A 30.000 pies por viajeros para viajeros

Resultados

Arquitectura contemporánea de Praga

Prácticamente toda la historia de la arquitectura del siglo XX la puedes admirar en la trama urbanística de Praga. Todavía hoy podemos admirar algunos de los logros más notables de los diferentes estilos surgidos a lo largo del siglo pasado. En My Vueling City os hemos preparado una introducción a esos estilos a través de sus edificios más representativos.

Modernismo

El modernismo, entre otras características, debe su origen al anhelo de representar la ‘obra de arte total’ de manera armónica. En la capital checa, uno de los ejemplos más notables es la Villa Bílek. El escultor, artista gráfico e ilustrador František Bílek (1872–1941) fue junto a Alfons Mucha uno de los máximos exponentes del Art Nouveau checo. Se trata de una villa familiar que incluye taller, construida en el año 1911, muy cerca del castillo de Praga. El edificio se ideó con la premisa de reflejar en él, un campo de centeno, y hay un gran número de detalles que nos llevan a clarificar esta idea. Por ejemplo, las columnas, que representan las gavillas estilizadas de trigo. Actualmente el edificio contiene una exposición permanente sobre František Bílek.

Arquitectura cubista

La arquitectura cubista fue una tendencia que tuvo lugar exclusivamente en Checoslovaquia. Se trata de un estilo en el que se potencia el valor artístico por encima del práctico –lo cual deriva muchas veces hacia el ejercicio de estilo -. En todo caso, vale la pena visitar la Casa de la Virgen Morena de Praga (Dům u černé Matky Boží), que fue edificada según un proyecto del renombrado arquitecto checo Josef Gočár. Para los amantes del diseño, sabed que actualmente esta construcción alberga el Museo de las Artes decorativas de Praga, donde podrás admirar muebles, cerámica, posters, gráfica publicitaria u obras seleccionadas de la pintura cubista de Emil Filla o Josef Čapek. Además, y hasta el 31 de diciembre del 2017 podrás ver una exposición dedicada al cubismo checo. Y pos si no tuvieras suficiente, allí mismo se encuentra el Grand Café Orient, que es la única cafetería cubista del mundo.

Funcionalismo

El Funcionalismo es un principio arquitectónico según el cual la forma de un edificio procede de la función. Fue la esencia de lo moderno contrapuesto a lo tradicional. En Praga su ejemplo más claro lo tenemos en la Villa Müller a cargo de los arquitectos Adolf Loos y Karel Lhota para el constructor y empresario František Müller. En la villa construida entre los años 1928 y 1930 Loos aplicó no solo ideas funcionalistas, sino también la teoría de Raumplan - el espacio no está dividido en plantas diferentes, sino a los "cubos", éstos están dispuestos de tal manera que cada una de las habitaciones se intercala en varios niveles-. La casa pertenece al Museo Municipal de Praga, los interiores están decorados con mobiliario y accesorios para el hogar originales. Aquí podrás ver también una pequeña exposición sobre la vida de Adolf Loos.

Realismo socialista

El funcionalismo creó sin saberlo una especie de transición hacia el realismo soviético de la posguerra. Por suerte, el régimen comunista y la posterior dominación soviética no lograron desfigurar Praga. El Realismo soviético duró de 1948 a 1989, más o menos. No hace mucho tiempo, media Europa pertenecía a un régimen comunista liderado por la URSS. Praga fue uno de las ciudades más importantes del otro lado del telón de acero. Allí trabajaron los mejores arquitectos soviéticos del momento, y todavía hoy se puede admirar su obra. Seguramente no sea uno de los estilos arquitectónicos que goce de mayor aceptación de toda la historia de la arquitectura, pero lo que sí está claro es que cumplió a la perfección con su cometido, y se convirtió en seña de identidad de toda una época.

La arquitectura del realismo socialista era más bien monumental, historicista, simétrica, decorativa y llena de referencias al estalinismo. El edificio más famoso de esta época es el Hotel International, en el barrio de Letná, creado bajo la supervisión directa del gobierno de entonces. Igual que el Palacio de Cultura y Ciencia de Varsovia fue copia a escala reducida de siete edificios monumentales similares en Moscú. El edificio de la torre más grande mide 88 metros y tiene 16 pisos y fue terminado en 1954.

La independencia: arquitectura contemporánea

Bien es cierto que el hecho de recuperar la libertad tras la caída del bloque comunista, no suscitó ninguna renovación arquitectónica en Praga. Lo que sí se hizo fue movilizar los recursos más importantes para restaurar las zonas históricas de la ciudad y renovar los barrios residenciales. Aún y así, se construyeron algunos edificios destacados. Sin duda la realización reciente que más eco internacional ha suscitado  ha sido la célebre Casa Danzante –también llamada Ginger y Fred por su silueta que evoca a los dos famosos bailarines del celuloide–, firmada por el praguense V. Milunič y el norteamericano Frank Gehry. La construcción del edificio fue polémica en su día porque se construyó entre edificios barrocos, góticos y Art Nouveau rompiendo radicalmente con el perfil urbanístico de la zona. Actualmente el contiene una galería, un bar, un restaurante y un hotel.

