenirs locales. Y algunos de ellos muy foodies, como chocolate o sal local. Sin embargo, recomendamos especialmente volver con las maletas llenas de conservas de marisco de todo tipo (pulpo, sardinas, almejas…). Además de ser de una gran calidad, tienen un packaging muy cool y cuestan menos de 5 euros cada unidad. Con ésto quedareis de fábula ante vuestros familiares y amigos.

Café Santiago

Si sois de los que no pueden pisar una ciudad sin probar sus especialidades culinarias, durante una estancia en Oporto tenéis que zamparos una francesinha. Decimos zampar porque es el término más apropiado para la bomba calórica que supone este plato. Servido de forma muy (pero que muy) copiosa, esta especie de bocadillo que se come con cubiertos combina, entre cuatro rodajas de pan de molde, diversos embutidos y carne (filetes, salchichas, fiambres, chorizo, mortadela, etc.). Todo recubierto con lonchas de queso gratinado y bañado con una salsa picante a base de tomate y cerveza. Existen variaciones en las que cambia el tipo de carne, el queso, se añade un huevo frito, la salsa es más o menos picante… Por si fuera poco, la tradición obliga a acompañar la francesinha con patatas fritas y una cerveza. Encontraréis esta especialidad en numerosos bares y restaurantes de la ciudad, pero el mejor lugar para probarla es el popular Café Santiago. Lo confirman las interminables colas que se forman cada día ante este local abierto desde 1959, donde la cocina abierta ofrece todo un espectáculo: los sandwiches se elaboran sin parar de 10 en 10, hasta bien avanzada la noche.
Precio medio: 12 euros.

Restaurante O Gaveto

¿Quieres disfrutar de una de las mejores comidas de tu vida? Si lo tuyo son los mariscos y el pescado -especialmente el bacalao, claro- debes ir, sí o sí, a este establecimiento. De una elegancia clásica y muy “de señores”, y con un personal de lo más atento, O Gaveto no tiene entre su clientela a muchos turistas, sino que aquí vienen a hacer la comida dominguera los autóctonos. Eso dice mucho. El único inconveniente es que está a las afueras del casco histórico de Oporto. Por lo tanto, hay que tomar el tranvía para ir hasta este restaurante situado en el barrio de Matosinhos (donde se encuentra el puerto de la ciudad y, por lo tanto, numerosos restaurantes de pescado). Después de haber probado, entre otros platos, las almejas, los percebes, el bacalao al horno o el arroz de mariscos (ojo, compartid cada plato porque las raciones son descomunales), todo acompañado con el excelente vino especial de la casa, recomendamos volver andando hasta el centro de la ciudad siguiendo el paseo marítimo que ofrece espectaculares vistas sobre el Atlántico. Necesitaréis un poco de ejercicio para digerir las delicias de O Gaveto.
Precio medio: 30 euros.

Visita y cata en las bodegas deVila Nova de Gaia

Gaia, la ciudad situada frente a Oporto, al otro lado del río Douro. Es el llamado “barrio de las bodegas”. A cada visitante le toca elegir cuál quiere visitar en base al tipo de recorrido ofrecido: algunas visitas son más lúdicas y mezclan el discurso con datos históricos de Oporto (como es el caso, por ejemplo, de la casa Sandeman); otras bodegas, en cambio, son más aconsejables para narices y paladares experimentados, que disfrutarán de exquisitas catas (Graham’s). Cálem, Fonseca y Kopke son otras marcas locales que proponen un itinerario turístico en sus instalaciones.

¡Qué hambre! ¿verdad? ¡Anímate! Consulta nuestros precios aquí

Texto y fotos deLaia Zieger / Gastronomistas

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Los 10 imprescindibles de Tenerife

Tenerife es una Isla que nos ha dejado atónitos, con innumerables rincones con encanto. Entre otras cosas la isla cuenta con un volcán impresionante, mágicos bosques de laurisilva, edificios de arquitectura imposible o vertiginosos acantilados junto al mar: son los rincones imprescindibles de Tenerife, esos que no puedes dejar de visitar y que constituyen la esencia misma de la Isla. Os hemos hecho una selección con los 10 top de Tenerife. ¿Conocías alguno?

