Playas urbanas, calitas escondidas de ensueño, colinas verdes, paisajes montañosos, estampas lunares, atardeceres, bosques, montañas, senderos de cuento y una población amable a más no poder. ¡Canarias lo tiene todo!
Hay tantos motivos para visitar Canarias que no acabaríamos nunca, pues cada isla tiene una personalidad propia y numerosos lugares por descubrir. Desde las más pequeñas y recónditas, como El Hierro, La Graciosa o La Gomera, al encanto virgen de la siempre mágica Fuerteventura, la animación de los pueblecitos de Tenerife o los imponentes paisajes de Gran Canaria o La Palma, pasando por ese lugar inclasificable y siempre sorprendente que es la maravillosa isla de Lanzarote. Canarias tiene de todo y para todos, y siempre es un placer visitar sus islas, disfrutar de la hospitalidad de sus gentes y regarlarnos esa bajada instantánea de revoluciones que nos sobreviene en cuanto bajamos del avión. Qué mejor plan, pues, para desconectar del mundanal ruido y trasladarnos a otros mundos sin irnos muy lejos que coger un Vueling a Canarias. ¡Despegamos!
El Teide (Tenerife)
El pico más alto de España, con su 3.715 metros de altitud, es un lugar de visita obligada si la vida nos lleva a Canarias, pues las vistas desde su cima, así como el trayecto que nos conduce a ella, son absolutamente sobrecogedoras. Subiremos al Teide a bordo de un teleférico que nos hará sentir pequeños y, ya en lo alto, podremos disfrutar de diferentes senderos para perdernos por el paisaje de Tenerife. Si queremos subir a pie o disfrutar de este volcán (el tercero mayor de la Tierra tars el Mauna Kea y el Mauna Loa) por la noche, lo mejor es ponerse en contacto con alguna de las compañías que organizan visitas de toda índole solos o en grupo. En estos momentos las entradas están a la venta únicamente on-line.
Parque Nacional de Timanfaya (Lanzarote)
La joya de Lanzarote es este gran paraje natural, que recorreremos a bordo de un autobús, en el que disfrutar del magnetismo de un entorno único. De carácter eminentemente geológico, el Parque Natural de Timanfaya es el resultado de las erupciones volcánicas ocurridas entre 1720 y 1736, así como la de 1824. El resultado es un paisaje muy especial, sin vegetación, con voluptuosas formas en cada rincón, las siluetas de los volcanes y la abrupta costa: un rincón único en el mundo, un lugar atemporal y envolvente que nos hará sentir lejos de todo.
Las Dunas de Corralejo (Fuerteventura)
Del paisaje lunar de Lanzarote podemos pasar de un plumazo al entorno desértico de las Dunas de Corralejo, en Fuerteventura, con un total de 2.600 hectáreas de superficie, 2,5 km de ancho y 10 km de largo. Es un pequeño desierto junto al mar en el que podemos hacer un montón de actividades, además de bañarnos en las cálidas y cristalinas aguas de esta isla encantadora de la que no vamos a querer marcharnos. Aquí podremos disfrutar de actividades acuáticas, como surf, windsurf o kitesurf, observar aves o hacer una excursión por mar al vecino Islote de Lobos, actualmente deshabitado.
Parque Nacional de Garajonay (La Gomera)
No hay más que visitar la carismática isla de La Gomera para constatar lo que ya sabíamos: que Canarias es un archipiélago de contrastes en que podemos pasar de las playas paradisíacas a las dunas, los volcanes y también a los bosques tupidos de cuento de hadas. Es el caso del Parque Nacional de Garajonay, con sus bosques milenarios de laurisilva (una planta emblemática de Canarias), donde podremos recorrer diversos caminos que nos conducirán a miradores repletos de encanto. Algunas de las rutas de senderismo más populares, sencillas y bien señalizadas, son la de Las Creces, el Raso de la Bruma y Las Mimbreras.