En My Vueling City hemos repasado los hitos más destacados de la arquitectura del último siglo de Praga. Esperamos que os sorprenda cuando visitéis la ciudad. Consulta nuestros vuelos aquí.

Texto de Los Viajes de ISABELYLUIS

Imágenes de Czech Tourism, Wikipedia Commons

+ info

Reikiavik, la capital más septentrional del mundo

Cerca de dos tercios de la población total de Islandia vive en la capital metropolitana, considerada una de las ciudades más verdes, limpias y seguras del planeta. Durante el invierno apenas hay 4 horas de luz solar. Al contrario, si el visitante tiene la oportunidad de viajar en fechas próximas al solsticio de verano, se encontrará con una ciudad en la que el sol no acaba de ponerse del todo. Esta circunstancia permite al viajero exprimir al máximo sus horas en la capital de Islandia, antes de emprender el típico viaje por el anillo islandés, la carretera circular que da la vuelta a la isla conocida como Ring Road.

Los puntos de interés turístico se concentran sobre todo en el distrito occidental de Miðborg, el centro tradicional de la ciudad. El parque de Hljómskálagarður, que alberga el lago Tjörnin, es un buen punto de partida para sentarse en un banco y situarse en el plano, antes de abordar una ruta a pie que nos llevará a los rincones más interesantes de Reikiavik. En un extremo del lago se encuentra el campus de la Universidad de Islandia (Háskóli Íslands), y cruzando el puente que lo atraviesa se llega directamente a la Galeria Nacional de Islandia. En este espacio se exhiben las obras de los artistas islandeses más famosos que conviven con un centro de interpretación de la cultura tradicional islandesa. Está situado justo al lado de la Iglesia Libre de Reikiavik, una congregación que se estableció en la capital en 1899 como alternativa a la Iglesia Nacional Luterana. 

El Parlamento islandés, conocido como Alþingi, se encuentra a unas pocas manzanas más adelante. El edificio fue construido en 1881 con piedra labrada. No obstante, el origen de esta institución se remonta al año 930. Es una de las asambleas electas más antiguas del mundo.

Hora de almorzar

Es posible que en Islandia el sentido del tiempo se vea un poco alterado, ya sea en invierno como en verano, como consecuencia de las horas de luz. Pero si hay algo sagrado en esta vida es el almuerzo, también en Reikiavik. Siguiendo por la calle Lækjargata hacia el llamativo centro de conciertos y conferencias Harpa nos encaminaremos hacia la zona portuaria de Reikiavik. Un poco antes de llegar nos encontraremos con una de las paradas obligadas de la ciudad, que no es otra que un puesto callejero de perritos calientes llamado Bæjarins Beztu Pylsur. De acuerdo, no deja de ser una salchicha cocida servida en el típico bollo y acompañada de las correspondientes salsas. Y se come a la intemperie... Pero en el número 1 de la calle Tryggvagata se sirven a diario cientos de salchichas y en ocasiones se forman largas colas. Es, sin duda, una de las costumbres gastronómicas más arraigadas de la ciudad y la salchicha más famosa de Islandia.

Tras el avituallamiento hay que volver a explorar la ciudad. El puerto está dividido entre los distritos de Miðborg y Vesturbær. En este último se encuentra el Museo Marítimo Vikín, en el que cobra especial importancia la pesca del bacalao. Precisamente, en algunos de los restaurantes de la zona portuaria se puede degustar bacalao islandés, y también otros platos típicos como sopa de langosta, salmón o cordero. Si se quiere completar las experiencia, se puede alquilar una caña de pescar y pasar la tarde, o embarcarse para ver ballenas en la bahía de Faxaflói. 

La principal zona de bares está en la calle Austurstræti y sus alrededores, mientras que las tiendas están diseminadas en las calles Laugavegur y Skólavörðustígur. De entre los escaparates de ropa, diseño y alimentación destaca el de la tienda de Álafoss, la más conocida y tradicional marca de lana islandesa. En esta tienda se puede comprar el típico jersey islandés denominado Lopapeysa.

Aunque no caiga la noche, llega la hora de finalizar la visita con las mejores vistas de la ciudad, que se pueden apreciar desde lo alto de la iglesia de Hallgrímskirkja. El acceso al campanario cuesta 600 ISK (unos 4 €), pero merece la pena. Se puede terminar el día en un restaurante pop-up muy apetecible en el que se puede degustar una peculiar fusión entre la gastronomía vasca e islandesa. Se llama Sumendi y organiza varias cenas al año. 