1. Parque Nacional del Teide

Es sin duda el lugar que más identifica a Tenerife. El Parque Nacional del Teide fue declarado Patrimonio Mundial de la Humanidad por la Unesco en 2007 con la categoría de Bien Natural. Es también Diploma Europeo por el Consejo de Europa y forma parte de los Lugares Red Natura 2000. Y razones para recibir tales reconocimientos no le faltan. Por un lado, es la más completa muestra de vegetación de piso supramediterráneo que existe. Por otro, constituye una de las manifestaciones más espectaculares de vulcanismo en todo el mundo, y por supuesto, la más destacada de Canarias. Más información aquí.

2. Centros Históricos 

Son muchos los Centros Históricos de interés en Tenerife. Para empezar nada mejor que el Centro Histórico de La Laguna (Patrimonio de la Humanidad por la UNCESCO desde 1999),  ejemplo único de ciudad colonial no amurallada, que conserva casi intacto el trazado original del siglo XV que ya reflejó por entonces el maestro Leonardo Torriani en su mapa de La Laguna. No te la puedes perder ya que sirvió de referencia a ciudades coloniales americanas, como la Habana Vieja, Lima o Cartagena de Indias; con ellas comparte similar estética de casas y calles. Otras visitas obligadas son: Centro Histórico de Arona, Centro Histórico de Buenavista del Norte, Centro Histórico de Garachico, Centro Histórico de Guía de Isora, Centro Histórico de Güímar, Centro Histórico de Icod de los Vinos, Centro Histórico de La Orotava, Centro Histórico de Los Realejos, Centro Histórico de Los Silos, Centro Histórico de Puerto de la Cruz, Centro Histórico de San Juan de la Rambla. Más información aquí.

3. Parque Rural de Anaga

A escasos minutos en coche de la capital (Santa Cruz de Tenerife), encontrarás el Parque Rural de Anaga, declarado Reserva de la Biosfera, que ha conseguido conservar sus valores naturales de manera excepcional. No serás el primero que cae rendido ante su bellísima y abrupta cordillera de cumbres recortadas. Los profundos valles y barrancos que descienden de ella consiguen llegar hasta el mar y formar numerosas playas en las que podrás darte un refrescante chapuzón. Esta zona alberga, además, una fauna y una flora rica en endemismos.

4. Avistamiento de Cetáceos

La costa suroeste de la Isla es el lugar idóneo en el que disfrutar del avistamiento de cetáceos. Los cetáceos nadan serenos en el océano, sin rumbo. Encontrarte con ellos es toda una experiencia. No pierdas la oportunidad de fotografiarlos a escasos metros de distancia. Tenerife cuenta con bastantes empresas dedicadas a la organización de excursiones para contemplar estos animales en libertad, eso sí, fijaos, antes de contratar una excursión en barco que este presente la bandera “Barco Azul”, ya que son los únicos autorizados por el Gobierno de Canarias para esta actividad. Os hacemos esta recomendación por seguridad de los cetáceos y también vuestra ya que estas embarcaciones garantizan cumplir con unos estándares dirigidos a salvaguardar el respeto a estas especies.  Las embarcaciones zarpan desde los puertos de Los Cristianos, Puerto Colón y Los Gigantes, y casi siempre encuentras una opción que se ajusta a lo que quieres, tanto en tiempo como en precio. Más información aquí.

5. Parque del Drago

Junto a la Iglesia Parroquial de San Marcos, el parque del Drago es la principal atracción de Icod de Los Vinos. El famoso Drago Milenario (Aunque su edad se cifra actualmente en unos 800 años) es uno de los símbolos naturales, culturales e históricos más importantes de Canarias. El Drago de Icod (Dracaena Draco Canariensis), considerado como el más antiguo del archipiélago, mide más de 16 metros de altura y posee una base de unos 20 metros de circunferencia. En el entorno del árbol se ha creado un jardín de endemismos, especialmente didáctico e ilustrativo para el visitante, con pequeños Dragos, cardones, tabaibas, etc. En la plaza de la Iglesia cercana, existen otros ejemplares botánicos interesantes.

