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Hedonismo de agua dulce la fiebre del baño en Zúrich

Es un día cálido en Zúrich. Estamos a las puertas de verano. Muchos locales han salido a la calle con ropa de baño bajo el brazo. Y es que la burguesa Zúrich, afincada en el podio de las ciudades con mejor calidad de vida del mundo, no sólo exhibe un aplastante poder económico, una belleza de postal, y un orgullo nacional por la puntualidad de sus transportes. Zúrich es, por encima de todo, el paraíso de los “Badis”, nombre afectuoso con el que denominan a los baños públicos al aire libre que se extienden por toda la ciudad a orillas de los ríos Limmat y Sihl y del Zürichsee (lago Zúrich); un álter ego de agua dulce que renace año tras año cuando las temperaturas alcanzan las cotas más altas.

Be Water My Friend!

Cinco minutos bastan para darse cuenta que el agua aquí juega un papel protagonista. La mantienen limpia, la exhiben, y le rinden culto. No solo estamos ante la ciudad con más fuentes de agua potable del mundo, unas 1200, sino que además su calidad es inmejorable y su sabor está a la altura de las aguas minerales gourmet.

Con una treintena de instalaciones de baño y casi veinte piscinas al aire libre, ninguna otra ciudad en Europa ostenta tal concentración de baños públicos por cápita. Abiertos a diario de mayo a septiembre, desde la salida a la puesta de sol, los Badis son el epicentro de la vida social. Con los años cada uno ha desarrollado su personalidad, y los hay para todos los públicos y bolsillos. ¡Y todavía hay más! Cuando cae la noche un gran número de instalaciones cobran una nueva vida y se transforman en Badi-Bars, ofreciendo bebidas, cenas, proyecciones de películas y música hasta altas horas de la madrugada.

Animados por el tamaño mediano de esta metrópolis a pequeña escala, y decididos a ahorrar unos francos en transporte, nos dirigimos a alquilar una bici en Züri rollt, el servicio municipal gratuito, donde dejando un depósito de 20 francos puedes disfrutar de la ciudad sobre ruedas. Bajo el lema Do As The Locals Do empezamos el tour.

¡Los romanos se bañaban aquí!

La tradición del baño en Zúrich no es una moda reciente. Su historia se remonta a hace 2000 años, cuando los romanos fundaron los primeros baños públicos en la antigua Turicum -nombre latino de la actual Zürich. Las ruinas de Thermengasse, en pleno centro histórico, todavía se pueden visitar y vienen acompañadas por información detallada de esta tradición ancestral.

Pero no es hasta principios del siglo XIX que la escena bañista eclosiona y los Badis empiezan a colonizar la ciudad. Lo que en un principio surge como una alternativa a equipar las casas con agua corriente, pronto se extiende como la pólvora, y hacia el 1900 ya encontramos 20 baños públicos, eso sí, ¡prudentemente separados por sexos!

Ante tal panorama no es de extrañar que bañarse al aire libre forme parte del ADN de Zúrich. Los locales rinden culto a sus Badis, y los visitantes pronto encuentran su lugar entre una oferta más que sexy.

Mujeres y hombres, y viceversa

¡Nos vamos de paseo por las aguas tranquilas del centro histórico! El primer alto en el camino es el veterano Frauenbadi. Construido en 1837 a orillas del río Limmat y destinado exclusivamente a mujeres desde su fundación hasta hoy, no hay sitio para tomar el sol con mejores vistas de la Grossmünster, la imponente catedral. Reconstruido en estilo Art Nouveau, conserva todo el carácter de la Belle Époque, con un gran claustro de madera cercando la piscina, plataformas para broncearse y accesos a la transparentísima agua del río. Por la noche, este clásico Badi se transforma en el elegante Barfussbar, con música en vivo, noches literarias y danza, donde hombres y mujeres toman cócteles bajo una misma consigna: ir descalzos.

Y como los polos opuestos se atraen, a pocos minutos de allí nos topamos con el Flussbad Schanzengraben, su homólogo masculino, un oasis de tranquilidad reservado exclusivamente a hombres. Este encantador Badi es la instalación de baño más antigua de la ciudad y ha estado en funcionamiento desde 1864. Rodeado por los restos de las antiguas murallas, aquí las corrientes son lentas y nadar no supone un deporte de riesgo. Más allá de las horas de baño, el sitio cambia radicalmente de aspecto y se convierte en el Rimini Bar, un bar restaurante íntimo muy popular en verano, dónde mujeres y hombres se relajan en la zona chill-out mientras la comida se cuece en la barbacoa. El local, de un glamour discreto 100% Swiss style, es el rincón perfecto para picar y tomar algo al fresco, bailar al ritmo de los DJs invitados, y realizar compras en su  mercado semanal de diseñadores locales y ropa vintage.

