Submarinismo en Menorca. Un mundo de sorpresas
Con la llegada del verano, muchos son los que se animan a la práctica del submarinismo. Nada es comparable a la agradable sensación de calma que produce bucear en cristalinas aguas y entre especies únicas mientras descubres toda las maravillas que los fondos marinos esconden. Una emocionante experiencia que está al alcance de todo el mundo.
Si ya eres un consumado experto, descubrirás en Menorca una amplia variedad de posibilidades. Si te inicias ahora, en los centros de buceo y submarinismo que se encuentran repartidos por toda la isla, te enseñarán las técnicas y procedimientos para hacer un desarrollo progresivo, poniendo a tu disposición los mejores medios.
El descenso a las maravillosas profundidades marinas de Menorca es una experiencia única. Sus aguas cálidas y transparentes y sus coloridos entornos, nada tienen que envidiar a las playas del Caribe.
En el norte de la isla de Menorca, en el tramo comprendido entre Cap Gros y Sa Punta des Morters en la Mola des Fornells, se encuentra la Reserva Marina, una zona muy cercana a la costa que no supera los 30 metros de profundidad. Un paisaje espectacular con especies marinas únicas, cuevas y galerías naturales y restos de naufragios.
En esta Reserva Marina hay zonas de especial interés para la inmersión submarina, como S'Illa des Porros (o illa de Sanitja), con una costa sin edificaciones y un fondo marino en el que abunda la fauna, como los grandes meros, barrucadas, dentones y falsos abadejos. También restos de embarcaciones que han sucumbido a sus aguas. Accesible para todos los niveles ya que, su parte menos profunda no llega a los 8 metros y la más profunda llega a los 30 metros.
En Cala en Morts se encuentra el llamado Queso Suizo, que recibe su nombre por las numerosas galerías que lo forman y que se comunican entre sí. Una bonita inmersión por los rayos de luz que penetran hasta ellas y que crean un hermoso juego de luces y contraluces.
Es Pont d'en Gil es el nombre de un puente natural que queda colgado en los acantilados en medio del mar. Se encuentra cerca de Ciutadella y puedes adentrarte en sus aguas para llegar a Sa Cigonya, una preciosa cueva, de unos 200 metros, llena de estalactitas y estalagmitas. A través de ella se accede a una bóveda con una playa de arena fina.
Al sur del puerto del Maón existe un paraíso para el buceo. Son los fondos que rodean la Illa de l'Aire con sus rocosos arcos y abundante fauna. A unos 20 metros, bajo el islote de Cagaires descubrimos todo un sistema de galerías naturales con paredes recubiertas de coral, anémonas y esponjas en los que se refugian los meros, congrios y morenas. Las aguas de La Illa de l'Aire han acumulado algunos de los restos de desastres de siglos de navegación. En sus arenas y rocas todavía se pueden apreciar algunos de estos objetos como anclas, balas de cañón y otras piezas de artillería.
Si quieres conocer más sobre las posibilidades que ofrece Menorca para la práctica del submarinismo, con excursiones para todos los gusto y niveles, échale un vistazo a esta guia.
Imágenes de buenaventuramenorca.com
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Carnac y sus misteriosos alineamientos megalíticos
La Bretaña es una región llena de actividades con las que disfrutar, ya sea recorriendo su abrupta costa que mira hacia Atlántico y que ofrece unos maravillosos paisajes; ya sea yendo tras los pasos de su pasado medieval visitando sus castillos y abadías; o ya sea degustando sus especialidades gastronómicas como las crepes, las ostras o la sidra.
En este territorio, repleto de leyendas e historias, entre la extensa lista de zonas a visitar, no debes de olvidar incorporar la costa de Morbihan. Pero, ¿qué se esconde en esta área situada al sur de la Bretaña? Además de sus playas, a las que también merece la pena que te acerques, se halla uno de los yacimientos prehistóricos más importantes del mundo, los alineamientos de Carnac. Formado por un elevadísimo número de menhires, y por algunos dólmenes y túmulos sueltos, hacen de la Bretaña uno de los focos más importantes de Europa donde encontrar este tipo de estructuras, y por extensión, del mundo entero. Por algo será que tanto la palabra menhir, que significa piedra larga, como dolmen, que quiere decir mesa de piedra, proceden del bretón.
Los alineamientos de Carnac, un curioso misterio aún sin resolver
El pueblo de Carnac, ubicado en la bahía de Quiberon, atrae año tras año a un buen número de turistas y de curiosos con ganas de conocer una de las mayores acumulaciones de megalitos. Dicho yacimiento se encuentra situado al norte de Carnac, y en él hallarás amplias extensiones con alineaciones de megalitos, además de dólmenes, túmulos y menhires sueltos. En total hay unos 3.000 menhires, que fueron colocados aquí durante el neolítico, se cree que entre el 3300 y el 4500 antes de Cristo.
