El verdadero rostro de Copenhague, más allá de la Sirenita
Por Iñaki Makazaga de Piedra de Toque
Al final del paseo del puerto (Langelinie), la figura más visitada de Dinamarca, el principal reclamo turístico de la ciudad pasa totalmente desapercibido. La Sirenita pequeña, mirando al mar, casi de espaldas al visitante, rehúye de toda mirada. Tal vez porque sólo ella sepa el precio de su fama (dos veces degollada, tres mutilada, otras tantas arrojada al mar) y la realidad de su propia historia. Nos lanzamos en bicicleta en busca de respuestas y encontramos el verdadero rostro de Copenhague: una ciudad de pasado bárbaro convertida ahora en un lugar de paz.
Iniciamos el viaje a orillas del canal de Jorgens con la fachada de las casas señoriales reflejadas en sus aguas y nos abrimos paso entre familias, gente haciendo deporte y ocas picoteando la hierba. Pedaleamos con una de las bicicletas que se alquilan en los 110 puntos de la ciudad, una de las medidas para alcanzar en 2015 el puesto de capital con la mejor calidad ambiental del mundo. Y no es para menos. Con cada pedaleo, dejamos atrás un árbol. Abrimos bien los ojos y al tercer puente giramos a la derecha. Llegamos al Jardín y Museo Botánico (Botanisk Have), Gothesgade 128.
En los terrenos de las antiguas fortificaciones han brotado ahora más de 20.000 especies diferentes de plantas. Las murallas recogen un gran jardín y el foso está lleno de plantas acuáticas y pantanosas cada una con su tarjeta de visita clavada en el suelo. Aparcamos las bicis en la entrada y caminamos. Es marzo y todo anuncia el cambio de la estación de nieve. La tierra está removida, los árboles sin hojas, el cielo gris. Un enorme invernadero de tres alturas aparece a lo lejos con cuatro pabellones de cristal en los que se incuban y estudian desde 1.000 variedades de cactus a plantas de café, piñas y hasta palmeras. No superamos la tentación y compramos en la tienda de la entrada dos bolsas de semillas: una de bonsáis asiáticos y otra de orquídeas rojas. Tal vez, con la idea ingenua de llevarnos un trozo de la paz que se respira en este parque en cuyas raíces está todavía la sangre de la gente que luchó por defender la ciudad de las invasiones enemigas.
Seguimos en ruta. Dejamos atrás el jardín y museo botánico para pedalear ahora por los alrededores de Roseborg Slot, el palacio Real que levantó Christian IV en 1606 como residencia de verano y convertido ahora también en un gran museo. Contiene miles de objetos relacionados con la monarquía más antigua de Europa lleno de cuadros, muebles, armas y joyas. El semáforo pasa de ámbar a verde: pedaleamos.
La paz del jardín botánico cambia ahora por el bullicio del centro de Copenhague. Los coches ceden el paso a las bicicletas, entre los edificios sobre salen las torres del Marmorkirken, una iglesia inspirada en la de San Pedro de Roma y que de origen quiso ser construida con mármol noruego. No tardaron en darse cuenta de que los 300 años del reinado de la familia de Frederik V se podían celebrar de una forma más sencilla y un siglo más tarde se cambió el mármol noruego por el danés para terminarla. Donde no se escatimó en gastos fue en escalones: 260 para alcanzar el campanario. Las vistas de la ciudad bien merece la pena la fatigada subida. Aprovechamos para revisar el mapa. El bullicio del centro nos llama, con la calle Stroget llena de tiendas o las terrazas de las plazas empedradas y medievales de Kongens Nytorv y Radhuspladsen. Las dejamos para la noche. Seguimos hacia el puerto que la Sirenita nos espera.
