Recorremos durante 9 días el corazón de las Dolomitas y Eslovenia y lo hacemos de la forma más “salvaje”: en una furgoneta camper.
Paisajes de película, montañas hipnóticas, pueblos con encanto, lagos de ensueño… Que las Dolomitas es un destino que siempre forma parte de cualquier wishlist está más que justificado. Algo que también pasa con Eslovenia, un país que, por cierto, ha sido incluido dentro de los 25 destinos inspiradores para visitar en 2023 de National Geographic.
Dada la cercanía entre las Dolomitas italianas y Eslovenia, ¿por qué quedarnos solo con uno? Es totalmente viable visitar ambos en un mismo viaje y puedes, además, hacerlo a lo grande: en una furgoneta camper. Lo que viene a continuación es un resumen de lo que ha sido un viaje apasionante: una ruta de 9 días en camper por Dolomitas y Eslovenia. Porque como decía Jack Kerouac en su novela On the road: “las cosas que pasaron son demasiado fantásticas para no contarlas”. Ready? ¡Allá vamos!
¿Cómo llegar a las Dolomitas?
La ubicación de las Dolomitas, al noreste de Italia, nos permite llegar utilizando prácticamente cualquier medio de transporte. Sin embargo, si quieres ahorrarte conducir hasta Italia —ten en cuenta que con esta ruta te esperan muchas horas al volante— y, además, ganar un día de viaje, volar a Milán y alquilar allí la furgoneta camper siempre es una muy buena opción.
Día 1: Salida desde Milán
La aventura comienza después de aterrizar en Milán. Si nunca has estado al volante de una camper, aquí viene un pequeño spoiler: impresiona (y mucho). Pero no te preocupes, una vez le pilles el truco, será como conducir cualquier otro vehículo. El primer destino es el Lago di Como (región de Lombardía), el tercer lago más grande de Italia. Carreteras estrechas y serpenteantes te acompañarán a lo largo del camino hasta llegar al lago. Una vez allí, es imprescindible visitar pueblos como Bellagio (conocido como “la perla del Lago), Varenna o Menaggio.
Día 2: Bérgamo y Verona
El segundo día de ruta en camper tiene como primera parada Bérgamo, ciudad al abrigo de los Prealpes. Lo mejor para visitarla es dejar la “furgo” bien aparcada y caminar, caminar y caminar. Imprescindible subir a la Città Alta (disfrutando de sus calles adoquinadas rodeadas de murallas venecianas, aunque también puedes llegar hasta allí con el funicular). ¡Las vistas desde cualquiera de sus miradores son todo un espectáculo! El siguiente destino es Verona, donde también es súper recomendable dar un paseo por sus calles, empaparte de su historia y disfrutar de la fantástica gastronomía italiana.
Día 3: de camino al corazón de las Dolomitas
El tercer día tiene como primera parada a Trento, punto de partida de los que serán los días más salvajes de esta ruta en camper. Después de un paseo de relax por la ciudad (imprescindible visitar la Piazza Duomo), “carretera y manta” de nuevo para llegar al primero de los tres lagos que serán protagonistas de este periplo por las Dolomitas. Y de repente, casi sin esperarlo, aparece impasible el imponente lago di Carezza (Karersee en alemán) un estanque esmeralda conocido como “lago del arcoíris” donde el reflejo del paisaje en el agua nos regala una postal realmente hipnótica. La ruta en camper continúa en dirección al siguiente lago: el lago di Braies (Prager Wildsee). Para poder disfrutar de lo que vendrá unas horas después (no spoiler), es recomendable llegar de noche y encontrar un buen sitio para pernoctar y descansar.
