De rubias por Bruselas
Bélgica es un territorio relativamente pequeño pero que ha realizado impagables aportaciones al mundo de la gastronomía: las patatas fritas, los gofres, el chocolate y, muy especialmente, la cerveza. Ya sea a través de las nuevas tecnologías o fieles a los métodos tradicionales, en el país centroeuropeo se elaboran más de 450 variedades de cerveza, abarcando desde los gustos más clásicos a los sabores más exóticos. Si en Bélgica el fruto del lúpulo es una religión, los cerveceros más exigentes tienen en su capital, Bruselas, escondite de algunas de las mejores tabernas del viejo continente, un lugar de obligada peregrinación.
A La Mort Subite
(Rue Montagne aux Herbes Potageres, 7)
Abierto en 1910, A La Mort Subite es uno de esos enclaves que permanecen ajenos al paso del tiempo. Selección exquisita de zumos de cebada, recomiendo especialmente la cerveza que le da nombre, la Mort Subite, con aroma de frambuesa, a la que por su apariencia y elegancia en boca se la conoce como el “champagne rosado del mundo de la cerveza”.
Delirium Café
(Impasse de la Fidélité, 4)
Es la CERVECERÍA, así, en mayúsculas, de Bruselas; punto de peregrinaje obligatorio para todo birrero que se precie. Abrieron en un diminuto local de Impasse de la Fidélté, y actualmente casi toda la calle es suya. Aquí encontrarás desde las típicas cervezas belgas de abadía hasta exóticos brebajes llegados de los más recónditos rincones del planeta, necesitan mucho espacio para almacenar las más de cinco mil referencias de cerveza que sirven.
Le Cirio
(Rue de la Bourse, 18-20)
En pleno corazón de la capital belga, justo en la calle lateral del edificio de La Bolsa, aunque no por ello uno de esos locales atiborrados de turistas de guía, Le Cirio es toda una institución en el gremio tabernero de Bruselas. Más que para ir de pintas, este establecimiento, que conserva intacta su centenaria decoración original, es el lugar ideal para disfrutar de la gastronomía típica del lugar, regada eso sí, con una buena cerveza autóctona.
Le Poechenellekelder
(Rue du Chêne, 5)
Su techo es como un mercadillo de pulgas en el que cuelgan desde marionetas a tazas de váter. Sin lugar a dudas, Le Poechenellekelder es uno de los bares con más personalidad de Bruselas. Un local pequeño (con una ubicación, eso sí, privilegiada: está justo frente al Manekenn Pis) pero con una nada desdeñable variedad de cervezas, especialmente de trapistas, las artesanales elaboradas, en su mayoría, por monjes.
Le Roy d'Espagne
(Grand Place, 1)
Sentarse en su terraza, en plena Grand Place, es disfrutar del espectáculo cotidiano de Bruselas. Si además se hace disfrutando de unos mejillones al vapor, una ración de patatas fritas y, por ejemplo, una Chimay Bleue – una gran reserva de 9º- , la experiencia es completa. La propuesta suena a guiri de chanclas y calcetines, pero hay placeres a los que uno no puede -ni debe- resistirse por más tópicos y típicos que sean.
Moeder Lambic
(Place Fontainas, 8)
Pils, trapistas, tripels, dubbels, wits, IPAs, pale ales, stouts… en el Moeder Lambic, un local que impresiona por los 40 grifos que presiden su infinita barra, las encontrareis todas. Pero ya que estáis, saboread la cerveza que ellos mismos elaboran en una fábrica a dos manzanas del bar. Fermentada al aire libre, la Moeder Lambic Original seduce por su sabor afrutado.
Nuëtnigenough
(Rue du Lombard, 25)
Un local pequeño pero siempre repleto de lugareños, lo cual suele ser sinónimo de triunfo. Excelente oferta gastronómica a precios más que razonables y un surtido de cervezas que saciará las expectativas de los más exigentes catadores birreros. Una de esas joyas que oculta toda ciudad. ¡Qué no corra la voz!
