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5 planes para hacer cerca de Lisboa

A poco más de una hora de Lisboa encontrarás muchas escapadas interesantes que hacer. ¡Atrévete y descubre estos cinco planes para hacer cerca de Lisboa!

Lisboa fascina por sus plazas, por sus miradores con perspectivas diferentes, por sus paseos relajados, por el sonido de los tranvías al pasar, por la sombra eterna de Pessoa que parece seguirnos al caminar, por los cafés, la buena comida, por su historia. Lisboa se juega todo lo auténtico en sus barrios, pero una visita a la ciudad no se acaba en su Barrio Alto, en la Torre de Belém, Alfama o con subir al Castillo de San Jorge. Aquí te dejamos otras ideas.

Cabo da Roca: hasta el final del mundo

Ya que estás en Lisboa, ¿por qué no ir un poco más allá y llegar hasta el mismo final del mundo? O, al menos, a lo que así se consideró siglos atrás. Hasta el siglo XVI, los marineros se despedían en este punto del mundo conocido. Como expresó Luis de Camões, este era el lugar exacto en el que “la tierra acaba y el mar comienza”. Enfrente, solo quedaba el mar, y todas las aventuras posibles. Hoy es el mismo océano, pero ya sabemos que el planeta es redondo.

El cabo forma parte del Parque Natural de Sintra-Cascais, un paraje natural muy cerca de Lisboa, a apenas media hora en coche. Contemplar el conjunto escénico del acantilado volcado al inmenso océano bravo, las olas batiéndose y el faro que guía a los barcos, hace que valga la pena una excursión desde Lisboa a la punta del Cabo da Roca. Eso sí, es aconsejable visitarlo al atardecer, cuando el último rayo del sol da un carácter épico al lugar. Antes de volver, tal vez valga la pena hacerse con el certificado que acredita el paso por el fin del mundo, por aquello de que después las amistades no nos vayan a creer.

Ribatejo: un street art muy rural

El proyecto Arte Pública, de la Fundación Eléctrica de Portugal (EDP), ha llenado de arte contemporáneo las aldeas más recónditas de Portugal. Todo comenzó en 2015 y el proyecto ya está presente en una cuarentena de localizaciones. Una de ellas es Ribatejo.

Vila da Marmeleira es una muy buena opción como excursión desde Lisbora, puesto que está a apenas 75 kilómetros de la capital lusa, pero es otro mundo. Allí, el tiempo parece pasar más lentamente. Sorprende encontrar en la pequeña freguesia (pedanía) dos murales más propios de una ciudad. Uno está en el interior de la parada de autobús de la Av. Jose Pereira Caldas y es un cielo azul profundo en el que brillan las estrellas. El otro, aparece en una estación eléctrica, y esta vez es el rostro de una anciana, a la que todos conocen como ‘la Ereira’, una vecina que solía hornear castañas en la plaza.

Además de los murales, que también se encuentran en Assentiz, Ribeira de São João y São João da Ribeira, habría que encontrar tiempo para visitar Santarém, el núcleo más importante de Ribatejo. Es la capital del gótico de Portugal y fue el hogar de los reyes a lo largo de toda la Edad Media.

Sintra: porque los clásicos nunca decepcionan

Dicen que, para gustos, colores. Y nunca mejor dicho si se trata de Sintra. Por ejemplo, es conocido que a Lord Byron le fascinó Sintra y que en una carta le dijo a su madre que aquello tal vez fuera el lugar más encantador de Europa. Pero también es cierto que a otro ilustre de las letras como José Saramago no le gustó nada. Aunque el portugués se refería más al Palacio Nacional da Pena, que describió como un choque de confusión de estilos. Sea como sea, lo cierto es que este palacio es la mejor expresión del estilo romántico portugués y bien merece una escapada desde Lisboa.

La que fuera residencia de la familia real portuguesa durante el siglo XIX es hoy el palacio más visitado de Portugal, pero Sintra es mucho más. Es sobre todo una ciudad de palacios, de magníficas quintas, de bosques que parecen encantados y de estrechas y empinadas calles. Hay que subir al Castelo dos Mouros (siglo VIII o IX), cuyas torres y murallas hoy sirven de mirador y también visitar la Quinta da Regaleira. Su pozo iniciático habría valido como escenario perfecto para Juego de Tronos.

Los ‘gastro viajeros’ deberán saber que si en Lisboa están los pastéis de Belém, en Sintra, le toca el turno a las queijadas, y el mejor lugar para probarlas está en Casa Piriquita (Padarias, 1).

Costa Caparica: a la playa en bici

Otro plan ideal para hacer cerca de Lisboa es ir a la playa. Sí, Lisboa sí tiene playa y se llama Caparica. En realidad, son unos 30 kilómetros de arenal, por lo que lo de ‘mayor playa de Europa’ no parece ninguna exageración. Una pegada a otra, se van sucediendo diversas playas que van cambiando de nombre según la zona. En cuanto llega el buen tiempo, todos los lisboetas se van para allí. Ir y volver el fin de semana puede ser de lo más complicado, cuando el puente 25 de abril se colapsa de coches, pero siempre hay una alternativa más sostenible de hacer las cosas.

Instrucciones de uso: sube tu bici alquilada a uno de los ferry que salen de la estación de Belém, bájate en Trafaria y dale a los pedales más o menos un kilómetro hasta Cova do Vapor, el punto donde comienza esta gigantesca playa, territorio de surfistas de toda Europa. ¿Sencillo, verdad? Y además, sin contaminar.

La playa más popular es Sao Joao de Caparica. Es la primera y desde ella se llega a ver de lejos Lisboa. También están la playa da Medos, Sereia, Bellavista, Acacias, Terras da Costa… Por norma general, cuanto más al sur, menos concurridas y más salvajes.

Torres Vedras: una tarde de catas

¿Una cata de vinos? Pues sí, este es otro plan muy recomendable cerca de Lisboa. No te sonará tanto como Douro o Porto, pero resulta que el vino de Torres Vedras es uno de los más antiguos de Portugal. De hecho, es el escenario de una larga tradición vinícola, tal como se le reconoció en 2018, al ser escogida junto a la vecina Alenquer, como Ciudad Europea del Vino.

Torres Vedras es una de las áreas más importantes de producción vinícola de la DOC Lisboa y existen muchas quintas que se pueden visitar. Ahí está, Adega Mãe, cuyas nuevas instalaciones, un deslumbrante rectángulo blanco ultramoderno, diseñado por el arquitecto Pedro Mateus, miran a un paisaje bucólico de viñas. Ofrecen diversas visitas que incluyen catas de sus mejores vinos. El brunch que preparan a base de diferentes sabores regionales es espectacular.

La Quinta da Boa Esperança es otra muy buena opción. Funcionan solo desde 2014, pero lo hacen bajo el concepto de viñas sostenibles: producir un vino de calidad con todo el respeto a la naturaleza.

Ahora que ya tienes una lista de planes para hacer cerca de la capital portuguesa, es hora de buscar un vuelo a Lisboa y de hacer las maletas. Até logo!

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