Alpes, arena y deportes en Zürichsee

Tras un chapuzón en pleno centro nos dirigimos al lago donde bañarse en compañía de patos y cisnes. La historia del Zürichsee está estrechamente ligada a la historia de la ciudad. Los muelles y paseos que recorren sus orillas, inaugurados en 1887, supusieron la entrada de la ciudad en la era moderna; Zúrich ganaba así terreno al agua, dejando atrás la congestionada ciudad medieval.

En la orilla derecha, pasando por la Ópera y la emblemática Bellevueplatz, se halla el Badi más cool, el Seebad Utoquai. Bañarse en sus aguas es como viajar al siglo XIX. Abierto por primera vez en 1890, el histórico Badi es toda una institución en Zúrich. Partes del edificio original de madera siguen intactas, y su colección de piscinas es uno de los rincones más trendies de la ciudad. Áreas para hombres, mujeres y mixtas; accesos directos al lago, plataformas flotantes y terrazas para tomar el sol, todo ello maridado con gente guapa que toma copas, charla animadamente o se dirige a la zona de masajes. Si tienes hambre, el restaurante sirve platos y tapas con aromas mediterráneos. Aunque si lo que buscas es tranquilidad, aquí no la vas a encontrar. Los alrededores están muy concurridos por barcos, veleros y paddles hasta bien entrada la noche. Definitivamente the-place-to-be para los más hedonistas que desean atrapar los últimos rayos de sol antes que mueran en el lago.

Cambiamos de tercio y saltamos a la orilla izquierda. ¡Nos bañamos mirando a los Alpes en el Seebad Enge! Abierto todo el año, en verano se puede disfrutar de piscinas mixtas y plataformas flotantes dentro del lago, y de la sauna durante los meses más fríos. Aunque para ser sinceros, aquí mucho no se nada. Con sesiones de yoga, estética, técnicas de relajación y clases de Stand Up Paddle, este Badi es sobre todo un espacio social para treintañeros donde mostrar los últimos modelos en ropa de baño, mirar y ser visto. Los fines de semana se llena hasta arriba de jóvenes tomando brunchs. Por la noche el Badi no cierra y se pone en marcha la barbacoa y el bar con conciertos al aire libre, slams de poesía y cócteles.

¿Una playa de arena fina con sabor a Mediterráneo? Has llegado al Strandbad Mythenquai, un sitio ‘ideal para familias con niños’ de aguas poco profundas, césped verdísimo dónde extender la toalla, hacer un picnic o leer. Los más osados pueden tirarse desde su imponente torre de saltos con plataformas de 1, 3 y 5 metros y zambullirse en las aguas insultantemente cristalinas de este lago urbano.

Río abajo en Zürich West

¡Bienvenidos al paraíso del freestyle! Hemos llegado a Zúrich West, el barrio híper-creativo y un bastión tomado por los jóvenes más cool. Aquí todo vale, aunque si no quieres desentonar, tírate río abajo y déjate arrastrar por la corriente.

El Badi de los Badis es el Flussbad Oberer Letten, un espacio urbano inundando por bicis y grafitis a orillas del Limmat donde no hay reglas escritas; observa a los locales y juzga por ti mismo. Tanto si optas por tomar el sol en las plataformas, hacer un picnic, o refrescarte con un Spritz del Primitivo a la hora del apero -hacia las 5pm coincidiendo con el afterwork- asegúrate de que tu cuerpo está en plena forma y tu outfit acorde con las tendencias del momento. ¡Estás en pleno territorio hipster!. Si tienes calor, dejar tus ‘trastitos’ allí donde estés y salta al agua, tienes cuatrocientos metros de nado libre por delante. Por la noche es el momento del macropopular Panama Bar, que sirve comida y pincha música de baile en unas de las mejores fiestas de la ciudad.

