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Dos horas en Niza

Por Michael Schuermann de Easy Hiker

LaRiviera francesa no se considera una región o una zona, sino una única ciudad, una delgada franja de poblaciones costeras de menos de un kilómetro de profundidad que se extiende a lo largo de más de 80 kilómetros, como una versión moldeada y francesa de Los Ángeles.

Si disponemos de dos horas en Niza, la capital de la Riviera francesa, incluso podemos jugar al “Cuál es cuál”: Mónaco sería Beverly Hills, Cannes rivaliza con Hollywood en el glamour de las estrellas de cine y Menton se asemeja a los barrios más encantadores de LA, como Santa Mónica o Venice.

Y Niza, la mayor ciudad de la Costa Azul, sin duda sería el equivalente al centro de Los Ángeles.

A un estadounidense probablemente no le parecería extraño visitar la Riviera francesa sin ir a su “capital” al menos una vez. Tengo un amigo que vivió en LA durante cinco años y nunca había estado en el centro. Sin embargo, para los europeos como yo, sería muy raro.

Así que fuimos a pasar un día a Niza, y vosotros deberíais hacer lo mismo si tenéis la oportunidad.

A lo largo de la costa hay ciudades más glamurosas y también más bonitas, pero pocas condensan todos los elementos que representan la grandeza de la Riviera francesa en un único paquete: urbanidad, transparencia, glamour y playas. Niza los tiene todos.

Empezamos en la estación de tren, cruzamos la carretera y avanzamos por la Avenue Durante hasta el paseo marítimo, el Promenade des Anglais, la calle más famosa de la Costa Azul. Nos desviamos un momento hacia la derecha para contemplar el Hotel Negresco y su famosa cúpula rosa, que se rumorea que emula los, ejem, pechos de la amante del arquitecto (¡oh, la Belle Epoque!) y el también espléndido Hotel Maison de la Mediterranee , antes de volver a la costa en dirección a la ciudad antigua. Algunos de los lugares clave son la magnífica Opera de Rue Saint Francois de Paule Cours Saleya , con sus mercados diarios de flores y antigüedades y la evocadora Place du Palais con el Palacio de Rusca, uno de los puntos de referencia más famosos de la ciudad.

Una vez que hemos explorado brevemente la ciudad antigua, es la hora ideal para comer. Sugerimos ir a alguno de los muchos locales que sirven una especialidad local llamada Socca, crepes aromáticos hechos de harina de garbanzos cocinados en horno de leña. Están deliciosos acompañados tan solo de sal y pimienta.

Si tuviéramos alguna duda sobre si Niza es una ciudad italiana o no, Plaza Garibaldi (con sus columnatas y una estatua del héroe nacional italiano, que de hecho nació en Niza cuando la ciudad todavía formaba parte de Italia) nos da todas las pistas que necesitamos.

Caminamos desde aquí hasta la Plaza Massena, otra de las principales plazas de la ciudad y finalmente bajamos por la Avenue Jean Medecin, la principal calle comercial de la ciudad, hasta la estación de tren.

Hay muchos lugares para los que no tendréis tiempo durante una visita de dos horas, como la famosa iglesia ortodoxa (podéis echarle una tentadora ojeada al llegar y partir en tren), pero siempre podéis volver, por supuesto. Nosotros sabemos que lo haremos.

Por Michael Schuermann de Easy Hiker

Un sitio que merece la pena descubrir! Consulta nuestros vuelos aquí.

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78 horas degustando Lanzarote

Por Isabel Loscertales de gastronomistas

¿Nostalgia por el fin del verano? A escasas tres horas de vuelo desde Barcelona, Lanzarote se presenta como una solución cercana y accesible para volver a disfrutar de buen tiempo durante un fin de semana largo. Aunque no debería ser la primera razón para tu visita. La singular belleza de su paisaje volcánico, el arte de César Manrique y la gastronomía de la isla te fascinarán más que su clima. Y al ser de dimensiones tan reducidas (unos 60 kilómetros de largo por unos 20 de ancho), pocos días bastan para quedarte con buen sabor de boca y romper con la rutina. Te sugerimos una ruta idónea para visitarla en tres días:

