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Lago Starnberg

Por Michael Schurmann de easyhiker.co       

Mientras disfrutas del Oktoberfest en Munich, no son pocos los destinos cercanos a los que puedes escaparte un día de senderismo. Las mejores rutas, Goldsteig y Altmühl-Panoramaweg, se encuentran a poca distancia en tren y, por supuesto, siempre están los Alpes.
 Sin embargo, el Lago Starnberg corona la lista de destinos de un día debido a la facilidad con la que se puede llegar a él y por ser el escenario de una de las anécdotas más morbosas de la historia de Alemania. (Si prometes seguir leyendo, te contaremos más).

Se puede ir en tren (el llamado S-Bahn) desde la Estación Central de Munich, y tarda 30 minutos. El viaje de ida y vuelta está incluido comprando el pase diario, que ofrece acceso ilimitado a todo el transporte público de la ciudad (por solo €20 para hasta cinco personas).

Otra de las razones por las que el Lago Starnberg corona esa lista es que no se tarda nada en llegar desde la estación de Starnberg.

En un día despejado pueden verse los Alpes a lo lejos.

Hay que decir que este extremo se encuentra muy alejado. El Lago Starnberg mide unos 20 km y aunque es bastante estrecho (en ningún punto supera los 5 km de ancho), en un tour alrededor del lago pueden recorrerse unos 50 km.

Carretera que lleva al sendero de Possenhofen, en Starnberger See, cerca de Munich”

De manera que para excursiones de un día, queda descartado. Por suerte hay muchas otras alternativas.

Por ejemplo, en la orilla derecha del lago se encuentran otras dos estaciones del S-Bahn, bajando hacia Possenhofen y Tutzing, en las cuales se puede coger el tren y caminar de vuelta hacia Starnberg (a 7 km y a 14 km, respectivamente).

De hecho, este era nuestro plan original: caminar hasta Possenhofen, hogar de infancia y retiro favorito de la desafortunada Sissi emperatriz.

Pero la carretera a Possenhofen estaba tan concurrida (incluso por camiones) y tan lejos del lago (prácticamente bordeada por casas residenciales, jardines y casas-barco) que interrumpimos nuestra excursión tras recorrer poco más de kilómetro y medio y regresamos a Starnberg.

Descubrimos, con suerte, que el lado izquierdo (u occidental) del lago ofrece un ambiente mucho más agradable.

El famoso sendero de “König Ludwig Weg” recorre la totalidad de la orilla oeste del lago, lo que debería garantizar, al menos, un camino libre de camiones.

En este lado del lago no hay trenes S-Bahn, pero los ferrys te llevan a muchos de los pequeños pueblos que hay dispersados en los alrededores, como a Seehausen, en el extremo sur del lago.
 Si dispones del día completo, una idea es recorrer todo el camino hasta Seehausen a pie y allí coger el barco de vuelta.

Nosotros solo tuvimos tiempo para recorrer una parte de este sendero y decidimos andar los 6 km que separan Starnberg del pueblo de Berg.

Una vez fuera de la estación y situado de frente al lago, gira a la izquierda.

Durante los primeros 800 metros atraviesas una mezcla de edificios residenciales y recreativos: casas, jardines, casas-barco y una piscina pública.

Tras los dos primeros puentes de madera, el escenario se torna en un lugar idílico: cisnes en el lago, grupos de robustas mujeres bávaras entrenando Nordic walking (caminata nórdica), jóvenes familias y estudiantes escabulléndose de una aburrida clase.

Al volver a la carretera asfaltada, en las afueras de Berg, descubrirás algunas de las propiedades más caras de Alemania.

El Lago Starnberg, tan bello y tan cerca de Munich, la ciudad más rica de Alemania, puede considerarse la versión alpina de la Cote d’Azur (o Beverly Hills).

Después de 15 minutos andando, encontrarás el embarcadero a tu derecha.

Señal que lleva al sendero de Koenig Ludwig Weg en Starnberger See, Munich”. Consulta las horas de llegada y salida, porque los trayectos para Starnberg suelen ser poco regulares y si pierdes el barco es posible que tengas que esperar unas horas para coger el siguiente.

Si tienes tiempo, aprovecha para hacer una excursión a la Votivkapelle (sigue las señales) que está a 30 minutos de distancia.