6. Parque Rural de Teno

El Parque Rural de Teno se encuentra situado en el extremo noroccidental de la isla de Tenerife y comprende parte de los municipios de Buenavista del Norte, Los Silos, El Tanque y Santiago del Teide. Con sus 8.063,3 hectáreas es uno de los espacios naturales más bellos de Tenerife y ha conservado sus grandes valores ecológicos, paisajísticos y culturales, en gran parte, gracias a su aislamiento. Te sorprenderá la variedad del paisaje que abarca desde sus impresionantes acantilados, valles, islas bajas, zonas boscosas de laurisilva así como magníficas muestras de arquitectura tradicional.

7. Grandes Acantilados

Lo de Los Gigantes se le puso por razones obvias. Este acantilado situado en Santiago del Teide forma parte del Parque Rural de Teno y alcanza en algunos puntos los 600 metros de altura desde el mar, en una caída casi recta que da vértigo incluso si se contempla desde abajo. A sus pies, los fondos marinos, de unos 30 metros de profundidad, albergan una gran riqueza natural que atrae a entusiastas del submarinismo y de la pesca de altura.

8. Basílica Nuestra Señora de la Candelaria

Al finalizar el siglo XIV, por tanto unos cien años antes de que se produjera la conquista de Tenerife, apareció en las costas del valle de Güímar una talla gótica de la Virgen de Candelaria, imagen a la que los guanches rindieron culto con el nombre de Chaxiraxi. La basílica es obra del arquitecto Enrique Marrero Regalado, edificada en 1959 gracias a la iniciativa del obispo de Tenerife, Domingo Pérez Cáceres, natural de Güímar. De estilo regionalista, se estructura en tres naves, con techumbre que imita el estilo mudéjar y una cúpula de 25 metros de altura coronando su crucero.

9. Observación de estrellas

El Parque Nacional del Teide es idóneo para disfrutar de la visión de cosas tan increíbles como los anillos de Saturno, los cráteres de la Luna o infinitas galaxias y nebulosas. El Teide y las Cumbres de Tenerife han obtenido recientemente la certificación Starlight, lo que los acredita como lugar privilegiado a nivel internacional para la observación de estrellas.

A 2.400 metros sobre el nivel del mar se levantan los telescopios del Observatorio del Teide, dependientes del Instituto de Astrofísica de Canarias, una prueba de la excelente calidad del cielo de la isla. Los muy aficionados pueden incluso solicitar una visita guiada para conocer las entrañas de estos enormes aparatos, y cómo científicos de todo el mundo trabajan en ellos. Más información aquí.

10. Gastronomía y vinos

La gastronomía isleña es otra de las muestras de autenticidad de Tenerife, y desde luego la más sabrosa. Platos elaborados con productos de la tierra para una cocina que mezcla tradición y vanguardia. Papas, mojos, gofio, quesos, pescados, mieles…

Los vinos de Tenerife son únicos en el mundo por su sabor, original y diferente, y por el sacrificio con el que se elaboran, con las viñas cultivadas en muchos casos zonas remotas y angostas. Esos elementos, unidos a un suelo volcánico rico en nutrientes, le otorgan unas características que ya desde el siglo XVI y siguientes fueron reconocidas en Europa. En Tenerife existen cinco denominaciones de origen: Tacoronte-Acentejo, Ycoden-Daute-Isora, Valle de la Orotava, Valle de Güímar y Abona. Cada una elabora vinos con personalidad propia, tanto blancos y tintos como malvasías. Más información aquí.

¿A qué esperas para descubrir Tenerife, a través de sus greatest hits? Consulta nuestros vuelos aquí.