Inicialmente el conjunto lo conformaban unos 10.000 megalitos, y la función del mismo es uno de esos grandes enigmas que aún hoy en día no se ha logrado resolver. Las teorías que hay al respecto son de lo más dispares, y van desde el culto religioso, culto a la fertilidad, mapa astrológico, necrópolis, e incluso habrá quien maneje la teoría de los extraterrestres, tan frecuente ante estos grandes misterios de la humanidad. La otra gran cuestión que también fascina al visitante es, ¿cómo lograron desplazar y colocar piedras de semejante tamaño con lo limitado de su tecnología? Cargado de cuestiones es como uno llega a este conjunto megalítico, y con ellas sin resolver se acaba yendo, pero la experiencia es absolutamente arrebatadora.
El conjunto está conformado por tres grandes alineamientos, los de Ménec, Kermario and Kerlescan, que se cree que en su tiempo constituían un único alineamiento. El alineamiento de Ménec es el más importante, con 1099 menhires dispuestos en 11 hileras, y los extremos (al este y al oeste) están flanqueado por crómlechs (círculos de piedras). Al este de Ménec está ubicado el alineamiento de Kermario, que también es uno de los más frecuentados, con 982 menhires dispuesto en 10 hileras, y que cuenta con las piedras de mayor tamaño. Finalmente está el alineamiento de Kerlescan, situado al este del de Kermario, con 540 piedras, distribuidas en 13 hileras. Además de los alineamientos antes indicados, está también el de Le Petit-Ménec, ubicado en un bosque, compuesto por 100 piedras, y del que se cree que formaba del de Kerlescan.
Por si no hubiera suficiente con lo anteriormente dicho, también se pueden ver túmulos, como el de Saint-Michel, del 5.000 a.C., y un buen número de dólmenes, que generalmente tenían función funeraria. No hay que irse sin haber visitado al Gigante de Manio, que es el menhir más elevado de todo el conjunto, con alrededor de seis metros y medios de altura.
Reserva tu Vueling a Nantes, que se encuentra a menos de 2 horas de Carnac, y anímate a conocer esta zona de la costa de la Bretaña y sus misteriosos megalitos.
Texto de Los Viajes de ISABELYLUIS
Imágenes de Patrick Subotkiewiez, Mike Thomas, Brian Smithson
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6 razones para viajar a Madeira
El océano Atlántico tienen en su haber un conjunto de islas, las Madeira, cuyo principal atractivo es la belleza de su naturaleza, en la que contrasta el verde de su frondosa vegetación con el intenso azul de las aguas atlánticas. No en vano, durante los últimos siglos han sido lugar de evasión, descanso e inspiración por el que han pasado personalidades como el general Napoleón Bonaparte, la emperatriz Sissi, el emperador Carlos I de Austria, el escritor irlandés George Bernard Shaw o Winston Churchill, entre otros. Tú puedes ser el próximo en dejarte hechizar por estas islas; aquí tienes algunas de las principales razones por las que merece volar hasta Madeira:
1. Buen clima todo el año
Gracias a su situación geográfica y a su montañoso relieve, estas islas poseen un clima oceánico tropical que hace que las temperaturas sean agradables todo el año, fluctuando entre los 25 ºC en verano y 17 ºC en invierno. Esto hace que cualquier época del año sea buena para visitarlas y disfrutarlas.
2. Funchal, la capital
Al sur de la isla de Madeira se encuentra Funchal, una de las principales ciudades del archipiélago, que hace las funciones de capital de la región. De su precioso centro histórico sobresalen la iglesia de Sé, construida en el siglo XVI, de la que destaca en su interior su techo de alfarje trabajado en estilo mudéjar, y la Colegiata o Igreja do Colégio, en cuyo interior no faltan los dorados paneles ni los azulejos.
Uno de los rituales inevitables para cualquier turista (con agallas y sin vértigo) que visite la ciudad es la subida en el teleférico hasta la pequeña localidad de Monte, donde las vistas de la bahía son espectaculares y donde recomendamos la visita del Jardín Tropical Monte Palace y el Parque Leite Monteiro. Para la bajada se puede optar por un peculiar y singular medio de transporte, una especie de trineo de mimbre manejado por dos hombres que suelen vestir de blanco, conocidos como los carreiros, que ayudan en su deslizamiento por la pendiente.
3. Una fauna y flora únicos
Uno de los aspectos que destaca de la isla es la presencia de especies endémicas tanto animales como vegetales. De imprescindible visita es el bosque de Laurisilva,Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Por otro lado, las islas Desertas, cuentan con una auténtica reserva natural, con la presencia de moluscos endémicos, aves marinas como la pardela cenicienta o el paíño de Madeira. Aquí también se encuentran las focas monje, otra especia propia de este archipiélago.
