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7 imprescindibles de Jordania que no te puedes perder

Petra, Amán, Jerash, castillos, ruinas romanas, el Mar Muerto, zocos, callejuelas, desiertos… Jordania tiene mucho que ver y puedes hacerlo en un viaje sencillo, ya que los trayectos son cortos y las comunicaciones muy buenas.

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Cinco maravillas a menos de una hora de Roma

Cuando uno visita Roma le resulta casi imposible pensar que pueda haber algo más allá de esta espectacular ciudad, por no decir que es más que seguro que no tengas tiempo para planteártelo. Entre su extenso pasado romano, su excelencias renacentistas y su apabullante patrimonio barroco es difícil  imaginar que haya algo fuera de sus límites. Nada más lejos de la realidad, ya que sí, hay vida más allá de laCiudad eterna, ¡y qué vida!. Villas de veraneo, ciudades detenidas en el tiempo y refugios papales te esperan a menos de una hora de Roma, ¿te aventuras a conocerlos con nosotros?

Villa Adriana

Nuestra primera maravilla está en las afueras de Tívoli, a unos 45 minutos de Roma, y es una extraordinaria villa que sirvió de lugar de descanso a Adriano. Al igual que las clases más pudientes de Roma, este emperador buscó en los alrededores de la ciudad un lugar donde desconectar del ajetreo de la urbe. En su caso no se conformó con una simple casa de veraneo sino que fue más allá, ideando una “pequeña ciudad” en la que mandó reconstruir algunos de los edificios que había visto en sus viajes. Es el caso del Canopus, que es una copia de un santuario de Alejandría, o del Pecile que imita a un edificio de Atenas. El Teatro Marítimo es uno de los espacios más relevantes del conjunto, en el que hay una pequeña villa construida en una isla situada en medio de un lago artificial.

Villa de Este

En el centro de Tívoli está ubicada otra de las joyas de la zona, una villa renacentista que originariamente era un convento benedictino y que en el siglo XVI fue transformada en palacio por Hipólito II de Este, hijo de Lucrecia de Borgia. Además del edificio y sus estancias interiores finamente decoradas con frescos, destacan sus impresionantes jardines, que albergan la friolera de 500 fuentes. Entre ellas sobresalen una que consta de una hilera compuesta de cien fuentes, la Fuente de Neptuno, que cuenta con una espectacular cascada, y la fuente que tiene un órgano hidráulico que emite sonidos.

Villa Gregoriana

Muy cerca de la villa de Este se encuentra este fantástico parque realizado por encargo del Papa Gregorio XVI en 1835. Construido en el lecho del río Aniene, sobresale de él la gran cascada fruto de la desviación de éste para proteger la zona de inundaciones. Entre la exuberante vegetación que hay en la villa encontrarás restos arqueológicos como los del Templo de Vesta, construido en el siglo I a.C., además de unas estupendas vistas. 

Ostia Antica

Situada a 30 kilómetros de Roma, muy próxima a la desembocadura del río Tíber, se encuentran los restos de Ostia Antica, que antaño fue una importante ciudad portuaria. Fundada en el siglo IV a.C., fue un enclave comercial y defensivo muy relevante en la antigua Roma. Con la caída del Imperio Romano empezó su declive, y las continuas invasiones y una epidemia de malaria llevaron a que fuese abandonada por sus habitantes. Enterrada bajo los sedimentos del río durante siglos ha logrado llegar hasta nuestros días en bastante buen estado de conservación, aunque no tanto como Pompeya y Herculano. Recorriendo lo que queda de sus calles, templos, termas, casas y comercios no resulta difícil imaginar el esplendor que llegó a tener en el pasado. 

Frascati y Castel Gandolfo

En último lugar hemos escogido estas dos bellas localidades situadas en las Colinas Albanas, y que forman parte del conjunto de municipios conocidos como los Castelli Romani (Castillos de Roma). La pintoresca localidad de Frascati es célebre por su vino blanco y por las villas que se construyeron allí Papas, cardenales y nobles de Roma a partir del siglo XVI. Es el caso de la espectacular villa Aldobrandini, también conocida como Belvedere, diseñada por Giacomo della Porta y finalizada Carlo Maderno.

A orillas del lago Albano está ubicado Castel Gandolfo, que ante todo es conocido por albergar la residencia de verano del Papa. A pesar de que esta última no se puede visitar, merece la pena darse un paseo por su centro histórico y disfrutar de las vistas.  

Reserva tu Vueling a Roma, y anímate a ir más allá de sus límites visitando algunas de las propuestas que te acabamos de presentar.

