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El Priorat en ocho paradas imprescindibles - Rutas cerca de Barcelona

¿Qué hacer cerca de Barcelona? Si te gusta el vino, perderte entre viñedos y disfrutar de un poco de tranquilidad cerca de Barcelona, está claro que tienes que visitar este lugar tan especial de Cataluña que es el Priorat.

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Helsinki Gastronomistas

Por Ana Sánchez de Gastronomistas

Literalmente, ¡no paran!, son conscientes del privilegio de los largos días soleados que les brinda el verano y su agenda está repleta de eventos por toda la ciudad. La mejor opción si vas a Helsinki, acércate a la oficina de turismo y pregunta por las actividades programadas de la semana. Nosotros no nos podíamos perder el Restaurant Day, el día en que los finlandeses de a pie ponen a prueba su creatividad y juegan a ser chefs, montando sus puestos callejeros por toda la ciudad.

Se trata de uno de los eventos de streetfood más importantes del planeta que, aunque tuvo su origen en Helsinki donde a día de hoy está más consolidado, tiene vocación internacional y cualquier ciudad puede animarse y participar. Se celebra cuatro veces durante el año y si tienes planeada una escapada a Helsinki en verano toma nota, porque el próximo Restaurant Day es el 17 de agosto. Encontrarás puestos de comida por toda la ciudad, pero si realmente quieres empaparte de toda una variedad de delicias caseras no dejes de visitar la Esplanadi, una de las Avenidas principales de la ciudad.

Déjate llevar por los olores en el Restaurant Day, ten en cuenta que pocas veces podrás disfrutar de comida auténticamente casera haciendo turismo, así que prepárate, cuchara en mano, a recorrer puestos para todos los gustos. Encontrarás no sólo la comida tradicional, como diversos tipos de empanadillas rellenas de arroz, de pescado o de frutos rojos ylos deliciosos rollitos de canela; también montan parrillas de carne, puestos de comida oriental e hindú, cupcakes y tartas.

Cuatro rutas imprescindibles por la  ciudad

No se puede hacer turismo con el estómago vacío, por eso te proponemos cuatro rutas diferentes por Helsinki con paradas obligatorias para reponer fuerzas.

Arquitectónica: A 15 minutos del centro, puedes comenzar un recorrido por el puerto hasta llegar a la península de Katajanokka, uno de los distritos con mayor encanto de Helsinki, y perderte por sus calles que todavía conservan muestras de la arquitectura del modernismo de principios de siglo XX. Si eres un coleccionista de experiencias y todavía no has estado entre rejas te proponemos un alojamiento de lo más auténtico en la península, el Best Western Premier Hotel Katajanokka (Merikasarminkatu, 1), una prisión reconvertida en hotel en 2007. Bordeando la península encontrarás Johan&Nyström (Hamringevägen, 1) donde podrás recargar las pilas con su gran variedad de cafés étnicos y ecológicos que ellos mismos seleccionan de diferentes partes del mundo.

Frente al café verás un impresionante edificio de ladrillo rojo y cúpula verde, uno de los más destacados de la ciudad, la Catedral de Uspenski, la catedral ortodoxa más grande de Europa Occidental y principal legado de la invasión rusa. Toma la calle Aleksanterinkatuy llegarás a la Plaza del Senado donde encontrarás la catedral luterana de San Nicolás, que se erige blanca e impresionante. En su interior observarás la gran diferencia de la decoración austera nórdica en comparación con la decoración dorada e iconoclasta rusa de la catedral ortodoxa.

Si todavía no has tenido suficiente y sigues ávido de cultura finlandesa, remata la ruta probando su gastronomía tradicional en Savotta (Aleksanterinkatu, 22). En este restaurante apuestan por los sabores centenarios lapones y la cocina vinculada a la naturaleza de los bosques y los lagos de Finlandia. Aquí podrás probar las tradicionales sopas de pescado finlandesas (normalmente de salmón), de textura cremosa y servidas con pan negro típico del país. Otro de los platos estrella es el reno, servido con verduras y salsa de arándanos. Pero si te consideras un curioso de los sabores y no tienes reparos, en Savotta podrás probar la carne de oso. Nosotros hemos apostado por el pescado en este plato de varias exquisiteces finlandesas: lucio ahumado, mus de huevas de trucha arco iris, pan de centeno relleno de arenques y pastel de centeno relleno de patata y arándano rojo.