Caminamos ahora con la bicicleta en la mano. Estamos en Nyhavn, el Puerto Nuevo, abierto por soldados entre el 1671 y 1673 para que los barcos atracaran con sus mercancías en el centro de la ciudad. Durante siglos fue la zona más oscura de Copenhague al habitarla marineros y mujeres de mala reputación. Habitaciones baratas, tabernas oscuras, tiendas de tatuajes, burdeles. Nyhavn ha dejado ahora su pasado más canalla para mostrar a lo largo de sus 300 metros de acera una de las caras más atractivas de la capital con sus casas estrechas y de colores y sus aceras llenas de terrazas. Da igual el frío que haga, una manta, una estufa y una vela abrazan al visitante. Y en las orillas del puerto, permanecen testigos de esa época barcos de madera como el buque faro del siglo XIX, convertido en un restaurante. Una ancla que perteneció a una fragata danesa recuerda también su pasado marinero y rinde homenaje a todos los que perdieron la vida en la II Guerra Mundial. Fotografiamos las fachadas. Tal vez, desde alguna de ellas se asomara Hans Christian Andersen para mirar al cielo mientras escribía sus cuentos. Y es que en este barrio, hasta las paredes susurraran historias.
Volvemos al sillín, pedaleamos en paralelo al canal, rumbo al mar con el viento húmedo dándonos en la cara. En las orillas la marca negra de las mareas nos saluda junto a nuevos pabellones. Entramos en la Ciudadela (Kastellet) otra gran fortificación para protegerse del ataque de los suecos. Con forma de estrella de cinco puntas, la fortaleza ha sido también testigo de la historia del país. Tomada por las tropas nazis como cuartel general durante la II Guerra Mundial, pertenece ahora al ejército danés aunque los jardines y murallas están abiertas al público. En siglo XIX fue utilizado también como prisión y ahora pequeñas esculturas hablan del horror de la guerra. Un museo recoge la actividad y nombres de las personas que lideraron la resistencia nazi. Ni rastro de Sirena.
Seguimos pedaleando. Empieza a nevar y un corro de turistas nos anuncia otro punto de interés turístico. Al final del paseo, apoyada en una roca y de espaldas a los turistas encontramos por fin a la protagonista de uno de los cuentos más conocidos de Andersen. La misma que se enamoró de un príncipe y que ahora espera con la mirada puesta en el mar su regreso. Sigue nevando. El cielo gris descarga a cámara lenta lluvia, nieve, lluvia.
Walt Disney nos habla de una feliz sirena rodeada de amigos del mar y que lucha por cumplir sus sueños. La realidad se muestra diferente. Color cobre, sola, desnuda aguanta los flashes de los turistas pero no sonríe. Y es que Andersen dejó escrito otro final. El príncipe por el que dejó de ser sirena acabó casándose con otra. Y la Sirenita murió sola, sin romper el hechizo que le permitía volver al mar pero que pasaba por acabar con la vida del príncipe. Prefirió su espera convencida de que antes o después otro final llegaría para ella. Copenhague, como la Sirena, ha preferido no derribar ni un palacio, ni una fortaleza que hablan de su pasado vikingo y bárbaro parar convertirlos en jardines y museos que cultiven una nueva historia pacífica y tolerante. Nos unimos a la Sirena y en silencio miramos al horizonte.
Copenhaguen en bicicleta
Tiempo: 2 horas
Ruta: Canal de Jorngens en Norrebro, Museo Botánico, Roseborg Slot, Marmorkirkren, Nyhanvn, Kastellet, La Sirenita.
Recomendaciones:
Visitar los museos citados: horario de 10.00 horas a 16.00 horas.
-Obtener la Copenhague Card.
-Moverse por la ciudad en bicicleta, almorzar en el Puerto Nuevo una vez terminada la ruta.
Por Iñaki Makazaga de Piedra de Toque
Imagen de Henrik Jessen
+ infoDublín a ritmo de U2
Definitivamente, la capital irlandesa es una parte imprescindible del imaginario de U2.
