Los cinco mejores locales de Malasaña
Aunque en los últimos años han proliferado espacios que cuidan el diseño al milímetro sigue habiendo en el barrio una serie de locales decanos dotados de una suerte de magnetismo que los convierte en punto de encuentro noctámbulo obligado. Y es que Malasaña, en pleno corazón de la capital, siempre ha contado con una amplia oferta de ocio. Su momento álgido fue durante los dorados años de La Movida, cuando desde la calle Manuela Malasaña empezaron a proliferar locales nocturnos que fueron albergando a una creciente escena que marcó toda una época en la cultura española de los ochenta.
A continuación os hacemos una selección con los cinco mejores sitios donde tomar una copa en el antiguo barrio Maravillas.
Madklyn
Muy cerca de la plaza 2 de Mayo se encuentra este reducto de la música con regusto a tiempos pretéritos. El Madklyn no es un espacio muy grande, y por las noches se pone a reventar. Destaca su techo brillante plateado, haciendo un claro guiño al metal del puente de Brooklyn. La decoración es retro, con referencias a la época dorada de los bares con pinball. Los sábados hacen sesiones especiales a la hora del vermut. ¡Ah! Y no te pierdas las tapas de judías, la especialidad de la casa. Muy recomendables las sesiones “Blackout” a cargo de su disc-jockey residente DJ Mighty Caesar.
Picnic Bar
El Picnic bar hace un tiempo que está de moda, y eso provoca que siempre que vayas allí tengas que avanzar entre la masa como quien navega en una barca entre marismas frondosas. Es un lugar de encuentro de actores, cómicos, músicos y hip people de Madrid. Tienen muy buen servicio y sus cócteles son de lo mejorcito de la ciudad. Tiene dos niveles –una a ras de calle y un sótano- y las dos cuentan con una iluminación cálida, con una decoración vintage, en el que destaca el color rojo. Un clásico son los fabulosos sillones donde disfrutar de una buena conversación.
1862 Dry Bar
Este local acaba de ganar el premio a Mejor Bar de 2014 en FIBAR. Sin duda es uno de los espacios más exquisitos de todo el barrio. Son especialistas en cócteles clásicos pero también se aventuran con propuestas más contemporáneas. Se dispone en dos niveles. El principal, a la altura de la calle, es de techos muy altos, con decoración muy equilibrada con toques art decó, dando especial protagonismo al botellero, claro está. En la planta baja han creado un espacio más acogedor, con sofás cómodos de color vino y luz más cálida. Es como una pequeña boîte, con su propia barra. Destaca el almacén de bebidas, enjaulado y a la vista del cliente, lo cual le da un aire de bodega de barco antiguo.
Juanita Banana
En el número 3 de la calle Estrella se encuentra otro de los must de Malasaña. Se trata de Juanita Banana, un espacio que pertenece al mismo grupo que Fabuloso, Coconot y Exótica y que como ellos comparte similitudes decorativas, con un ojo puesto en los días del rock primigenio de finales de los 50, las películas de serie B, y parte de los clichés de la primera cultura pop. La gracia de este local es que te puedes pedir un pincho mientras te estás bebiendo un cóctel. Si lo deseas puedes degustar también un batido. Los hacen riquísimos.
Costello Club
Sin duda el Costello Club es una de las salas más emblemáticas de Malasaña. Según fuentes muy fiables, se trata del bar y la sala “no oficial” de la industria musical. Imprescindible si tocas en una banda y quieres llegar a ser alguien. Una de sus ventajas es su situación, muy cerca de la parada de metro de Gran Vía. En la planta de abajo, en el Costello Dance Floor, suele haber conciertos y actuaciones de calidad. Por la sala han pasado artistas como Vetusta Morla, Russian Red, Last Shadow Puppets, DePedro, Tequila, Amaral, Nada Surf, Quique González y un largo etcétera. Después de las actuaciones hay sesiones de DJ. En la planta superior, compuesta por la Costello Gold Lounge y el reservado Chill Garden, donde se escucha jazz, pop, bunge, downtempo o bossanova.