Esta capilla fue construida para conmemorar uno de los mayores misterios sin resolver de la historia de Alemania.
 Se levanta muy cerca del lugar en el que el Rey Luis II de Baviera, el Rey Loco, (quien construyó el Castillo Neuschwanstein y apoyó generosamente la obra operística de Richard Wagner) exploró verticalmente el Lago Starnberg. (En el agua, hay una cruz de madera señalando el lugar).

¿Fue un accidente? ¿Se suicidó? ¿O hubo algo sospechoso en su muerte? (Pincha AQUÍ para leer la historia completa).

De camino hacia la capilla, encontrarás en una de las casas-barco una placa que reza que a menudo el Rey Luis salía desde allí para reunirse al otro lado del lago con su “alma gemela” Sissi.

Me llama la atención e incluso me estremece ver como después de tantos años, parece que los bávaros siguen sin aceptar el hecho de que a su querido “Kini” no le gustaran mucho las mujeres.

Para una versión menos bochornosa de la vida del Rey, hay que ver Ludwig II, dirigida por Luchino Visconti y con Helmut Berger como el real epónimo, una de las películas más afeminadas de la historia: un Mago de Oz para inteligentes.

Si no tienes tiempo para experimentar la obra maestra de Visconti y sus 247 minutos de languidez Wagneriana, hazte un favor y escucha aquí una muestra de la ambición operística del director.

La última sección muestra también una imprescindible orgía gay de estilo Bávaro con bailes folclóricos, amenizada con música de cítara y mucho manoseo.

No es de extrañar que los locales odiaran tanto la película que trataron de prohibirla cuando se estrenó por primera vez en 1972.

Ahora, regresa al embarcadero en donde, si aún dispones de tiempo, puedes tomarte un café o una cerveza en la terraza del Hotel Berg antes de coger el barco de regreso a Starnberg.

Si comenzaste tu aventura antes de las 12:00 de la mañana, posiblemente estés de vuelta a tu carpa de cerveza favorita en el Oktoberfest antes de que comience el bullicio nocturno y no te habrás perdido nada.

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Secretos de Florencia

Por Mariana Calleja de TravelThirst | Ilustración de Federico Rojas

Por supuesto, hay mucho que ver y aprender de Florencia, en esta ciudad tan rica, con tanto arte, paisaje e historia. Pero esta vez decidimos visitar una Florencia secreta, que se descubre por las mismas calles en las que ya habíamos estado alguna vez.

Tal vez ya hayas hecho esto antes pero siempre hay algo nuevo por descubrir. Así que, guarda tu mapa y sigue esta guía secreta. Si te pica la curiosidad, aquí podrás conocer los secretos de Florencia que hemos conseguido encontrar y sentir para ti.

1. Restos de un anfiteatro romano

Hay una pequeña calle en particular donde se puede notar una curva prominente, en la que los edificios y casas todavía se conservan. Pero lo que no se sabe ni se ha dicho, incluso dentro de sus muros, es que la fa forma de esta curva representa el lugar en el que se ubicaba un anfiteatro en tiempo de los romanos!

Camina en línea recta desde Piazza Santa Croce, tomando la estrecha calle de Via Torta. Sigue caminando hasta una calle que lo rodea todo! Serás capaz de sentir e incluso imaginar donde se encontraba esta estructura romana. Hoy en día siguen sin haber paredes.

2. Las inundaciones de Florencia

El Río Arno es parte de la esencia de Florencia. Aunque su caudal ahora parezca constante, no siempre fue así. ¿Sabías que este río inundó la ciudad hasta en 3 ocasiones diferentes en el pasado? En el año 1333 incluso llegó a derribar el conocido Ponte Vecchio. Afortunadamente fue reconstruido y continua en pie.

Pero lo que los viajeros, locales o cualquier persona curiosa no puede imaginar es que existen algunas marcas de estas inundaciones por la ciudad. Y como una parte importante de la historia, ya que es, queremos compartir este consejo con usted.

La mayor inundación se produjo en 1966, no hace mucho tiempo, cuando llegó a 5 metros de altura. Puedes ver las placas conmemorativas que recuerdas las almas perdidas durante el diluvio.

