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Ronda, la ciudad soñada

El nombre de Ronda va inevitablemente asociado a la vertiginosa imagen de su Puente Nuevo y a la de su espectacular plaza de toros. Situada al noroeste de la provincia de Málaga, en el bello entorno natural conformado por la Serranía de Ronda, es el lugar perfecto para una escapada de fin de semana.  

La historia ha querido que por Ronda hayan pasado celtas, íberos, fenicios, griegos, cartagineses, romanos, árabes y bereberes, cuya estancia ha quedado reflejada en su rico patrimonio. También los franceses la ocuparon en 1810, y de la resistencia a dicha invasión nacería un movimiento guerrillero que daría lugar al bandolerismo.

Ronda, ciudad monumental

Evidentemente hay que empezar por uno de sus iconos, el Puente Nuevo. Construido en el siglo XVIII, une el casco histórico con la parte moderna de la ciudad, salvando una garganta de más de 100 metros profundidad, por la que pasa el río Guadalevín. Por un lado os recomendamos atravesarlo, para disfrutar de las imponentes vistas. Por otro lado, os aconsejamos acercaros a los balcones de los Jardines de Cuenca desde donde podréis ver este puente en su máximo esplendor. Pero aún hay más. Anteriores a la construcción del Puente Nuevo están el Puente Romano, conocido como Puente de las Curtidurías, y el Puente Viejo, terminado en 1616.

Otro de los puntos fuertes de esta ciudad es su casco antiguo, con su callejuelas, entre la que destaca la calle Manuel Montero, con sus características casas blancas y los floridos geranios que las ornamentan. En esta zona hay un buen número de casas nobles y palacios, siendo el más importante de ellos el Palacio de Mondragón. En este edificio de origen islámico conviven los estilos mudéjar y renacentista dando lugar a un armónico resultado. En la actualidad alberga el Museo de Ronda. Otros edificios destacados son el Palacio del Marqués de Salvatierra, la Casa del Gigante, joya de la arquitectura nazarí, la Casa de San Juan Bosco, de estilo renacentista, y el Palacio del Rey Moro. Este último conserva en su interior una mina de captación de agua de origen árabe, por la que se desciende hasta el río. 

En lo referente a la arquitectura religiosa merece la pena visitar la iglesia de Santa María la Mayor,que fue construida sobre la mezquita mayor de la Medina. En su interior destaca el coro realizado en madera de nogal y de roble.

Como ya hemos podido comprobar en el casco antiguo, el paso de los musulmanes ha dejado múltiples huellas en Ronda. En la actualidad aún se puede visitar la Medina Musulmana, de la que aún se conservan algunos restos de la muralla, y de la que destaca la Puerta de Almocábar, construida en el siglo XIII. El resto más importante de esa época son los Baños Árabes, construidos en los siglos XIII y XIV junto al Arroyo de las Culebras, siendo los mejor conservados de toda la Península Ibérica.

Tampoco debemos de perder de vista el pasado romano de Ronda, del que queda el yacimiento arqueológico de Acipino. Localizado a 20 kilómetros de la ciudad, de los restos que en él se pueden ver destaca el teatro romano.

Ronda, ciudad de toros

Como ya hemos indicado al principio de este post, la plaza de Toros, es el otro icono por el que es conocida Ronda. La Real Maestranza de Caballería de Ronda, inaugurada en 1785, es una de las más antiguas y monumentales de España. Curiosamente se atribuido su construcción a Martín de Aldehuela, que es el mismo arquitecto del Puente Nuevo. Para los que quieran profundizar o conocer más sobre mundo del toreo, en la misma plaza se puede visitar el Museo de la Tauromaquia.

Pero no sólo por esta plaza es reconocida esta ciudad dentro del mundo de los toros. Aquí nació la tauromaquia moderna y las corridas goyescas, y es cuna de importantes dinastías de toreros como los Romero y los Ordóñez. Precisamente este es el motivo por el que Ronda fue frecuentemente visitada por sus dos aficionados más internacionales, Ernest Hemingway y Orson Welles, siendo depositadas las cenizas de este último en Ronda, en la finca de los Ordóñez.

