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Bienvenidos a Bergreen

Como prueba tenemos su reciente consideración como nueva capital vegetariana mundial según la prestigiosa revista gastronómica Americana Saveur. A los berlineses les encanta la vida verde. Protegen como pocos sus parques y jardines y, si pueden, continúan expandiéndolos todo lo que pueden. En los últimos tiempos han dejado claro que están abiertos a nuevas formas de proceder con tal de conseguir que en la ciudad se respete aún más el medio ambiente.

Los parques públicos son prácticamente una extensión de la sala de estar, sobretodo durante el verano que son tomados para celebrar todo tipo de actividades outdoor. Cada árbol está protegido y quien no tiene su propio huerto familiar puede unirse a cualquiera de las iniciativas que favorecen la proliferación de huertos colectivos. Y es que Berlín es también una ciudad enamorada de las tendencias ambientales. Para muchos berlineses, el bicicleta ha sustituido al coche como un símbolo de estatus. En los talleres de bricolaje, los berlineses están aprendiendo a hacer sus propios muebles y ropa, huyendo de esta manera de la producción industrial en serie, mucho más nociva para la conservación del medio ambiente. Y no pocos siguen la premisa LOHAS, siglas del ifestyle of health and sustainability, que quiere decir "estilo de vida saludable y sostenible". El berlinés actual es pues una persona que disfruta de los placeres de la vida, mientras se alimenta a base de una dieta sana, y toma decisiones sostenibles en su consumo.

La capital de la comida saludable

No solo lo decimos nosotros, sino que la prestigiosa revista gastronómica norteamericana Saveur acaba de otorgar a Berlín el premio “Saveur Good Taste Award” a la mejor ciudad vegetariana del mundo. Y es que, a nivel gastronómico, la ciudad es mucho más que currywurst y kebabs. Está claro que hay que alabar a la gastronomía berlinesa por su desarrollo reciente. Cualquier gourmand te lo dirá, y no por que sí, ya que son alrededor de 30 restaurantes veganos y un total de 300 vegetarianos y puestos de comida ambulante los que conforman este entramado de comida saludable.

Quedan reconocidos pues los cambios en la escena gastronómica de Berlín. La oferta vegetariana de alta gama ha superado a la oferta centrada en carne que tradicionalmente ha tenido mucho peso. El devenir de los últimos años, con gran protagonismo de la inmigración, cuyas tradiciones culinarias han contribuido significativamente en la nueva variedad de oferta vegetariana y vegana.

Restaurantes vegetas que tienes que probar

La cocina vegetariana ha llegado al centro de la escena culinaria de Berlín. Por ejemplo, Cookies Cream es uno de los más conocidos por su exclusividad y por marcar tendencia dentro de los restaurantes vegetarianos. En 2014 fue incluido en Gault Millau, la mejor guía sobre la nouvelle cuisine del mundo. El menú aquí te puede salir por unos 39 euros, e incluye maravillas como la Lasaña de patata crujiente de Cerdeña con champiñones marinados a base de queseo suizo de trufa, kohirabi picado –variedad de col- y rábano. El restaurante de comida innovadora vegatariana Lucky Leek es otro referente berlinés. Además, no hace mucho que ha sido incluido en la prestigiosa Guía Michelin. Los miércoles, jueves y domingos se sirve a la carta, y los viernes y sábados solamente sus menús completos. Además, un número creciente de chefs, como los del restaurante Nobelhart & Schmutzig, usan ingredientes orgánicos y cultivados localmente. Incluso los puestos de venta ambulante de comida rápida están ofreciendo pinchos vegetarianos. Más información en visitBerlin.com.

