En busca del mejor whisky escocés
Hay múltiples motivos por los visitar Escocia: sus hermosos paisajes, como los que encontrarás en la región de los Highlands; sus bellos lagos, como el de Lomond, Tummel, Duich, o el lago Ness, este último con monstruo incluido; un gran evento cultural como es el festival de Edimburgo, que llena la ciudad de teatro, danza y música; conocer la tierra de escritores de la talla de Sir Walter Scott, Robert Burns, Robert Louis Stevenson o Irvine Welsh; y, como no podía ser menos, está su magnífico whisky. Este destilado de origen celta, seña de identidad escocesa por excelencia -con el permiso de la gaita y del kilt-, y uno de sus principales motores económicos, es todo un atractivo para todo aquel que viaje a tierras escocesas. Los noveles tendrán la excusa perfecta para iniciarse por la puerta grande en el mundo del whisky, y los conocedores de la materia, gozarán de una ocasión única para transformarse en todos unos expertos, y disfrutar de lo lindo de tal abanico de sabores y aromas.
El “agua de la vida” –así es como se denominaba al whisky en gaélico, “Uisge Beatha”,- se elabora a partir de la destilación de malta fermentada, generalmente de cebada, aunque se pueden emplear otros cereales como el trigo, centeno o maíz. Una vez destilado deberá pasar un mínimo de tres años en una barrica de roble. El whisky escocés se clasifica en los siguientes tipos: single malt, vatted malt (o pure malt), blended y single grain, siendo el single malt el más apreciado.
Una buena forma de toma de contacto con todo lo que atañe a esta popular bebida escocesa es haciendo una visita en Edimburgo al Scotch Whisky Experience, un espacio situado en el Old Town, al lado castillo de Edimburgo, donde se explican todos los entresijos del whisky. Una vez aprendidos los conceptos básicos, ya estarás listo para adentrarte en alguna de las múltiples destilerías que hay repartidas en territorio escocés. Para que os pongáis en situación, Escocia está dividida en cinco regiones productoras de whisky que, al igual que pasa con el vino, tienen características propias.
En la región de Lowlands, ubicada al sur de Escocia, se produce un whisky suave, ligero y poco ahumado, por lo que suele emplearse para mezclas. Al carecer del carácter de los maltas de las otras regiones es menos popular y cuenta con un menor número de destilerías.
La región de Speyside, que recibe su nombre del río Spey, que la atraviesa, es la más importante y es a la que suelen dirigirse la mayoría de los tours organizados a destilerías, contando en su haber con los maltas más populares del mundo. Entre sus imprescindibles está la conocida destilería de Cardhu, fundada por el contrabandista de whisky John Cumming en 1824 y situada cerca de Archiestown; la de Glenfiddich, ubicada en Dufftown, que es la única en la que el proceso de destilado, madurado y embotellado del whisky se realiza en la propia destilería; en Craigellachie se encuentra la destilería de Macallan, también de 1824, en la que originariamente envejecían el whisky en barriles de jerez español, y que tiene en su haber el record de haber producido una de las botellas de licor más cara jamás vendida en una subasta (54.000 dólares); y la de Glenlivet, cerca de Ballindalloch, cuyos maltas están considerados de los mejores de la región.
La mayor de las regiones en tamaño y producción de whisky es la de Highlands, localizada al norte de Escocia. Entre nuestras destilerías favoritas se encuentra la de Oban, situada en la bella bahía de Oban, justo frente a la playa, donde llevan elaborando su excelente malta desde 1794. Continuando en esta misma área se encuentra la subregión de The Islands, a la que merece la pena acercarse para conocer dos de sus joyas: la destilería de Jura, ubicado en la isla de mismo nombre, de marcado carácter familiar, en la que llevan produciendo brillantes maltas desde 1810; y la de Talisker situada en la preciosa isla de Skye.
Campbeltown, que en su momento fue una región que llegó a tener hasta treinta destilerías, en la actualidad su número se ha reducido a tres.
Y en último lugar está la región de Islay, ubicada en la costa oeste de Escocia, que sobre todo es conocida por sus whiskies ahumados. Os recomendamos la visita a Bowmore, cuya destilería es de las primeras que hubo en la isla, y en la que su malta se elabora siguiendo técnicas tradicionales, y a Port Ellen, donde se encuentra la destilería de Lagavulin, construida en 1816.