Alternativa: No sé qué opinas de los barrios alternativos emergentes, a nosotros nos encantan. La cara B de Helsinki se llama Kallio y es un distrito obrero que está surgiendo con fuerza de la mano de los estudiantes, repleto de boutiques, bares, tiendas de discos, de segunda mano y salas de ensayo. Que no te extrañe entrar a un bar y encontrarlo repleto de finlandeses, chaqueta de cuero negro y cerveza en mano, no te has teletransportado a un bar de moteros de la ruta 66, es que los finlandeses son muy metaleros. Probablemente, estén viendo un partido de hockey.

Te recomendamos que hagas una paradita o un bruchen la GalleriaKeidas (Fleminginkatu, 7), donde además de servir un café orgánico increíble, exponen obras de artistas locales. Para comer, no dudes en ir al restaurante de moda Sandro (KolmasLinja, 17) que te cautivará, no sólo por su decoración sino también por sus elaborados platos de comida marroquí.

Pero si realmente quieres encontrar un espacio único para el paladar de lo más alternativo tendrás que ir a Teurastamo. Fuera de Kallio, hacia el norte, en la calle Työpajankatu se encuentra el antiguo matadero de Teurastamo totalmente reconvertido en un espacio dedicado a la cultura gastronómica.Dentro del matadero hay diferentes actividades, ente ellas la escuela de cocina y coctelería Flavour Studio, un jardín de agricultura urbana en el patio y una barbacoa gratuita para uso de cualquiera. En el restaurante B-Smokery, decorado con antigua maquinaria del matadero, podrás degustar la mejor carne a la brasa, costillas y hamburguesas. Y si te quedas con hambre, tómate el postre en Jädelino, una heladería especializada en helados artesanales italianos para todos los gustos (los tienes con leche de soja, sin azúcar y edulcorados con estevia). El nuestro lo pedimos de grosella y coco.

Cosmopolita: Todos conocemos la fama del diseño sueco, pero el diseño nórdico no empieza ni acaba en la estantería Expedit. Por si no lo sabías, Helsinki fue elegida capital mundial del diseño en 2012 y es la responsable de grandes iconos del diseño de interiores, como el jarrón curvo de iittala (diseño de Alvar Aalto) o el puppy y la silla bola de EeroAarino. Si te gusta recolectar de tus viajes souvenirs realmente especiales, te recomendamos que te des una vuelta por el DesignDistrict, un área próxima al centro que aglutina la mayoría de las tiendas de decoración, joyas y moda finesa. Nuestra favorita, el DesignForum Shop (Erottajankatu, 7) donde además de encontrar verdaderos objetos de deseo podrás disfrutar de un café y una amplia selección de tartas en su cafetería.

Para poner el broche final a una tarde de compras, nada mejor que tomarse un respiro contemplando el atardecer en el mirador con las mejores vistas de la ciudad: el Ateljee Bar (Yrjönkatu, 26) del Hotel Torni. Entre su variedad de cócteles nosotros nos hemos decantado por un AAlto, en homenaje al máximo exponente de la arquitectura finesa, compuesto por vodka de arándano, cointreau, soda y zumo de limón con arándano.

Dominguera: Uno de los pasatiempos de los finlandeses cuando empieza el buen tiempo es disfrutar al máximo del aire libre y Helsinki tiene la suerte de contar con un transporte marítimo inmejorable que conecta con las principales islas cercanas. Así que, no lo dudes y cógete un barco. Nosotros te proponemos una visita a la isla-fortaleza de Suomenlinna, los barcos salen cada media hora del puerto y disfrutarás de unas vistas increíbles de la ciudad durante el trayecto. La isla es una antigua fortaleza sueca que ha conservado hasta nuestros días su singular arquitectura y a día de hoy es uno de los principales lugares de recreo y Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO.