DÍA 1. CENTRO DE LANZAROTE

Entre las muchas opciones que tienes para hospedarte en la isla, la turística Costa Teguise concentra un sinfín de hoteles. Uno económico y familiar es el Barceló Lanzarote Resort (Av. del Mar, 5. Tel. 928 591 329. www.barcelo.com). En pleno proceso de renovación, cuenta con habitaciones amplias y confortables, tres piscinas para adultos y dos para niños, muchas actividades infantiles, instalaciones deportivas (rocódromo, mini-golf, pista de tenis...), centro wellness, desayuno buffet, y -entre toda su oferta gastronómica- un restaurante con pasta casera y una cuidada selección de vinos, el Mediterráneo.

Ya aposentados y relajados, un buen plan podría ser ir a explorar la zona de La Geria, por donde se extiende el peculiar paisaje de los viñedos lanzaroteños. Al tener suelo volcánico y fuertes vientos, las cepas se plantan en hoyos parapetados por muros circulares de piedra que las protegen. Cultivo de enarenado, se llama. La panorámica de esas extensiones de vides con esos tabiques perfectamente ordenados y las peladas montañas al fondo es única en todo el mundo y vale mucho la pena disfrutarla. Mejor aún si es con una copa de vino en la mano. El bueno aquí es el blanco y, más específicamente, el de malvasía volcánica, la variedad estrella en la isla. En cuanto lo pruebes, no beberás otra cosa. Para conocer más, puedes visitar alguna bodega como El Grifo (Teguise-Uga, LZ-30, km. 11. San Bartolomé. Tel. 928 524 036. www.elgrifo.com). Luego, se puede visitar el Monumento al Campesino y la Fundación César Manrique, muy cerca.

En la zona central de la isla y en la costa sur se ubica la capital, Arrecife. Su zona más encantadora, que por cierto está bastante de moda y cuenta con mucho ambiente, es el Charco de San Ginés. Tras un paseo, podéis cenar en un restaurante recién abierto, con un rollete 'cool' y bonitas vistas a la laguna: Naia. Tras los fogones está el chef mitad vasco mitad canario Mikel Otaegui, que ofrece una cocina mediterránea y actual con toques divertidos, como el foie micuit a modo de crema catalana o el arroz meloso de chipirones. Av. César Manrique, 33. Tel. 928 805 797. www.restaurantenaialanzarote.com).

DÍA 2: SUR DE LANZAROTE

El Parque Nacional de Timanfaya es una de las joyas imprescindibles de la isla. Justo a la entrada se encuentra la turística opción de dar un paseo en dromedario, que podéis hacer... o no. Lo verdaderamente espectacular es realizar el recorrido en autobús por el centro del parque, de un paisaje lunar sobrecogedor: un terreno desértico plagado de volcanes, rastros de lava, tonalidades ocres, rojizas y naranjas con el mar azul al fondo, que casi te hacen entender como sería la vida en otro planeta. Acabado el recorrido podéis tomar algo en el peculiar restaurante El Diablo, diseñado por César Manrique (el artista omnipresente que ha intervenido muchos puntos de la isla) y con mirador al parque. Acercaros a la parrilla gigante donde hacen la carne: ¡la cocinan directamente con el calor geotérmico de la tierra, a 600 grados!

Muy cerca, el pueblecito costero de El Golfo ofrece diversas opciones de cocina marinera autóctona. Entre ellos, el restaurante Bogavante (Av. Marítima, 39. El Golfo. Tel. 928 173 505), con una terraza a muy poca distancia del mar. Es el momento de probar los diferentes pescados y mariscos de Lanzarote. Con el sabor intenso y tosco que les otorga el Atlántico, bocinegro, cabrilla, bocinegro, salmonete, lapas, puntillas, cherne (mero)... se cocinan de forma sencilla, a la parrilla, y acompañados de las imprescindible papas arrugás con su mojo picón (el verde, más cítrico, y el rojo, ligeramente picante). Otros productos lanzaroteños en la carta: el queso, también servido frito con dulce de higo, y el gofio escaldado (el gofio es una harina de cereales tostados que se amasa con agua y sal que viene a sustituir el pan en algunos casos y, en otros, sirve para preparar diversos postres). Para acabar, hay que probar el bienmesabe, un dulce -muy dulce- típico de la zona, elaborado con almendras, miel, yema de huevo y azúcar.