En definitiva la tendencia vegetariana está en consonancia con un nuevo movimiento mucho más complejo, el cual se sustenta en el pilar de la sostenibilidad. De ahí que cada vez haya una mayor demanda de tejidos orgánicos, y que la moda por la gastronomía vegetariana y los proyectos de cocina social se extiendan. Un ejemplo es la inminente inauguración Restlos Glücklich, que usará excedente de comida para la elaboración de su carta. Se trata de un nuevo concepto de negocio mucho más responsable con el medio ambiente y la sostenibilidad. La materia prima de su cocina son productos todavía frescos que por las razones que sea ya no se pueden vender (proximidad de fecha de caducidad, excedente que no se puede almacenar…). Este hecho hace que el menú sea cada día distinto ya que se cocina en función de los alimentos que se disponga ese día. Además de alimentar al comensal, se pretende ofrecer una concienciación. El local además ofrece clases de cocina y actividades para niños.

Para dormir

Y puestos a completar una experiencia verde, nada mejor que pasar la noche en NH Collection Berlin Friedrichstrase. Se trata de un hotel eco-friendly,que tiene en cuenta el impacto positivo en el medio ambiente a través de su consumo energético. Y ¿cómo consigue reducir la huella de carbono en el medio ambiente? Pues reduciendo el consumo energético a través de bombillas que consiguen ahorrar hasta un 29,3% y disminuyendo el consumo de agua hasta un 29,5%.

¿A qué esperas para descubrir Bergreen? Consulta nuestros vuelos aquí.

 

Texto de ISABELYLUIS Comunicación

Imágenes de Restlos Glücklich, Cookies Cream, Lucky Leek, Nobelhart & Schmutzig, Restlos Glücklich

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Milk bars y otras pistas en Cracovia

Cracovia ha tomado un rumbo nuevo y vive el presente con la vista puesta en el futuro. Sin embargo, tiempos pasados y convulsos aún son palpables en una ciudad que, aseguramos, merece mucho la pena descubrir. Perderse por el peatonal centro histórico (Stare Miasto) y detenerse en Rynek Główny, una de las plazas más grandes del mundo; entrar en el museo subterráneo que hay bajo ella, para viajar en el tiempo hasta el medievo; disfrutar de una cerveza y de buena música en el animado barrio judío (Kazimierz); pasear a orillas del Vístula y subir al Castillo de Wawel; recorrer sus mercados, sus calles, sus recuerdos… Y por supuesto, zambullirse en la gastronomía local. Una cocina sabrosa, cálida y casera, influida por raíces eslavas, judías, alemanas o húngaras, que podrás probar a muy buen precio en decenas de restaurantes. Nosotros recorrimos la ciudad a conciencia y nos dejamos seducir por algunos de ellos. Te contamos qué descubrimos.

Pod Baranem y Pod Nosem: disfrutando de la cocina polaca

Muy cerquita de Wawel se encuentra Pod Baranem, un local acogedor, íntimo y con un servicio amabilísimo y atento. Preparan una buena żurek, sopa típica de harina de centeno fermentada, con huevo, patata y salchicha casera. Es potente y sabrosa, como muchos de los platos de ADN local. También sirven una recomendable col rellena de carne con salsa de champiñón y buenos platos de carne. Si te gustan las vajillas y los detalles para la mesa, saldrás de allí queriendo llevarte todo. Un clásico encantador.

En el restaurante del hotel boutique Kanonicza 22, Pod Nosem, también ofrecen gastronomía polaca, pero esta vez con un punto renovado y creativo. Un equipo joven, comandado en cocina por el chef Przemysław Bilski, se desenvuelve a la perfección en un espacio coqueto y una terraza con vistas al castillo. Sirven unos riquísimos pierogi (empanadillas típicas polacas, cocidas con diferentes rellenos) y también otros platos como una finísima crema de espárragos o refinadas propuestas de carnes y hasta de casquería. Cuenta con una interesante carta de vinos y un muestrario de tartas que harán muy difícil la elección del dulce final.

¿Comer barato en Cracovia? “Milk bars” y menús del día

Cracovia no es una ciudad cara, pero si buscas un lugar donde comer bien a precios de risa, entonces la mejor opción es un “milk bar”. Recuerdos de un pasado comunista, estos “bares de leche” (mleczny en polaco) son hoy modestos autoservicios, con listas de platos en las paredes y un ticket medio de unos 5 euros por persona. Céntrico y recomendable es Pod Temida, y si quieres ver hacia dónde va el concepto, entonces pasa por el Milkbar Tomasza.

