Las mejores playas de la Costa del Sol
Nada más y nada menos que con 161 kilómetros de costa cuenta la provincia de Málaga. Todo un buen trozo de litoral bañado por las -casi siempre calmadas- aguas del Mediterráneo y con un clima que prolonga sus buenas temperaturas más allá del verano, convirtiéndose en el lugar perfecto para refugiarse y desconectar en cualquier momento del año. Conocida por todos como la Costa del Sol, pues éste es capaz de brillar hasta 300 días al año, amaga un extenso número de playas aptas para todos los gustos: recónditas, urbanas, con largas extensiones de arena, pequeñas calas, más o menos masificadas… Toda una amalgama de opciones entre las que escoger en las que difícilmente no hallarás un espacio a tu medida en el que plantar tu toalla y tu sombrilla, y darte un refrescante chapuzón. A continuación viajamos desde Manilva a Nerja, que son las dos poblaciones que delimitan la Costa del Sol, en busca de sus mejores playas.
Playa de Guadalmar, Málaga
Esta bella playa se encuentra ubicada en una de las principales rutas de migración de aves, entre el campo de golf y la urbanización Guadalmar, y el Paraje Natural de la Desembocadura del río Guadalhorce. En verano se puebla de hamacas y sombrillas de alquiler con las que disfrutar aún más si cabe de la experiencia. Es la playa nudista más próxima a la ciudad de Málaga, y además está recomendada como destino LGTB.
Playa de la Malagueta, Málaga
Situada a tan solo diez minutos del centro de Málaga se encuentra la famosa playa de la Malagueta. Perfecta para aquellos que estén de visita por la ciudad por unos días y quieran darse un chapuzón, disfrutar del buen ambiente y darse algún capricho gastronómico en forma de espeto de sardinas, que es una de las especialidades de la ciudad, en alguno de los múltiples chiringuitos que pueblan sus blancas arenas.
Playa de Artola – Capobino , en Marbella
Ubicada en la zona protegida de las Dunas de Artola, junto al puerto de Cabopino, se encuentra la que es una de las mejores playas no solo de Marbella, sino de toda la Costa del Sol. De arena fina y dorada, cuenta con algunos tramos para los amantes del naturismo. En este precioso entorno natural además se halla un elemento de elevado interés histórico como es la Torre Ladrones, una torre defensiva de época romana declarada Bien de Interés Cultural.
Playa del Duque, Marbella
Marbella, punto de atracción del turismo de alto standing, también cuenta con una playa en la que dejarse ver o donde ir a ver. Este es el caso de la playa del Duque, una fantástica playa de arena dorada con un espectacular fondo de palmeras en la que abundan los beach clubs y los chiringuitos solo aptos para gente acaudalada. Al lado se encuentra Puerto Banús, donde brillan los grandes yates, el glamour y las tiendas de lujo.
Playa del Bil-Bil, en Benalmádena
En pleno corazón de Benalmádena se encuentra esta playa de carácter urbano perfecta para aquellos que viajan en familia ya que ofrece todo tipo de servicios. Destaca la presencia del Castillo de Bil-Bil, responsable de la denominación de esta playa, de inspiración árabe, construido en 1927 y transformado en la actualidad en espacio expositivo.
Playa de Maro, en Nerja
En el área de Nerja, en la Costa del Sol Oriental, se encuentran varias calas que reúnen las condiciones perfectas para los amantes de los espacios más tranquilos en los que disfrutar tanto del sol como de la naturaleza. Este es el caso de la playa de Maro, ubicada en la población del mismo nombre. La mejor de las formas de disfrutar de esta zona de la Costa del Sol es recorriéndola en kayak, ya que solo desde el mar se puede acceder a espacios como la Cueva del Lobo Marino, o la cascada de la Doncella, un espectacular manantial de agua dulce que cae al mar.
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Texto de Los Viajes de ISABELYLUIS
Fotos de Hernán Piñera
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Acero cristal y arte el Bilbao del siglo XXI
Alejada de su pasado industrial pero fiel a sus raíces, Bilbao es hoy una ciudad moderna y cosmopolita en la que disfrutar de la mejor gastronomía, música y, en especial, del arte y la arquitectura. De hecho, desde que el Museo Guggenheim abrió sus puertas a mediados de los años 90, la capital vasca se ha convertido en un destino de referencia para todos los amantes del arte y la arquitectura contemporáneas. Además, junto a la apertura del museo, la ciudad ha impulsado una renovación urbanística que ha recuperado las construcciones históricas, levantado imponentes edificios modernos, integrado la ría y los espacios verdes y hasta trazado una red de metro diseñada, ni más ni menos, que por Sir Norman Foster. Por todo esto Bilbao es hoy una de las mejores ciudades europeas donde vivir. La recorremos a través de sus museos y edificios más rompedores.
