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Los mercados de San Petersburgo y sus alrededores

Los mercados son los mejores lugares para tomar el pulso de una ciudad, sitios donde se vive el día a día de la gente y donde puedes mezclarte con la población local, especialmente en San Petersburgo, donde se fomenta el regateo e incluso te darán a probar sus productos pero sin ningún tipo de presión.

El Mercado Kuznechny

El más céntrico y representativo de los mercados de San Petersburgo, también el más caro, es el Mercado Kuznechny donde se venden flores, verduras quesos y miel natural.

Cerca del mercado encontrarás numerosas atracciones: el Museo Ártico y Antártico está ubicado en la antigua iglesia de San Nicolás e incluye exposiciones sobre las características de las regiones polares, sobre la historia de la conquista del Gran Norte y sobre la economía y la cultura de los pueblos nórdicos, el Salón de Exposiciones Florales, la Iglesia Vladimirskaya o la Casa de Cultura Lensoveta en Kamennoostrovsky avenue, 42.

También el Museo Dostoevsky, lugar donde vivió y murió el célebre escritor autor de las novelas de las novelas Crimen y Castigo, Los endemoniados o El idiota. En su casa museo están reconstruidos cada uno de los espacios originales.

Para comer puedes dirigirte al Marius Pub o al restaurante Tres Amigos y para tomar una copa al Mollie`s Irish Bar.

Mercado Sennoy

Lo que antiguamente había sido un mercado de heno se ha convertido ahora en un gran mercado de alimentación y mercadillo de ropa.

Por las calles del barrio de Sennaya, donde se encuentra el mercado de Sennoy, transcurre gran parte de la novela Crimen y Castigo escrita por Dostoievski. Popularmente se le llama Barrio de Dostoevsky.
 Es muy buena zona para hacer compras en sus grandes almacenes. En la plaza Sennaya, un lugar muy animado, tienes el conocido PIK y el gran centro comercial Sennaya.

Y para comer una buena y económica comida casera puedes dirigirte al Kafe Adzhika

Dando un paseo te puedes acercar hasta el Palacio Yusupov, ubicado en el malecón del río Moika, que es uno de los monumentos de clasicismo más hermosos en San Petersburgo.

Mercado Sitni

En la pequeña isla Zayachy, situada en el río Neva, se encuentra el verdadero centro histórico de la ciudad: la Fortaleza de Pedro y Pablo, la ciudadela original de San Petersburgo. Se mandó construir en 1703 por orden de Pedro I el Grande y contiene edificios remarcables como la catedral de San Pedro y San Pablo, donde están enterrados los zares desde Pedro I el Grande a Nicolás II y su familia. Con sus 122 metros de altura, el campanario de la catedral es el punto más alto de la ciudad.

Aunque la primera construcción debía tener funciones defensivas, al final no cumplió su cometido, y fue empleada como cárcel hasta 1917, acogiendo entre sus muros a célebres personajes como Trotski, Dostoievski o Bakunin.

Cerca de allí se encuentra también el zoo de San Petersburgo y el Museo de Historia Política.

Puedes comer en el popular restaurante Salkhino donde sirven platos de la cocina georgiana y por la noche puedes acercarte al mítico Club Tunnel, el primer club de techno abierto en Rusia.

Mercado de souvenirs Vernisazh

Más que un mercado es un mercadillo de souvenirs que se encuentra detrás de la iglesia de la Resurrección o iglesia del Salvador sobre la Sangre derramada, y es uno de los puntos turísticos más visitados y una atracción en si mismo. Puedes encontrar tradicionales regalos rusos y recuerdos.

La Iglesia del la Resurrección se construyó en el lugar en el que fue asesinado el zar Alejandro III. Su decoración de mosaicos interiores y exteriores es fantástica, así como sus vidrieras. El templo fue construido al estilo de arquitectura rusa de los siglos XVI-XVII, al más puro estilo ortodoxo ruso, pareciéndose mucho a la catedral de San Basilio en la Plaza Roja de Moscú.
 Destaca también por sus cinco grandes cúpulas bulbosas, multicolores o doradas, y por los minuciosos detalles que cubren su fachada.