En la isla hay restaurantes pero, como buen dominguero, sabemos que te encantan los picnics, por eso te proponemos que encargues un picnic en Sunn (Aleksanterinkatu, 26). El nuestro se componía de varios platos: salmón braseado, ensalada de brócoli y patatas, ensalada de canónigos y mozzarella de búfala, empanada de pollo y una selección de frutas y pastelillos.

Un sitio que merece la pena descubrir! Consulta nuestros vuelos aquí.

 

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El verdadero rostro de Copenhague, más allá de la Sirenita

Por Iñaki Makazaga de Piedra de Toque

Al final del paseo del puerto (Langelinie), la figura más visitada de Dinamarca, el principal reclamo turístico de la ciudad pasa totalmente desapercibido. La Sirenita pequeña, mirando al mar, casi de espaldas al visitante, rehúye de toda mirada. Tal vez porque sólo ella sepa el precio de su fama (dos veces degollada, tres mutilada, otras tantas arrojada al mar) y la realidad de su propia historia. Nos lanzamos en bicicleta en busca de respuestas y encontramos el verdadero rostro de Copenhague: una ciudad de pasado bárbaro convertida ahora en un lugar de paz.

Iniciamos el viaje a orillas del canal de Jorgens con la fachada de las casas señoriales reflejadas en sus aguas y nos abrimos paso entre familias, gente haciendo deporte y ocas picoteando la hierba. Pedaleamos con una de las bicicletas que se alquilan en los 110 puntos de la ciudad, una de las medidas para alcanzar en 2015 el puesto de capital con la mejor calidad ambiental del mundo. Y no es para menos. Con cada pedaleo, dejamos atrás un árbol. Abrimos bien los ojos y al tercer puente giramos a la derecha. Llegamos al Jardín y Museo Botánico (Botanisk Have), Gothesgade 128.

En los terrenos de las antiguas fortificaciones han brotado ahora más de 20.000 especies diferentes de plantas. Las murallas recogen un gran jardín y el foso está lleno de plantas acuáticas y pantanosas cada una con su tarjeta de visita clavada en el suelo. Aparcamos las bicis en la entrada y caminamos. Es marzo y todo anuncia el cambio de la estación de nieve. La tierra está removida, los árboles sin hojas, el cielo gris. Un enorme invernadero de tres alturas aparece a lo lejos con cuatro pabellones de cristal en los que se incuban y estudian desde 1.000 variedades de cactus a plantas de café, piñas y hasta palmeras. No superamos la tentación y compramos en la tienda de la entrada dos bolsas de semillas: una de bonsáis asiáticos y otra de orquídeas rojas. Tal vez, con la idea ingenua de llevarnos un trozo de la paz que se respira en este parque en cuyas raíces está todavía la sangre de la gente que luchó por defender la ciudad de las invasiones enemigas.

Seguimos en ruta. Dejamos atrás el jardín y museo botánico para pedalear ahora por los alrededores de Roseborg Slot, el palacio Real que levantó Christian IV en 1606 como residencia de verano y convertido ahora también en un gran museo. Contiene miles de objetos relacionados con la monarquía más antigua de Europa lleno de cuadros, muebles, armas y joyas. El semáforo pasa de ámbar a verde: pedaleamos.

La paz del jardín botánico cambia ahora por el bullicio del centro de Copenhague. Los coches ceden el paso a las bicicletas, entre los edificios sobre salen las torres del Marmorkirken, una iglesia inspirada en la de San Pedro de Roma y que de origen quiso ser construida con mármol noruego. No tardaron en darse cuenta de que los 300 años del reinado de la familia de Frederik V se podían celebrar de una forma más sencilla y un siglo más tarde se cambió el mármol noruego por el danés para terminarla. Donde no se escatimó en gastos fue en escalones: 260 para alcanzar el campanario. Las vistas de la ciudad bien merece la pena la fatigada subida. Aprovechamos para revisar el mapa. El bullicio del centro nos llama, con la calle Stroget llena de tiendas o las terrazas de las plazas empedradas y medievales de Kongens Nytorv y Radhuspladsen. Las dejamos para la noche. Seguimos hacia el puerto que la Sirenita nos espera.