Además de los “milk bar”, otra opción para comer barato son los menús del día que ofrecen numerosos restaurantes. Algunos recomendables son el CZ Dezerter -donde por 4,5 € te ponen, por ejemplo, una estupenda sopa con sémola de trigo y un pescado con ensalada de col fermentada, zanahoria y patata- o el jardín de Chimera, una increíble barra de ensaladas con platos del día, muchas recetas veggie, tartas caseras y zumos.

Cafés, bares y pubs en el siempre animado barrio judío

Los alrededores de Plac Nowy están llenos de bares, restaurantes y terrazas con ambiente durante todo el día. Merece la pena entrar y ver sus curiosos escenarios, cargados de recuerdos de otras épocas. Mleczarnia y la terraza Mlekowoz justo enfrente, Alchemia, con programación de música en directo, o Wódka Café Bar, con decenas de variedades de vodka polaco, son algunas direcciones interesantes de la zona.

Para comer, es típico hacer parada en la misma Plac Nowy, con puestos donde sirven zapiekanka (enormes panini de un montón de ingredientes y salsas). Y si quieres algo menos gocho, merece la pena entrar en Szynk, un encantador refugio de cocina casera y buena música. Nosotros tomamos una sopa deliciosa (en Cracovia hay tantas recetas de sopas como para tomar una diferente cada día del año) y pollo relleno de espinacas y queso. Nos encantó.

Texto y fotos de Silvia Artaza de Gastronomistas.com

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5 terrazas con mucho encanto en la Ruta de los Vinos de Alsacia

En familia, pareja o amigos, en la Ruta de los Vinos de Alsacia además de encontrar numerosas bodegas donde catar las reputadas variedades de caldos de esta región francesa y realizar actividades lúdicas para descubrir el mundo vinícola, en el corazón de pueblos y ciudades con mucho encanto –numerosos de ellos clasificados como los más bonitos de Francia– podréis dar con un sinfín de restaurantes: desde establecimientos con estrella Michelin hasta las típicas winstubs, una especie de bistrot donde probar la cocina más tradicional y los productos locales en un entorno distendido. Y encima, sentados en terraza. Apuntad estas direcciones que os recomendamos.

La Nouvelle Auberge
Antigua oficina de correos situada entre las ciudades de Colmar y Munster, en la planta baja cuenta con un bistró donde se puede disfrutar de una cocina de mercado a precio moderado. En la primera planta, el restaurante gastronómico es reputado y premiado por la sutil creatividad del chef que combina su técnica con recetas alsacianas simples que solo se rigen por el respecto de las temporadas, en línea con el movimiento slow food al que se ha adherido La Nouvelle Auberge. Hay cuatro menús degustación con platos que cambian cada día según los productos frescos procedentes de productores cercanos. Alguna de las especialidades son la sopa de caracoles con ajo y perejil, el caldo de buey, el filete de pescado de río ahumado con salsa de vino tinto y la tostada de paté de caracoles. Todo ello siempre acompañado de vinos locales. Además, este establecimiento cuyo interiorismo es el de una típica casa alsaciana (con sus vigas de madera a la vista), cuenta con una agradable terraza, tranquila, sombreada y rodeada de naturaleza.

Avenue 294
Un establecimiento con decoración depurada, cómoda y muy acogedora donde el chef elabora cada día nuevas sugerencias, además de una carta de inspiración contemporánea y tradicional a la vez. Mención especial a los postres de elaboración casera –ojo, por ejemplo, con las tartas de frutas de temporada-, y a la bodega, muy amplia y con referencias de la zona muy preciadas. En cuanto salen los primeros rayos de sol, abren una terraza detrás de la bonita casa roja donde está el Avenue 294 que deslumbra con cómodos butacones y que además cuenta con una zona rodeada de plantas donde tomar una última copa, por ejemplo. Todo ello con la compañía de un agradable hilo musical. Una dirección gourmet en un marco perfecto que no querréis abandonar.