Ronda, ciudad del buen comer ¡y beber!

La mejor forma de culminar una visita a Ronda es probando alguna de sus especialidades gastronómicas como la sopa de castañas, las migas con chorizo, el rabo de toro, el conejo a la rondeña y la perdiz al tajo. El acompañamiento perfecto para dichos platos son algunos de los vinos que se producen en la Serranía de Ronda y que pertenecen a la DO Málaga y Sierras de Málaga.

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Texto de ISABELYLUIS Comunicación

Fotos de SuperCar-RoadTrip.fr, Elliott Brown, Julia Kostecka, Antonio

 

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Sevilla tiene un sabor especial

Por Belén Parra de gastronomistas

Lo del color especial te queda claro nada más verla y en cuanto escuchas ese estribillo que sabes que repetirás sin poder sacártelo ya de encima. Como te ocurrirá con su recuerdo tras dejarla atrás. Sevilla es color, olor y sabor especial. Es embrujo y exaltación. Arte puro. Envolvente y compartido. De ahí el aperitivo, el tapeo y el trago continuo. De la ensaladilla a las papas y del rebujito a la cerveza o el tinto. Sin obviar “la caló”, la siesta entre tanto “pateo”, el bailoteo y esa “grasia” de sus gentes que acabará por arrancarte unas palmas. Sevilla quita el “sentío” y da sentido a la vida. Porque en la capital hispalense el disfrute es casi obligación. Recorremos sus callejas, su monumentalidad, sus preciosos rincones y sus mejores mesas. Con intensidad. Como hay que saborear la escapada e incluso la visita fugaz.

DÓNDE COMER:

Tradevo. Es la gastrotaberna de referencia en la ciudad. Punto de encuentro incluso de cocineros que se reúnen para disfrutar de su oficio. Un reducto para apasionados de la buena cocina. Aúna tradición y evolución en platillos de imponentes raciones, vistosas presentaciones y precios sin competencia. Aun apartado del centro turístico, cuesta encontrar mesa (o taburete) libre. El salmorejo de la casa es una delicia. Como el producto fresco, las frituras y el arroz.

Plaza Pintor Amalio García del Moral, 2.

La Pepona Tapas. Ubicado en el centro urbano, destaca por ensalzar el producto andaluz en recetas que homenajean a todo el territorio. Es de esos pocos locales que sabe valorar el papel potenciador de un buen maridaje. Primacía también de los vinos de la tierra –muy especialmente de los de Jerez- en una bodega con llamativas referencias que pueden servirse tanto en copa como en medias copas para fomentar el consumo y la cultura vinícola.

Javier Lasso de la Vega, 1.

La Fábrica. Es la ‘sucursal’ sevillana de ese templo del tapeo que es Besana Tapas en Utrera, a pocos kilómetros de la capital. Está en el concurrido barrio de la Alameda, epicentro del ocio nocturno y ofrece bocaditos de autor en horario continuado –desde el desayuno a la cena-.

Correduría, 1.

Ena. Es el más nuevo espacio gastronómico del imponente hotel Alfonso XIII. Está asesorado por el chef catalán Carles Abellán, otro enamorado de Sevilla que ha sabido reinterpretar clásicos del recetario andaluz y combinarlos en la carta con algunas de sus ‘greatest tapas’ como las bravas y el bikini trufado. Aparte de ofrecer un emplazamiento inmejorable, el local cuenta con uno de los mejores bartenders del panorama nacional . El cóctel, antes o después del tapeo, es por tanto irrenunciable. No hay que perderse tampoco su sangría ‘sólida’ y sus entretenimientos dulces.

Hotel Alfonso XIII. San Fernando, 2.

La Mojigata. Local sencillo y sin alardes en el que echan verdadero arte a la cocina. Las tapas, que no los aperitivos, cambian a diario en base al producto de mercado y siempre sorprenden por sus contrastes en boca y sus sugerentes presentaciones. Atención también a la bodega, que está a cargo del presidente de la Federación de Sumilleres de Andalucía.

Moratín, 15.