Si todavía te queda un soplo de energía, sigue río abajo guiado por el colosal Silo, un mastodonte de hormigón inaugurado en 2016 que sirve como almacén de grano y es la segunda torre más alta de la ciudad. Justo a medio camino se interpone el Flussbad Unterer Letten. Aquí la corriente es más rápida, y prueba de ello son las hordas de jóvenes que peregrinan hasta allí con colchonetas y barcos hinchables para realizar la bajada. Los bañistas que saltan se abandonan a su suerte, dejándose llevar por la fuerza del agua; algunos luchan sin éxito a contracorriente, intentando avanzar río arriba, aunque pocos lo consiguen. Los que se han quedado en tierra charlan, beben vino, desempaquetan sus picnics, o descansan en el césped. ¡Ah! y en verano el Badi acoge dos semanas de cine independiente al aire libre.

Esta es la dolce vita de Zúrich, un microcosmos sorprendente para el turista no iniciado que alcanza su punto álgido durante la estación de baño. Si tienes pensado visitar la ciudad más grande de Suiza durante el verano reserva tu Vueling aquí.

Texto de Núria Gurina i Puig 

Fotos de Zürich Tourism/Caroline Minjolle; Tourism/Elisabeth Real; Zürich Tourism/Martin Rütschi; Roland Fischer; Núria Gurina

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El Arte de Comer

Por Ferran Imedio de gastronomistas

Ámsterdam tiene decenas de reclamos para el viajero, pero los más importantes, sin duda, los imprescindibles, los de visita obligada, son los canales (un crucero es inolvidable), el barrio rojo y los museos. La gastronomía por sí sola no ejerce todavía de reclamo, así que si se puede combinar alguno de los ‘must' turísticos, mucho mejor. Nosotros hemos hecho un mix gastronómico-museístico, sin pretensiones culinarias ni precios estratosféricos. Pero lo cierto es que, como dice Miguel Brugman, chef del café-restaurante del Foam, “hasta hace no mucho, en los museos te daban bocatas, pastas y té, y ahora esto está cambiando”. Los propios holandeses son muy fieles a sus museos y lo cierto es que ahora su oferta culinaria es más que digna. Lo hemos comprobado nosotros mismos. Estas son nuestras cuatro recomendaciones.

Foam Café

Está ubicado en los bajos del prestigioso museo Foam, consagrado a la fotografía contemporánea (una colección pequeña pero muy muy interesante que hasta diciembre acoge ‘Under construction’, con obras de jóvenes artistas norteamericanos). Allí no encontrarás nada de cocina complicada. Al contrario, directa, sencilla, reconocible. Aires mediterráneos, muchas ensaladas, mucho aceite de oliva ecológico, muchas verduras y legumbres, pitas, sopas, huevos revueltos… Saludable y económico, ya que ningún plato supera los 10 euros.

Funciona como restaurante de 12.00 a 15.00 horas, aunque antes y después (abre a las 10.00 y cierra a las 18.00) funciona como cafetería que sirve pasteles y el típico ‘saucijzen broodje' (hojaldre con salchicha de cerdo dentro, que en su caso la hacen con ingredientes ecológicos), entre otros.

Los jueves, de 18.00 a 21.00 horas, organizan tours guiados por el museo que acaban con una cena con un menú compuesto por una tapa (hummus, pulpo marinado…) y plato principal (carne, pescado o vegetariano) que cuesta 19,5 euros. Si no se hace el tour, las tapas oscilan entre los 4 y los 6 euros, y el plato principal cuesta 16,5.

Los viernes, también de 18.00 a 21.00 horas, montan los ‘frozen fridays’, en los que sirven snacks fritos (5 euros) y cócteles (6 euros).

Keizersgracht, 609
http://foam.org

Eye Bar-Restaurant

Apabullante. Así se puede describir el edificio del Eye Film Museum por fuera (el museo nacional del cine incluye zona de exposiciones y cuatro salas de proyecciones) y por dentro,ya que el hall alberga un restaurante que parece una sala de cine, con unas gradas escalonadas que miran a un ventanal panorámico que más parece una pantalla en cinemascope y que da a una terraza con vistas al otro lado del río Ij, donde está el centro de la ciudad y la estación de trenes Central, al que se llega en un ferry gratuito.

El restaurante ofrece cocina de influencia francesa aunque con toques europeos. Al mediodía la carta es más sencilla (sopas, ensaladas…) y por la noche, más elaborada: filete de ternera, steak tartare, rodaballo, crema de marisco, risotto de setas…

El precio medio al mediodía es de 20 euros y de noche, no llega a los 40. Abre cada día de 10.30 a 22.30 horas (viernes y sábados, hasta las 23.30), y la cocina solo para entre 17.00 y 17.30 horas.