Hace pocos meses publicaron Songs of Innocence. Descrito por Bono como el álbum más personal que jamás hayan grabado, el 13º trabajo de estudio de los irlandeses es un viaje de retorno a su infancia y juventud. Una época de sueños por cumplir con grupos como Ramones o The Clash como banda sonora y Dublín como eterno telón de fondo vital. Mejor momento imposible para visitar la capital irlandesa y más aún si lo hacemos propulsados por los latidos de esas inocentes canciones, recorrer las calles que han trazado la trayectoria de una de las bandas más relevantes en la historia del rock.
Mount Temple Comprehensive School
Fue aquí donde empezó todo. Larry Mullen Jr. colgó una nota en el tablón de anuncios de la escuela buscando compañeros para formar un grupo de rock. A la llamada acudieron Bono, The Edge y su hermano Dick Evans (poco después substituido por Adam Clayton). Nacían Feedback, posteriormente The Hype, finalmente U2. Malahide Road.
Bonavox
Paul David Hewson no fue Bono hasta que a su amigo de infancia Derek “Guggi” Rowan se le ocurrió apodarlo así. El mote es una derivación de Bonavox, el nombre (que se podría traducir como “buena voz”) de un negocio de… ¡aparatos para la sordera! Ya sea porque tenéis tendencias melómanas o porque queréis comprobar vuestras capacidades auditivas, la tienda sigue abierta al público. 9 North Earl Street.
The Projects Arts Centre
Fue una de las salas en las que más veces actuaron U2 durante sus primeros años. Y fue en uno de esos conciertos donde conocieron a Paul McGuinness, manager del grupo hasta 2013, figura crucial en la carrera del cuarteto. Actualmente The Project Arts Centre se ha transformado en una galería de exposiciones de arte, además de ser sede de algunos de los festivales más relevantes de la ciudad, como Dublin Writers' Festival, Dublin Theatre Festival, Dublin Fringe Festival o Dublin Dance Festival. 39 East Essex Street.
Windmill Lane Studios
No es extraño que también se les denominara los “U2 Studios”, pues en ellos grabaron su primer EP, Tree (1979) y los posteriores álbumes Boy (1980), October (1981),War(1983), The Unforgettable Fire (1984) y The Joshua Tree (1987). Ubicados en el número 4 de Windmill Lane, la calle está repleta de graffitis originalmente relacionados con el grupo (tal es así que se la conoce como el Muro de U2), ahora ya hay cabida para todo tipo de muestras de arte callejero. 4 Windmill Lane, Dublin 2.
Grand Canal Docks
La zona de los muelles de Dublín es uno de los enclaves de la capital irlandesa que más relación guarda con la iconografía de U2. Un escenario sumamente representativo del espíritu de la ciudad que el cuarteto ha utilizado a lo largo de su trayectoria como telón de fondo de portadas de discos (October), vídeos (Gloria) o sesiones fotográficas (como la que realizaron en 2000 con el imprescindible retratista holandés Anton Corbijn). Hanover Quay.
The Clarence Hotel
En 1992 Bono y The Edge compraron The Clerance. Construido en 1852, bajo su supervisión el otrora dos estrellas fue remozado hasta devenir uno de los hoteles más lujosos de la ciudad. Y para que, tal y como declaró el cantante de la banda irlandesa, “The Edge tuviera algún sitio donde poder quedarse hasta muy tarde”, en su sótano abrieron The Kitchen, discoteca en la que suelen hacer escala los nombres más destacados de la música electrónica. 6-8 Wellington Quay.
Fitzwilliam Place
Hubo un año en el que a Bono se le olvidó el cumpleaños de Ali. Tal fue el cabreo que pilló su esposa, que estuvo a punto de echarle de casa. El cantante le pediría perdón con la canción The Sweetest Thing. Originalmente cara B del sencillo Where The Streets Have No Name, tiempo después fue el primer single del recopilatorio The Best Of 1980-1990. Rodado el 20 de Septiembre de 1998, el clip transcurre a lo largo de esta céntrica calle dublinesa. Los vídeos de Sometimes You Can’t Make It On Your Own y Pride (In the Name of Love) también tiene en Dublín su localización principal. Fitzwilliam Place.