Texto e imágenes de Turismo de Tenerife

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78 horas degustando Lanzarote

Por Isabel Loscertales de gastronomistas

¿Nostalgia por el fin del verano? A escasas tres horas de vuelo desde Barcelona, Lanzarote se presenta como una solución cercana y accesible para volver a disfrutar de buen tiempo durante un fin de semana largo. Aunque no debería ser la primera razón para tu visita. La singular belleza de su paisaje volcánico, el arte de César Manrique y la gastronomía de la isla te fascinarán más que su clima. Y al ser de dimensiones tan reducidas (unos 60 kilómetros de largo por unos 20 de ancho), pocos días bastan para quedarte con buen sabor de boca y romper con la rutina. Te sugerimos una ruta idónea para visitarla en tres días:

DÍA 1. CENTRO DE LANZAROTE

Entre las muchas opciones que tienes para hospedarte en la isla, la turística Costa Teguise concentra un sinfín de hoteles. Uno económico y familiar es el Barceló Lanzarote Resort (Av. del Mar, 5. Tel. 928 591 329. www.barcelo.com). En pleno proceso de renovación, cuenta con habitaciones amplias y confortables, tres piscinas para adultos y dos para niños, muchas actividades infantiles, instalaciones deportivas (rocódromo, mini-golf, pista de tenis...), centro wellness, desayuno buffet, y -entre toda su oferta gastronómica- un restaurante con pasta casera y una cuidada selección de vinos, el Mediterráneo.

Ya aposentados y relajados, un buen plan podría ser ir a explorar la zona de La Geria, por donde se extiende el peculiar paisaje de los viñedos lanzaroteños. Al tener suelo volcánico y fuertes vientos, las cepas se plantan en hoyos parapetados por muros circulares de piedra que las protegen. Cultivo de enarenado, se llama. La panorámica de esas extensiones de vides con esos tabiques perfectamente ordenados y las peladas montañas al fondo es única en todo el mundo y vale mucho la pena disfrutarla. Mejor aún si es con una copa de vino en la mano. El bueno aquí es el blanco y, más específicamente, el de malvasía volcánica, la variedad estrella en la isla. En cuanto lo pruebes, no beberás otra cosa. Para conocer más, puedes visitar alguna bodega como El Grifo (Teguise-Uga, LZ-30, km. 11. San Bartolomé. Tel. 928 524 036. www.elgrifo.com). Luego, se puede visitar el Monumento al Campesino y la Fundación César Manrique, muy cerca.

En la zona central de la isla y en la costa sur se ubica la capital, Arrecife. Su zona más encantadora, que por cierto está bastante de moda y cuenta con mucho ambiente, es el Charco de San Ginés. Tras un paseo, podéis cenar en un restaurante recién abierto, con un rollete 'cool' y bonitas vistas a la laguna: Naia. Tras los fogones está el chef mitad vasco mitad canario Mikel Otaegui, que ofrece una cocina mediterránea y actual con toques divertidos, como el foie micuit a modo de crema catalana o el arroz meloso de chipirones. Av. César Manrique, 33. Tel. 928 805 797. www.restaurantenaialanzarote.com).

DÍA 2: SUR DE LANZAROTE

El Parque Nacional de Timanfaya es una de las joyas imprescindibles de la isla. Justo a la entrada se encuentra la turística opción de dar un paseo en dromedario, que podéis hacer... o no. Lo verdaderamente espectacular es realizar el recorrido en autobús por el centro del parque, de un paisaje lunar sobrecogedor: un terreno desértico plagado de volcanes, rastros de lava, tonalidades ocres, rojizas y naranjas con el mar azul al fondo, que casi te hacen entender como sería la vida en otro planeta. Acabado el recorrido podéis tomar algo en el peculiar restaurante El Diablo, diseñado por César Manrique (el artista omnipresente que ha intervenido muchos puntos de la isla) y con mirador al parque. Acercaros a la parrilla gigante donde hacen la carne: ¡la cocinan directamente con el calor geotérmico de la tierra, a 600 grados!

