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Entre lagunas y marismas

Nador, capital de la provincia del Rif, es una ciudad en expansión con cierto sabor español, ya que se encuentra a tan sólo 15 kilómetros al sur de la ciudad de Melilla. Sus principales atractivos son su belleza natural, las pintorescas vistas y sus playas.

El centro de Nador

En contraste con las urbanizaciones tradicionales, la ciudad de Nador tiene un trazado de calles en forma de cuadrícula. Su avenida principal es la avenida de Mohammed V, que atraviesa la ciudad de este a oeste, desde el ayuntamiento hasta la laguna de Bou Areg por un agradable paseo de palmeras y farolas. El otro eje principal es la avenida Hassan II, que atraviesa de norte a sur, hasta la estación de autobuses.

Aquí se concentra la mayor oferta turística de la ciudad que, aunque no sea especialmente destacable, sí que tiene algunos lugares de interés. Podemos recomendarte el restaurante Marhama, un amplio establecimiento con servicio rápido y uno de los mejores lugares para comer cocina internacional y especialidades marroquíes, elaboradas siguiendo las recetas tradicionales. Su especialidad son los platos de pescado como el lenguado, pez espada, rape, merluza o salmonetes que los cocineros preparan enfrente de los clientes, y recetas como el cous-cous, los pinchitos de cordero o los diferentes tajines de conejo, pollo o ternera.

Al norte de la ciudad se encuentra el zoco del Morakeb, uno de sus complejos comerciales más importantes y en el que se puede encontrar un poco de todo. A su derecha está el zoco de Kasearia o el zoco de oro, famoso por la venta de oro, de telas y vestidos.

Sebkha de Bou Areg

El rico entorno natural de Nador es uno de sus principales atractivos. A los pies de la ciudad de Nador se encuentra la Mar Chica o Sebka de Bou Areg, una impresionante laguna en la que se mezclan aguas dulces y saladas. Lagunas, marismas y dunas constituyen un entorno ecológico de gran valor que da refugio de gran variedad de especies de aves marinas y acuáticas como los flamencos rosas, las abubillas o los chorlitos.

Kariat Arkmane

A unos 23 kilómetros de Nador se encuentra el pueblo de Kariat Arkmane. Rodeado por la laguna de Bou Areg, sus aguas atraen a diversas especies de aves marinas como los flamencos rosas y las golondrinas, que se pueden contemplar fácilmente paseando por la playa.

Las Gargantas del Zegzel

Atravesando la llanura del Moulouya, a unos 70 kilómetros de Nador por la carretera a Oujda que rodea el macizo de Beni-Snassen, se encuentra el desvío a las Gargantas del Zegzel. Una zona perfecta para realizar excursiones por sus espectaculares paisajes.

Imagen de Kokopelado

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Una ciudad de película

Tócala otra vez, Sam”. Son las palabras que nos vienen a la cabeza al escuchar el nombre de Casablanca, la mítica película de Michael Curtiz, pero la verdad es que ni Humphrey Bogart ni Ingrid Bergman pusieron los pies en la ciudad para su construcción, que fue rodada completamente en estudios de Hollywood. Es verdad que existe un Rick’s Café, pero se debe únicamente a un intento de sacar rendimiento al filón cinematográfico.

Casablanca es lo más parecido a una moderna metrópolis occidental. Durante la época colonial, los franceses idearon un programa de desarrollo urbanístico que dotó a la ciudad de grandes avenidas y parques y auténticas joyas de arquitectura modernista y art déco. Aquí se fusiona el estilo colonial francés con elementos de la arquitectura tradicional marroquí.

El gran orgullo de la ciudad es la enorme mezquita de Hassan II, una maravilla de la arquitectura religiosa moderna y una de las mezquitas más grandes del mundo, que tiene la ventaja de ser uno de los pocos edificios islámicos que puede ser visitado por turistas no musulmanes. Su construcción finalizó en 1993 y su minarete es el más alto del mundo con una altitud de 200 metros.

Casablanca es una ciudad bastante caótica, pero en eso radica también parte de su decadente encanto. La medina, la parte más antigua, se encuentra al norte de la ciudad y es más bien pequeña en proporción a las grandes dimensiones de la urbe. Se accede a ella desde la Place des Nations Unies. Una vez atravesados sus muros, pasamos por delante de la torre del Reloj y la mezquita Chleuh para encontramos con un laberinto de pequeñas calles por las que deambular, con los característicos olores a perfumes, especias y té con menta, que se bebe a todas horas.

Para conseguir un recuerdo típico y artesanía tradicional, lo mejor es acercarse hasta la Nouvelle Medina, en el Quartier Habous, junto al Palacio Real. Aquí los precios son más bajos y no se presiona tanto al turista como en algunos zocos en otras ciudades.