Hanover Quay
Tras abandonar los Windmill Lane Studios, U2 se recolocaron en los Hanover Quay. Situados en la zona portuaria, se trata de un complejo conformado por dos edificios: uno sirve de local de ensayo, el otro, de estudio de grabación y sala de mezclas. En ellos U2 han dado forma a sus discos Pop (1997), All That You Can't Leave Behind (2000), How to Dismantle An Atomic Bomb (2004) y No Line On The Horizon (2009). Como curiosidad, destacar que la cementera Kilsaran Concrete, empresa situada frente a los estudios, instaló en su entrada un banco para que los seguidores del grupo pudieran esperar tranquila y cómodamente la salida de sus ídolos. 18 Hanover Quay, Dublin 2.
Finnegan's of Dalkey
Elogiado por su oferta gastronómica, el Finnegan's of Dalkey es el pub favorito de Bono. Tanto le gusta que siempre que lo visita algún amigo de relumbrón (Michelle Obama, Penélope Cruz, Javier Bardem, Salman Rushdie…), el cantante de U2 los lleva a este típico pub irlandés a tomar una pinta de Guinness. Abierto por Dan Finnegan, uno de sus siete hijos, Peter Finnegan, emigró a Valencia donde, en la céntrica Plaza de la Reina, abrió el gemelo Finnegan's Of Dublin. 2 Sorrento Road.
St. Stephen’s Green
En el año 2000 Bono y The Edge recibieron el título de "Freeman of the City of Dublin". Entre los privilegios que otorga tal honor está, y no es ninguna broma, poder dejar pastar ovejas en St. Stephen's Green. El día siguiente de recibir tal reconocimiento, el cantante y el guitarrista se presentaron en este popular parque situado en el centro de la ciudad con dos corderos a los que bautizaron “My Little Lamb” y “Michael Jackson”. St. Stephen's Green.
Wall Of Fame
En el número 20 de Temple Lane Street, una de las calles más concurridas y animadas de Dublín, luce el Wall of Fame, homenaje a los nombres más representativos de la música irlandesa. La fachada exhibe fotos de Van Morrison, Sinéad O'Connor, Thin Lizzy, Rory Gallagher, The Undertones, Bob Geldof, Boyzone… Pero si hay una instantánea que destaca y predomina la escena, ésta es la de unos jovencísimos U2 en la playa de Sandymount Strand (otra de sus localizaciones predilectas). Y ya que estáis ahí, dejaos caer por el histórico Temple Bar: música en vivo cada noche y unas ostras deliciosas. 20 Temple Lane South.
The Little Museum Of Dublin
Enfrente de St Stephen's Green, y muy próximo a Grafton Street, encontraréis The Little Museum Of Dublin, pinacoteca dedicada a la historia moderna de la capital irlandesa. Entre sus exposiciones permanentes destaca “U2 Made In Dublin”. Desde carteles originales de sus primeros conciertos a un Trabant de la era Zoo TV Tour, una de las mayores y mejores colecciones de objetos relacionados con la banda, todos ellos cedidos por seguidores del cuarteto. 15 St Stephen's Green.
De sus estudios de grabación al hotel Clarence, la empresa Dublin Differently ofrece rutas guiadas por algunos de los escenarios de la ciudad que han trazado la historia de U2. ¡Venga! ¿a qué esperas para conocer un poquito mejor a una de las mejores bandas de rock de todos los tiempos? Consulta nuestros vuelos a Dublín aquí.
Texto de Oriol Rodríguez para ISABELYLUIS Comunicación
Imágenes de Matt McGee, Phil Romans, William Murphy, dronepicr
+ infoBarcelona con los cinco sentidos
Por Mariana Calleja de TravelThirst
Barcelona me ha dado casi cuatro años de experiencia. Una experiencia que llegó con un sueño. ¿Cómo no amar un lugar que una vez soñaste y en el que te encontrarás tiempo más tarde?
