Descubre el Geoparque Costa Quebrada, un rincón salvaje de Cantabria donde los acantilados cuentan historias de millones de años y cada sendero regala vistas de otro planeta.
A veces no hace falta irse muy lejos para sentir que estás en otro planeta. El Geoparque Costa Quebrada, en Cantabria, es uno de esos lugares que te descolocan (para bien). Acantilados esculpidos por el mar, formaciones rocosas que parecen decorados de una película de ciencia ficción, playas salvajes donde el tiempo se detiene, olas enormes… Todo esto, enmarcado en un geoparque reconocido por la UNESCO, que comienza en la Bahía de Santander y termina en Puerto Calderón en Santillana del Mar . Vamos, que esto no es solo bonito: también es ciencia, historia y emoción a partes iguales. ¿Nos acompañas?
¿Qué es un geoparque y por qué engancha?
Vale, puede que eso de “geoparque” suene técnico, pero no te preocupes, no necesitas un doctorado para disfrutarlo. Un geoparque es un territorio que tiene un patrimonio geológico muy valioso y que se protege y se pone en valor a través del turismo sostenible, la educación y la conservación. En otras palabras: un lugar donde las piedras no solo están ahí, sino que cuentan cosas. Solo hay que saber escucharlas.
Y Costa Quebrada lo tiene todo: grandes relieves, fallas que te enseñan cómo se mueve la Tierra, fósiles escondidos en los estratos y playas que parecen postales. Además, lo mejor es que puedes disfrutarlo a pie, cámara en mano y con todos los sentidos abiertos. Ubicado entre la Bahía de Santander y el Puerto Calderón, en pleno corazón de Cantabria, este paraíso natural abarca ocho municipios —desde la capital cántabra hasta Santillana del Mar, pasando por Camargo, Piélagos o Suances—. Naturaleza en estado puro, que maravillará incluso a los más urbanitas, en una zona donde en calor se suele mantener a raya en verano. ¿Se puede pedir más?
Rutas que conectan tierra, mar y millones de años
Uno de los grandes atractivos del geoparque es que se puede recorrer a través de rutas perfectamente señalizadas, ya sea a pie o en bicicleta. Hay caminos que bordean la costa durante kilómetros, siempre con el Cantábrico a un lado y las rocas narrando historias al otro. En Liencres, con sus dunas móviles y sus formaciones calizas, puedes hacer una ruta circular con parada obligatoria en la playa de Valdearenas, donde darte un chapuzón para reponer fuerzas. Otra buena ruta es la que separa las playas de Arnía y Covachos, dos de las más bellas de Cantabria, que recorre acantilados de ensueño y te hará sentir pequeño frente a la naturaleza.
Y si quieres terminar en un lugar especial, dirígete a la Virgen del Mar. Este santuario costero, situado sobre un islote unido a tierra por un puente, ofrece unas vistas mágicas, sobre todo al caer la tarde. No es solo un lugar bonito: es paz en estado puro. No olvides parar en el cementerio de Ciriego: ¡es otro mundo!
Si no te apetece aventurarte en solitario por este laberinto de senderos, olas y naturaleza, nada mejor que contratar una visita guiada. Puedes optar por el barco, recorrerlo a pie en rutas de diferentes niveles e intensidades o contratar una visita submarina de la mano de un club de buceo. Incluso tienes a tu disposición un safari nocturno por los humedales, donde descubrirás la particular fauna que habita este rincón mágico. ¡La rana de San Antonio está lista para darte la bienvenida! ¡Croac-croac!
Niños, fotos y surf
Aquí no se trata solo de ver paisajes. En el Geoparque de Costa Quebrada puedes sentir cómo el planeta respira. Puedes tocar con tus propias manos rocas de hace millones de años, ver cómo el mar ha esculpido cuevas y chimeneas marinas y observar cómo la erosión sigue moldeando el paisaje. Si vas con niños o simplemente lo eres un poquito, hay zonas donde es fácil encontrar pequeños fósiles marinos, conchas petrificadas que te recuerdan que todo esto, hace mucho, fue fondo marino. Y si te gusta la fotografía, bienvenido al paraíso: la combinación de acantilados, formaciones geológicas, atardeceres y colores imposibles convierten a Costa Quebrada en un lugar donde disparar la cámara casi sin pensar.
Pero eso no es todo. ¿Adoras el surf? Las playas cántabras enclavadas dentro del territorio del geoparque son de las mejores de España para practicar este deporte, no importa el nivel que tengas. Hay numerosas escuelas que te ofrecen todo tipo de packs ya sea para iniciarte, para hacer un intensivo o simplemente para alquilar el material y surcar las olas por libre. ¡No importa la edad ni el nivel, solo hay que saber llevar el neopreno!
¿Cómo preparar el viaje?: un recorrido histórico y cultural imprescindible
El Geoparque Costa Quebrada te va a permitir relajarte si es que has llegado a Cantabria con la energía bajo mínimos, pero también ofrece numerosas actividades para tener la agenda llena en el caso de que estés a tope. Incluso puedes animarte a visitar alguno de los museos en los que encontrarás todo tipo de información sobre el terreno que tienes bajo tus pies.
El Museo Nacional y Centro de Investigación de Altamira es parada obligatoria para descubrir el arte rupestre que conecta directamente con el pasado más remoto de la humanidad. Un centro imprescindible que conecta con el MUPAC (Museo de Prehistoria y Arqueología de Cantabria), en Santander, que profundiza en el legado arqueológico de la región. Por su parte, la cueva de El Pendo ofrece una experiencia única para los más aventureros. Para los curiosos del mundo marino, el Museo Marítimo del Cantábrico revela los secretos del océano y su vínculo con la costa cántabra. El Museo Etnográfico muestra cómo era la vida rural en Cantabria, y el Museo de la Escuela nos transporta a las aulas de otra época. Por último, en Santillana del Mar, la Casa del Águila acoge exposiciones temporales que completan este recorrido cultural e intelectual por el corazón del Geoparque.
Info útil: cómo llegar y cuándo visitar el Geoparque Costa Quebrada
Llegar al Geoparque Costa Quebrada es facilísimo. Desde Santander se tarda entre 10 y 20 minutos en coche, dependiendo del tramo que quieras visitar. También hay buses a zonas como Liencres o la Virgen del Mar, aunque para moverte entre puntos clave, el coche (o la bici, si te va el pedaleo con vistas) es la mejor opción.
¿Hace falta mucho equipo? No. Unas zapatillas cómodas, algo de abrigo (el norte es el norte) y muchas ganas de parar, mirar y dejarte sorprender. Ah, y un móvil con una buena cámara. ¡A disfrutar de Costa Quebrada!