En torno al Museo Guggenheim
El monumental edificio proyectado por Frank O. Gehry es hoy el icono de la Bilbao del cambio y uno de los referentes internacionales del arte contemporáneo. Merece la pena pasear por sus alrededores para perderse en las curvas de sus fachadas y admirar la famosa araña de Louise Bourgeois o el famoso perro Puppy de Jeff Koons. Pero sin duda visitar su interior es una experiencia irrepetible. Dejarse llevar entre los laberintos de acero de la obra La materia del tiempo de Richard Serra o visitar las importantes exposiciones temporales que pasan por el Guggenheim, es algo que ningún amante del arte se puede perder.
Junto al museo se encuentra el puente de La Salve que, pese a sobrevolar la ría desde el año 1972, no fue hasta 2007 cuando el artista francés Daniel Buren le añadió su famoso arco rojo. Contigua al Guggenheim, tampoco podíamos olvidarnos de la Nueva Biblioteca de la Universidad de Deusto, de Rafael Moneo, con su volumen monolítico y sus esquinas redondeadas.
Inmediatamente detrás se levanta la Torre Iberdrola. Este edificio de César Pelli es el más alto del País Vasco. Con sus 165 metro de altura y 41 plantas, su visión es realmente sorprendente. Flanquean la torre las Viviendas Ferrater, dos edificios de lujo proyectados por Carlos y Lucía Ferrater, Xavier Martí y Luís Domínguez. Frente a ellas se abre la Plaza de Euskadi, de la arquitecta paisajista Diana Balmori.
El Museo de Bellas Artes: un clásico contemporáneo
Cerca de la Plaza Euskadi, frente al parque de Doña Casilda, el Museo de Bellas Artes toma el testigo de las grandes colecciones de arte clásico europeas y presenta una selección de obras de primer nivel, entre las que se encuentra una Lucrecia de Lucas Cranach el Viejo o pinturas de Francisco de Goya, El Greco y Zurbarán. En su sección contemporánea, pueden verse pinturas de Miquel Barceló y Francis Bacon. Y es que aquí podemos viajar desde la Antigüedad hasta el siglo XXI. Para albergar tanta variedad, el edificio de 1945 se ha ido reformando hasta adquirir su aspecto actual. La última ampliación es la que ha aportado un aspecto más rompedor tanto al interior como al exterior del edificio. De este modo, en 1996 Luis Maria Uriarte abrió nuevos espacios y añadió la estructura y el hall de cristal desde el cual accedemos hoy al museo.
Paseando por la ría
La ría pasó de ser un lugar oscuro y contaminado a convertirse en uno de los espacios de recreo preferidos por los bilbaínos. Parte de esta mejora se debe al Isozaki Atea (Puerta Isozaki), que es un recinto de siete edificios proyectados por el arquitecto japonés Arata Isozaki con la colaboración del arquitecto bilbaíno Iñaki Aurrekoetxea. En frente de este complejo, el puente Zubizuri es la aportación de Santiago Calatrava a Bilbao (aunque también el monumento más polémico de la villa).
La Alhóndiga y la Osakidetza
Si nos adentramos en el ensanche bilbaíno no podemos perdernos el Centro Azkuna, más conocido como la Alhóndiga, un antiguo almacén de vino reconvertido hoy en un vibrante núcleo de ocio y cultura. Terminado en 1909 bajo las órdenes de Ricardo Bastida, ya en su tiempo fue un edificio innovador en la ciudad por el empleo de técnicas novedosas, como el uso del hormigón armado. Tras una reforma de Philippe Starck, abrió sus puertas como centro polivalente en 2010.
A pocos pasos y como si, de repente, nos encontrásemos en el corazón de Europa, nos sorprende en una esquina el edificio de Osakidetza (Departamento de Sanidad), inconfundible con su fachada poliédrica diseñada por Juan Coll-Barreu.
Y no podemos irnos de Bilbao sin entrar en su metro que, diseñado por Sir Norman Foster, se dice que es uno de los mejores del mundo.
Reserva tu Vueling a Bilbao y disfruta al máximo de sus museos y de sus magníficos edificios.
Texto de Aleix Palau para Los Viajes de ISABELYLUIS
+ infoBurdeos en 7 pasos
Burdeos puede jactarse de haber salido de un dulce sueño, que bien le valió el sobrenombre de la Bella Durmiente, para convertirse en la Perla de Aquitania. A continuación os damos las claves para disfrutar de lo que ha convertido a esta ciudad en un irresistible destino turístico.