He tenido la oportunidad de abrazar esta ciudad que, para mí lo tiene todo, y sentirla de la cabeza a los pies, desde la montaña a la línea de costa, desde los lugares más emblemáticos a los rincones más ocultos y por descubrir.
Así que, déjame conducirte por sus viejas calles góticas, en el barrio con la construcción más perfecta y por algunos de los puntos más interesantes de la historia, el arte, la cultura o la degustación de comida y bebida. Déjate inspirar por una ciudad única de la que todos hemos oído hablar: Barcelona!
Ver
Sin duda esta ciudad tiene gran cantidad de cosas por ver. Todos conocéis ya dónde se encuentran los lugares más turísticos, ¿no?. Así que no nos detengamos aquí y vamos a descubrir aquello que no encontrarías en una guía de viaje común.
La Fuente Mágica de Montjuic: las mejores y más hermosas fuentes de agua gratuitas que he hayamos encontrado durante nuestros viajes, unas fuentes en Barcelona que no te puedes perder. En horario de invierno de viernes a sábado de 7 a 9pm y en verano de jueves a domingo de 9 a11:30 pm, tendrás la oportunidad de disfrutar de este gran espectáculo. Música, colores y agua que cobran vida al unísono para ofrecer un hermoso juego de exhibición artística.
Vista de Barcelona desde debajo del Hotel W. Justo en esta esquina de la playa de la Barceloneta encontramos un lugar sorprendente, no tan turístico como uno podría pensar, con muchos cafés en los que disfrutar de la tarde tanto en invierno como en verano. También de un mojito en un nuevo ” chiringuito ” o los bares de la playa a buen precio. Récorre la zona a tu aire, alquila una bicicleta, patines o, sencillamente, coge el autobús. Tan sólo asegúrate de no perderte en este lugar secreto. Conseguirás una visión de la ciudad muy particular!
Castellers: las tradicionales torres humanas! Has leído bien. Declarada Patrimonio de la Humanidad, esta actividad lo tiene todo para disfrutar del sentido de la vista: pasas en un momento del asombro al estresante equilibrio. Cada barrio y cada ciudad tiene su propio grupo de castellers . No se realizan a diario o semanalmente pero se puede conocer faciltmente la próxima actuación en lagún lugar cercano. Y te puedo asegurar que siempre es una gran atracción.
Oler
Por desgracia, el agradable olor a sal no es muy habitual en Barcelona. A pesar de ser un mar muy salado, el Mediterráneo no tiene ese característico olor a mar. Pero en realidad carece de importancia si puedes disfrutar del agua justo al lado de tu ciudad.
Barcelona se ofrece como un auténtico laboratorio de los olores; olores agradables en muchas ocasiones que se descubren mientras paseas por sus calles. ¿Cúales son esos olores? En general los olores que emanan de panaderías y tiendas de chocolate, sin dejar de lado los mercados de fruta fresca, por supuesto, aunque para mí son las panaderías y pastelerías las ganadoras al mejor olor y que encuentras distribuidas por toda la ciudad.
Además, son muy baratas! Así que no dude en entrar en una e estas” patisserie ” (mejor aún si se encuentra oculta a las principales calles turísticas). Siéntate tranquilamente y disfruta de ese momento para siempre.
Acerca tu nariz hacia esos aromas frescos del mercado. Del olor de las frutas jugosas pasando a olores tan diferentes como el que ofrecen las paradas de pescado, los puestos de carne y salchichas, para finalizar felizmente terminar en los chocolates Abre tus pulmones, cierra los ojos, agarra su bolso y toma una larga y profunda respiración justo aquí. Tu alma recuperarará su energía.