Imagen de iwillbehomesoon

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6 lugares mágicos en Tel Aviv

Tel Aviv es una ciudad que nunca duerme y nos ofrece una amalgama de oportunidades para disfrutar nuestra estancia allí. Cada barrio tiene sus encantos y en cada uno de ellos se puede vivir una experiencia única e inolvidable:

1.- Old Jaffa

El casco antiguo de la ciudad, Old Jaffa, presume de ser el barrio donde comienza la historia de Tel Aviv. Sus callejuelas y sus casas pintorescas de piedra te hacen sumergir en el antiguo Imperio Otomano. Esta parte de la ciudad se caracteriza por ser una de las más bulliciosas y reclamo principal por parte de turistas, atraídos por lo bohemio y el arte que desprenden sus gentes y sus rincones. El mercado de pulgas, Jaffa Flea Market, atesora todo tipo de antigüedades y curiosidades que no nos dejarán escapar con las manos vacías. Si nos queremos dejar conquistar por el estómago, dicen que Ali Karavan sirve uno de los mejores hummus del mundo. Su plato estrella es el hummus con frijoles y además los precios son muy asequibles. Otro restaurante de la zona a destacar es el Dr Shakshuka, donde se puede degustar la típica comida casera israelí de lo más variada y sabrosa.

2.- El Puerto de Tel Aviv

Si algo caracteriza a esta ciudad que nunca descansa es su puerto y sus playas bañadas por el extremo oriental del mar Mediterráneo. Tel Aviv ofrece unas vistas espectaculares y es imprescindible dar un paseo por todo el puerto, al que podemos llegar dejando atrás Old Jaffa. En el Puerto de Tel Aviv se pueden encontrar especialmente locales de cara al entretenimiento como clubs o coctelerías y una amplia gama de restaurantes para todos los públicos. En el mismo paseo marítimo se ubica La Galina, una mítica discoteca al aire libre cuyos asistentes son tanto turistas como lugareños. En ella suelen programar noches temáticas para todos los gustos. Los amantes del pescado y el marisco no pueden despedirse de Tel Aviv sin haber deleitado su paladar en el Manta Ray, marisquero número uno de Israel. Otra de sus especialidades es la crema de berenjena, la favorita por muchos de sus comensales. Es un sitio perfecto tanto para un brunch con amigos como para disfrutar de una cena romántica a la luz de la luna y al son de las olas.

3.- Centro de Tel Aviv

En el centro de Tel Avivse hallan las tiendas más sofisticadas de la ciudad, desde marcas conocidas mundialmente hasta lujosas firmas israelíes. Los puntos más emblemáticos de Tel Aviv son el gran centro comercial Dizengoff y el museo Bauhaus Center, en pleno corazón de la ciudad. Además, podremos elegir entre una gran variedad de restaurantes que presentan una gastronomía de calidad extrema. Nuestros preferidos son la heladería Vaniglia y The Dinning Hall, un restaurante multicultural que fusiona la cultura de Israel a través de los estilos culinarios sefardí, asquenazí, árabe y jebuseo, siempre con connotaciones mediterráneas y europeas. Éste último se sitúa en el Centro de Artes Escénicas, en el boulevard del rey Saúl.

4.- Florentin

Florentin es un barrio animado y aburguesado de Tel Aviv. Si antes era el refugio de la clase trabajadora, en esta última década se ha ido transformando y lo es de artistas, artesanos y gente interesante. Caminando por las calles florentinas es usual ver graffitis en las fachadas o puertas de las casas, los talleres y los establecimientos. Su mercado de especias Shuk Haaliyah se ha convertido en una parada obligatoria para todos los visitantes de la ciudad. Para ir a comer recomendamos el Hahultziym 3, un restaurante que nos hará soñar con su queso parmesano-reggiano, sus brochetas de carne, sus pitas de cerdo rustido y su challah o pan hebreo relleno.