Día 4: de lago a lago…
Para disfrutar del amanecer en el lago di Braies —el lago natural más grande de las Dolomitas — te recomiendo que pongas el despertador. El reflejo de sus barquitas flotando en la orilla y la pequeña casa de madera nos regalan una estampa que hará que el madrugón merezca la pena. Pero el día no acaba aquí, toca saltar “de lago a lago”. Next stop: lago di Sorapis, uno de los más inaccesibles de Dolomitas…y no es para menos: tramos vertiginosos, escaleras metálicas para ganar desnivel y piedras desgastadas que complican la ruta en ciertos tramos. La ruta más transitada, la del sendero 215 (con inicio en el Paso Tre Cocci), es muy recomendable porque también es una de las más sencillas. 11 kilómetros de ruta y después, la guinda del pastel. En este momento, justo al ascender los últimos metros, cuando entenderás por qué todo el mundo habla maravillas de este recóndito lugar: escondido entre montaña aparece ante nuestros ojos un espectacular lago de aguas azul turquesa pastel, fruto del deshielo y resguardas por el imponente Dito de Dio (Dedo de Dios). Sin duda, uno de los lugares más instagrameables de las Dolomitas.
Día 5: ¡Hola, Eslovenia!
Superado el ecuador del viaje, las Dolomitas ceden todo el protagonismo al segundo país de esta aventura en camper. Arrivederci, Italia! ¡Hola, Eslovenia! Un país conocido como el corazón verde de Europa por méritos propios, ya que dos tercios de su territorio están cubiertos de verdes bosques. Antes de nada, muy importante: no te olvides de llevar contigo la viñeta para poder circular por el país. La primera parada es el valle del río Soča, un must para los amantes del descenso de aguas bravas, rafting o barranquismo. El día termina en Bovec, ideal para pernoctar y coger fuerzas.
Día 6: de turismo por Bled
El sexto día de ruta en camper tiene como primera parada Bled, pequeño pueblo a orillas del lago glacial del mismo nombre y rodeado por los Alpes julianos. Para entender por qué este es uno de los rincones más visitados de Eslovenia, debes llegar hasta los miradores de Mala Osojnica i Ojstrica. Prepara las piernas, ya que te toca subir unos cuantos escalones. Una vez arriba, here it is! Una pequeña isla, justo en el centro del lago, que alberga una bonita iglesia. La estampa es aún más increíble si tienes la suerte de cazar un buen atardecer. Eso sí, mejor no esperes a que anochezca para bajar, ya que la zona no está especialmente iluminada. El siguiente destino será Luibliana, capital de Eslovenia.
Día 7: Liubliana, la ciudad de los dragones
Nada más poner el pie en la capital de Eslovenia es fácil adivinar cuál es su símbolo inconfundible: el Dragón, encargado de custodiar la ciudad a ambos lados del río Ljubljanica y que incluso forma parte de su escudo. De Liubliana sorprende su obra arquitectónica. Gran parte de ella lleva la firma de Jože Plečnik que, además, está incluida en la lista del patrimonio mundial cultural y natural de la UNESCO. Muy recomendable también es la visita a Metelkova, el barrio más alternativo y pintoresco de la capital.
Día 8: Velika Planina y Cuevas de Skocjan
Que Eslovenia es un país que no deja de sorprender a sus visitantes es algo que se confirma en la siguiente parada de esta ruta en camper: Velika Planina, uno de los pueblos de pastores más grandes de Europa situado a 1500 metros de altitud. 140 cabañas en unas 1000 hectáreas de extensión habitadas por pastores que, cuando llega el verano y comienza la época de pastoreo, abren las puertas de sus cabañas que nos invitan a degustar delicias caseras, queso, leche agria y žganci (plato típico de la gente humilde y comida nacional de Eslovenia).
El día 8 también deja tiempo para visitar las Cuevas de Škocjan, Patrimonio de la Humanidad desde 1976. Un conjunto de grutas y galerías que forman el cañón subterráneo más grande del mundo. En dos palabras: Im-presionante.
Día 9: Vuelta a casa con la osmiza de despedida
Nueve días después, y como dice la canción: “all good things come to an end”. Ahora sí, toca regresar a Milán para volver a casa, previo paso por Trieste, una de las ciudades italianas más próximas a la frontera con Eslovenia. Un pequeño paseo por la ciudad que también sirve para abrir el apetito ante la que será la última y gran cena en un osmica (osmiza en dialecto triestino): un local de gestión familiar donde se pueden consumir productos típicos y caseros. ¡Vuelta a casa con el estómago lleno y la maleta cargada de recuerdos de un viaje inolvidable!