Para coger fuerzas
Con tanta copa se recomienda hacer un alto en el camino para recargar energía. Aquí van dos recomendaciones de órdago. Para el día, en el número 16 de la calle San Joaquín está el Naif, un espacio vivo, que evoluciona a lo largo de la jornada, adaptándose al ritmo del barrio. Por eso aquí no faltan los cafés, tartas y repostería para la merienda, y las copas y obligados cócteles para primera hora de la noche. El servicio es exquisito. Muy recomendables son sus ensaladas y hamburguesas, a muy buen precio, eso sí. Con el buen tiempo se recomienda comer en las mesas del exterior, ubicadas en la Plaza de San Ildefonso, y con un ambiente espectacular los fines de semana, prácticamente hasta la hora de cierre, a las 2.30 h. Y para la cenar no os perdáis el Home Burger Bar ,una de las catedrales de las hamburguesas de toda la capital. De hecho fue escogida como una de las mejores 50 hamburgueserías del mundo en diciembre del año pasado.
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Texto e imágenes de ISABELYLUIS Comunicación
+ infoBolonia comiendo en la cuna de la gastronomía italiana
Amagada entre Venecia y Florencia, no es el destino más popular de Italia pero sí es una de las ciudades que mejor representa la esencia de este país. A Bolonia se la conoce como «la docta», por ser la sede de una de las universidades más antiguas del país. También los hay que la llaman «la roja» por el característico tono colorado de sus tejados. Pero el apodo más entrañable de la capital de la Emilia-Romaña es «la gorda». En Bolonia la gastronomía es una religión (en la Cámara de Comercio de la ciudad guardan celosamente la receta tradicional de los tortellini) y sentarse a la mesa una ceremonia que es pecado no cumplir. Cuna de la gastronomía italiana, recorremos las calles del Cuadrilátero, su casco antiguo (el segundo más grande del país y el mejor conservado), en busca de las mejores restaurantes, trattorias y osterias de la ciudad.
Mercato di Mezzo
En el corazón del Cuadrilátero, el centro histórico de Bolonia, se amaga el Mercato di Mezzo, uno de los puntos neurálgicos en toda ruta gastronómica por la capital de la Emilia-Romaña. Su historia se remonta a la Edad Media, época en la que era el enclave en el que se agrupaban paradas y tiendas divididas por gremios. Así fue hasta inicios del siglo XX, cuando entró en desuso y cayó en decadencia. Recuperado y restaurado en los últimos años, el Mercato di Mezzo, con sus puestos de pasta fresca, paradas de vinos de la región, carnes, pescado, hortalizas, o quesos, se ha convertido en el lugar que debe visitar todo paladar exigente de paso por Bolonia.
Osteria del Sole
No hay ninguna señal ni cartel que indique que ahí se oculta uno de los más emblemáticos locales de la ciudad, por lo que no es fácil encontrarlo. En el número 1 de la via Ranocchi, entre la via degli Orefici y la via Pescherie Vecchie, no muy lejos de la Piazza Maggiore, daréis con algo parecido a un pequeño agujero rectangular esculpido en la pared. No dudéis en entrar, se trata de la Osteria del Sole. Abierta en 1465, es la cantina más antigua de Bolonia (y según muchas voces autorizadas, también de Italia). Rezumando autenticidad por los cuatro costados, si tenéis hambre no esperéis saciar vuestros vientres aquí. A la Osteria del Sole se va a beber, porque solo se sirve vino (¡pero qué vinos!), cerveza y digestivos como la grappa o el licor local por excelencia: el Amaro Montenegro. Eso sí, ya sea en fiambrera o de cualquiera trattoria cercana, se permite a la clientela que vaya con la comida. ¡Toda una experiencia!
Trattoria Tamburini
La Trattoria Tamburini es uno de esos lugares en los que te comerías hasta los manteles. Abierta en 1932 ocupando la que había sido una de las más importantes carnicerías de la ciudad, Tamburini es la opción ideal para la hora del aperitivo. Si queréis que vuestras papilas gustativas tengan un orgasmo, sentaros en su terraza y degustad unas exquisitas tablas de embutidos y quesos (no hay duda: tienen la mejor mortadela y queso parmesano de Bolonia) regadas con un buen lambrusco. Si el estómago pide algo más consistente y potente, siempre podéis pasar al interior del local y zamparos unos tortellini. Los del Tamburini son una apuesta asegurada.
Paolo Atti & Figli
Tortellini, zuppas, torta di riso, pane bolognese... en Paolo Atti & Figli son artistas de la pasta desde 1880. En el número 7 de la via Caprarie encontraréis su centenario obrador (tienen otra tienda en el número 6 de la via Drapperie). Si os acercáis, disfrutaréis de cómo Elda, una de las más respetadas sfoglina (artesana de la pasta) de Bolonia, amasa con decidida delicadeza una pasta elaborada con huevos de gallinas alimentadas exclusivamente con maíz y harina de sémola traída especialmente desde Altamura, en Puglia. En Paolo Atti & Figli no le añaden sal, dicen que mata el gusto.