1. Catar sus vinos
Para qué negarlo, el vino es el motor económico de la región, y el principal motivo por el que es conocido Burdeos en el mundo entero. Sin duda alguna, un viaje a esta ciudad es la excusa perfecta para adentrarse en su extensa carta de vinos. La Oficina de Turismo proporciona hasta 60 circuitos diferentes con los que conocer las bodegas que han posicionado esta región vinícola a nivel internacional. Eso sí, no es necesario salir de Burdeos para conocer sus vinos. Sólo hay que acercarse a alguno de sus bares y bistrós para encontrarlos. Aquí nuestras recomendaciones:
- El CIVB Le Bar a Vin, todo un clásico en la ciudad, que cuenta con una extensa carta de vinos de Burdeos.
- Para el que prefiera acompañar el vino de un buen queso, el Bistro du Fromager es la mejor opción.
- El que además de catar quiera aprovechar para llevarse alguna botella de recuerdo, entonces tiene que visitar La Conserverie Converserie.
- Y siempre se puede aprovechar para hacer un curso de cata de vinos en L’Ecole du Vin.
2. Dejarse deslumbrar por el espejo de agua más grande del mundo
La Place de la Bourse (plaza de la Bolsa), también conocida como la Place Royale (plaza Real) es sin duda alguna uno de los lugares más destacados de Burdeos. Fue construida entre 1730 y 1755 por Jacques Gabriel, Primer Arquitecto del rey Luis XV. Esta plaza supuso en su momento la apertura de la ciudad más allá de sus murallas medievales y el comienzo de su periodo de máximo esplendor. Tiene forma rectangular, con uno de sus lados abierto al río Garona, y en cuyo centro alberga la estatua de las Tres Gracias. Su principal atracción es Le Miroir d’Eau (el espejo de agua), uno de los mayores espejos de agua del mundo, con una superficie de 3.450 m2. El juego de reflejos resultante fascinante y muy fotogénico. Y si viajas con niños, tienen la diversión asegurada.
3. Disfrutar de su patrimonio
Burdeos es, tras París, la ciudad francesa con el mayor número de monumentos históricos protegidos. Ese es el caso de su puerto, conocido como el puerto de la Luna, que en 2007 fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Éste debe su nombre a la forma que tiene de media luna o de croissant, debida a su ubicación en el meandro del río Garona. La mayor parte de las construcciones que conforman el puerto y sus alrededores son un reflejo de los ideales del Siglo de las Luces. No dudes en recorrer sus calles para disfrutar de tan singular belleza.
4. Dar un paseo en barco por el río Garona
El río Garona ha sido y es una pieza clave en el desarrollo de la ciudad, que durante el siglo XVIII le permitió contar con uno de los puertos más importantes de Europa. Una forma diferente de visitar Burdeos es tomando la perspectiva que el río ofrece. Para ello sólo tienes que acercarte al puerto de la Luna, y coger uno de sus cruceros. Entre las múltiples opciones que hay, recomendamos la que ofrece la posibilidad de catar vinos de la zona y picar algo, mientras se disfruta de las vistas.
5. Dejarse inspirar por su oferta museística
Los amantes del arte no deben perderse la visita al Museo de Bellas Artes, del que destaca su colección de pinturas holandesas. En el caso de que lo tuyo sean las últimas tendencias del arte, entonces debes acercarte al CAPC Musée d’Art Contemporain, situado en un antiguo almacén de productos coloniales. El Museo de Artes Decorativas, ubicado en el Hotel de Lalande, ofrece la oportunidad de conocer cómo era la vida de la burguesía del siglo XVIII XIX a través de sus objetos decorativos: muebles, esculturas, cerámicas, grabados, cerámicas, cuberterías y cristalerías.
6. Disfrutar de la naturaleza en alguno de sus parques
Burdeos cuenta con un buen número de parques donde tomar un respiro. El más destacado de todos es el Jardin Public (Jardín Público), situado en el corazón de la ciudad. Abierto en 1755, siguiendo la inspiración de Versalles, un siglo después sería rediseñado al estilo inglés. Cuenta con un carrusel antiguo que hará las delicias de los más pequeños.
7. Comer ostras en el mercado
Si tienes la posibilidad de viajar en fin de semana a Burdeos, entonces no dudes en acercarte por la mañana al Marche des Capucines. En este magnífico mercado, además de ver productos de primera calidad y de disfrutar de su buen ambiente, encontrarás paradas donde degustar ostras, marisco y pescado fresco.
Reserva aquí tu Vueling y comprueba por ti mismo todos los encantos que se esconden en Burdeos.