5.- Rothschild

Es el barrio por excelencia para ir de shopping y curiosear un montón de tiendecitas de ropa autóctonas y vintage. El Boulevard Rothschild y la calle Shenkin disponen de boutiques con personalidad, idóneas para ir a la última. Los martes y los viernes, la calle Nahalat Binyamin se convierte en un escaparate de los diseñadores más vanguardistas de ropa, joyas, muebles y artesanía. Los más hedonistas se encuentran en el distrito preciso, ya que la discoteca más cool de Tel Aviv, Radio EPGBE, abre sus puertas frente al boulevard. El más puro ambiente underground y la música en directo nos harán gozar de la escena israelí. Se escuchará sonar indie, rock, electrónica y música independiente en general. Después de una noche de desenfreno podemos ir a recuperar fuerzas a Benedict, en el mismo boulevard, abierto 24 horas y especializado en los desayunos más completos y apetitosos que podemos imaginar.

6.- Neve Tzedek

El distrito de moda de Tel Aviv es precisamente Neve Tzedek, que entrelaza tradición y modernidad. Es uno de los más bellos y fue construido en 1887, como el primer barrio judío fuera de las paredes de Jaffa. Perderse entre sus calles es esencial en nuestro viaje para conocer verdaderamente la historia y la evolución de la ciudad blanca. La arquitectura sorprendente de este lugar nos maravillará y nos invitará a tomar fotografías sin cesar. Bohemios artistas y gente moderna ocupan sus calles y proliferan sus talleres y negocios en esta zona. The Monastery es un bar de copas abierto 24 horas, conocido por la variedad de cervezas de importación y de barril que dispone, situado en la calle Allenby. Su especialidad gastronómica son las salchichas y las hay de todo tipo. Buen lugar para conectar y entablar conversación con los clientes locales y con los demás turistas. Al lado de Neve Tzedek, el impresionante mercado Hacarmel se alza con sus puestos de virguerías y de alimentos para comerciar con sus asistentes pluriculturales.

Imagen de Boris Kuznetsov

Por Blanca Frontera

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Ruta por la Menorca británica

No, no es que nos hayamos puesto el objetivo de persigáis a todos los británicos que viajan a la isla, que son unos cuantos, o visitar los locales que frecuentan, que seguramente daría para otro post, sino que lo que queremos es adentraros en una pequeña parcela del pasado de Menorca que ha dejado múltiples huellas en ella. Y es que esta isla balear además de bellas playas donde relajarse, tiene en su haber una situación estratégica en el mar Mediterráneo que bien le valió en el pasado ser la niña bonita codiciada por todos en el baile por el control comercial en el Mare Nostrum. Fenicios, griegos, cartagineses, romanos, vándalos, normandos, árabes, españoles, británicos y franceses lucharon por tener esta pequeña parcela en el mar.

En esta ocasión nos vamos a centrar en la corona británica que durante poco menos de un siglo, desde 1708 hasta 1802, que se firma el Tratado de Amiens, ocupó Menorca, y dejó buena impronta de ello en sus gentes, la arquitectura, la lengua, la gastronomía, entre otras muchas cosas.

Un primer aspecto que llama la atención es lapresencia de anglicismos en el menorquín,con palabras como fáitim(fight him- pégale), joques (joke- bromas), o fingles (fingers- dedos),o con expresiones como quatre mens i un boi (men, boy, para decir que había pocas personas), o fer un trinqui (drink,echar un trago).