Ahora que ya sabes cuáles son algunas de las mejores destilerías de whisky de Escocia, reserva tu Vueling a Edimburgo y anímate a conocerlas en primera persona.
Texto de Los Viajes de ISABELYLUIS
Imágenes de Cls With Attitude, Sem Shnaider, Rob Schulze, Kkonstan, Stephane Farenga, lynjardine, 82Gab
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El alma de Pink Floyd vuelve a Pompeya
¿Qué queda de los Pink Floyd de hace 45 años? Poca cosa, la verdad. Con Roger Waters girando por medio mundo con su espectáculo de The Wall en 3D, y con la desaparición de Richard Wright hace ocho años, la formación de rock de vanguardia que dominó el mundo del espectáculo rock durante los 70 y parte de los 80, solo cuenta con Nick Mason y el líder David Gilmour como únicos estiletes de la banda original.
Un poco de historia
Pink Floyd es una de las mejores bandas de todos los tiempos, de eso no hay duda. Sus discos lo atesoran, así como su permanencia en las primeras posiciones de bandas referenciadas durante varias décadas. Puede que no fueran los inventores del disco conceptual –The Who ya lo habían hecho poco antes que ellos-, pero sí que es cierto que fueron los que lo llevaron a su máxima expresión.
Pink Floyd tienen algunos records en su haber; quizá el más relevante sea el de mantener en la lista Billboard (lista de ventas) un disco durante 889 semanas (más de 17 años), siendo así el álbum que más tiempo ha permanecido en listas de la historia. Con una estimación de ventas de 50 millones de copias, The Dark Side of The Moon es el álbum más exitoso de Pink Floyd, y a su vez, el disco de rock más vendido de la historia - y el segundo mas vendido a nivel mundial solo superado por Thriller de Michael Jackson-. Pero su éxito no se limita a este disco del 73. Antes ya eran famosos. Y es que a finales de los 60 fueron los abanderados de la escena psicodélica inglesa. Sus primeros discos contaron con Syd Barrett entre sus filas y consiguieron captar la atención de toda una masa en plena ebullición de ideas nuevas y experimentación. Tampoco se puede decir que The Dark Side of the Moon fuera única cumbre, sus discos posteriores se mantuvieron a la altura –aunque no llegaron a sus cifras de ventas-. De esta manera, los 70 fue su década –con permiso de Led Zeppelin y The Rolling Stones-, gracias a discos míticos como Animals, Wish You Were Here, y sobretodo The Wall, un disco que vino acompañado de una película dirigida por Alan Parker y protagonizada por Bob Geldof.
¿Qué pasó en Pompeya?
Todos sabemos que los directos de Pink Floyd fueron los más espectaculares a nivel tecnológico durante varias décadas. De hecho mantuvieron su reinado hasta principios de los noventa, con la gira del disco Achtung Baby de U2. Pero, sin duda, el directo siempre fue uno de los puntos fuertes de Pink Floyd, ya desde sus inicios, cuando la formación original hacía las delicias del circuito universitario y underground de Londres. Eran los días dorados de la psicodelia inglesa y sus conciertos eran toda una experiencia sensorial gracias al soporte de proyecciones y performances. Si te quieres hacer una idea puedes ver el film Tonight Let’s all Make Love in London, dirigido por Peter Whitehead, que incluye actuaciones de la banda londinense de aquella época.
En los setenta, y ya sin Syd Barrett en sus filas, el grupo continuó creciendo. Sus discos fueron pasando de la psicodelia al rock progresivo y sus directos se fueron consolidando con una presencia de la tecnología cada vez mayor. Pero antes de convertirse en una de las bandas de estadios por excelencia, se embarcaron en un proyecto que acabó por convertirse en uno de los hitos de la historia del rock. Unieron fuerzas con el director de cine Adrian Maben para darle forma a un proyecto cinematográfico. El resultado fue el film Pink Floyd Live at Pompeii, realizado en la míticas ruinas de la ciudad romana, arrasada por una erupción del volcán Vesubio en el año 79 de nuestra era.
