7 destinos baratos para calentar motores antes de verano
¿Te apetece una escapadita antes de las vacaciones oficiales de verano evitando aglomeraciones? Apunta estas ideas.
+ infoAMANTES DE LOS VOLCANES: 10 DESTINOS EUROPEOS QUE NO OS PODÉIS PERDER
Dicen que los volcanes más impresionantes del mundo están en Hawaii y Costa Rica pero, si te apasiona la vulcanología y buscas algo más cerca, te sorprenderá la cantidad de opciones que tienes sin salir de Europa. ¡Mira, mira!
+ infoLa Capital de los Dioses
Esta fascinante ciudad, cuna de la mitología griega y de la filosofía, ofrece un sinfín de lugares mágicos para visitar. Recomendamos comenzar por el Templo de Zeus Olímpico, donde se puede comprar el ticket que sirve para visitar el conjunto del panorama arqueológico. Con éste, seguidamente se puede acudir a la Acrópolis conocida por ”ciudad alta” y al Ágora, antiguo centro de actividad comercial y cultural.
Es ideal iniciar esta excursión bien temprano, ya que es uno de los recorridos turísticos más largos: la zona peatonal que rodea la Acrópolis tiene una longitud de 3,5 km, a la cuál se accederá desde la calle Dionissiou Aeropagitou, en la que también se pueden contemplar numerosas edificaciones de estilo neoclásico y algunas de construcción más moderna, muy elegantes y señoriales. Una vez en el interior de la Acrópolis, encontraremos el Teatro Dioniso (el más antiguo del mundo), entre otros sitios de interés.
Una vez acabado el recorrido por la parte más alta de la ciudad, es aconsejable dirigirse hacia el barrio de Monastiraki a descansar y coger fuerzas en alguna de sus tabernas o en alguno de sus restaurantes tradicionales, para acabar la visita en el Ágora. En invierno es más adecuado hacer el recorrido al revés (visitar primero el Ágora y después la Acrópolis, ya que este primero cierra sus puertas a las tres del mediodía). En los alrededores de la plaza Monastiraki, se encuentra la pintoresca calle llamada Ifestou, repleta de tiendecitas antiguas de todo tipo, de muebles y de libros de segunda mano. Vale la pena echarle un vistazo.
Para acabarse de sumergir en el corazón de Atenas, es imprescindible visitar el variopinto barrio de Plaka, ubicado en el casco antiguo de la ciudad, y degustar algunos de sus platos típicos como el souvlaki o una deliciosa moussaka. Por otra parte, está Psiri, menos turístico debido a la austeridad de sus calles y de sus construcciones, pero es el centro de ocio nocturno y donde abunda la juventud, debido a ser un barrio efervescente y en continuo movimiento.
Otra visita obligatoria es la plaza Syntagma, con otros monumentos emblemáticos de la ciudad: El Parlamento Helénico y la Tumba del Soldado Desconocido, delante de la cuál siempre patrulla la Guardia Nacional enfundada en sus uniformes de fustanela y los domingos acompañada por una banda militar.
El Monte Licabeto, denominado como Monte de los Lobos, ofrece la mejor vista panorámica de la ciudad y desde el cual también se puede contemplar tanto las islas de Salamina y Egina como la cuenca del Ática. Desde el Cabo Sunión (donde según la leyenda Egeo se lanzó al mar), se puede disfrutar de un enigmático e impresionante atardecer que cautiva los sentidos.
Meteora por Evlahos
Si se dispone de más días para salir de la ciudad de Atenas y se desea culminar este viaje con uno de los espectáculos visuales más bellos del mundo, recomendamos ir hasta Delfos (Patrimonio de la Humanidad por la Unesco y considerada el centro del universo en la antigüedad) y a los montes de Meteora, en las proximidades de la ciudad de Kalabaka. Meteora se caracteriza por sus formaciones rocosas de gran magnitud que por su aspecto parecen meteoritos caídos del cielo y desde las cumbres de las cuales se erigen los monasterios que los eremitas ortodoxos que vivían en el siglo IX decidieron edificar para protegerse de la invasión turca, cinco siglos después.
Por Blanca Frontera
Imágen de Ferengi
¿Dan ganas de ir verdad? ¡Anímate! ¡Consulta nuestros precios aquí!
+ infoDescubriendo Tesalónica
Rezuma esa belleza de las ciudades que tienen algo de caótico (e incluso decadente). En Occidente pero mirando a Oriente. Alardeando de un pasado marcado por la influencia romana, bizantina y otomana pero cogiendo impulso moderno y contemporáneo.Tesalónica no goza de la popularidad de la capital, Atenas, ni de la tirada de las indudablemente preciosas islas griegas, pero sus calles esconden suficientes encantos como para coger el avión y plantarse a los pies de la Torre Blanca. Os descubrimos sus muchos, muchísimos, atractivos.