Perderse por el parque de la Liga Árabe, en pleno centro de Casablanca, es una buena opción para relajarse o acercarnos hasta alguno de los balnearios de la ciudad, como el de Bouznika, donde encontraremos magníficas playas como las de Dar Bouazza, muy cercanas a Tamaris, un parque acuático que abrió sus puertas recientemente.

Visita también el santuario Sidi Bou Abderrahmane, accesible a pie si hay marea baja. Se trata de un islote cercano al faro de El Hank, donde ya había asentamientos humanos durante la prehistoria. Al caer la tarde, en esta zona, se puede de disfrutar de maravillosas puestas de sol.
 
Imagen de HombreDHojalata

Imagen de Othmanlah

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Finisterre

Finisterre, que significa “fin del mundo”, fue considerado como tal por diferentes culturas que en la antigüedad aún creían que la tierra era plana. Este punto, donde se halla el conocidísimo Cabo Fisterra, es el más occidental a donde consiguen llegar los peregrinos del Camino de Santiago. Éstos quemaban sus ropas en el acantilado y echaban sus cenizas al mar como símbolo de purificación.

Lo más adecuado para poder disfrutar de las vistas magníficas que ofrece la Costa da Morte es hacer el trayecto en coche. Antes de llegar al Faro de Finisterre hay un desvío a la derecha que lleva al Monte Facho, donde también se encuentra la ermita de San Guillermo, relacionada con creencias sobre la fertilidad. A las afueras de esta población se erige la Iglesia de Santa María das Áreas, de estilo románico. Esta iglesia parroquial guarda al Cristo dos Barbas Douradas, por el que se profesa gran devoción. Entre Finisterre y Cabo da Nave está la salvaje playa de Mar de Fora, abierta al océano Atlántico y rodeada de afilados acantilados. Es una de las playas más bonitas del litoral.

Un poco más al sur de Finisterre, nos encontramos con un pueblecito pesquero dentro del municipio de Dumbría, O Ézaro, el cuál atesora una cascada que posee la singularidad de ser la única que desemboca directamente en el mar de toda Europa. Es muy aconsejable ir a verla en invierno, ya que los aumentos de su caudal, como consecuencia de lluvias intensas, aumentan su poderío y belleza.

No se puede dejar de mencionar la gastronomía marinera que abunda en esta zona de la costa gallega. Finisterre es el reino del marisco y el pescado: percebes, langostas, vieiras, almejas, navajas, berberechos o lubinas son algunos de la lista interminable de productos marítimos que se podrán probar en estas tierras. También el producto vacuno es de calidad extrema, de ahí la famosa ternera gallega.

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Imagen de ricardo

Por Blanca Frontera

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Ruta de los acantilados

Verdes praderas y abruptos acantilados son los paisajes habituales de Gales, una tierra en la que se cuentan multitud de mitos y leyendas. En la misma Snowdonia, al nordeste de Gales, se dice que nació el rey Arturo. Aquí se encuentra la montaña más alta de Inglaterra y de Gales y el lago más alto de Gales. Es precisamente Snowdon -expresión del inglés antiguo que significa 'colina nevada', el punto más alto y que da nombre al parque.

Pero el mejor modo de conocer Gales, es recorrer su camino costero, el más largo del mundo. Para potenciar y disfrutar de este maravilloso entorno natural, se inauguró en mayo de 2012 un recorrido de 1.350 kilómetros -el Wales Coastal Path-, que pasa por paisajes de impresionante belleza.

Es muy fácil acercarse hasta la zona costera de Gales. Ten en cuenta, que todo el mundo vive, desde cualquier punto del país, a menos de 1 hora de la costa. Es uno de los destinos más recomendables para los amantes de la naturaleza, ya que pasa por 11 parques naturales y otras reservas de la naturaleza, en una ruta accesible para senderistas y, en algunos tramos, para ciclistas, carritos de bebé o personas con movilidad reducida.

Wales Coastal Path va desde Chepstow -al sur- hasta la desembocadura del río Dee al norte, que hace frontera entre Gales y el condado inglés de Cheshire. Serpentea por toda la costa galesa en un camino que te llevará por la península de Gower -con sus playas desiertas a las que se accede por los senderos de Pembrokeshire-, el estrecho de Menai en la Isla de Anglesey -que se une a Gales por un elegante puente colgante de hierro-, el paseo marítimo de la bahía de Cardiff, los acantilados de Porthcawl o el Parque Nacional de Brecon Beacons.

Durante el camino, disfrutarás de su rica y diversa fauna. Los acantilados, bahías y calas son miradores inmejorables para el avistamiento de aves marinas como los araos, frailecillos, alcas, gaviotas, gaviones y pardelas. O en la popular bahía de Cardigan, famosa por los delfines, ballenas grises y marsopas que la visitan a menudo y que acuden hasta allí para jugar con sus olas.

Imagen de Wales Coastal Path por Hogyn Lleol | Strumble Head por Hogyn Lleol | Pembroke por JKMMX

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