La gestación del proyecto fue una pura casualidad. El director Adrian Maben simplemente llamó a Stephen O’Rourke, manager de Pink Floyd, a principios de los ’70, para proponerle la idea de hacer una película con el grupo. En aquel momento la idea era hacer una pieza muy arty, pretendía que participasen artistas de la talla de Magritte, De Chirico, Christo o Jean Tinguely y que creasen a un nivel visual mientras Pink Floyd lo hacían desde la sonoridad. Pero no se llegó a ningún acuerdo. Meses más tarde, Maben viajó con su novia de entonces a Italia y visitó las ruinas de Pompeya. Esa noche se dio cuenta que había perdido su pasaporte y, al ponerse a recordar, concluyó que lo había dejado en el anfiteatro de Pompeya. Así que regresó, solo, con las últimas luces del día, y allí, entre los monumentos, las esculturas y pinturas de un tiempo que había quedado en suspensión Maben tuvo su gran momento de inspiración: ese era el lugar ideal para filmar a Pink Floyd. En el silencio casi místico del anochecer, se dio cuenta que Pompeya tenía todo: tenía muerte, tenía sexo y tenía mucha vida latente. Y en ese anfiteatro, Pink Floyd podría volver todo eso a la vida plena.
45 años después
El pasado mes de marzo el ministro italiano de Cultura, Dario Franceschini confirmó en la red social de Twitter que el guitarrista británico de 70 años, David Gilmour tocará en Pompeya los días 7 y 8 de julio. Así, el líder de Pink Floyd volverá a actuar en el mítico yacimiento arqueológico 45 años después de haber protagonizado la grabación de la película Live at Pompeii. En esta ocasión presentará los temas de su último álbum Rattle That Lock. Pero no se descarta que toque alguno de los temas de su ex banda. Recordemos que Gilmour y Nick Mason todavía mantienen los derechos de explotación de prácticamente todo el legado de Pink Floyd.
¿A qué esperas para revivir la magia de uno de los mejores conciertos de la historia? Además podrás disfrutar de la visita al yacimiento romano más famoso del mundo. Consulta nuestros vuelos aquí.
Texto de Los Viajes de ISABELYLUIS
+ infoAcero cristal y arte el Bilbao del siglo XXI
Alejada de su pasado industrial pero fiel a sus raíces, Bilbao es hoy una ciudad moderna y cosmopolita en la que disfrutar de la mejor gastronomía, música y, en especial, del arte y la arquitectura. De hecho, desde que el Museo Guggenheim abrió sus puertas a mediados de los años 90, la capital vasca se ha convertido en un destino de referencia para todos los amantes del arte y la arquitectura contemporáneas. Además, junto a la apertura del museo, la ciudad ha impulsado una renovación urbanística que ha recuperado las construcciones históricas, levantado imponentes edificios modernos, integrado la ría y los espacios verdes y hasta trazado una red de metro diseñada, ni más ni menos, que por Sir Norman Foster. Por todo esto Bilbao es hoy una de las mejores ciudades europeas donde vivir. La recorremos a través de sus museos y edificios más rompedores.
En torno al Museo Guggenheim
El monumental edificio proyectado por Frank O. Gehry es hoy el icono de la Bilbao del cambio y uno de los referentes internacionales del arte contemporáneo. Merece la pena pasear por sus alrededores para perderse en las curvas de sus fachadas y admirar la famosa araña de Louise Bourgeois o el famoso perro Puppy de Jeff Koons. Pero sin duda visitar su interior es una experiencia irrepetible. Dejarse llevar entre los laberintos de acero de la obra La materia del tiempo de Richard Serra o visitar las importantes exposiciones temporales que pasan por el Guggenheim, es algo que ningún amante del arte se puede perder.
Junto al museo se encuentra el puente de La Salve que, pese a sobrevolar la ría desde el año 1972, no fue hasta 2007 cuando el artista francés Daniel Buren le añadió su famoso arco rojo. Contigua al Guggenheim, tampoco podíamos olvidarnos de la Nueva Biblioteca de la Universidad de Deusto, de Rafael Moneo, con su volumen monolítico y sus esquinas redondeadas.
