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Por la romántica ciudad de Oporto

Puerta hacia el Atlántico y el comercio con África, Oporto tiene una belleza muy especial que percibes paseando por sus calles. A pesar de su actual decadencia romántica, los edificios modernistas y de principios de siglo que se levantan a los lados te trasladan a otras épocas cuando la ciudad vivía su máximo esplendor comercial.

Disfruta en las terrazas y restaurantes del animado barrio de la Ribeira

El centro histórico de Oporto es también una de las zonas más bonitas y coloridas; un laberinto de estrechas calles y callejones medievales.
La Plaza de Ribeira se encuentra frente a la Capilla de Nuestra Señora de la Ô, rodeada de animados cafés. Acércate a comer a los restaurantes tradicionales de la Rua da Fonte Tauria. Aquíse puede coger el Funicular dos Guindais, más conocido como Dos Guindais, para subir hasta la parte más alta de la ciudad en el barrio de Batalha.

A Ponte Dom Luís I

El más emblemáticos de los seis puentes de Oporto es el de Luís I, que atraviesa la ciudad y Gaia, donde se encuentran las bodegas del afamado vino de oporto. Fue diseñado por un discípulo de Eiffel, el ingeniero belga Teófilo Seyrig, por lo que las dos estructuras metálicas son obras muy parecidas en su estilo.

Puede atravesarse para visitar Gaia, una población llena de bodegas de vino, por las pasarelas de sus dos pisos. Por el piso superior pasa la línea de metro y por la inferior los coches y demás vehículos.

Las Bodegas de Oporto

Atravesando el puente, llegarás a Gaia. Aquí envejece el vino de Oporto, justo al lado de la ciudad, y se encuentran la mayoría de bodegas que lo producen. Pero no te quedes únicamente con la idea de su vino; en Oporto es muy interesante probar las sardinas, los quesos frescos Saloios o Cabreiro y algunos de sus deliciosos postres.

Otra interesante opción es atravesar el río Duero a bordo de los típicos barcos rabelo -con los que antiguamente se transportaba el vino Oporto-. Quedarás fascinado por las magníficas vistas.

Visita la Livraria Lello. Una de las más bonitas de Europa

No es de extrañar que se escogiera a esta librería para rodar algunas de las escenas de la saga Harry Potter. En ella se respira un ambiente mágico. Sus detalles modernistas y neogóticos, la escalera de acceso a la planta superior, las grandes vidrieras del techo o el puente de madera que la atraviesa, hacen de este lugar algo más que una simple librería en la que comprar libros.

Y es que la Livraria Lello e Irmão, llamada Livraria Lello para simplificar, ubicada en el centro de la ciudad en un precioso edificio de estilo neogótico, está considerada como una de las más bonitas de Europa y es, junto al a la librería Bertrand en Lisboa, una de las más antiguas de Portugal.

Maus Hábitos. Un espacio para la expresión artística

Maus Hábitos o Malos Hábitos, no es un lugar convencional. Restaurante, bar y galería de arte, proporciona desde 2001, año en el que Oporto fué capital Europea de la cultura, un espacio adecuado para la expresión de artistas de todo tipo y la organización de talleres. Además, podréis degustar una mezcla de cocina tradicional y moderna portuguesa con vistas al casco antiguo o relajándoos en su patio ajardinado.

Imagen Małgorzata Kaczor

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En la Ciudad Blanca

Se la llama la Ciudad Blanca porque alberga una colección única de edificios tipo Bauhaus, más que en ningún otro lugar del mundo, incluyendo cualquier ciudad de Alemania, cuna del movimiento Bauhaus.

Frente a enormes rascacielos encontramos las playas de la ciudad de Tel Aviv. Kilómetros de arena blanca que, por el suave clima de la ciudad, permite pegarse un baño o practicar deportes náuticos casi todos los días del año. Tel Aviv no se detiene de noche: barrios como Rothschild albergan las mejores opciones de ocio nocturno de la ciudad. Tel Aviv es una ciudad bulliciosa y activa que ofrece entretenimiento, cultura y arte, festivales y una rica vida nocturna.

Tel Aviv es historia. Visita lugares tan emblemáticos como las casas de Bialik, de Ben Gurion y de Dizengoff, el antiguo cementerio de la calle Trumpeldor y la casa de Reuven. Los amantes de la naturaleza disfrutarán en el jardín de Abu Kabir, el parque HaYarkon y los jardines botánicos próximos a la Universidad de Tel Aviv. Las familias con niños pueden distraerse en un parque de atracciones lleno de acción.

