Petra, Amán, Jerash, castillos, ruinas romanas, el Mar Muerto, zocos, callejuelas, desiertos… Jordania tiene mucho que ver y puedes hacerlo en un viaje sencillo, ya que los trayectos son cortos y las comunicaciones muy buenas.
Visitar Jordania es siempre un viajazo, tanto si quieres pasar unos pocos días recorriendo algunos hotspots como si prefieres montarte un viaje a lo grande. Desde el momento en el que bajes del avión en la densa y efervescente Amán te sentirás en otro mundo. Vueling acaba de poner en marcha una ruta a la capital jordana. ¡Ya tienes excusa para descubrir el país!
1. Amán
Amán es una ciudad impactante, donde lo moderno y lo antiguo se llevan a las mil maravillas. ¿Lo moderno? Sus centros comerciales, sus restaurantes, su Jordan National Gallery of Fine Arts (JNGFA) y sus piezas de arte contemporáneo, sus edificios inmensos, los hoteles de cinco estrellas y la vidilla en las calles. Y la Rainbow Street, epicentro del ocio en la ciudad, un despliegue de cafés de diseño, street art y oferta cultural.
La modernidad no impide que puedas pasar de un plumazo a la Amán antigua, viajar miles de años en el tiempo y plantarte en monumentos tan espectaculares como la Ciudadela, el Teatro Romano, la Mezquita Rey Abdullah I, el Ninfeo o el Odeón, entre otros: una sucesión de reliquias históricas que te harán salir de Amán con más mundo y mucha más sabiduría. Y con la maleta hasta los topes, porque vas a salir del zoco con una gran habilidad para regatear y algún que otro autorregalo.
2. Petra
No hace falta saber un montón sobre Historia para quedarse petrificado (seguro que no somos los primeros en hacer esta broma) al llegar a Petra. La antigua capital de los nabateos es uno de los lugares más espectaculares de mundo: una ciudad levantada en medio del desierto rodeada de imponentes montañas rocosas. Magníficamente conservada, Petra depara maravillas que van desde la tumba del Triclinio, la de los Obeliscos o el Siq, una garganta estrecha provocada por un cataclismo. La Fachada del Tesoro, el teatro o la llamada Calle de las Fachadas te van a dejar sin palabras ante tanta belleza.
3. Desierto de Wadi Rum
Si no has visto Lawrence de Arabia, ya tardas en ponerte manos a la obra con esta peli rodada casi íntegramente en este desierto situado a 1.600 metros de altura, donde habitan los beduinos. Hazte con una buena crema solar, agua en abundancia y prepárate para sentirte pequeño/a ante la inmensidad de uno de los paisajes más paralizantes –dicho esto en el mejor de los sentidos– de Jordania. Lo mejor es contratar una excursión en jeep, aunque los más atrevidos podrán hacerla en camello, atravesando dunas y cañones, paisajes rojos e impactantes bajo un cielo infinito. Es un recorrido que nos depara atractivos como la llamada Fuente de Lawrence o la Mushroom Rock.
Para que la experiencia sea más completa, una buena idea es pernoctar en un campamento para cenar cordero junto a los beduinos, tomar té y fumar shisha mientras se contempla uno de los cielos estrellados más bonitos del mundo. Ni tan mal.
4. Mar Muerto
Jordania tiene tanto para ver que habrá que hacer encaje de bolillos para cuadrar la agenda. Lo bueno es que casi todo está relativamente concentrado. De hecho, a apenas una hora de Amán se encuentra el Mar Muerto, un prodigio de la naturaleza en el que te puedes entregar a la dolce vita tras el trajín monumental. Un bañito de barro que te deja una piel maravillosa, un chapuzón flotante, un buen hotel con spa (los hay a patadas en las inmediaciones)… ¡Y a cargar las pilas! Si puedes acércate al desfiladero de Wadi Mujib. Ah, y prepara el móvil: vas a reventar Instagram.
5. Jerash
A menos de una hora en coche de Amán se encuentra Jerash, otro lugar prodigioso al que también se puede acceder en bus. Se trata de una antigua ciudad romana muy bien conservada, conocida como la Pompeya asiática, que estuvo durante siglos enterrada bajo la arena hasta que empezaron a excavarla hace dos días: en 1907. Glups.
Llegar a Jerash es disfrutar de un pasado remoto que casi podemos tocar con las manos, con sus dos anfiteatros, el hipódromo, varias iglesias y una avenida de columnas llamada Cardo Maximus. Reserva entre 2 o 3 horas para hacer bien el recorrido.
6. Monte Nebo y Madaba
Independientemente de tus creencias religiosas, el Monte Nebo te va a impresionar. Es un mirador que se encuentra a 800 m de altura desde el que Moisés divisó Tierra Santa, cuya visita supone una lección sobre historia antigua. Es recomendable rematar esta jornada visitando Madaba, conocida como la “ciudad de los mosaicos”. Cuenta con varias iglesias fantásticas, un parque arqueológico y un interesante museo, todos ellos con mosaicos bizantinos muy bien conservados. Existen excursiones desde Amán que te llevarán a ambos lugares en un mismo día.
7. Los castillos del desierto
Si te queda tiempo, nada mejor que visitar los castillos del desierto para acabar de sellar tu amor por Jordania. Qasr Amra, Qasr Kharana y Qasr Al-Azraq son fortalezas dispersas por el desierto donde los ricos se construían mansiones para vivir lejos del bullicio de la vieja Amán. Los tiempos tampoco han cambiado tanto.
¿Qué dices? ¿Te apetece un viaje por la Historia antigua? ¡Vámonos a Jordania ya!