La gastronomía es otro de los aspectos culturales de Menorca en los que ha quedado su huella. En las recetas más antiguas se usa la manteca de cerdo en lugar de aceite; uno de los postres típicos de la isla, la greixera dolça, no deja de ser una reinterpretación del pudding inglés; y la pomada, un de los combinados más populares de Menorca, presente en todas sus fiestas, contiene gin, la ginebra menorquina, que como bien habrás podido deducir, fue introducida por los británicos.

También son numerosos losrestos arquitectónicosrelacionados con la época de la ocupación británica y a los que os recomendamos acercaros en algún momento de vuestra visita a la isla. A continuación os hemos hecho una relación de algunos de los más relevantes:

Los alrededores del puerto de Mahón. Durante la estancia de los británicos en Menorca se realizó un especial esfuerzo en defender el puerto de Mahón mediante la construcción de una serie de fuertes y torres con los que protegerlo del enemigo. Es el caso del Fuerte de Marlborough, situado en la cala Esteve, al sur del puerto, construido entre 1720 y 1726 en honor a Sir John Churchill, duque de Marlborough. Hoy en día es un museo dedicado a la historia de Menorca y a la historia de Europa durante el siglo XVIII. No olvidéis recorrer su foso y disfrutar de las vistas de la zona histórica del puerto de Mahón.

También ubicado en la orilla sur de la bocanada de acceso al puerto se encuentrael castillo de San Felipe, construido en el siglo XVI por los españoles para protegerse de los turcos, y tras la ocupación británica su exterior sería reforzado. Lo que llama la atención en la visita a este monumento son sus galerías subterráneas, un auténtico laberinto de pasillos que sirvió de refugio tanto a españoles como a británicos de los ataques del enemigo.

Muy cerca del castillo de San Felipe está la población de Es Castell que fue fundada por los británicos en 1771, siendo bautizado con el nombre de Georgetown. Construida siguiendo un trazado ortogonal, destaca su gran plaza de la Explanada en la que se encuentra el ayuntamiento. Con la vuelta de los españoles a la isla, sería rebautizado como Villacarlos, en honor a Carlos III.

Por último, en el puerto de Mahón está situada la isla del Rey, también conocida como The Bloody Island, (La Isla Sangrienta) ya que fue en ella en la que desembarcó el rey Alfonso III en 1287 camino de la conquista de Menorca a los musulmanes. Además de los resto de una iglesia paleocristiana, están los del hospital militar construido por los británicos.  

El camino d’en Kane. Sir Richard Kane gobernó Menorca durante los dos primeros períodos de la ocupación británica. Entre las múltiples medidas que tomó está la construcción de un camino comunicando Mahón con Ciutadella. En la actualidad queda el tramo que une Mahón con Mercadal. Os recomendamos recorrerlo, a poder ser en bicicleta, y disfrutar del paisaje del interior de la isla. En el camino encontraréis un pequeño obelisco en homenaje a la labor de Sir Richard Kane.

Torres de vigilancia. Son múltiples las torres construidas por los británicos con el objetivo de alertar de la llegada del enemigo. La más grande de todas es la Torre de Fornells, pero encontrarás muchas otras en el perímetro de la isla: la Torre des Castellar (Ciutadella), la Torre de Sa Mesquida, la Torre Cala Molí (Mercadal), etc.

Por último lugar, y siguiendo con la estela británica, os recomendamos dos casas de estilo colonial donde podréis hospedaros: el Hotel Son Granot, construido en 1712, y con unas vistas magníficas al puerto de Mahón, y el Hostal El Almirante, de 1809, situado en Es Castell.

Te animamos a que entre cala y cala aproveches para ir en busca del pasado de la isla, ¡consulta tu Vueling a Menorca aquí!