Dunas de Maspalomas (Gran Canaria)
La isla de Gran Canaria es famosa por sus espectaculares playas y sus encantadores pueblecitos de pescadores, donde degustar pescados deliciosos y fresquísimos frente al mar disfrutando del clima y el ritmo canarios. No podemos visitar la isla sin hacer una parada en la Reserva Natural de las Dunas de Maspalomas, un paraje desértico donde nos podremos deleitar con su característica fauna y con su variedad de ecosistemas, así como darnos un chapuzón en las aguas cristalinas que las rodean. Son nada menos que 400 hectáreas de hermosas dunas onduladas de arena orgánica, que conviven con un bosque de palmeras y una laguna de salobre.
El charco azul (El Hierro)
La isla más misteriosa de Canarias es una visita obligada para los amantes de la naturaleza y el mar, puesto que esconde lugares de gran encanto, generalmente poco frecuentados por el turismo. Entre los numerosos encantos de El Hierro encontramos El charco azul, en El Golfo, una de las numerosas piscinas naturales que pueblan la isla, rodeada de un voluptuoso paisaje rocoso y en la que, si hay suerte, es posible que estemos solos. Pura fantasía.
Jameos del agua (Lanzarote)
La obra del arquitecto César Manrique está presente en todo el archipiélago, pero es Lanzarote, su isla natal, donde encontramos más muestras de su arquitectura personal, orgánica, integrada en un paisaje que forma parte viva de sus creaciones. Una de las más populares es Jameos del Agua, un espacio natural y centro de arte, cultura y turismo construido en el interior de unas cuevas volcánicas, todo un espectáculo creativo y natural que nos dejará con la boca abierta. El espacio refleja la esencia de toda la obra de Manrique: la armonía perfecta entre la naturaleza y la creación artística.
San Cristóbal de La Laguna (Tenerife)
Tanto Santa Cruz de Tenerife como el resto de capitales, desde Corralejo (Fuerventura) a Las Palmas de Gran Canaria (Gran Canaria), son lugares de visita obligada, pues reúnen esa combinación entre bullicio y flow canario que días tras día enamora al viajero. Más allá de la capital, Tenerife cuenta con una hermosa ciudad colonial que nos enamorará con su vida universitaria y sus hermosas casitas de colores: San Cristóbal de La Laguna. La ciudad es pura efervescencia: cuenta con músicos callejeros, tiendas, bares y restaurantes, además de numerosos edificios de interés histórico y cultural. Declarada Bien Cultural y Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1999, conserva prácticamente intacto su trazado original del siglo XV.
Roque de los Muchachos (La Palma)
El punto más alto de la isla de La Palma es uno de los monumentos naturales más emblemáticos de Canarias, un conjunto de pequeños roques de unos 3 metros de altura que nos ofrecen una panorámica de la isla sin parangón. El Roque de los Muchachos un lugar mágico, que nos hará sentir pequeños, un rincón del mundo en que la astronomía y la naturaleza se dan la mano para brindarnos un espectáculo que nos dejará boquiabiertos, ya que en él encontramos el Observatorio Astrofísico Roque de Los Muchachos (ORM), uno de los telescopios más completos del mundo desde el que descubrir las constelaciones gracias al cielo privilegiado de esta isla repleta de encantos.
La Graciosa, la octava isla
A pocos minutos de Lanzarote encontramos esta islita de cuento, un lugar muy especial donde pasar un hermoso día disfrutando de su encanto y de las numerosas actividades que ofrece. Podremos empezar la jornada dándonos un chapuzón en sus aguas limpias y tranquilas, practicando deportes acuáticos (no se os ocurra visitar la isla sin las gafas y el tubo), o haciendo senderismo por sus diversas rutas señalizadas, puesto que en La Graciosa no hay carreteras asfaltadas ni coches. Visitar La Graciosa es, pues, trasladarnos a otros tiempos y otras latitudes, descubriendo que en la vida necesitamos poco más para ser felices que el rumor del océano y esa manera de disfrutar de la vida que solo encontramos en Canarias.
¿Acabas de leer esto y lo único que deseas es recorrer Canarias y disfrutar de su naturaleza, sus playas, la calidez de sus gentes y de esa bajada de revoluciones inmediata que representa poner los pies en el archipiélago? Vueling tiene vuelos a Tenerife, Lanzarote, Fuerteventura, La Palma y Gran Canaria. De ahí, podrás moverte en ferry a La Gomera, El Hierro o La Graciosa.