DÓNDE TOMAR UNA COPA:

Eme. Con vistas a la Catedral y a la Giralda, la terraza de este hotel es el place-to-be para impresionar a cualquiera. Ambiente desenfadado en el que hay que cuidar el vestir.

Alemanes, 27.

Inglaterra. Otro hotel que no tiene pérdida en la plaza Nueva. Hay que subir a lo más alto para disfrutar de las vistas y de un buen trago largo. La mejor alternativa para huir del calor y del bullicio urbano en un ambiente relajado.

Plaza Nueva, 7.

Las Casas del Rey de Baeza. Nada mejor que callejear por el centro para dar con este hotel Hospes sito en la plaza de la Redención. Conserva el estilo rústico de las antiguas casas señoriales y proporciona una atmósfera cálida que permite la distensión y el divertimento. Su patio es el mejor lugar para tomarse unos vinos y picotear las deliciosas croquetas del puchero del restaurante Azahar. Como alternativa, la azotea con piscina y barra de cócteles.

Plaza Jesús de la Redención, 2.

Bar Americano. Nos gusta su carta de cócteles y, en concreto, su selección de Cócteles de Cine inspirado en las películas rodadas en Sevilla. Rincón distinguido, reservado y tranquilo que el hotel Alfonso XIII redecoró (para mejor) en su última y ambiciosa reforma. Apto para la conversación relajada copa en mano.

Hotel Alfonso XIII. San Fernando, 2.

DÓNDE ALOJARSE:

Barceló Renacimiento.

Avda. Álvaro Alonso Barba, S/N.

Moderno, funcional y con todo tipo de prestaciones. Un 5 estrellas a la altura de quien busca el todo-en-uno en un mismo hotel. Semejantes instalaciones –piscina al aire libre incluida- explican la extensión de terrenos que ocupa a dos pasos del parque Isla Mágica, el Guadalquivir y La Alameda. Los platos a la carta del desayuno, la wifi gratuita, las amplias habitaciones, los diferentes espacios para el entretenimiento y la reunión, los jardines y la arquitectura del complejo son sus principales atractivos.

DÓNDE DARSE UN CAPRICHO GASTRO:

Un helado de crema sevillana en la heladería artesana La Fiorentina.

Zaragoza, 16.

Un bollo de leche o un buen pan de mantequilla y anchoa en Pan y Più, panadería artesanal con influencias italofrancesas.

Cabeza del Rey Don Pedro.

Unas rosquillas, un pain au chocolat o un pastel de nata en La Dulcería de Manu Jara.

Pureza, 5.

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Naturaleza viva a dos pasos de Santander

El Parque Nacional de Picos de Europa fue el primer espacio protegido de España. Ubicada en la parte central de la cordillera Cantábrica, actualmente es reserva de la biosfera según la Unesco, y sin duda se trata de uno de los lugares más maravillosos de todo el territorio español. En la zona existe un abanico inabarcable de posibilidades como la visita a la ermita de la Virgen de la Salud, lugar en el que se celebra una tradicional romería, a la que acuden gran cantidad de romeros de la comarca Lebaniega, o excursiones a lugares tan emblemáticos como Cabaña Verónica, o las minas de las Manforas. Puesto que debíamos acotar, os proponemos un par de rutas, ambas de nivel accesible, para que os de tiempo de disfrutar del increíble entorno de estas tierras. Y lo mejor de todo es que se trata de una escapada al paraíso que se encuentra a poco más de una hora de Santander.

Camino a Espinama, el acceso al Macizo Central

La caminata se inicia en el Hotel Áliva, situado a 4 Km. de la cota superior del Teléferico de Fuente Dé. Desde allí hay que coger la pista de Montaña que desciende hacia la izquierda. En el descenso nos encontramos en primer lugar con el desvío hacia la izquierda que va hacia Sotres y en segundo lugar el desvío hacia la Ermita de la Salud. Se desciende por el valle del río Nevandi que sirve de deslinde entre el Macizo Oriental y el Macizo Central. Más adelante se llega a los invernales de Igüedri, divisando a la derecha la arista sur del Pico Valdecoro (1.841 m.). Reconoceremos los invernales porque en el centro se agrupa una compacta concentración de grandes cabañas de piedra que abrigan las laderas sudoccidentales del Castro Cogollos.