Caminamos ahora con la bicicleta en la mano. Estamos en Nyhavn, el Puerto Nuevo, abierto por soldados entre el 1671 y 1673 para que los barcos atracaran con sus mercancías en el centro de la ciudad. Durante siglos fue la zona más oscura de Copenhague al habitarla marineros y mujeres de mala reputación. Habitaciones baratas, tabernas oscuras, tiendas de tatuajes, burdeles. Nyhavn ha dejado ahora su pasado más canalla para mostrar a lo largo de sus 300 metros de acera una de las caras más atractivas de la capital con sus casas estrechas y de colores y sus aceras llenas de terrazas. Da igual el frío que haga, una manta, una estufa y una vela abrazan al visitante. Y en las orillas del puerto, permanecen testigos de esa época barcos de madera como el buque faro del siglo XIX, convertido en un restaurante. Una ancla que perteneció a una fragata danesa recuerda también su pasado marinero y rinde homenaje a todos los que perdieron la vida en la II Guerra Mundial. Fotografiamos las fachadas. Tal vez, desde alguna de ellas se asomara Hans Christian Andersen para mirar al cielo mientras escribía sus cuentos. Y es que en este barrio, hasta las paredes susurraran historias.

Volvemos al sillín, pedaleamos en paralelo al canal, rumbo al mar con el viento húmedo dándonos en la cara. En las orillas la marca negra de las mareas nos saluda junto a nuevos pabellones. Entramos en la Ciudadela (Kastellet) otra gran fortificación para protegerse del ataque de los suecos. Con forma de estrella de cinco puntas, la fortaleza ha sido también testigo de la historia del país. Tomada por las tropas nazis como cuartel general durante la II Guerra Mundial, pertenece ahora al ejército danés aunque los jardines y murallas están abiertas al público. En siglo XIX fue utilizado también como prisión y ahora pequeñas esculturas hablan del horror de la guerra. Un museo recoge la actividad y nombres de las personas que lideraron la resistencia nazi. Ni rastro de Sirena.

Seguimos pedaleando. Empieza a nevar y un corro de turistas nos anuncia otro punto de interés turístico. Al final del paseo, apoyada en una roca y de espaldas a los turistas encontramos por fin a la protagonista de uno de los cuentos más conocidos de Andersen. La misma que se enamoró de un príncipe y que ahora espera con la mirada puesta en el mar su regreso. Sigue nevando. El cielo gris descarga a cámara lenta lluvia, nieve, lluvia.

Walt Disney nos habla de una feliz sirena rodeada de amigos del mar y que lucha por cumplir sus sueños. La realidad se muestra diferente. Color cobre, sola, desnuda aguanta los flashes de los turistas pero no sonríe. Y es que Andersen dejó escrito otro final. El príncipe por el que dejó de ser sirena acabó casándose con otra. Y la Sirenita murió sola, sin romper el hechizo que le permitía volver al mar pero que pasaba por acabar con la vida del príncipe. Prefirió su espera convencida de que antes o después otro final llegaría para ella. Copenhague, como la Sirena, ha preferido no derribar ni un palacio, ni una fortaleza que hablan de su pasado vikingo y bárbaro parar convertirlos en jardines y museos que cultiven una nueva historia pacífica y tolerante. Nos unimos a la Sirena y en silencio miramos al horizonte.

Copenhaguen en bicicleta

Tiempo: 2 horas

Ruta: Canal de Jorngens en Norrebro, Museo Botánico, Roseborg Slot, Marmorkirkren, Nyhanvn, Kastellet, La Sirenita.

Recomendaciones:

Visitar los museos citados: horario de 10.00 horas a 16.00 horas.
-Obtener la Copenhague Card.
-Moverse por la ciudad en bicicleta, almorzar en el Puerto Nuevo una vez terminada la ruta.

Por Iñaki Makazaga de Piedra de Toque

Imagen de Henrik Jessen

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