Texto de Los Viajes de ISABELYLUIS

Imágenes de Aquilifer, Adrian Pingstone, M.Maselli, Alexander Mooi, CucombreLibre, Alessandro Malatesta, Polybert49, Sudika, MatthiasKabel

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Rincones de Nápoles

Napoli es una ciudad fascinante. Única. Con mucho carácter. Es La ciudad del sur de Italia. Una maravilla histórica, arquitectónica, artística, gastronómica y geológica. Sus habitantes tienen la sangre caliente como la lava del Vesubio, el volcán que preside la ciudad, imponente, siempre ahí. En Nápoles hay infinidad de edificios históricos, castillos, palacios, iglesias por visitar: Castel dell'Ovo, Palazzo Reale, la iglesia del Gesù Nuovo o la Capella Sansevero donde se encuentra una de las estatuas más especiales de la historia de la escultura, el Cristo Velado de Giuseppe di San Martino.

En esta ruta vamos a callejear esta ciudad mediterránea y sus alrededores en busca de rincones singulares.

Pizza Da Michele

La primera pizzería del mundo, abierta en 1870. Todavía hoy, con miles de pizzerías por todo el planeta, sigue siendo una de las mejores y por supuesto de las más auténticas. Eso sí, solo tienen las dos variantes clásicas de la ciudad: Margarita (normal o doble de queso) y Marinara. ¡Menos es más!

Fue aquí donde empezó la leyenda de la pizza y es napolitana su versión más popular: la Margarita. Tricolor como la bandera italiana: blanca por la mozzarela di buffala, roja por el tomate casero y verde por la albahaca fresca

Para quien tenga ganas de turismo gastronómico “pizzeril” ahí van un par de interesantes alternativas a Da Michele (siempre llena, de napolitanos y turistas, mucho antes de que Julia Roberts se zampase ahí su pizza en “Eat, Pray, Love”):

Gino Sorbillo, el inventor del calzone, gran variedad de pizzas. Calidad.

Di Matteo, espectacular Marinara (sin mozzarela, pero con un buen toque de ajo).

Galleria Umberto I

Galería comercial con mucho rollo arquitectónico de finales del siglo XIX. Construida durante los mismos años que la Torre Eiffel de París, el arquitecto Emanuele Rocco se inspiró en la Galleria Vittorio Emanuele II de Milán. Alta, imponente, mires donde mires hay algo interesante. Desde los mosaicos del suelo, hasta las bóvedas de vidrio y metal. Para darse un paseo a cubierto por el Nápoles de hace 120 años.

Puerto de pescadores de Mergellina

Caminando por la orilla napolitana, dejando el Vesubio a nuestra espalda, llegamos al antiguo pueblo de pescadores de Mergellina. Hoy, un barrio de la ciudad con carácter propio, donde los napolitanos se esparcen al sol, especialmente los fines de semana. Una mañana soleada de domingo, no importa si es pleno invierno, el puerto de pescadores de Mergellina se llena de paseantes, patinadoras, ciclistas, tertulianos. Gente con ganas de disfrutar del lado más mediterráneo de la ciudad. Excelente lugar para comprar pescado fresco, vivo, directamente de los pescadores al lado de sus barcas, en la playa. O incluso comérselos en uno de los innumerables chiringuitos del paseo del litoral.

Posillipo

¿Te gustaría pasear entre las casas más bellas de Nápoles? ¿Sacar una foto de la bahía donde se vea toda la ciudad, el mar y el volcán Vesubio de fondo? ¿Ir a un parque a respirar las brisas del mediterráneo? ¿Hacer un pequeño paréntesis en el alto ritmo de la ciudad y recargar las pilas? Si tu respuesta es Sí, entonces no puedes irte de Napoli sin visitar el barrio residencial de Posillipo. Donde viven los ricos listos. Pero no sufras, que ahí no vas a gastar mucho, casi no hay tiendas, ni bares. Solo hermosas calles con árboles, vistas al mar, casas privilegiadas, parques, miradores. En fin, mucha paz y belleza de la que todavía se puede disfrutar sin pagar. ¡Y que dure!

Solfatara de Pozzuoli

Hace dos mil años el Vesubio era un único volcán. Con la violenta erupción del 24 de agosto del año 79 d.C. que sepultó bajo las lavas las ciudades de Pompeya y Herculaneum (visitas muy recomendables también) se formó una caldera, que creó un volcán con dos cumbres: el Vesubio y la Solfatara. La Solfatara es como un volcán chato con fumarolas que huelen a huevo podrido. Es el olor del azufre, que en la antigüedad se asociaba al infierno y el demonio, y hoy hay quien cree que, respirar esos humos, aumenta la libido y fortalece la vida sexual y reproductiva. Por si fuera verdad o sentís un fuerte placebo tras visitar la Solfatara de Pozzuoli, ahí queda dicho y recomendado como otro interesante lugar del Golfo de Nápoles.