Ij Promenade, 1
www.eyefilm.nl

De Plantage

Nuevo, recién abierto, destaca por su luminosidad gracias a unos ventanales vintage XXL. En este amplio y cálido local sirven comida mediterránea, más oriental que occidental, a buen nivel y con precios correctos. Está puerta con puerta del zoo (uno de los más antiguos del mundo y la segunda atracción más visitada de Amsterdam), y el edificio contiguo alberga la exposición permanente ‘Micropia’, que exhibe los millones y millones de bichos que pueblan el planeta y que solo se ven por un microscopio. Dentro de unos meses también tendrá al lado el Museo de Historia Natural.

Sus platos bien están presentados, y destacan porque son aromáticos y saludables, ya sean las ensaladas, los raviolis, la terrina de cerdo, las alcachofas fritas, el risotto, el atún… Cada día, la cocina abre de 10.00 a 16.00 y de 17.30 a 22.30 horas, aunque entre horas sirven desayunos y snacks. Tienen carta de mediodía y de noche. El precio medio al mediodía, sin bebidas, se sitúa en 17 euros y por las noches, en unos 35, aunque en otoño ofrecerá un menú cerrado de noche que constará de tres platos y valdrá 32,5 euros, sin bebidas.

Plantage Kerklaan, 36
www.caferestaurantdeplantage.nl

Rijksmuseum

El enorme, majestuoso, hall del que vendría a ser el museo del Prado holandés (desde obras góticas a actuales, ofrece un recorrido que culminará entre noviembre y enero con una muestra de fotografías del siglo XX llamada ‘Modern Times’) cuenta con una agradable y tranquilo espacio para comer. Si pides una cerveza, solo será holandesa, y si pides cualquier plato, casi todos fríos, que sepas que todos los ingredientes son locales. Los bocadillos cuestan entre 5 y 9 euros; las ensaladas, entre 12 y 16, y los pasteles, entre 2 y 5 (atención a la silueta de chocolate de la fachada del museo).

Está abierto de 9.00 a 17.00 horas. Si vas al Rijksmuseum ir a partir de noviembre, tendrás más oferta gastronómica, ya que abrirá un restaurante en el que un chef de renombre llegado de cualquier parte del mundo diseñará una carta con su sello que estará vigente entre dos y tres meses. Cual si fuera una exposición temporal. Eso sí, siempre buscando precios contenidos.

Museumstraat, 1
https://www.rijksmuseum.nl/es

Y si no te convencen estas cuatro propuestas mixtas, siempre puedes ir a restaurantes más o menos convencionales. En Amsterdam, la oferta está muy bien, aunque olvídate de locales de cocina típica. Los holandeses solo la prueban en casa y no la valoran mucho.

Raïnaraï

Agradable y moderno restaurante de cocina tradicional argelina regentado por un tuareg y ubicado en el parque de la Westergasfabriek, una antigua zona industrial con depósito de gas reconvertido en una zona lúdica donde hay una docena de restaurantes, tiendas de ropa, galerías de arte. Este local sirve 14 platos distintos cada día en los que usa ingredientes orgánicos. De martes a domingos, de 12.00 a 22.00 horas. De 30 a 40 euros. Cócteles, a 7,5.

Polonceaukade, 40

REM Eiland

Una plataforma petrolífera que se usó como estación que emitía de radio y televisión de manera ilegal ha acabado reconvertida en restaurante de dos plantas (una de ellas es una terraza que solo abre en verano). Simplemente espectacular. Subir sus empinadas escaleras metálicas o caminar junto a la barandilla produce cierto vértigo. Su cocina es internacional: sencilla y simple al mediodía, de noche ofrece menús de 31 euros (tres platos) y 37 euros (cuatro platos), sin bebidas, con propuestas como tartar de rodaballo; bulgur con pimienta, aguacate y cebolla roja; redondo de ternera a la parrilla; raviolón (rótolo) relleno de calabacín, champiñones, zanahoria, espárragos verdes en salsa de parmesano… Abre cada día. Los mediodías, a las 12, y las noches, a las 17.00 horas.