Hôtel Beauséjour
A cinco minutos a pie del centro de esta ciudad tan magnifica que es Colmar, que también se la conoce como ‘La Pequeña Venecia’ por sus canales, es interesante relajarse en la terraza-jardín de este establecimiento propiedad de la familia Keller, quinta generación de hosteleros. La cocina, elaborada con productos de temporada, es refinada y muy alsaciana, como se observa en especialidades como el foie gras casero con gelatina de vino Gewurztraminer o la chucrut bio con cinco carnes. Pero si por algo destaca este hotel-restaurante es por su terraza interior situada en un jardín lleno de flores y árboles, totalmente aislado del resto de la ciudad.

Wistub Brenner
He aquí un winstub alsaciano de toda la vida, situado en pleno centro de Colmar. En la mesa os encontraréis con los platos más auténticos –y contundentes– de la zona: chucrut, tarta de cebolla, ensalada con queso Munster y magret de pato, queso fresco con patatas, tripas de ternera con vino Riesling... Nos encanta su bonita terraza urbana llena de flores, donde no dudaréis en daros al placer de una larga sobremesa tomando uno de estos fabulosos vinos blancos de Alsacia que se sirven en copas de cristal con pie de color verde.

Le Cerf
Marlenheim, el primer pueblo de la Ruta de los vinos de Alsacia (si iniciáis el road trip desde Estrasburgo) esconde, además de grandes bodegas, un gran restaurante: Le Cerf. Desde el año 1930 la Familia Husser regenta este establecimiento (que también cuenta con un hotel) que combina un interiorismo rústico con una cocina de vanguardia reconocida con una estrella Michelin. Se trata de una gastronomía de nivel, con platos regionales elaborados con técnicas contemporáneas, como el chucrut o las bouchées à la reine (volovanes de hojaldre rellenos) y otros de inspiración internacional, como el ravioli de foie gras o el caldo de sashimi de buey, por ejemplo, pero siempre con productos de temporada. Le Cerf es un valor seguro de la gastronomía alsaciana, rodeado de viñedos, cuya terraza se ubica en su patio central, en que los típicos geranios rojos de la zona dan el toque de encanto.

Reserva tu Vueling a Basilea, que está a una hora y media del inicio de la ruta del vino de Alsacia, y no dudes en disfrutar de las vistas en alguna de estas magníficas terrazas y probar sus delicias gastronómicas.

Texto de Laia Zieger de Gastronomistas

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Ruta por la Menorca británica

No, no es que nos hayamos puesto el objetivo de persigáis a todos los británicos que viajan a la isla, que son unos cuantos, o visitar los locales que frecuentan, que seguramente daría para otro post, sino que lo que queremos es adentraros en una pequeña parcela del pasado de Menorca que ha dejado múltiples huellas en ella. Y es que esta isla balear además de bellas playas donde relajarse, tiene en su haber una situación estratégica en el mar Mediterráneo que bien le valió en el pasado ser la niña bonita codiciada por todos en el baile por el control comercial en el Mare Nostrum. Fenicios, griegos, cartagineses, romanos, vándalos, normandos, árabes, españoles, británicos y franceses lucharon por tener esta pequeña parcela en el mar.

En esta ocasión nos vamos a centrar en la corona británica que durante poco menos de un siglo, desde 1708 hasta 1802, que se firma el Tratado de Amiens, ocupó Menorca, y dejó buena impronta de ello en sus gentes, la arquitectura, la lengua, la gastronomía, entre otras muchas cosas.

Un primer aspecto que llama la atención es lapresencia de anglicismos en el menorquín,con palabras como fáitim(fight him- pégale), joques (joke- bromas), o fingles (fingers- dedos),o con expresiones como quatre mens i un boi (men, boy, para decir que había pocas personas), o fer un trinqui (drink,echar un trago).