Por Bruno Sokolowicz de scannerFM

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La Nápoles subterránea

En la siempre sorprendente y para muchos caótica Nápoles el visitante tiene un abanico enorme de cosas para ver y hacer: disfrutar de sus magníficas iglesias, como la Basílica de San Francisco de Paula y la Iglesia de Gesú Nuovo, visitar castillos como el Castel dell’Ovo, dejarse sorprender por las joyas arqueológicas que contiene el Museo Arqueológico Nacional, incluidas piezas procedentes de los yacimientos de Pompeya y Herculano, o simplemente perderse por las calles de su centro storico, declarado Patrimonio Mundial por la UNESCO. Evidentemente, a toda esta actividad hay que añadirle el hacer una inevitable parada para deleitarse con sus excelentes pizzas, que para ello estamos en el lugar que vio nacer tan popular plato.

No siendo suficiente con todo lo que podemos disfrutar en la superficie de la ciudad, bajo sus entrañas esconde todo un mundo lleno de túneles, galerías, catacumbas, cisternas y múltiples espacios donde los primeras huellas encontradas pertenecen a los griegos, fundadores de Nápoles, y las últimas llegarían hasta casi nuestros días, ya que se dice que la Camorra los empleó en su momento para el tráfico de drogas y para sus reuniones clandestinas. En la actualidad, sobre todo en los últimos años, esta cara oculta de la ciudad, conocida como la Nápoles subterránea (Napoli Sotterranea) ha ido cobrando mayor interés y convirtiéndose en un atractivo turístico más. Y no es para menos pues son muchas las historias ocultas en estos subsuelos.

Como ya hemos dicho, los griegos fueron los primeros en comenzar con la construcción de esta ciudad “invisible”, sumergida bajo tierra, con objetivos defensivos y de culto. Los romanos seguirían los pasos de sus antecesores, pero esta vez irían un poco más allá: crearon una red de acueductos y canales subterráneos para el transporte del agua. Gran parte del sistema de canalización del agua de aquella época se seguiría usando en la ciudad hasta principios del siglo XX. También son de esta época los restos del teatro grecorromano que se pueden ver durante la visita a los subsuelos de Nápoles, y sobre los que versa la leyenda de que Nerón cantó en él durante un terremoto causado por el vecino volcán Vesubio.

Los primeros cristianos, perseguidos por sus creencias, utilizaron estos espacios para el culto y para el entierro de sus muertos. Precisamente, uno de los puntos de mayor interés de la Nápoles subterránea son las catacumbas de San Gennaro, que ocupan una amplia área de la colina de Capodimonte, siendo las más extensas del sur de Italia. Compuestas de dos niveles no superpuestos, en ellas se aprecian algunos restos de frescos de finales del siglo II. Como curiosidad, mencionar que San Gennaro es el santo patrón de la ciudad, y que hasta el siglo XI estas catacumbas fueron lugar de sepultura de los obispos napolitanos y lugar de peregrinación. Además hay dos catacumbas más en la ciudad, las de San Severo, de la que solo queda un pequeño cubículo, y las de San Gaudioso, a la que se accede desde la Basílica de Santa María della Sanità.  

Estos túneles, como buenos escondites y vías para moverse y acceder a la ciudad que son, también tuvieron un uso bélico, y fueron empleados en más de una ocasión para el asalto por sorpresa de la misma. Es el caso de Belisario en el año 536 y Alfonso de Aragón en 1442, o al menos eso es lo que dice la leyenda. Más cerca de nuestros días, durante la Segunda Guerra Mundial, se acabarían convirtiendo en refugios antiaéreos. Hoy en dia aún se conservan algunos de los objetos de aquella terrible época.

El acceso a la Nápoles subterránea se encuentra en el número 68 de la plaza San Gaetano, desde donde se realizan visitas guiadas en italiano o en inglés. Puedes consultar los horarios en su web.

Atrévete a aventurarte a conocer los subsuelos de Nápoles y las historias que en ellos se esconden, consulta tu vuelo aquí.

 

Texto de Los Viajes de ISABELYLUIS

Imágenes de Adele84Adele, Armando Mancini, Andrea Tosatto, Giuseppe Guida, AlMare

 

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