Trattoria Gianni
Uno de esos secretos que no quieres compartir con nadie para que la próxima vez que visites la ciudad siga siendo uno de esos restaurantes habitados por locales y unos pocos turistas avezados. Modesto y acogedor (definitivamente, estos son los mejores), la Trattoria Gianni, que está a dos pasos de la céntrica Piazza Maggiore, es el lugar en el que llegar al empacho de tagliatelle al ragú a la boloñesa, tortellini in brodo (muy parecido a la sopa degalets catalana: pasta rellena de carne de cerdo picada y queso servida en caldo), cotoletta (chuleta de ternera empanada) con patatas al horno... Es pequeño, por lo que se recomienda que reservéis mesa antes. Si no, os tocará esperar, tiempo, eso sí, que los camareros os harán más llevadero a golpe de vasos de prosecco cortesía de la casa.
Al Voltone
Presume de ser el primer restaurante de Bolonia que elabora sus creaciones con productos procedentes única y exclusivamente de la provincia Emilia-Romaña. Conocido popularmente como La Torinese 1988, en Al Voltone apuestan por una cocina sencilla y de irrenunciable esencia tradicional. O lo que es lo mismo, doblemente buena. Más allá de los irrenunciables y omnipresentes tagliatelle y tortellini, en la carta del Al Voltone relucen tentaciones gastronómicas como su lasaña verde a la boloñesa. Y de postre, imperdonable no hincar la cuchara en su piccolo pecato con crema de helado y chocolate.
La gran embajadora de Bolonia
Se la tiene por un placer menor, pero la auténtica es exquisita y sublime. La mortadella (hay diversas teorías sobre el origen de su nombre) es la gran embajadora de la gastronomía tradicional de Bolonia alrededor del mundo. Su historia se remonta al Renacimiento, creyéndose que fue Cristoforo da Messisburgo, el trinchante del cardenal Hipólito de’Este, quien ideó la receta tradicional. La mortadela de Bolonia se elabora exclusivamente con carne de cerdo cuidadosamente seleccionada que se tritura hasta obtener un fina pasta. Es entonces cuando se le añaden los taquitos de grasa (nunca menos del 15% ni más del 28% de la superficie total del embutido) que le dan su sabor característico, momento en el que se ensaca en tripa natural (o artificial). Con unas rodajas de pan recién elaborado y un poco de queso el paladar se echará a dar palmas.
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Texto de Oriol Rodríguez
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Valencia: al rico arroz y más más cosas…
Si vas a Valencia ya sabes que en algún que otro momento comerás arroz. Pero hay vida más allá de este plato icónico, de fama mundial, que incluso ha conseguido colarse entre los emoticonos foodie.
+ infoLa bella y mágica Lisboa
Por Tensi Sánchez de Actitudes Magazine
Sin lugar a duda, Lisboa es una de las ciudades más bellas y mágicas de Europa. Desde el minuto cero, atrapa al viajero para sumergirle en un mundo de sensaciones que sólo en Lisboa podrán sentirse. No te dejes engañar por su afamada decadencia, dentro se esconde una Lisboa muy vanguardista, su manera de sentir el ocio y la cultura la está convirtiendo en el destino de moda, sin que sus “inquilinos” apenas se den cuenta. Los planes en la ciudad son infinitos ya que nos ofrece diversas alternativas bien diferenciadas por zonas y, además, siempre encontrarás ambiente en sus calles a cualquier hora del día y de la noche.
Moverse dentro de Lisboa no es fácil, la estructura de sus calles entramadas y sus cuestas interminables no ayudan, pero el transporte e incluso el servicio de taxi no es caro. Aquí van algunos tips de viaje que difícilmente encontrarás en las guías turísticas.
Zona del Puerto – Santa Apolonia
En esta zona relativamente nueva se han abierto muchos restaurantes y tiendas situados dentro de antiguas naves del puerto, esto hace que los espacios sean espectaculares. Apetecible al 100% son las delicatessen y los desayunos de Gourmet Deli Deluxe, los platos internacionales del restaurante Bica do Sapato y la tienda de mobiliario vintage Loja da Talaia. Toma buena nota para el plan nocturno ya que es en esta zona donde está la famosa discoteca LUX, pero has de saber que si no estas en la “guest list” o te cuela algún buen amigo, la cola para entrar es mortal, aunque merece la pena.