Si te gusta conocer otras culturas, un lugar de obligada visita es el Museo de Tel Aviv, donde se explica la historia de la fundación del pueblo judío y del desarrollo de la ciudad.

Adéntrate en el bullicioso mercado al aire libre de Carmel, muy cerca del bohemio barrio de Neve Tzedek, en el que podrás encontrar ropa, juguetes y accesorios para la casa y las coloridas paradas de frutas y hortalizas del mercado y carne fresca, pescado y queso. El mercado empieza en el cruce desde de Allenby King George y llega hasta el final de Carmelit, donde se encuentra la terminal de autobuses.

A pocos kilómetros de Tel Aviv, en Jerusalén, tienes una ciudad que alberga en su interior los lugares más visitados de Israel como el Muro Occidental, la Iglesia del Santo Sepulcro, la Via Dolorosa, Yad Vashem y el Monte de los Olivos.

Y si quieres comer un buen kebab, puedes probar uno de los mejores muy cerca de Tel Aviv. Se sirve en Abu Ghosh, y dicen que esuno de los 5 mejores restaurantes de kebab de Oriente Medio, concretamente se encuentra en el puesto número 3. Y es que la aldea árabe de Abu Ghosh, en la carretera que une Jerusalén y Tel Aviv, es conocida por sus restaurantes de hummus, siendo muy popular entre los lugareños y turistas. Aquí se tiene la garantía de que te servirán un plato de carne memorable. Se mezcla la carne de ternera con cebolla, perejil, piñones y un poco de grasa antes de enhebrarla en un pincho de hierro. Se cocina en una parrilla y se servida con arroz o ensalada, con un tono rosado en el interior.

Imagen de wili_hybrid

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Kalinka, Kalinka, Kalinka moyá

¡Kalinka, Kalinka, Kalinka moyá! ¿No puedes quitarte la música del Tetris de la cabeza? Es normal, a nosotros nos pasa lo mismo. Es que acabamos de aterrizar en Moscú y vamos a ponernos las botas.

Irse de restaurantes por la capital moscovita puede ser una experiencia sorprendente y muy enriquecedora donde descubrir tanto los deliciosos sabores de su gastronomía como las costumbres de los rusos, que pueden llegar a parecernos algo peculiares.

Los platos de la cocina rusa suelen ser bastante calóricos, debido a los crudos inviernos donde se necesita una mayor ingesta de calorías. Los rusos le dan mucha importancia al ritual de la comida y les gusta hacer vida al rededor de los fogones.

Una comida típica rusa empieza con unos zakuski (entremeses) que pueden ser ensaladillas, o pequeños platos de encurtidos, pescados como el Seliódka pod shuboi (arenque con abrigo) o unos pirogi (empanadillas) de carne con verduras, y siempre regados de unos buenos chupitos de vodka.

Como primer plato son típicas las sopas, tanto calientes en invierno como frías en verano. Las sopas rusas son muy contundentes y, más que un primer plato, para nosotros son casi una comida completa, ya que todas llevan verduras, carne, pollo, pescado... Las más populares son el borsch, hecha de remolacha, col, patata y carne; y la solianka, de carne o pescado, con un toquecillo ácido debido al limón que le ponen. También la sopa shi, hecha de col y la ujá, de pescado.

Los segundos platos pueden ser la carne stroganoff, los shasliki (unos pinchitos de carne típicos del Cáucaso), los golubtsi (hojas de col rellenas de carne) o el plato que más nos gustó: los pelmeni (una especie de ravioli ruso rellenos de carne, de patata o de verduras).

Casi todos los platos se pueden acompañar con smetana, una salsa de crema agria de sabor particular que nos gustó mucho.

La bebida más popular en Rusia, en contra de lo que piensa la mayoría de la gente, no es el vodka sino el té. De postre, junto con el té, podemos degustar unos ricos blini (creps) o una tarta Marlenka, algo parecida a una milhojas

My-My

Los restaurantes Mu-Mu son una cadena donde sirven comida típica rusa. Es un self-service con raciones pequeñitas, así que es ideal para probar diferentes platos. Son muy populares entre los moscovitas y están bien de precio.

Jachapuri 10 Bolshoi Gnezdnikovsky per.

Es un local agradable y céntrico de comida georgiana. La comida es muy buena y no es demasiado caro. Totalmente recomendable.