Si has realizas el viaje en verano seguro que el sol ha estado presente durante todo el tiempo, así que recomendamos terminar el día en la famosa escultura llamada Sólfar --el Viajero del Sol-, una escultura que evoca lugares por descubrir y países que visitar, como los que Vueling pone a tu alcance mediante sus conexiones aéreas.

Haritz Rodriguez es periodista y bloggerde viajes con más de 17 años de experiencia en radio, televisión, prensa e internet. Redactor en Tokitan.tv y director en el estudio de comunicación Barking Blogs.

Texto e imágenes y vídeo de Haritz Rodriguez, de Barking Blogs

 

+ info

Bayona una ciudad con sabor a chocolate y a jamón

Bayona, la capital del País Vasco francés, es una de las ciudades más sorprendentes de la nueva región francesa de Aquitania-Lemosín-Poitou-Charentes. Vasca desde los pies a la cabeza, merece la pena pasear por las calles de esta localidad situada en la confluencia de losríos Nive y Adur y descubrir sus edificios que resaltan por sus coloridas fachadas y tradicionales entramados de madera. Tal es la influencia vascuence (Bayona pertenecía al territorio histórico de Labort, Lapurdi en euskera) que uno de los lugares más visitados de esta ciudad es el Museo Vasco, que aúna una de las colecciones etnográficas más importantes del sur de Francia. Esta cultura está presente en algunos de sus negocios (son muy típicas las tiendas de tejidos vascos), en algunos deportes como la pelota vasca, muy popular entre los bayoneses, y en el idioma, ya que en Bayona coexisten el euskera y el francés.

Bayona, en el departamento de los Pirineos Atlánticos, ha vivido eclipsada, injustamente por cierto, por la alcurnia y los baños de su vecina Biarritz, situada a menos de diez kilómetros de distancia. Tres son los barrios que forman el centro histórico de esta localidad de Aquitania: Grand Bayonne, Petit Bayonne y Saint-Esprit. En el primero de ellos destaca la Catedral de Santa María, con su maravilloso claustro del siglo XIII; el Château-Vieux (castillo viejo) construido en el siglo XII por los vizcondes de Lapurdi; o la Puerta de España por donde pasaba la antigua carretera que cruzaba la frontera. En el Grand Bayonne se pueden distinguir las tres murallas que envolvieron la ciudad a lo largo de los siglos: una primera de origen romano, una segunda de la época del rey Francisco I (principios del siglo XVI) y la última proyectada por Sébastien Le Prestre, más conocido como Vauban, en la segunda mitad del siglo XVII.

Por su parte, el Petit Bayonne es un barrio recoleto presidido por el Château-Neuf (castillo nuevo) construido en el siglo XV por Carlos IV. En esta zona se encuentra el anteriormente mencionado Museo Vasco, a orillas del río Nive, ubicado en la Maison Dagourette, un palacio del siglo XVI. Inaugurado en 1922, en él se guarda un verdadero tesoro etnográfico en el que se pueden ver desde tumbas típicas hasta casas, pasando por mobiliario del hogar o artesanía. Por último, al otro lado del río está el barrio de Saint-Esprit, con la ciudadela y la estación de tren como monumentos más insignes. Fue la zona en la que vivieron los judíos que emigraron desde España y Portugal cuando huían de la Inquisición.

Gastronomía de Bayona

El mercado de Bayona es un lugar excelente para probar los productos más típicos de la ciudad como el sabroso pastel vasco (gâteau Basque en francés), el jamón (curado, acompañado con pimientos de la cercana localidad de Espelette) y el chocolate, que trajeron los judíos que se instalaron en Bayona tras su salida de la Península Ibérica. Aparte del mercado, una de las calles preferidas por los amantes del derivado del cacao es la Rue Port Neuf en la que hay varios talleres artesanales como L’Atelier du Chocolat, donde hacen un riquísimo chocolate picante, y Chocolats Cazenave, una casa que lleva funcionando un siglo y medio y en el que sus especialidades son el chocolate al agua o el emulsionado.

Mini guía de Bayona

Puedes dormir en…

El Hôtel & Restaurant Des Basses Pyrénées, un establecimiento céntrico situado a escasos minutos de la catedral y de la Puerta de España.

Para comer no te pierdas…

La Karafe (25, Quai Jaureguiberry), con pinchos y embutidos típicos de la localidad.

Brasserie du Trinquet (4, Rue du Jeu de Paume), situado al lado de un trinquete donde cada jueves se juega a la pelota vasca.

Puedes comprar en…

Tissage de Luz (3, rue Port de Castets) donde veden manteles, bolsas o ropa de cama con el típico estampado vasco y otras versiones más modernas con colores vivos.