La gastronomía es otro de los aspectos culturales de Menorca en los que ha quedado su huella. En las recetas más antiguas se usa la manteca de cerdo en lugar de aceite; uno de los postres típicos de la isla, la greixera dolça, no deja de ser una reinterpretación del pudding inglés; y la pomada, un de los combinados más populares de Menorca, presente en todas sus fiestas, contiene gin, la ginebra menorquina, que como bien habrás podido deducir, fue introducida por los británicos.

También son numerosos losrestos arquitectónicosrelacionados con la época de la ocupación británica y a los que os recomendamos acercaros en algún momento de vuestra visita a la isla. A continuación os hemos hecho una relación de algunos de los más relevantes:

Los alrededores del puerto de Mahón. Durante la estancia de los británicos en Menorca se realizó un especial esfuerzo en defender el puerto de Mahón mediante la construcción de una serie de fuertes y torres con los que protegerlo del enemigo. Es el caso del Fuerte de Marlborough, situado en la cala Esteve, al sur del puerto, construido entre 1720 y 1726 en honor a Sir John Churchill, duque de Marlborough. Hoy en día es un museo dedicado a la historia de Menorca y a la historia de Europa durante el siglo XVIII. No olvidéis recorrer su foso y disfrutar de las vistas de la zona histórica del puerto de Mahón.

También ubicado en la orilla sur de la bocanada de acceso al puerto se encuentrael castillo de San Felipe, construido en el siglo XVI por los españoles para protegerse de los turcos, y tras la ocupación británica su exterior sería reforzado. Lo que llama la atención en la visita a este monumento son sus galerías subterráneas, un auténtico laberinto de pasillos que sirvió de refugio tanto a españoles como a británicos de los ataques del enemigo.

Muy cerca del castillo de San Felipe está la población de Es Castell que fue fundada por los británicos en 1771, siendo bautizado con el nombre de Georgetown. Construida siguiendo un trazado ortogonal, destaca su gran plaza de la Explanada en la que se encuentra el ayuntamiento. Con la vuelta de los españoles a la isla, sería rebautizado como Villacarlos, en honor a Carlos III.

Por último, en el puerto de Mahón está situada la isla del Rey, también conocida como The Bloody Island, (La Isla Sangrienta) ya que fue en ella en la que desembarcó el rey Alfonso III en 1287 camino de la conquista de Menorca a los musulmanes. Además de los resto de una iglesia paleocristiana, están los del hospital militar construido por los británicos.  

El camino d’en Kane. Sir Richard Kane gobernó Menorca durante los dos primeros períodos de la ocupación británica. Entre las múltiples medidas que tomó está la construcción de un camino comunicando Mahón con Ciutadella. En la actualidad queda el tramo que une Mahón con Mercadal. Os recomendamos recorrerlo, a poder ser en bicicleta, y disfrutar del paisaje del interior de la isla. En el camino encontraréis un pequeño obelisco en homenaje a la labor de Sir Richard Kane.

Torres de vigilancia. Son múltiples las torres construidas por los británicos con el objetivo de alertar de la llegada del enemigo. La más grande de todas es la Torre de Fornells, pero encontrarás muchas otras en el perímetro de la isla: la Torre des Castellar (Ciutadella), la Torre de Sa Mesquida, la Torre Cala Molí (Mercadal), etc.

Por último lugar, y siguiendo con la estela británica, os recomendamos dos casas de estilo colonial donde podréis hospedaros: el Hotel Son Granot, construido en 1712, y con unas vistas magníficas al puerto de Mahón, y el Hostal El Almirante, de 1809, situado en Es Castell.

Te animamos a que entre cala y cala aproveches para ir en busca del pasado de la isla, ¡consulta tu Vueling a Menorca aquí!

Texto de Los Viajes de ISABELYLUIS

Imágenes de jorapa , Fundació Destí Menorca

 

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