Toone
(Rue du Marché aux Herbes, 66)
Cerramos la ruta con uno de los bares más bonitos, sino el que más, de la capital de Bélgica. El Toone, amagado entre los edificios que separan la Impasse de Sainte Pétronille de la Marché aux Herbes, es una cervecería pero también un teatro de marionetas. Así, entre función y función, el cliente comparte jarra con títeres y resto de criaturas de cuento.
Fin de semana de la cerveza
Cada año, durante el primer fin de semana de septiembre, la Grand Place de Bruselas alberga, con motivo de la Weekend de la biere, muchas cervecerías, cada una con sus productos, presentando a sus visitantes infinidad de métodos de elaboración y sabores distintos.
Museo de los cerveceros belgas
En la céntrica Grand Place os toparéis con la Maison Brasseurs, una señorial casa de piedra que acoge el museo de los cerveceros belgas. Abierto todos los días de 10 a 17 horas. La entrada cuesta 5 euros.
Tours cerveceros
Como ciudad especializada en cerveza que es Bruselas, no faltan los tours temáticos por la ciudad. Hay infinidad de ellos, como Beertrips, Belgian Beer Me, Global Beer, Podge Beer y Bier Mania.
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Texto de Oriol Rodríguez para ISABELYLUIS Comunicación
Imágenes de Bill Smith, ^CiViLoN^,Daniel Lobo, GD Preston, lhongchou's photography, Kmeron, Bernt Rostad, Foam, Ana Gasston
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Por Laia Zieger de gastronomistas
Desayuno-brunch en la Maison Dandoy
Se trata de una de las pastelerías más antiguas de la ciudad que abrió sus puertas en 1829. Con una exquisita taza de chocolate caliente podréis degustar un sinfín de dulces típicos de la capital belga: el gofre de Bruselas (más grande, ligero y crujiente), el de Lieja (más dulce y elástico), galletas speculoos (pastelitos secos con especies y canela), pan a la griega (un baguette de pan condimentado con especias y recubierto de grandes granos de azúcar) o sablés (galletas de mantequilla).
Rue Charles Buls, 14 - Bruxelles
Para el almuerzo, rumbo a Chez Lola
Un local trendy, contemporáneo y cosmopolita con platos internacionales elaborados con productos de mercado. A destacar su roastbeef frío servido con mayonesa casera; su foie gras de oca casero o las bouchée à la reine (una masa hojaldre bañada en una salsa bechamel que lleva tacos de diferentes carnes, setas y caracoles). A destacar que en la carta siempre figura una sección dedicada a un producto de temporada cocinado y presentado en múltiples variantes (por ejemplo, época de espárragos, de mejillones, de alcachofas…).
Place du Grand Sablon, 33 - Bruxelles
Para un final de día perfecto, cena en el restaurante La Taverne du Passage
En uno de los rincones magistrales de Bruselas, la Galerie de la Reine (una antigua galería comercial cubierta), es el establecimiento cuya visita es imprescindible porque su carta es una oda a la gastronomía nacional y el local supone un viaje en el tiempo con su interiorismo con una línea de elegancia clásica y el personal luciendo americanas blancas con pajarita negra, tan educados y atentos que parecen sacados de una de estas películas de principio de siglo.
Tres especialidades indiscutibles de La Taverne du Passage son, como no, los mejillones con patatas fritas (tienen distintas recetas de salsa en la carta); las croquetas de gambitas grises, seguramente las mejores de la ciudad; Pero, sobre todo, nos rendimos ante su tartare de buey. Preparado al momento con unas cucharadas de mayonesa casera, solo para probarlo vale la pena viajar a Bruselas.
Galerie de la Reine, 30 - Bruxelles
*Y si en algún momento del día os entra un poco de hambre, rendiros a la tentación de un buen cucurucho de patatas fritas en la Friterie du Café Georgette. La particularidad de esta firma es que fríe las patatas recién cortadas a la antigua, con grasa de buey. Se pueden combinar con una de las decenas de salsas caseras disponibles.
Rue de la Fourche 37/39 - Bruxelles
Más información: Oficina de Turismo de Bélgica: Bruselas y Valonia.
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