Zona Barrio Alto -Príncipe Real
En el Barrio Alto cobra fuerza la zona Príncipe Real, antigua zona residencial junto al Jardín Botánico con muchos restaurantes y las tiendas más modernas de la urbe, destacamos algunas de las mas vanguardistas como las concept stores Espacio B,21 pr Concept StoreReal y Fabrico Infinito. Si eres fashionista, son parada obligada a las tiendas de Nuno Gama, Alexandra Mouray Kolovrat, junto Ricardo Preto, Nuno Baltazar son algunos de los diseñadores consagrados que están presentes en Moda Lisboa, el certamen bianual más importante para el sector portugués de la moda que cada vez toma más relevancia a nivel internacional.
Seguimos la ruta con parada en Poison d’amour, una pastelería que te dejará con la boca abierta, no dudes en salir a su maravillosa terraza, disfrutaras de un momento mágico. Desde la terraza del café-bar Lost In podrás disfrutar de unas espectaculares vistas de la ciudad con una decoración inspirada en la India. Si te apetece degustar una auténtica comida a la portuguesa como si estuvieras en casa de la abuela, Tasca Do Urso en Rua Do Monte Olivete 32. Y por último, un guiño a la peluquería Facto Royale, decorada con muy buen gusto y dicen que es de las mejores de la ciudad.
Zona Baixa y Chiado
Un buen plan de tarde es perderse por las calles de Baixa y Chiado y saborear una Lisboa en su esencia más genuina, sus casas, sus cafés y sus tiendas. Aquí está situada la tienda de Pelcor, famosa marca portuguesa por sus accesorios de moda realizados con corcho, los bolsos de mano son una locura. En la calle Rua Nova do Carvalho está el bar Sol y Pesca, donde podrás elegir entre cientos de conservas con un buen vino, rematamos con un buen cóctel en el pub Pensao Amor que fue un antiguo burdel y mantiene tal cual las estancias, el techo es una replica de los frescos de la bóveda de la Capilla Sixtina. ¡No pierdas ojo a ningún detalle! En la misma acera esta el restaurante La Velha Senhora que ofrece una comida local deliciosa y a buen precio.
Zona Alcántara
. Es otra de las zonas de Lisboa que poca gente conoce y en ella se han asentado las tiendas, cafés y restaurantes más cool de la ciudad, mezcladas con las agencias de publicidad y estudios de fotografía más vanguardistas del momento. Es como entrar en una pequeña ciudad, una fábrica de experiencias donde todo esta ad hoc creado para LX Factory.
El domingo es un buen día para visitar esta zona, ya que te encontrarás con el LX Market donde se puede encontrar maravillas como porcelanas, libros, ropa, música en directo, etc. La decoración de todos los locales es impactante debido a que conservan el estilo del los espacios industriales que en su día fueron. Te encontrarás ante más de cien locales únicos como la espectacular la librería Achimpa, el restaurante La Cantina o incluso un kiosco de revistas dentro de un container llamado Mag, todo esto y mucho más sucede en LX Factory.
Zona Olivais
Otra de las zonas interesantes para visitar es la nueva Lisboa que nació a partir de la Expo de 1998. Si te gusta la arquitectura disfrutarás de grandes obras como el pabellón de Portugal obra Álvaro Siza ganador de un Pritzker, entre otras muchas. La zona está totalmente habitada y todos los pabellones han sido recuperados, se puede decir que ha sido un gran logro de renovación urbana a tomar buena nota por otras ciudades europeas. La zona de la Expo conforma el nuevo distrito de Olivais, que se conecta a la ciudad mediante metro, el puente Vasco da Gama (el más largo de Europa) y la estación inter-modal diseñada por Santiago Calatrava.
Imprescindibles
*Probar el mejor dulce de la ciudad (y no es el pastel de Belén) en la Pastelería do restelo “Careca” en la calle Rua Duarte Pacheco Pereira. ¡Exquisitas Palmees do Careca!
*Admirar la obra de un posible futuro Pritzer, Charles Correa el edificio de la Fundación Champalimaud y comer dentro en el impresionante restaurante Darwin, situado en la avenida de Brasilia.
*Escoger un buen hotel como Eurostars Das Letras con unos servicios impecables que harán tu estancia más agradable.
*Entrar en el museo de la moda y diseño MUDE, un edificio de los años 50 que fue la sede central del Banco Nacional Ultramarino y del que han conservado parte de él en su interior, dándole a las exposiciones un aire industrial y decadente que aún las hace más interesantes.
Por Tensi Sánchez de Actitudes Magazine
Fotografía de Rubén Seco
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