4. La playa de Porto Santo
Curiosamente, la topografía de las islas limita el número de playas naturales a la isla de Porto Santo, que cuenta con 9 kilómetros de arena fina y dorada, y aguas cristalinas que bien le han valido el mérito de estar entre las más bellas de Europa.
5. Gastronomía
Entre los platos típicos de Madeira te recomendamos que pruebes el pez espada, a poder ser combinado con plátano, la caldeirada (sopa de pescado), el bife de atum e milho frito (atún con maíz frito), y la espetada (carne ensartada en una rama de laurel y cocido sobre brasas). Como postre te aconsejamos algo tan típico como el bolo de mel (pastel de miel de Madeira).
6. El vino de Madeira
Desde que en el siglo XVII el cultivo de la caña de azúcar perdiera fuerza en las islas –pasó a realizarse en Brasil-, éste fue reemplazado por el de la vid y la producción de vino, y aún en la actualidad ocupan un importante lugar en la economía de Madeira. Entre sus variedades se cuenta con el bual, parecido al Oporto, el verdelho, el sercial, y el malmsey o malvasía, que es el más popular de todos.
Anímate a conocer este paraíso perdido en medio del océano Atlántico, consulta tu Vueling a Madeira aquí.
Texto de Los Viajes de ISABELYLUIS
Imágenes de David Stanley, Greg_Men, penjelly, Krzysztof Belczyński, Hannes Grobe
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Dos horas en Niza
Por Michael Schuermann de Easy Hiker
LaRiviera francesa no se considera una región o una zona, sino una única ciudad, una delgada franja de poblaciones costeras de menos de un kilómetro de profundidad que se extiende a lo largo de más de 80 kilómetros, como una versión moldeada y francesa de Los Ángeles.
Si disponemos de dos horas en Niza, la capital de la Riviera francesa, incluso podemos jugar al “Cuál es cuál”: Mónaco sería Beverly Hills, Cannes rivaliza con Hollywood en el glamour de las estrellas de cine y Menton se asemeja a los barrios más encantadores de LA, como Santa Mónica o Venice.
Y Niza, la mayor ciudad de la Costa Azul, sin duda sería el equivalente al centro de Los Ángeles.
A un estadounidense probablemente no le parecería extraño visitar la Riviera francesa sin ir a su “capital” al menos una vez. Tengo un amigo que vivió en LA durante cinco años y nunca había estado en el centro. Sin embargo, para los europeos como yo, sería muy raro.
Así que fuimos a pasar un día a Niza, y vosotros deberíais hacer lo mismo si tenéis la oportunidad.
A lo largo de la costa hay ciudades más glamurosas y también más bonitas, pero pocas condensan todos los elementos que representan la grandeza de la Riviera francesa en un único paquete: urbanidad, transparencia, glamour y playas. Niza los tiene todos.
Empezamos en la estación de tren, cruzamos la carretera y avanzamos por la Avenue Durante hasta el paseo marítimo, el Promenade des Anglais, la calle más famosa de la Costa Azul. Nos desviamos un momento hacia la derecha para contemplar el Hotel Negresco y su famosa cúpula rosa, que se rumorea que emula los, ejem, pechos de la amante del arquitecto (¡oh, la Belle Epoque!) y el también espléndido Hotel Maison de la Mediterranee , antes de volver a la costa en dirección a la ciudad antigua. Algunos de los lugares clave son la magnífica Opera de Rue Saint Francois de Paule Cours Saleya , con sus mercados diarios de flores y antigüedades y la evocadora Place du Palais con el Palacio de Rusca, uno de los puntos de referencia más famosos de la ciudad.
Una vez que hemos explorado brevemente la ciudad antigua, es la hora ideal para comer. Sugerimos ir a alguno de los muchos locales que sirven una especialidad local llamada Socca, crepes aromáticos hechos de harina de garbanzos cocinados en horno de leña. Están deliciosos acompañados tan solo de sal y pimienta.
Si tuviéramos alguna duda sobre si Niza es una ciudad italiana o no, Plaza Garibaldi (con sus columnatas y una estatua del héroe nacional italiano, que de hecho nació en Niza cuando la ciudad todavía formaba parte de Italia) nos da todas las pistas que necesitamos.
Caminamos desde aquí hasta la Plaza Massena, otra de las principales plazas de la ciudad y finalmente bajamos por la Avenue Jean Medecin, la principal calle comercial de la ciudad, hasta la estación de tren.
Hay muchos lugares para los que no tendréis tiempo durante una visita de dos horas, como la famosa iglesia ortodoxa (podéis echarle una tentadora ojeada al llegar y partir en tren), pero siempre podéis volver, por supuesto. Nosotros sabemos que lo haremos.
Por Michael Schuermann de Easy Hiker
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