El final de la pista conduce a las calles de Espinama. Habremos descendido desde unos 1.600 m. a unos 900 m. Habiendo dejado atrás el paisaje más abrupto de los picos comienza a verse el puerto y toda una zona verde que es la parte que alberga el ganado de pasto de verano. Finalmente llegaremos a Espinama, en el municipio y valle de Camaleño, uno de los puntos más importantes de acceso al Macizo Central de los Picos de Europa. Esta ruta, sin duda es un placer para los sentidos. Ninguna de tus fotos necesitará filtro.

Recomendaciones:

Es una ruta muy sencilla, si bien el descenso es fuerte y hay que tener cuidado con las rodillas. Lo más complicado, quizá sea el hecho de tener que recorrer los 3,5 km de carretera de Espinama a Fuente Dé, si se ha dejado allí el coche. Una buena solución es hacer uso de los taxis de montaña de Espinama.

Inicio: Hotel Áliva
Destino: Espinama
Duración: 2h 30 min.
Dificultad: baja
Todas las edades

Encuentro con la historia en Mogrovejo

Mogrovejo bien merece una visita. Es un pueblo de intensa historia, designado como Conjunto Histórico Rural. Dicen también que es uno de los mejor conservados de todo Liébana. De Mogrovejo se dice que desciende Santo Toribio, el portador de las reliquias, Obispo de Astorga y el Señor de Mogrovejo, lugarteniente de Don Pelayo; y otro Toribio, éste del siglo XVI, que fue Obispo de Lima. En el pueblo hay una torre que preside el valle con los picos a sus espaldas. De la casa de los Laso de la Vega, allí, desciende el insigne poeta toledano, gloria del Siglo de Oro español, Garcilaso de la Vega.

El camino se inicia también en el Hotel Áliva, se toma la pista que desciende a Espinama hasta pocos metros antes de las Portillas del Boquejón, lugar donde nos encontramos con el tercer desvío a la izquierda. Si seguimos esta pista llegamos a Pembes, pueblo donde pasa la Virgen de la Salud en invierno, mientras que si tomamos otra pista que sale a la izquierda, llegamos a Llaves donde podemos alcanzar otra pista que nos lleva hasta Mogrovejo.

A lo largo de esta ruta podemos disfrutar de las inmensas vistas que nos ofrecen los Puertos de Río Cubo (Cosgaya) y los Puertos de Espinama, a donde se traslada a finales de julio el ganado que pasta en los puertos de Áliva.

Inicio: Hotel Áliva
Destino: Mogrovejo
Duración: 2h. 30 min.
Dificultad: Baja
Todas las edades

Hotel Áliva

El Hotel Áliva, ubicado en la cota superior del Teleférico de Fuente Dé, en el corazón del Parque Nacional de Picos de Europa, es un hotel familiar rodeado de montañas, prados y de un paisaje cautivador. Rodeado por las altísimas montañas de los Picos de Europa, el lugar no deja a nadie indiferente. Vivir el silencio, sólo roto por algunos de los cencerros del ganado que pasta por estas zonas, hace que la estancia sea todo un placer, si lo que se quiere es desconectar y descansar. Además su ubicación es perfecta para hacer excursiones dentro del Parque.

También cuenta con un restaurante en el que los potajes típicos de la cocina de Cantabria y las carnes de esta zona, son una buena opción después de disfrutar de un día en plena naturaleza. Su carta destaca por estar nutrida a base de cuidados platos elaborados con productos de la comarca de Liébana.

El Hotel es el lugar ideal para aquellos que desean desconectar y disfrutar de la paz de las montañas. Los amantes del senderismo tienen infinidad de rutas en el entorno del hotel. Dispone de 70 plazas en habitaciones dobles, de cuatro y hasta seis personas. Teléfono de contacto: 942 730 999 (Horario de atención de 8 a 24 h.).