Haparandadam, 45-2
www.remeiland.com

Sky Lounge

Es la terraza con vistas (planta 11ª) del Hotel Double Tree. De noche vale la pena para disfrutar de uno de los muchísimos cócteles de la carta con toda Amsterdam a tus pies mientras suena la música de un disc jockey. A esas horas, igual que durante el día, sirven los mismos platillos para picar con gastronomía de todo el mundo: nachos, sushi, bocadillos, fish & chips, hambuguesas, pasta, edamame, gyozas… Abre cada día de 11.00 a 1.00 (viernes y sábados, hasta las 3.00).

Oosterdoksstraat, 4
www.skyloungeamsterdam.com

Brasserie Halte 3

Un antiguo taller y garaje de tranvías que llevaba 16 años vacío ha sido colonizado por dos restaurantes (a mediados de octubre abrirá un multiespacio gastronómico con 21 estands que ofrecerán todo tipo de comida cada día entre 11.00 y 20.00 horas a precios entre 4 y 8 euros la ración), un cine, una galería de arte, una librería, una tienda de bicicletas, unos estudios de televisión y un hotel. El nombre del complejo es De Hallen. Uno de los restaurantes, recién abierto, es esta brasería a la francesa cuyo steak tartar es para chuparse los dedos, y cuya carta también ofrece ostras y costillas, entre otros platos. Como la mayoría de restaurantes de Amsterdam, la carta de mediodía es más sencilla y fresca.

Abre cada día de 11.00 a 22.00 horas. Precio medio al mediodía, 10 euros; de noche, 25-30 euros.

Bellamyplein, 51
www.halte3.nl

Meat West

Ubicado también De Hallen, solo sirve cenas, entre 19.30 y 22.30 horas (hasta la 23.30 de jueves a sábado). Los raíles de 90 años decoran el suelo de un espacio especializado en carnes de calidad, básicamente de ternera. Hay de todo: hamburguesas, entrecots, costillas, filetes…
Precio medio sin bebidas, de 40 a 50 euros.

Bellamyplein, 51
www.meatwest.com

Blue Spoon

Restaurante del hotel Andaz, uno de los más interesantes de la ciudad. Cocina de influencia francesa con productos locales y sin sofisticaciones para unos platos con productos de proximidad y de temporada a aderezados con las hierbas que cultivan en el jardín. Si te alojas allí, tienen una sala para huéspedes con vistas al canal donde tomar un snack y una copa de vino al día gratuita. La cocina, a la vista de los comensales, abre cada día. Se puede comer en una mesa junto a los cocineros. El precio medio se mueve entre 35 y 45 euros, sin bebidas. El menú familiar, para seis personas, repasa los mejores entrantes de la casa, con el pescado del día como estrella, y cuesta 56 euros por cabeza. De 12.00 a 15.00 horas y de 18.00 a 23.00.

Prinsengracht, 587
amsterdam.prinsengracht.andaz.hyatt.com/en/hotel/dining/Bluespoon.html

The Lobby

Uno de los restaurantes más recomendables de Amsterdam por ubicación (a dos minutos a pie de la monumental plaza Dam), por calidad y por precio. Cada día, de la cocina trabaja de 12.00 a 16.00 horas y de 18.00 a 22.00 horas (viernes y sábados sirven cócteles hasta las 3.00), aunque se puede desayunar a partir de las 7.00. No hay que dejar pasar la ocasión de pedir un flammkuchen, típica pizza alsaciana de masa muy fina y crujiente que allí versionan con todo tipo de ingredientes. Trabajan el producto local para hacer platos de cocina internacional. A la hora de la cena ofrecen un menú con entrante, plato principal y postre a elegir por 34,5 euros, sin bebidas. Los platos de pescado los trabajan de maravilla, como la elegante corvina, el excitante pulpo con panceta de cerdo y el definitivo cuello de cerdo hecho a baja temperatura.

Nes, 49
www.thelobby-amsterdam.nl

Gebr. Hartering

Los hermanos Paul y Niek Hartering regentan este coqueto restaurante de cocina creativa a orillas de un canal. Tiene dos pisos, uno a ras de agua, e incluso una barca para cuando hace buen tiempo, a modo de terraza. Solo hacen dos menús degustación: uno de seis platos (50 euros sin bebidas) y otro de nueve (75 euros sin bebidas), con propuestas que se sirven en medio de la mesa para compartir. Trabajan con productores locales bajo la influencia de la cocina clásica francesa, sin fuegos de artificio. Para maridar, claro, muchos, muchísimos vinos franceses.
Abre de martes a domingo, de 18.00 a 23.00 horas.