Inmediatamente detrás se levanta la Torre Iberdrola. Este edificio de César Pelli es el más alto del País Vasco. Con sus 165 metro de altura y 41 plantas, su visión es realmente sorprendente. Flanquean la torre las Viviendas Ferrater, dos edificios de lujo proyectados por Carlos y Lucía Ferrater, Xavier Martí y Luís Domínguez. Frente a ellas se abre la Plaza de Euskadi, de la arquitecta paisajista Diana Balmori.
El Museo de Bellas Artes: un clásico contemporáneo
Cerca de la Plaza Euskadi, frente al parque de Doña Casilda, el Museo de Bellas Artes toma el testigo de las grandes colecciones de arte clásico europeas y presenta una selección de obras de primer nivel, entre las que se encuentra una Lucrecia de Lucas Cranach el Viejo o pinturas de Francisco de Goya, El Greco y Zurbarán. En su sección contemporánea, pueden verse pinturas de Miquel Barceló y Francis Bacon. Y es que aquí podemos viajar desde la Antigüedad hasta el siglo XXI. Para albergar tanta variedad, el edificio de 1945 se ha ido reformando hasta adquirir su aspecto actual. La última ampliación es la que ha aportado un aspecto más rompedor tanto al interior como al exterior del edificio. De este modo, en 1996 Luis Maria Uriarte abrió nuevos espacios y añadió la estructura y el hall de cristal desde el cual accedemos hoy al museo.
Paseando por la ría
La ría pasó de ser un lugar oscuro y contaminado a convertirse en uno de los espacios de recreo preferidos por los bilbaínos. Parte de esta mejora se debe al Isozaki Atea (Puerta Isozaki), que es un recinto de siete edificios proyectados por el arquitecto japonés Arata Isozaki con la colaboración del arquitecto bilbaíno Iñaki Aurrekoetxea. En frente de este complejo, el puente Zubizuri es la aportación de Santiago Calatrava a Bilbao (aunque también el monumento más polémico de la villa).
La Alhóndiga y la Osakidetza
Si nos adentramos en el ensanche bilbaíno no podemos perdernos el Centro Azkuna, más conocido como la Alhóndiga, un antiguo almacén de vino reconvertido hoy en un vibrante núcleo de ocio y cultura. Terminado en 1909 bajo las órdenes de Ricardo Bastida, ya en su tiempo fue un edificio innovador en la ciudad por el empleo de técnicas novedosas, como el uso del hormigón armado. Tras una reforma de Philippe Starck, abrió sus puertas como centro polivalente en 2010.
A pocos pasos y como si, de repente, nos encontrásemos en el corazón de Europa, nos sorprende en una esquina el edificio de Osakidetza (Departamento de Sanidad), inconfundible con su fachada poliédrica diseñada por Juan Coll-Barreu.
Y no podemos irnos de Bilbao sin entrar en su metro que, diseñado por Sir Norman Foster, se dice que es uno de los mejores del mundo.
Reserva tu Vueling a Bilbao y disfruta al máximo de sus museos y de sus magníficos edificios.
Texto de Aleix Palau para Los Viajes de ISABELYLUIS
+ infoVenecia, 120 islotes con 177 puentes
Por Iñaki Makazaga de Piedra de Toque
Caminamos por Venecia en Rutas Urbanas con MyVuelingCity de la mano de Isabel Sánchez para descubrir rincones diferentes en los que recuperar el atractivo de las capitales europeas. Ahora nos guía por los 120 islotes de la ciudad de Venecia comunicados entre sí por 177 canales, en el seno del golfo del mismo nombre, en la costa italiana del mar Adriático. “La ciudad se hunde dos milímetros al año: hay que darse prisa para conocerla con toda su belleza”
Venecia ha sido siempre la ciudad de artistas, comerciantes emprendedores,y viajeros inquietos, como el famosísimo Marco Polo, que entre ellos, ayudó a abrir las puertas de la fabulosa civilización oriental a los pueblos de Europa. Y esa concentración de ingenio y prosperidad fue la que produjo el florecimiento espléndido de la arquitectura de Venecia, sobre todo entre los siglos 11 y 17 , cuando los edificios más notables que todavía están en buen estado de conservación se construyeron.
