En el norte de España, comer nunca es un trámite. Es un evento social, un motivo de celebración que trasciende lo gastronómico. En Cantabria, familiares y amigos hacen planes de fines de semana pensando en restaurantes, o escapadas a zonas rurales que se conocen por un lugar donde se come muy bien, o a pueblos escondidos con la excusa de probar las delicias locales.
Vamos a concretar esas “excusas”. ¿Qué te apetece? ¿Cocido montañés? ¿Rabas? ¿Anchoas? Mete un mapa en tu maleta de viaje, anota estos siete sitios que te recomendamos y vuela a Santander. Todos son referentes culinarios de la cocina cántabra. Pruébalos y a la vuelta (si es que no decides quedarte allí) nos cuentas cuál es tu favorito.
Casa Frutos – Vega de Pas
El valle del Pas es uno de los enclaves míticos de Cantabria. Aquí, donde nace el Pas, en la tierra de los sobaos y las quesadas, se encuentra Casa Frutos, un restaurante tradicional en el que podrás probar el famoso cocido montañés, entre otras especialidades típicas de la casa. Un sitio precioso con vistas a los Valles Pasiegos y en el que te sentirás en el corazón de Cantabria.
Casa Cofiño – Caviedes
El pueblecito de Caviedes ganó el Premio Pueblo de Cantabria en 2006. Allí se encuentra Casa Cofiño, otro sitio de referencia para probar el cocido montañés. El sitio funciona como restaurante, bar y colmado al mismo tiempo. Todo con una sencillez acogedora, como no podía ser de otro modo. La carta está repleta de productos de la región y las raciones son generosas.
La Tienda de Pedro García – Solares
En Solares, a poco más de 20 kilómetros de Santander, está la entrañable tienda de Pedro García. Una tienda de comestibles de larga tradición en la región en la que puedes hacer de todo: comprar, tomar café, el aperitivo, almorzar o cenar. Un sitio “muy cántabro”, en esencia.
Bodega Fuente Dé – Santander
Vamos al centro urbano de Santander, concretamente a la calle Peña Herbosa. Allí se encuentra la Bodega Fuente Dé, restaurante familiar de toda la vida, un lugar en el que podrás disfrutar de platos típicos de la región, pero su especialidad es el cocido lebaniego. Con un simple vistazo a su carta comprobarás que estás en un lugar ideal para tomarle el pulso a la cocina cántabra. Y te dejará muy satisfecho, seguro.
La Abacería de la Sal – Cabezón de la Sal
A poco más de 40 kilómetros de Santander está Cabezón de la Sal, uno de los pueblos más famosos de la comunidad. Desde aquí se realizan rutas montañeras accesibles para todos los públicos y puedes disfrutar de la naturaleza y el aire puro. De esta zona, te recomendamos que te acerques a la Abacería de la Sal, un sitio famoso por sus tapas, embutidos y conservas, así como por los guisos, uno de sus platos estrellas. ¡Ah! Por si no te han parecido suficientes recomendaciones, no olvides probar el queso.
Casa Segis – Carrejo
Muy cerca de Cabezón de la Sal está Carrejo, en el camino que lleva a Cabuérniga. Allí se encuentra el Museo de La Naturaleza de Cantabria, lugar idóneo para ubicarlo, ya que estamos en una de las famosas rutas cántabras llamada “Ruta de los Foramontanos”. Casa Segis es uno de los restaurantes de referencia de la región, una casona montañesa con una entrada imponente y un menú aún más impresionante. Si el tiempo acompaña, disfruta de las terrazas de la casona antes o después de tu ruta montañera.
La Conveniente – Santander
Vamos a terminar en el centro de Santander, cerca de Cañadío. En la calle Gomez Oreña se encuentra La Conveniente, una bodega tradicional con aroma a otro tiempo. La fachada de piedra y esa rotulación tan vintage te animarán a entrar y, una vez dentro, te sorprenderá ver a un pianista en la parte superior. Estás en un sitio peculiar y en el que, además, se come muy bien. Un consejo: tapea, tapea y tapea. Aquí podrás hacerlo mucho y bien.
Planifica tu próxima escapada a Santander y déjate llevar por toda la comunidad. ¿No te suena eso de Cantabria infinita? Pues venga, ¡empieza a explorarla!