Peperstraat, 10
www.gebrhartering.nl

Dan ganas de ir verdad? Anímate! Consulta nuestros precios aquí!

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BILBAO: CÓMO RECONOCER UN BUEN MARMITAKO CON SOLO MIRARLO

Es pronunciar la palabra “marmitako” y trasladarse a la costa vasca. Puedes hacerlo mentalmente, claro, es fácil (dilo así, con los ojos cerrados, “marmitakooooo”), pero jamás tendrá punto de comparación con hincarle el diente en algún restaurante que lo sepa preparar como hacen los arrantzales (pescadores, en euskera).

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Destino Turín

Por: Belén Parra y Carme Gasull

La gastrocita: Salone del Gusto e Terra Madre. Del 23 al 27 de octubre de 2014

La Turín más gastro
Turín gusta y se gusta. Cuando la pisas, la conoces mejor y la degustas entiendes su capitalidad en el Norte de Italia. Sus 2 millones de habitantes reconocen sus atributos y los disfrutan, pero curiosamente su turismo es aún a día de hoy incipiente. Durante décadas la ciudad ha construido su propia realidad de puertas adentro, alejada de las recepciones masivas de otros destinos italianos. Los JJOO de invierno de 2006 significaron claramente un antes y un después para Turín, que nunca ha vivido a expensas del turismo. Si acaso, del interior. Y no será precisamente por su falta de atractivos… Entre ellos, el gastronómico. La (bien) denominada Città del Gusto seduce también por el estómago.

La acogida
Calidez. Es probablemente la palabra que mejor defina el carácter turinés. Basta que muestres curiosidad, interés o simplemente desconocimiento por algo para que enseguida encuentres la respuesta deseada. Con una generosidad reseñable. “La buona accoglienza fa bene al turismo”, proclaman ahora. Y predican con el ejemplo. Nada mejor que Turín para pasearse cual turista sin agobios. Ningún español por aquí, ningún alemán por allá, ningún inglés por acullá… Siempre, eso sí, que la ciudad no sea cita de algún gran acontecimiento internacional.

Los transportes
Dando por obvio que es a pie como mejor se descubre cualquier destino, en Turín no hay excusa para moverse de un lado al otro de la ciudad. Tren, autobús, metro, tranvía, bicicleta pública… Es tan accesible que si no la descubres a fondo es porque no quieres. Pero insistimos: pasear, en especial por el centro, te permite descubrir su pulso, su peculiar retícula y sus múltiples encantos.
El alojamiento
Precisamente por el influjo de ese crecimiento moderado de su turismo, el alojamiento en Turín se concentra en hoteles de categoría estándar y superior. Os proponemos 2 opciones sugerentes en ambientes completamente diferenciados.

Best Western Hotel Piemontese
Via Claudio Luigi Berthollet, 21
Coqueto, discreto y confortable. En uno de los centros de mayor vida social y nocturna de la ciudad. Rodeado de locales para el desayuno, el aperitivo, el vermut y el copeo. Cerca de la gran estación ferroviaria de la ciudad: Porta Nova.
NH Santo Stefano
Via Porta Palatina, 19
Ubicado en el centro del moderno Quadrilatero Romano, a dos pasos de la Catedral de San Juan Bautista y del centro histórico. La cercanía del hotel a las estaciones de tren Porta Susa y Porta Nuova ofrece fácil acceso a Turín en tren.

Las plazas
Ciudad de contrastes meteorológicos, Turín se vive en sus plazas sea invierno o verano. De hecho, no os extrañe la profusión de mesas al aire libre en numerosas calles pero sobre todo, en las plazas. Desde la imponente Piazza San Carlo, una de las más grandes y elegantes de la ciudad y que lleva a la Gran Madre de Dio, a Piazza Castello o las pequeñas Emanuele Filiberto y Della Consolata.
Aperitivos, cafés y cervezas artesanas proliferan por las mesas. Poned atención a las cartas de bebidas de los diferentes locales porque suelen ser interminables. ¿Sabías que estamos también en la cuna del vermut? Sea invierno o verano, las terracitas de las plazas apetecen. También porque en ellas se encuentran curiosamente locales históricos de corte gastronómico.

Locales con historia
Locales más que centenarios, con historia, con buen producto. Concurridos. Como sus cafeterías. Turín es la tercera ciudad de Italia con más locales históricos.