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Texto e imágenes de Turismo de Cantabria

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Un paseo por Verona

Situada en la región del  Véneto, en el Norte de Italia, Verona es una ciudad de imprescindible visita si se viaja al norte de Italia. Sus monumentos y sus calles son capaces de transportarnos a las múltiples épocas vividas, desde la Roma Imperial (fue lugar de descanso de Julio César), pasando por la medieval, la renacentista, la de dominación francesa y austríaca, hasta llegar a la actualidad. Todo un pasado histórico que ha dejado huellas en forma de edificios, calles y plazas que bien le han valido ser considerada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

Una ciudad ligada a un río

Verona se encuentra encajada en un meandro del río Adigio, atravesado por puentes como el de Pietra, el único de origen romano que queda en la ciudad, o el puente Scaligero, con sus características almenas. Precisamente este último forma parte de Castelvecchio, antiguo castillo medieval que en la actualidad acoge uno de los museos más importantes de la ciudad.

Verona y su pasado romano

Entre los vestigios  de la Verona romana destaca la Arena, anfiteatro construido en el siglo I para la realización de combates entre gladiadores. Desde 1913 acoge otro tipo de espectáculo más adecuado para nuestros tiempos, como es la ópera, que se programa entre los meses de junio y septiembre. Las grandes dimensiones de este espacio, con un aforo de 30.000 personas, permiten unas escenografías espectaculares, así que no perdáis la oportunidad de vivir esta experiencia. También os recomendamos la visita del teatro Romano, situado en el margen derecho del río Adigio, que en la actualidad forma parte del Museo Arqueológico Nacional. Igual que en la Arena, en verano se convierte en un espacio en el que se programan espectáculos, pero en este caso se trata de obras de teatro. 

Piazzas llenas de vida, amores imposibles y espacios para la oración

Presidiendo el centro histórico de la ciudad está la Piazza delle Erbe. Construida sobre el antiguo foro romano, con su características sombrillas blancas cubriendo los puestos del mercado, es un auténtico hervidero de gente y un espacio único. En ella se encuentran edificios tan relevantes como el Palazzo Maffei, de estilo barroco, la Torre dei Lamberti, desde cuya azotea se pueden obtener buenas vistas de la ciudad, o las fachadas de las Casas Mazzanti, decoradas con magníficos frescos. 

El Arco della Costa nos lleva a la Piazza dei Signori, también conocida como la Piazza Dante, que es donde tenía lugar la vida política de la ciudad durante el siglo XVI. En ella se conservan, entre otros, el Palazzo della Ragione y el Palazzo di Cansignorio, sede del poder político de los Scala y de los venecianos.

No muy lejos de estas magníficas plazas, en la Via  Capello, se encuentra uno de los lugares de visita obligada, cuyo encanto reside en formar parte de uno de los obras más populares de Shakespeare, y que ha convertido a Verona en destino para los más románticos. Sí, estamos hablando de el archiconocido drama protagonizado por Romeo y Julieta. La casa de Julieta bien merece la pena ser visto, aunque suponga una dificultad moverse por tan pequeño patio con tal volumen de turistas, pero como tal, tiene su encanto.

En el apartado religioso no hay que perderse la Basílica de San Zeno Maggiore, que es una de las obras maestras de la arquitectura románica del norte de Italia, y el Duomo, también de origen románico (del siglo XII), cuyo interior alberga la Ascensión de Tiziano.

Tiempo para la gastronomía

No todo va a ser caminar y ver monumentos, también hay que retomar fuerzas y disfrutar de la gastronomía de la zona. Os recomendamos probar la pastissada, un guiso realizado con carne de caballo, cuyos orígenes estarían en la antigua Roma.

Para los que prefiráis una pausa rápida y más refrescante podéis hacer una parada en la Gelateria Zeno Gelato e Cioccolato, situada en la Piazza San Zeno, y probar alguno de sus magníficos gelatos.

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Texto de ISABELYLUIS Comunicación

Imágenes de Spencer Wright, Lorenzo Blangiardi, Elescir, Kosala Bandara, FotoCla., Jorge Cancela, Allie_Caulfield, Son of Groucho

 

 

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