Escuchar
La música de los tradicionales castellers: un pequeño grupo de musicos denominados “coblas” son los encargados de formar un sonido único con sus instrumentos de aire durante el ritual dels castellers, marcando el ritmo del ascenso de las formaciones. No hemos escuchado nada mejor antes, con esa mezcla de emoción y sentimiento que llena todo evento. Una vez más, vale la pena mencionar els castellers y su música, en una actividad libre en la que poner en práctica principalmente dos de tus sentidos mientras disfruta de este increíble espectáculo.
Las campanas de la Sagrada Familia en Navidad: No son necesarias más palabras para describir esta sensación. Tan simple como suena. Si te encuentras por la zona en Navidad, asegurate de acercarte y sentarte en algún lugar alrededor de la iglesia, preferentemente la noche del 24 de diciembre. Vivirás una experiencia abrumadora en la que parece que la Sagrada Familia cobra vida con ese sonido de campanas repicando en Nochebuena .
Saborear
Los alimentos y sabores de Barcelona tienen muchas veces una cosa en común: las tradiciones. Te voy a dar algunas pistas sobre los sabores que encontrarás según la época del año que visites la ciudad. No te preocupes, hay sabores para todos los gustos!
Calçots: una especie de cebolla que se come en invierno, de una forma muy divertida! Consigue un guante y un babero, y estarás listo para sumergir los calços en la exquisita salsa casera que los acompaña.
Fideua: una especie de paella hecha con fideos finos, que se sirve con alioli. No podría haber mejor combinación!
Cava con el sorbete de limón: Feliz año nuevo!, con esta bebida fresca y fácil de preparar con la que dar la bienvenida a un nuevo año lleno de aventuras.
Panellets: Durante la semana de Pascua se comen estos deliciosos pasteles que se preparan con diversos ingredientes. Se llaman panellets y se suelen vender por peso. Acercate hasta una pastelería y compra uno de cada tipo. Luego ve al parque más cercano que encuentres y disfrutarde una buena taza de café taza, un te o incluso un poco más de cava. Su sabor es acogedor, cálido y dulce.
Sentir
Se trata del sentido más complicado de descubrir y describir, pero también el más memorable de nuestro álbum sensorial de la vida.
Barcelona es el corazón y el hogar de la modernidad, cosa que siempre aporta un detalle especial para ser tocado, algo que apenas encuentras en ningún otro lugar en el mundo .
Trencadís: este es el nombre de la popular técnica que utilizó Antonio Gaudí, a base de piezas de cerámica, con un montón de colores e imágenes, con los que creaba mensajes, algnos incluso ocultos. Esta técnica da lugar a una superficie única que puedes encontrar principalmente en el Parc Güell, pero también en muchas otras de arte de Gaudí, como la Casa Batlló y La Pedrera.
Ciudad Puerta de Sant Jordi : un magnífico monumento histórico en el edificio del Archivo de la Corona, en pleno corazón del barrio gótico. Fabricada en bronce en 1975 por Josep Maria Subirachs, esta enorme puerta da una visión amplia de la historia de Cataluña y la leyenda de Sant Jordi: un santo que derrotó a un dragón para salvar a un pueblo y una princesa. Sus grandes figuras y su superficie irregular, permite a las personas disfrutar de un poco de aprendizaje mientras tocar algo de historia.
Tras todas estas experiencias a través de los sentidos, que dan lugar a grandes historias para compartir y muchos recuerdos, tendrás ganas de volver a Barcelona.
Por Mariana Calleja de TravelThirst
Te han entrado ganas de ir a Barcelona? Consulta aquí nuestros vuelos!
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8 curiosidades de Ibiza que seguramente desconocías
¿Qué sabes de Ibiza, a parte de que tiene unas playas impresionantes y es tierra de peregrinaje para DJs, gogós, fiesteros y famosos? A continuación te explicamos 8 curiosidades de Ibiza, la grande de las Pitiusas, que seguramente no conocías:
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