Caffè Mulassano
Piazza Castello, 15
Aquí surgió el famoso tramezzino, un sándwich de pan blanco de molde ligeramente tostado relleno de diferentes combinaciones de ingredientes, todos de primera calidad. El más típico, de ensalada d’aragosta’ (langosta). Persiste en la misma ubicación desde 1907.

Baratti&Milano
Piazza Castello, 29
A pocos metros del primero, de mayores dimensiones y con una oferta mucho más dulce. Sus chocolates, dulces y pasteles se exhiben en las diferentes vitrinas.

Caffè Cioccolateria Al Bicerin
Piazza della Consolata, 5
Pequeño y solicitadísimo negocio (con tienda delicatessen anexa) en funcionamiento desde 1763. Mesas y sillas de mármol y un producto estrella: el bicerin, una bebida a base de café, chocolate y crema de leche. A 5€ la unidad.

Caffè Pasticceria Abrate
Via Po, 10
Casa con una larga tradición pastelera y confitera. Fundada en 1866.

Caffè Torino
Piazza San Carlo, 214
Un clásico de la ciudad (1903) que permanece en la actual ubicación desde 1930. Ha sabido reinventarse con el paso del tiempo. De generosas dimensiones, su bufé de bocados para acompañar el aperitivo es de sobras conocido y su terraza permite disfrutar de la viveza de la plaza San Carlo.

Comer y beber

Bar Enò
Galliari, 12
En San Salvario, una de las zonas con mayor vida nocturna. Ofrece cenas a altas horas de la noche -la cocina cierra de madrugada y el local en concreto a las 4 am-. Pasta casera, dulces típicos, pan buenísimo, vinos, birras artesanas y buen servicio. Tiene prácticamente de todo y para todos. Sus elementos decorativos no tienen desperdicio. El orden dentro de caos. ¡Hay que pisarlo!

Restaurante Consorzio
Via Monte di Pietà, 23
Una trattoria moderna o una evolución de la típica trattoria sin llegar a ser un establecimiento de vanguardia que sigue los preceptos de slow food. Destacable también por su oferta de vinos naturales italianos y del mundo, cervezas y destilados.

Enoteca Bordò
Via Carlo Ignazio Giulio 4/G
Regentado por dos hermanas toscanas es un establecimiento sencillo y acogedor donde el viajero puede sentirse como en casa comiendo un buen plato de pasta acompañado de una copa de buen vino o cerveza artesana, como la turinesa Brew Up. Al lado del Mercado de Porta Palazzo.

Pastis
Piazza Emanuele Filiberto, 9b
El Sur en el Norte. Aires retros para un local regentado por un siciliano que pone el alma y el humor necesarios para dotar de carácter y singularidad a su negocio.
Su propietario, Andrea Tortorella, se reinvidica en las paredes -¡y el suelo!- del local, pero sobre todo en su sabrosísimo recetario casero y en su cocina de horario prácticamente ininterrumpido. Detallismo personalista en una decoración que incluye incluso uno de los últimos trozos del derribado Muro de Berlín. Su terracita cubierta es todo un acierto para los meses más fríos. Muy razonable relación calidad-precio.

Dausin
Via Goito, 9
O ‘vecino’ en dialecto piamontese. Pequeño restaurante que sigue los preceptos de la filosofía Slow Food o proyecto eco-gastronómico —como gustan definirse— porque reduce las emisiones de CO2. Producto próximo, cercano, sin grandes manipulaciones. A pocos pasos de la estación de Porta Nuova.

Emporio Gastronomico
Via Avogadro, 2
Restaurante y pizzería de culto para quienes gustan de las masas artesanas elaboradas al momento y al horno de leña (se puede seguir incluso todo el proceso de elaboración). El listado de pizzas es bastante clásicos y sus precios, al contrario que los de otros platos de la carta, son bastante económicos.

Taberna Libraria
Via Conte Giambattista Bogino, 5
Para degustar un menú típicamente piamontese en diferentes formatos y según el apetito de cada uno con platos como el vitello tonnato (ternera asada fría con mayonesa y alcaparras). No dejéis de probar (o de comprar) alguno de los vinos que se exponen a lo largo de todo el local.

Focacceria Lagrange
Su nombre se inspira del matemático turinés más famoso del siglo XVIII, inventor de la mecánica racional. Sostienen que la focaccia es una ciencia matemática un sistema del gusto compuesto de un número finito de partículas de harina biológica sujetas al encuentro dinámico con el agua y el aceite. Nada más. Podéis comprobarlo en tres establecimientos (Via Lagrange 11/f, via Sant’Agostino 6 y Piazza Castello, 153).