Texto de Los Viajes de ISABELYLUIS

Imágenes de jorapa , Fundació Destí Menorca

 

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El Madrid de Almodóvar

¡Qué decir sobre Pedro Almodóvar! Con permiso de Luis Buñuel, es el director de cine español más conocido fuera de nuestras fronteras. Oscarizado y con una filmografía iconoclasta que presenta algunas obras maestras, además de un buen número de filmes interesantísimos. Como todo autor que se precie, y el manchego es uno de ellos, Almodóvar tiene una ciudad fetiche que ha aparecido repetidamente en sus películas. Nos referimos a Madrid. A finales de los sesenta partió hacia la capital desde su Calzada de Calatrava natal para hacerse un nombre en esto del cine, y con el tiempo la acabó convirtiendo en su localización favorita. De hecho, la ha retratado de muchas maneras, mostrando sus luces y sus sombras, su parte conocida y la secreta. Almodóvar ha recorrido casi todas las calles de su ciudad adoptiva para amplificar las emociones y sentimientos de sus protagonistas. Ha conseguido llenar de vida, en la ficción, a edificios, calles, locales comerciales, aeropuertos, paradas de tren, y un largo etcétera de emplazamientos.

El director de Volver ha convertido la ciudad en un plató de cine, sacando partido a localizaciones reales y reconocibles para el público, convirtiendo algunos lugares en centros de peregrinaje obligados para los fans de su cine. Visitar esos enclaves significa acercarse al mundo arquitectónico y pasional de Almodóvar, pero también compone una guía turística alternativa de Madrid. A continuación, repasamos algunos de losspotsmás emblemáticos de esta ruta que puedes completar viendo las películas del creador de Mujeres al borde de un ataque de nervios y apuntando nuevos sitios en tu libreta de viaje almodovariana.

Museo Chicote y La Bobia

Dos bares de copas vistos en el cine de Almodóvar. El Museo Chicote es una coctelería chic situada en la emblemática Gran Vía madrileña con un montón de historia a sus espaldas: está abierta desde 1930 y por ella han pasado un buen número de estrellas actuales y, claro está, también del Hollywood clásico. Su interior se puede ver en una de las secuencias centrales, protagonizada por Blanca Portillo, de Los abrazos rotos. La Bobia es otro lugar de encuentro legendario de Madrid. Está cercano al Rastro, y en su momento fue uno de los epicentros de La Movida. Precisamente en esos años locos, Almodóvar decidió situar el inicio de la historia de Laberinto de pasiones en La Bobia, con Imanol Arias y Cecilia Roth al frente.

Cuartel del Conde Duque

Parada obligada para ver el lugar donde se llevó a cabo una de las escenas más famosas de la filmografía del cineasta manchego: la ducha nocturna con agua y manguera de Carmen Maura en una de sus obras maestras, La ley del deseo. La escena se rodó en la puerta del Cuartel del Conde Duque, uno de los palacios más antiguos (fue construido en 1717) y grandes de Madrid, con un fondo de documentos culturales e históricos riquísimo. Es más, una vez te hayas hecho la foto de rigor para recordar el plano de Almodóvar, puedes entrar a visitarlo, ya que ahora se ha convertido en un centro cultural que presenta diversas exposiciones itinerantes durante todo el año.

Los bloques de piso de la M-30

Pedro Almodóvar no solo ha retratado la zona centro y más conocida de Madrid, sino que también ha puesto su mirada en los suburbios. Lo hizo en una de sus mejores películas, la icónica ¿Qué he hecho yo para merecer esto?, en la que una sufrida Carmen Maura las pasaba canutas. Su personaje vivía en los bloques de pisos de la carretera M-30, una zona residencial y obrera que se encuentra en el distrito de Moratalaz.

El viaducto de Segovia

Una de las localizaciones naturales más utilizadas por Almodóvar. Tanto al inicio de su carrera, como actualmente. Y es que aparece en Matador, y también en la reciente Los amantes pasajeros. En esta última podíamos ver a Paz Vega en una graciosa escena. El viaducto de Segovia se encuentra en la calle Bailén, cercano al Palacio Real, y es uno de los puentes más conocidos de la ciudad.

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Texto de Xavi Sánchez para Los Viajes de ISABELYLUIS

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