Texto de ISABELYLUIS Comunicación
Imágenes de SuperCar-RoadTrip.fr, Yann Chauvel, Bistro du Fromager
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Este verano en Bruselas hay playa
La idea no es nueva. En Berlín, Hamburgo o bajo los puentes del río Sena de París se montan cada verano desde hace ya unos años estas playas urbanas artificiales. No te hará falta meter a toda la familia en un coche ni realizar un largo y caluroso trayecto para disfrutar de la arena y refrescarte en el agua. Este paraíso tropical en Bruselas se llama Les Bains de Bruxelles y lo encontrarás durante 5 semanas en el Quai des Péniches, a lo largo del Canal de Bruselas. El horario es de 11 a 22 horas, los martes, miércoles, jueves y domingos, y de 11 a 23 horas los viernes y sábados.
Cierto que es una playa sin mucho oleaje, pero se le ha echado imaginación para hacerla lo más atractiva posible, consiguiendo congregar a un público de lo más diverso. A lo largo de 6.000 m² de arena fina se han instalado tumbonas, palmeras y cocoteros, sombrillas a rayas y chiringuitos en los que sirven bebidas frías de vivos colores. Durante el día, el ambiente es muy familiar con actividades deportivas como fútbol playa, voleibol, petanca o ping-pong, y juegos para los más pequeños. Los domingos se pueden alquilar patines a pedales y kayaks a buen precio. También puedes conocer la zona del canal a bordo del barco de Bruxelles les Bains, que ofrece diversas travesías: una rápida de 55 minutos, cruceros de 2 horas o un crucero-cóctel por la noche, mientras un guía te cuenta la historia y geografía del puerto.
A este relax playero le acompaña el festival Let it Beach, que celebra su tercera edición y que animará las tardes de los fines de semana con conciertos variados; mientras los viernes es el turno del folk, rock, pop y hip-hop, y el jazz y las músicas del mundo cobrarán protagonismo los sábados. Los domingos, el programa está dirigido a los más jóvenes, con talleres, bailes y más conciertos, claro. La oferta de ocio nocturno se complementa con las sesiones gratuitas en la Croisetteke, todos los días a partir de las 18 h. y con Boat Club, un exclusivo club flotante que tiene las fiestas más divertidas de Bruselas.
¡No sin mi helado!
Cuando el termómetro parece que no cesa en su escalada, otra deliciosa manera de refrescarse es saborear un buen helado. Para aquellos que no entienden un día de playa sin helado, os contamos dónde encontrar algunos de los mejores de la ciudad.
Comus & Gasterea (Quai aux Briques 86)
Un lugar para probar los más curiosos y novedosos sabores, porque tienen los más raros del mundo desde caviar, aceite de oliva, roquefort, lichi, wasabi a berenjena o albahaca, que elaboran de forma totalmente artesanal, sin añadir colorantes ni conservantes. Sólo tienes que armarte de paciencia porque en ocasiones se forman largas colas a sus puertas.
Capoue (Rue de Wand 112)
Chez Capoue es una de las heladerías más antiguas de Bruselas y, si en Comus & Gasterea tienen los sabores más curiosos, en Capoue realizan las combinaciones más audaces entre bounty, naranja sanguina o pan de especias. También los elaboran sin azúcar para diabéticos o sin lactosa para alérgicos a la leche de vaca.
Il Monello (Chaussée de Charleroi, 31 -33)
Aunque ha abierto recientemente, Il Monello ya se ha hecho un nombre en la ciudad por pasteles tradicionales y sus helados artesanales. Lo puedes tomar montado sobre un gofre para que no le falte consistencia (ni calorías).
Zizi (Rue de la Mutualité 57A)
¡Toda una institución en Bruselas! Zizi es la heladería más conocida de Bruselas y, en los 60 años que llevan abiertos, no han cambiado nada la forma de elaborar sus helados, de sabores naturales y sin colorantes.
¡Bruselas "rules"!
Bruselas es un refrescante destino para este verano, pero no sólo por su playa urbana. Durante el verano, todos los viernes de 17 a 23.30 horas se organizan los Apéros Urbains, animados afterworks en algunos de los lugares más hermosos de la ciudad. También el festival de música clásica Midis Minimes, con conciertos diarios de 35 minutos todos los días a las 12.15 horas (hasta el 28 de agosto) en la iglesia Saint-Jean et Etienne aux Minimes, o en el Conservatorio Real.
¿A qué espera para vivir esta experiencia? ¡Venga! Coge la toalla, y mira los vuelos a… ¡Bruselas!
Texto de Scanner FM
Imágenes de Eric Danhier
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