El aeropuerto de San Sebastián se encuentra a unos 40 kilómetros de distancia de Bayona. ¡Reserva tu Vueling aquí y anímate a conocerla!


Texto de Tus Destinos

Imágenes de B. BLOCH - CRTA y tuvemafoto-OT Bayonne 

+ info

Descubriendo los Museos de Montaña de Messner

La provincia de Bolzano, también conocida como Alto Adigio o Tirol del Sur, a caballo entre la cultura austríaca y la italiana, tiene en su haber una de las cadenas montañosas más populares de Italia, los Dolomitas. Estos conforman un espectacular paisaje en el que se alternan los valles con sus características montañas que parecen quebrar el cielo, cuyo cambio de color con la luz solar tanto sorprende a los visitantes: durante el día lucen blancas, y al amanecer y al atardecer adquieren un precioso tono rojizo. Hasta el propio Le Corbusier se quedó prendado de sus magia y llegó a decir que eran “la más bella obra arquitectónica del mundo”. Protegidas por siete parques naturales, en 2009 fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

Los Dolomitas son un espacio perfecto para la práctica de los deportes al aire libre, como el esquí o la escalada, y a su vez son un espacio perfecto para los amantes de la contemplación de la naturaleza o los buscadores de inspiración. Esta última es más que seguro que la encuentres en el Messner Mountain Museum (los Museos de Montaña de Messner), una red conformada porseis museos ubicados en emplazamientos muy singulares del Tirol del Sur, cuya temática gira en torno al montañismo, la escalada y las culturas de los pueblos de altura.

Detrás de un concepto tan especial de museo como lo es este, con un amplio vínculo con la naturaleza, solo podría estar una persona tan singular y excepcional como lo es el italiano Reinhold Messner. Considerado como uno de los mejores alpinistas de todos los tiempos, tiene en su haber catorce ochomiles, todas ellos escalados sin ayuda de oxígeno. En el año 1978, Messner junto al austríaco Peter Habeler serían los primeros en ascender el Everest sin botellas de oxígeno. Ese sería el principio de una larga carrera escalando montañas. Su intrepidez y sus ganas de probar experiencias le llevaron en 1991 a formar parte de la primera expedición que cruzó la Antártida sin ayudas externas.

En la actualidad lleva una vida bastante más tranquila, centrada en la escritura de libros y en el Messner Mountain Museum, un original conjunto de museos que consta de los siguientes espacios:

MMM Corones. Situado en la cima de Kronplatz, en él se explica la historia del montañismo. Obra de la arquitecta Zaha Hadid, el museo está escavado en la montaña, del que solo se aprecia en el exterior su triple mirador en la cumbre, con unas impresionantes vistas del monte Peitlerkofel, el Heiligkreuzkofel, el Ortler y el sur del Tirol.

MMM Firmian. Cerca de Bolzano se encuentra el castillo de Sigmundskron, donde se puede visitar este museo cuya temática central es el encuentro del hombre con la montaña. Ya solo por las vistas que en él hay de los Alpes y los Dolomitas merece la pena acercarse hasta aquí.

MMM Dolomites. También conocido como el “Museo en la Nubes”, está situado en un antiguo búnker de la Primera Guerra Mundial localizado en la cumbre del monte Rite (2000 metros), entre Pieve di Cadore y Cortina d'Ampezzo. En su interior acoge el museo dedicado a la escalada deportiva en roca, en el que se rinde especial homenaje a los Dolomitas y a todos aquellos que los han escalado.

MMM Juval. Situado en el castillo de Juval, está dedicado a la Magia de la Montaña, y en su interior alberga obras de arte, entre las que destacan la colección tibetana y la de máscaras procedentes de los cinco continentes. A este espacio solo se puede acceder mediante visita guiada, y los meses de julio y agosto permanece cerrado ya que es la residencia de verano de la familia Messner.

MMM Ripa. Otro castillo, en este caso el de Burnico o Bruneck, es el encargado de albergar el museo dedicado a las culturas vinculadas a la montaña. No en vano el nombre de este espacio proviene de la unión de la palabras tibetanas ri (montaña) y pa (hombre).

MMM Ortles. En la aldea de Solda, en un sencillo edificio de piedra semi-subterráneo, en el que los pastizales hacen de techumbre, se encuentra el sexto y último espacio de este peculiar museo. El tema central del mismo es el mundo del hielo, donde se habla del esquí, la escalada sobre hielo y las expediciones a los polos.

Ahora que ya tienes las claves de algunas de las maravillas que se esconden en el Tirol del Sur, sólo tienes que coger tu Vueling a Verona –está a aproximadamente una hora y media en coche de Bolzano- y aventurarte a conocerlas.

 

Texto de Los Viajes de ISABELYLUIS

Imágenes de Messner Mountain Museum y Zaha Hadid Architects (© Inexhibit)

+ info