Además de eso, y aunque muchos no lo sepan Venecia organizó su convivencia como república mientras que en la mayoría de Europa gobernaba la realeza, los señores feudales, y el clero. Así que ya veis, en la ciudad de los canales eran todos unos avanzados a su tiempo.
Posteriormente, cuando declinó su posición de predominio militar y comercial en el Mediterráneo, la ciudad supo mantener su capacidad de seducción y fue lugar de referencia para viajeros y artistas de todo el mundo. Aumentando pues… hasta lo que conocemos hoy, un fenómeno del turismo de masas que no puede faltar en la lista de cualquier viajero.
El exceso de turistas concentrados sobre los islotes y los anuncios sobre una inminente subida del nivel del mar, hicieron saltar la alerta sobre el riesgo de que la ciudad y todos su tesoros artísticos acabaran por desaparecer poco a poco bajo las aguas. (se dice que la ciudad se hunde 2mm por año)
Y por eso mismo, en colaboración con el gobierno italiano, se construyeron diques de contención y esclusas, y se tomaron medidas de refuerzo de lo construido, siguiendo el ejemplo de Holanda que vive también en permanente peligro de ser devorado por el mar. La idea de que Venecia pueda acabar sepultada bajo las aguas aumenta la magia melancólica que provoca al visitante.
De todas formas, hay que confiar en que el ingenio humano acabe por encontrar una forma de rentabilizar este problema y convertirlo en negocio (como suele pasar) y por eso mismo para los más aventureros El submarinismo turístico en visitas guiadas no puede ser descartado. Y el esquí acuático tampoco”.La ruta imprescindible en una primera visita por Isabel Sáchez:
No nos olvidemos de los imprescindibles de la ciudad…como el Puente de Rialto: Uno de los iconos arquitectónicos de Venecia y el más antiguo de los cuatro puentes que cruzan el Gran Canal.
Se construyó entre 1588 y 1591 con un diseño del arquitecto Antonio da Ponte realizado en piedra, en sustitución a uno que existía anteriormente y que era de madera, pero que tuvo que rehacerse ya que lo destruyó un incendio.
La peculiaridad de este puente es que parece romper con la tradición arquitectónica de construir puentes de tipo romano basados en la estructura de arco de medio punto con una nueva tipología de arco rebajado.
Pero sus cinco siglos de vida le están pasando factura y como muchas otras obras de Venecia, esta sufriendo una gran degradación, especialmente en sus columnas
Tienes un montón de tiendecitas y puestos donde comprar cerca del puente.
Bodega Bottiglieria Colonna
En esta pequeña bodega podrás adquirir cajas-degustación con una selección de los mejores vinos del Véneto o de Lombardía
Los vinagres y grappas que venden en la bottiglieria Colonna también son de excelente calidad.
Si lo deseas, en la misma bodega te embalarán cuidadosamente tu compra y te la enviarán debidamente protegida a tu casa.
Restaurante Al Volto
Si os gusta el vino, prestad atención, ya que en la ciudad los bares/restautantes para turistas despistados abundan, pero en el restaurante/Enoteca Al Volto no os podeis equivocar. Tienen más de 1.500 vinos diferentes, de los que nos podemos hacer una idea echando un vistazo a las etiquetas enyesadas sobre las pareces y el techo, donde igual encontramos el que más nos apetece.
En cuanto a cocina, sirven comida típica veneciana con un toque original, que puedes tomar en su relajante terraza, para evadirte del turisteo loco que llena las calles de la ciudad.
Como recomendación, podemos probar sus sus “tapas”, que son versiones venezianas de la comida italiana…el delicioso marisco fresco que ofrecen o su “Experiencia Veneciana” un surtido de platos típicos que os hará enamoraros de su grastronomía. Y no os quedareis con hambre, ya que sirven buenas cantidades, que seguro que harán que cojas fuerzas para seguir caminando.
Devil’s Forest Pub
Situado cerca del Ponte Rialto, Devil’s Forest es un pub que recrea la atmósfera de los clásicos pubs ingleses, con una amplia variedad de cervezas..
Local de ambiente amigable y buena música en el que también se pueden degustar algunas especialidades irlandeses como la sopa de setas o el jamón asado.
Imagen de Italian WP
Por Iñaki Makazaga de Piedra de Toque
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