¿Excursión y comilona? ¿O tal vez al revés? En Asturias encontrarás las rutas de senderismo más bellas y las recetas más apetitosas.
Hay muchas razones para visitar Asturias, pero si el cuerpo te pide un poco de senderismo y comer bien, este es tu destino ideal. Senderos ondulados, bosques, ríos, imponentes montañas, caminitos de cuento que bordean el mar y pueblecitos de postal. Y después, una buena sidra escanciada como en ningún sitio, cachopos exquisitos, fabadas, quesos, embutidos, pescados, mariscos y guisos de cuchara que sientan bien en cualquier época del año. Aquí te sugerimos unas cuantas combinaciones, ¡pero hay mil!
1. Picos de Europa + Queso de Cabrales
Hay pocos paisajes en España (¿en el mundo?) comparables a los Picos de Europa. Solo de ver lo impresionante del paisaje apetece recorrer a pie cada centímetro. Si es así, ¡estás de suerte! Tienes una gran cantidad de rutas para recorrer a pie, tanto si te gusta la alta montaña como si buscas un paseíto relajado en familia. Después, nada mejor que poner rumbo a la vecina localidad de Cabrales, donde nos esperan unos quesos de lujo que hay que maridar sí o sí con una buena sidra bien escanciada.
2. Oviedo + Cachopo
Tanto si somos urbanitas y nos apetece una ruta por Oviedo (la ciudad que hay tras Vetusta, en La Regenta) como si lo nuestro es la naturaleza, la capital asturiana nos va a dar lo que queremos. Ciudad verde donde las haya, podemos empezar el periplo recorriendo el parque Purificación Tomás, el bosque de La Zoreda, el Parque Fluvial del Nora o el Parque de Invierno. Para acabar, nada mejor que meternos entre pecho y espalda un cachopo de altura en la ciudad en la que –dicen– este plato típico de la gastronomía asturiana se volvió a poner de moda allá por la década de los 50 del siglo pasado.
3. Gijón + Fabada
Gijón es visita obligada por su efervescencia, su calidez y su espíritu siempre animado y cosmopolita. Sus alrededores son perfectos para hacer senderismo, ya que encontramos diversas rutas que nos permitirán calzarnos las botas sin apenas abandonar la ciudad. Una de ellas es la senda del río Ñora, un recorrido de cerca de 5 km a través de su precioso paisaje. Para acabar, una buena fabada asturiana en la ciudad donde se habló de este plato por primera vez: Gijón. Según la tradición el término 'fabada' apareció por primera vez en el un anuncio en El Comercio en 1884. Al parecer, se ofrecía a uno precio de 2,50 pesetas en la taberna de Justa La Bartola, en Granda.
4. Bufones de Pría + Mariscada
¿El sonido del mar es música para tus oídos? En los Bufones de Pría lo disfrutarás a lo grande gracias a este monumento natural. Se trata de una especie de géiseres a la asturiana, donde el agua aprovecha las chimeneas y grietas que se han creado en la roca para salir a presión y alcanzar hasta 20 metros de altura. El sonido es realmente impactante. ¿Qué hacer después? Dirigirnos a Llanes, un pueblecito pesquero a escasos 20 minutos, abrir el apetito con un paseíto frente al mar y reservar mesa en cualquier restaurante para darnos el capricho de degustar una señora mariscada, típica de la zona.
5. Parque Natural de Ponga + Cabrito
El Parque Natural de Ponga es ideal para los amantes del senderismo y también de las aves y la botánica, ya que su flora y su fauna son espectaculares. Pasearemos por los alrededores de los ríos Sella y Ponga entre praderas de un verde intenso, bosques y montañas rocosas y pueblecitos de postal. Casielles, Sobrefoz, San Juan de Beleño o Puente Vidosa (este último ideal para alojarnos si queremos pasar la noche en la zona) son algunos de ellos, perfectos también para hacer un alto en el camino y disfrutar de un buen plato de cabrito guisado, típico de la zona. Para abrir el apetito, mientras nuestro cabrito va haciendo chup-chup, nada mejor que pedirnos una tapa de otro producto representativo: el exquisito queso de Los Beyos.
6. Playa del Silencio + Curadillo
No importa si es invierno o verano, si tenemos intención de darnos un baño o simplemente de contemplar el mar desde la distancia. La Playa del Silencio es una de las más hermosas de Asturias, de España y probablemente del planeta. Llegar a pie caminando desde lo alto y bajar hasta la arena es una experiencia imprescindible. Tras la aventura, nada mejor que poner rumbo a Cudillero, uno de los pueblecitos más hermosos de la región, e hincar el diente a un buen curadillo. Se trata de un plato típico del lugar que consiste en un pescado (generalmente pequeños escualos, tiburoncitos o marrajitos, como la gata, gayos o lijas, entre otros), que se deja secar al sol y al aire sin salazón ni aderezos. ¡Una delicia!
7. Parque Natural de Las Ubiñas-La Mesa + Chorizo a la sidra
Los amantes del senderismo de alto nivel no pueden dejar de recorrer los 59 kilómetros que forman la archiconocida Senda del Oso. Esta ruta es perfecta para hacer en varios tramos, disfrutando de los placeres del camino y de su maravillosa gastronomía. Atraviesa 4 concejos: Quirós, Santo Adriano, Proaza y Teverga, que componen los denominados Valles del Oso por ser refugio de una de las últimas poblaciones de oso pardo cantábrico. Pararnos allá donde nos depare el camino para dar cuenta de algún plato tradicional típico, como el emblemático chorizo a la sidra, es lo más.
8. Cabo de Peñas + Merluza
Una de las cosas más sorprendentes de Asturias es que se puede pasar en un plis plas de los paisajes de alta montaña más espectaculares a unas hermosas playas salvajes rodeadas de acantilados. Es el caso del Cabo de Peñas, el más septentrional de la región con imponentes acantilados que superan los 100 metros. Es imprescindible hacer un alto en el camino en el Faro de Cabo de Peñas, que data de 1852 y es un emblema de la zona. En los apenas 30 minutos que separan este cabo de la ciudad de Avilés, existen numerosos pueblos y rincones en los que degustar uno de los platos más representativos de la zona: la merluza a la avilesina, que se sirve con mejillones en escabeche y nata salada. Un escándalo.
¿Ya te estás imaginando ante una fabada con el outfit de montaña a punto? Resérvate unos días y… ¡a comerte Asturias!