Perino Vesco
Via Cavour, 10
Panes a tutiplén, en todas sus formas y variedades como los grissini (colines) que nacieron en esta ciudad para ayudar al pequeño Vittorio Amedeo II, de salud enfermiza, a quién gustaba comer este pan crujiente, de forma alargada y de fácil digestión. O eso dicen. El establecimiento acostumbra a estar lleno y registrar colas tanto para comprar simplemente el pan del día, galletas o dulces típicos como para degustar un panino, una focaccia o un café o piezas de bollería.

Dónde comprar
Mercado de Porta Palazzo
Mezcla de colores, sabores y culturas, bienvenidos al mercado más grande de la ciudad y el mercado alimentario más grande de Europa. Tiendas, bares, trattorias y comercios unidos en un mismo espacio para ofrecer todo tipo de productos, desde ropa a antigüedades. Obligado perderse entre sus puestos y dejar que pasen las horas como en un suspiro.

Guido Castagna
Via Maria Vittoria, 27/C
La pastelería-boutique por excelencia. El referente del chocolate de calidad. Su propietario ama y mima el cacao como si lo cultivara. En su obrador a pocos kilómetros de la ciudad Guido Castagna recibe, muestra y enseña el oficio. Su buen hacer ha creado escuela y ha conseguido unos giandujotti (el dulce típico de la ciudad elaborado con cacao y avellanas) fuera de lo común. ¡Hay que probarlos!

Alberto Marchetti
Torino es la ciudad del chocolate pero también la del helado. Y para helado, el de Alberto Marchetti. Dispone de tiendas en la ciudad, la más grande en Corso Vittorio Emanuele II 24bis, la segunda en Via Po 35 bis. Y la tercera, aún por venir, en la Via Rossini. Para poder escoger te dejarán degustarán antes los sabores que gustes. ¡Lo asombroso es que hay tantos donde elegir! Superad los clásicos y atreveros con el de popcorn o saboread el pallino (café expreso, bola de helado y nata montada). Todo de cosecha propia. Exquisitos. Tremendos helados a partir de 2€. Y además, babyfriendly (cambiador en el baño y mesita con juegos).

Eataly Alti Cibi
Via Nizza, 230/14
Un buen deli a lo grande. Por sus dimensiones, por su amplia oferta de producto y por la calidad de ese producto. De todo y para todos los gustos. Si andas buscando algo en concreto para degustar e incluso para regalar, aquí lo encuentras seguro: pasta, arroz, chocolate y otros dulces, café, salsas y condimentos, libros de cocina, menaje…. Calidad, sostenibilidad y ecología. La primera tienda se abrió en Turín, le siguió Roma, Florencia, Milán. Hoy existen 26 Eataly en todo el mundo.

No te pierdas (tampoco)…

Dos grandes museos
O algunos de ellos, especialmente dos. El Museo Egipcio (Via Accademia delle Scienze, 6) se considera el segundo más importante del mundo después del Museo del Cairo por su colección de antigüedades. En estos momentos se está acometiendo una ambiciosa renovación que no terminará hasta 2015.
Para grandes y pequeño cinéfilos o simplemente apasionados del 7º arte, más que recomendable el Museo Nazionale del Cinema, situado en el interior de la Mole Antonelliana, símbolo del skyline de la ciudad (Via Montebello, 20). De 167 metros de alto, un ascensor de cristal viaja por la gigantesca bóveda hasta el templete panorámico. Sorprendente.

La Catedral
Piazza San Giovanni
Parada obligada en la ciudad, este bello edificio del siglo XIV dedicado a San Juan Bautista, patrón de Turín, alberga en su interior el lienzo funerario en el cual fue envuelto Jesús después de haber sido descolgado de la cruz: la Sábana Santa, también conocido como Síndone o el Santo Sudario. La reliquia sólo se muestra en ocasiones extraordinarias.

El río Po
Pasear por sus alrededores. Si todavía te ha quedado tiempo para disfrutar de la ciudad con cierto relajo, disfruta del cauce del Po sobre sus puentes. También podrás navegar en sus aguas, si lo prefieres. El toque más parisino de esta ciudad transalpina.

Ahora como entonces, siempre nos quedará Turín.

Nosotros nos apuntamos, si quieres venirte consulta nuestros vuelos aquí.

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