Café Pushkin Tverskoy bulvar, 26A

Está considerado el mejor restaurante de Moscú. Es un bonito café de época, muy bien conservado donde se pueden se pueden degustar platos de primer nivel de la gastronomía rusa. Buen servicio y precio medio-alto pero razonable.

Un par de peculiaridades a tener en cuenta a la hora de aventurarse a comer o cenar en Moscú: sirven cenas hasta el mismo minuto de cerrar el local, pero no esperarán a que la terminéis, así que si no queréis tener que engullir todo en cinco minutos, os recomendamos no llegar muy tarde. A los rusos no les gusta que les pagues con monedas, así que si estás pensando gastar esos últimos rublos sueltos en una cena, mejor hazlo comprando souvenirs en la Plaza Roja, o recibirás la mirada reprobatoria del camarero.

Приятного аппетита!!

Por Nadia Polo

solianka por Шнапс | stroganoff por Pittaya Sroilong | zakuski por Timothy Post | pelmeni por Bernd Hutschenreuther

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Cascais entre reyes y espías anda el juego

Cascais es un municipio portugués situado a escasos 25 kilómetros al norte de Lisboa. En la actualidad es un destino turístico que tiene de todo: playas extensas y calas recónditas; naturaleza agreste donde practicar todo tipo de deportes; gastronomía con productos de calidad y una oferta inacabable de ocio; y una historia apasionante que recuerda que este lugar de Portugal fue refugio de nobles y familias reales y un nido de espías durante la Segunda Guerra Mundial.

Hoy Cascais es una población tranquila, salpicada de pequeñas playas urbanas y protegida del aguerrido Atlántico por una bella bahía y una imponente ciudadela. Merece la pena dar un relajante paseo por la Playa de la Ribeira o de los Pescadores y descubrir hermosos edificios como el Palacio de los Condes da Guarda o el Palacio Seixas.

El océano es uno de los grandes aliados de Cascais ya que de él se extrae la base de su gastronomía: el pescado y el marisco, que aquí se preparan de una forma excepcional. Entre los platos más populares de la región destacan la lubina, el sargo o el delicioso lenguado de Cascais, bien frescos, y acompañados de las mejores guarniciones. En este sentido, la oferta de restaurantes de esta localidad portuguesa es muy variada ya que hay desde los más sencillos y económicos hasta establecimientos refinados en los que innovación en la cocina está más que presente.

En el puerto de Cascais no solo se ven lujosos yates sino también embarcaciones de recreo y de competición. Y es que Cascais y, por extensión la Costa de Estoril, es un referente mundial de las competiciones de vela. Además de este deporte, las aguas de esta parte del Atlántico atraen a miles de surfistas (sobre todo a las playas de Guincho y Carcavelos), el windsurf, el paddle surf o la pesca deportiva, que cada vez está ganando más adeptos. Asimismo, el puerto de Cascais se llena de vida también cuando cae la noche porque está repleto de restaurantes y de bares y terrazas, ideales para cenar y tomar una copa.

Hogar de reyes, tierra de espías
A finales del siglo XIX la región fue una de las pioneras del turismo en Portugal. De hecho, en el año 1870 la entonces monarquía portuguesa eligió la ciudadela de Cascais para su residencia de verano debido a su excelente ubicación. También fue destino de nobles y familias de rancio abolengo europeas, entre ellos la monarquía española en el exilio que residió durante años en Villa Giralda.

Aparte de ser una población que rezumaba solera, Cascais, por su situación geográfica, atrajo durante la Segunda Guerra Mundial a innumerables espías como Ian Fleming (más conocido por todos por ser el padre del célebre espía de ficción James Bond) y el serbio Dušan Popov, mujeriego empedernido, del que se dice que fue la inspiración de Fleming cuando creó a 007. Los agentes que vivían en Cascais tenían rutinas muy parecidas. Les encantaba alojarse en el elegante Hotel Palacio, tomaban el té con deliciosos dulces portugueses en la Pastelaria Garrett y se dejaban las pestañas en el famoso Casino de Estoril que presenció más de una trifulca entre los agentes secretos que allí se daban cita.

A las afueras del núcleo urbano de Cascais está el mirador natural de la Boca do Inferno y unos veinte kilómetros al norte el Cabo da Roca, el punto más occidental de Europa continental. Desde este lugar privilegiado situado “donde la tierra termina y el mar empieza” según el poeta Luís de Camões, se puede ver una impresionante puesta de sol que os recordará que Cascais ha sido una elección perfecta para pasar unos días de descanso.

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Texto de Tus Destinos

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