Por la tarde, podéis visitar la Laguna Verde o de los Clicos y los Hervideros, con el curioso desgaste que el mar ha originado en las rocas volcánicas. Más abajo, las Playas de Papagayo, situadas en un parque natural (por lo que hay que pagar unos 3 € para dejar el coche) y con paradisíacas calas para relajarte tomando el sol.

Y para que sea un día redondo, nada como reservar en el restaurante La Tegala, en el pueblo de Mácher, encima de Puerto del Carmen. Un lugar muy especial y romántico recomendado en la Guía Michelin y que combina magníficamente tradición y modernidad en la arquitectura y en el plato. Situado en una pequeña atalaya, surge de la unión entre una casa típica campesina y un anexo vanguardista a base de grandes cristaleras. La cocina de autor del chef Germán Blanco utiliza cada vez más ingredientes locales -ecológicos en la medida de lo posible- para darles un giro contemporáneo y divertido, sin perder de vista el sabor. Mejor descubrirla a través de la experiencia del menú Estela, que cambia varias veces al año y que cuesta unos más que razonables 42 €.

DÍA 3: NORTE DE LANZAROTE

De camino hacia el norte, es recomendable una parada en el pintoresco pueblo de Teguise. Si vais en domingo, celebran un mercado muy popular con un pequeño apartado gastronómico donde comprar algún queso, mojo picón artesano, vino... A pocos kilómetros, la Playa de Famara, con un impresionante acantilado y favorita de los surfers (aquí el viento sopla a lo grande) y, luego, el pueblo de Haría y su valle de las mil palmeras.

Otro de los grandes 'hits' de Lanzarote es el Mirador del Río, un proyecto de César Manrique enclavado -y perfectamente integrado- en la cima del Risco de Famara, con impresionantes vistas de sus laderas volcánicas y del archipiélago Chinijo, con la isla Graciosa a la cabeza. Se puede tomar algo en la bonita cafetería-restaurante, con amplios ventanales para disfrutar mientras de la panorámica. Después, toca visitar la Cueva de los Verdes, en un tubo volcánico que se prolonga bajo el mar. Y a continuación, otra de las grandes obras del artista lanzaroteño César Manrique, el precioso conjunto de Jameos del Agua, un tubo volcánico abierto que acoge un lago natural. Observad atentamente los pequeños cangrejos albinos que habitan en él, se trata de una especie endémica llamada jameítos. También cuenta con cafetería-restaurante.

Podéis comer en el pueblo costero de Arrieta para continuar degustando las delicias marinas de la isla. Si buscáis algo económico, el chiringuito La Casa de la Playa, en la playa La Garita ofrece mariscos y pescados a un precio medio de 15-20 € (Tel. 928 173 339). Y si os queda tiempo, no dudéis en contratar una excursión a la isla Graciosa para visitar alguna de sus playas desiertas. Normalmente salen barcos desde el municipio de Órzola. La pequeña isla sólo tiene un par de municipios y cero asfalto, por lo que los amantes de la naturaleza más virgen la van a disfrutar, y mucho, a ritmo de pedales.

Nosotros nos apuntamos, si quieres venirte consulta nuestros vuelos aquí.

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¿Buscas escapadas asequibles esta Semana Santa? ¿Y si vamos a Marruecos? Pasa del jet lag, de esos viajes de más de ocho horas con escalas interminables en aeropuertos en mitad del desierto. Solo necesitas un par de horas de vuelo para estar en un sitio totalmente diferente.

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Por qué Barcelona es tan “Family Friendly”

Porque hay un montón de planes para hacer con niños en Barcelona —El Poble Espanyol, el Parc de la Ciutadella, L’Aquàrium Barcelona… la lista es larguísimas— pero también porque esta ciudad está pensada para disfrutarla en familia, con un montón de restaurantes adaptados a los gustos de grandes y pequeños y porque sus dimensiones permiten recorrerla cómodamente en transporte público o, incluso, caminando.

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