Muy cerca, el pueblecito costero de El Golfo ofrece diversas opciones de cocina marinera autóctona. Entre ellos, el restaurante Bogavante (Av. Marítima, 39. El Golfo. Tel. 928 173 505), con una terraza a muy poca distancia del mar. Es el momento de probar los diferentes pescados y mariscos de Lanzarote. Con el sabor intenso y tosco que les otorga el Atlántico, bocinegro, cabrilla, bocinegro, salmonete, lapas, puntillas, cherne (mero)... se cocinan de forma sencilla, a la parrilla, y acompañados de las imprescindible papas arrugás con su mojo picón (el verde, más cítrico, y el rojo, ligeramente picante). Otros productos lanzaroteños en la carta: el queso, también servido frito con dulce de higo, y el gofio escaldado (el gofio es una harina de cereales tostados que se amasa con agua y sal que viene a sustituir el pan en algunos casos y, en otros, sirve para preparar diversos postres). Para acabar, hay que probar el bienmesabe, un dulce -muy dulce- típico de la zona, elaborado con almendras, miel, yema de huevo y azúcar.

Por la tarde, podéis visitar la Laguna Verde o de los Clicos y los Hervideros, con el curioso desgaste que el mar ha originado en las rocas volcánicas. Más abajo, las Playas de Papagayo, situadas en un parque natural (por lo que hay que pagar unos 3 € para dejar el coche) y con paradisíacas calas para relajarte tomando el sol.

Y para que sea un día redondo, nada como reservar en el restaurante La Tegala, en el pueblo de Mácher, encima de Puerto del Carmen. Un lugar muy especial y romántico recomendado en la Guía Michelin y que combina magníficamente tradición y modernidad en la arquitectura y en el plato. Situado en una pequeña atalaya, surge de la unión entre una casa típica campesina y un anexo vanguardista a base de grandes cristaleras. La cocina de autor del chef Germán Blanco utiliza cada vez más ingredientes locales -ecológicos en la medida de lo posible- para darles un giro contemporáneo y divertido, sin perder de vista el sabor. Mejor descubrirla a través de la experiencia del menú Estela, que cambia varias veces al año y que cuesta unos más que razonables 42 €.

DÍA 3: NORTE DE LANZAROTE

De camino hacia el norte, es recomendable una parada en el pintoresco pueblo de Teguise. Si vais en domingo, celebran un mercado muy popular con un pequeño apartado gastronómico donde comprar algún queso, mojo picón artesano, vino... A pocos kilómetros, la Playa de Famara, con un impresionante acantilado y favorita de los surfers (aquí el viento sopla a lo grande) y, luego, el pueblo de Haría y su valle de las mil palmeras.

Otro de los grandes 'hits' de Lanzarote es el Mirador del Río, un proyecto de César Manrique enclavado -y perfectamente integrado- en la cima del Risco de Famara, con impresionantes vistas de sus laderas volcánicas y del archipiélago Chinijo, con la isla Graciosa a la cabeza. Se puede tomar algo en la bonita cafetería-restaurante, con amplios ventanales para disfrutar mientras de la panorámica. Después, toca visitar la Cueva de los Verdes, en un tubo volcánico que se prolonga bajo el mar. Y a continuación, otra de las grandes obras del artista lanzaroteño César Manrique, el precioso conjunto de Jameos del Agua, un tubo volcánico abierto que acoge un lago natural. Observad atentamente los pequeños cangrejos albinos que habitan en él, se trata de una especie endémica llamada jameítos. También cuenta con cafetería-restaurante.

Podéis comer en el pueblo costero de Arrieta para continuar degustando las delicias marinas de la isla. Si buscáis algo económico, el chiringuito La Casa de la Playa, en la playa La Garita ofrece mariscos y pescados a un precio medio de 15-20 € (Tel. 928 173 339). Y si os queda tiempo, no dudéis en contratar una excursión a la isla Graciosa para visitar alguna de sus playas desiertas. Normalmente salen barcos desde el municipio de Órzola. La pequeña isla sólo tiene un par de municipios y cero asfalto, por lo que los amantes de la naturaleza más virgen la van a disfrutar, y mucho, a ritmo de pedales.

Nosotros nos apuntamos, si quieres venirte consulta nuestros vuelos aquí.

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