Es típico en todo el país pero para los habitantes de Tesalónica el café frappé es una religión. Les verás a todas horas y en todas partes, consumiendo poco a poco, a sorbos, esos enormes vasos bien cargados de esa especie de evolución del capuchino helado culminado por una generosa capa de espuma. Cafeterías, bares, restaurantes, heladerías… lo sirven en todo tipo de locales, pero el mejor de los mejores es el que preparan en Paradosiako, exquisita cafetería y heladería que encontraréis en la plaza Aristóteles, epicentro y corazón de la ciudad.
Tesalónica es una ciudad de iglesias. Iglesias maravillosas como la de San Panteleimon, la de Panagia Acheiropoietos o la de Agios Athanasios. Pero, indudablemente, el templo más icónico de la ciudad es la monumental Rotonda de Galerio. Declarada Patrimonio de la Humanidad en 1988 junto al Arco de Galerio (a poco más de 100 metros de distancia de Rotonda, otro de los monumentos a ver) es la iglesia más antigua de la ciudad, o como algunas voces apuntan, la más antigua del mundo.
En Grecia el deporte es cosa seria, y en Tesalónica no lo viven con menos intensidad. Volcán de pasiones, siempre es una experiencia acudir al acoquinado estadio de La Tumba y ver un partido de fútbol del PAOK. Si lo vuestro es el baloncesto, trasladaos hasta la Alexandreio Melathron, la bulliciosa cancha del histórico Aris de Salónica.
Colindante a la avenida de Aristóteles encontraréis el Ladadika, el antiguo mercado del aceite. A medio camino entre los mercados occidentales y los zocos árabes, en este enjambre de callejuelas, encontraréis todo tipo puestos y tiendas, de comida a ropa, de especias a utensilios. En su zona sur, casi tocando al mar, encontraréis algunos de los mejores y más contemporáneos restaurantes de la ciudad.
Paradigma de dieta mediterránea, la comida en Grecia es un orgasmo para las papilas gustativas. Disfrutando de una de las cocinas más reputadas del país, sería pecado acudir a Tesalónica y no zamparse exquisiteces típicas de la zona como xoriatiki salata, melitzanosalata, pastitsio, mousakás, youvetsi, bougiourtí, mydia saganaki… Por toda la ciudad hay restaurantes y tabernas recomendables, pero el Galerios (Apellou, 3) es uno de esos pequeños restaurantes familiares (su versión de nuestros “Casa Pepe”) en el que se come mucho y bien por muy poco.
El año 1917 Tesalónica sufrió un devastador incendio del que solo se salvó el Ano Poli, el barrio alta de la ciudad. Circunvalado por parte de las antiguas murallas bizantina y otomana, este rompecabezas de sinuosas calles empinadísimas y casas de planta baja y patios coloridos, goza de unas vistas privilegiadas sobre la parte baja de la ciudad. Podéis subir andando, pero gastaréis toda la suela de vuestros zapatos. Mejor ir con el 50, el autobús circular que recorre las zonas de interés cultural de Tesalónica.
Tesalónica es la capital cultura del Grecia, más cuando nos referimos al mundo del cine. El majestuoso cine Olympion, en la bella plaza Aristóteles, acoge el festival de cine de la ciudad, el más importante del país. A menos de cinco minutos, el viejo puerto, que, en parte, ha sido remodelado y destinado a actividades culturales. Una de sus viejas atarazanas ahora acoge el Museo del Cine de Tesalónica. El resto de antiguos astilleros remodelados albergan festivales como las ediciones locales de los barceloneses In-Edit (festival de cine documental del música) y OffsideFest (festival de cine documental de fútbol).
Símbolo de la ciudad, la Torre Blanca es ese monumento que posee toda ciudad que todo visitante, aunque no quiera, tiene que visitar. Utilizada tanto de fuerte como de prisión, la construcción que vemos actualmente fue erigida en época de dominio turco por Solimán el Magnífico, seguramente sobre las bases de otra más antigua medieval. La Torre Blanca puede servir como punto de partida de una caminata por los varios kilómetros del Nikis, el paseo marítimo que traza el perfil costero de la ciudad.
A unas tres horas de distancia de Tesalónica encontramos el Monte Athos. Montaña sagrada para los fieles de creencia ortodoxa erigida sobre una península rocosa al borde del mar Egeo, en ella se esconden una veintena de monasterios (entre los que figuras algunos de los más antiguos y remotos del planeta) refugio espiritual de alrededor de 1.500 monjes. Zona con autonomía propia, visitar el Monte Santo no es fácil. Las mujeres tiene prohibido el acceso, y entre los hombres las excursiones están limitadas a 200 griegos y 10 extranjeros por día.
Texto de Oriol Rodríguez para Los Viajes de ISABELYLUIS
Fotos de L'imaGiraphe, Tilemahos Efthimiadis, Stella Vardaki, Dmitry Artyukhov
+ info