3. Impactos de Tormenta en el Duomo

En 17 de junio 1600, Florencia sufrió una terrible tormenta, durante la cual cayó un rayo directamente sobre el balón de oro y cobre de la cúpula de Brunelleschi. Esto provocó que el balón cayera al suelo pero, afortunadamente, no llegó a hacer daño a nadie. Sólo dejó un gran agujero en el suelo. En lugar en el que cayó la pelota aparece hoy en día un círculo blanco.

4. Abejas de Ferdinand

En la Piazza Annunziata, se ubica la magnífica estatua de Fernando de Médicis, en la que verás un gran enjambre de abejas que se reúnen en torno a la abeja reina, símbolo del escudo de armas de Ferdinando y la convivencia pacífica que tenían en ese momento. Se dice que las abejas son incontables … pero creo que no es cierto! Nos atrevemos hemos atrivod a contarlas y son 91 abejas!

5. Árbol de San Zanobi

Justo a uno de los lados del Baptisterio de Florencia, se puede ver una columna de un solo pie. Pues bien, esta columna tiene una bonita historia sobre un obispo muy querido, el primero de la ciudad de Florencia.

El día en que San Zanobi falleció, toda la ciudad lanzó a la calle en un desfile en su honor, y se enterró en la iglesia de San Lorenzo. Unos años después, se decidió trasladarlo a la antigua catedral de Santa Reparata.

Fue en enero, un día oscuro de invierno, mientras se llevaba a cabo de nuevo el desfile, cuando decidieron llevar su cuerpo a la nueva ubicación. Se dice que, cuando pasaron por el Baptisterio, el ataúd del obispo rozó las ramas sin hojas de un olmo, haciendo florecer de inmediato. Cuentan que fue un milagro muy hermoso.

Para celebrar este hecho, los florentinos construyeron una columna en el lugar, con un pequeño detalle de hierro de un árbol lleno de hojas que representan el milagro de San Zanobi. Se celebra cada día 27 de enero.

6. El Misterioso Retrato de Miguel Ángel

En una esquina justo al lado de la entrada principal del Palazzo Vecchio, se puede llegar a ver tallado en la misma piedra de la pared, un pequeño rostro.

Si te acercas lo suficiente, en la esquina entre la Via della Nina y Piazzale degli Ufizzi, podrás observar una pequeña talla semejante a la de un rostro humano.

Se dice que fue esculpida por Miguel Ángel, tal vez en un momento de aburrimiento o de rivalidad. La leyenda explica cómo Miguel Ángel podría haber sido desafiado por un amigo escultor que comentaba lo lento que era esculpiendo sus obras. Mientras Miguel Ángel, escuchaba se giró hacia la pared y esculpió en un momento esta cara para demostrar que su colega estaba equivocado.

Otra leyenda cuenta en cambio, cómo Miguel Ángel encontrándose en la calle escuchando una conversación aburrida de alguien que se acercaba hacia él. En su aburrimiento y una vez más, encarado a la pared, esculpió la figura de la piedra de la esquina.

¿Cuál crees que es la verdadera?

7. Antigua cárcel convertida en edificio de apartamentos

En la Via Gibhellina, se encuentra el Monasterio delle Murate, más conocido por ser sede de una importante cárcel durante 500 años. Tras su cierre y trasladado a una nueva ubicación, la infraestructura fue utilizada como restaurante y parque recreativo para mucho tiempo, hasta el siglo 20. En este momento, un proyecto social que rescata viejas estructuras para mejorar la calidad de vida, ha tomado la zona con el fin de construir un edificio de apartamentos. Todavía se puede ver e incluso visitar el lugar, tomar un café o simplemente sentarse en un banco y admirar el increíble paso del tiempo, mientras susurra una historia a tu oído.

Se trata de un ejemplo inspirador. Uno más grandes logros de la ciudad de Florencia es el de avanzar hacia tiempos mejores y mejorara la calidad de vida.

Por Mariana Calleja de TravelThirst | Ilustración y Fotografía por Federico Rojas

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Plaza de la Revolución

Esta gran plaza se hizo famosa en todo el mundo cuando las emisoras de televisión alrededor del mundo difundieron los momentos finales del dictador rumano Nicolae Ceausescu en el poder el 21 de diciembre de 1989. 
Fue aquí, en el balcón de la antigua sede del Partido Comunista, que Ceausescu miró con incredulidad como la gente reunida en la plaza se volvió hacia él y huyó de la multitud enfurecida en su helicóptero blanco, sólo para ser capturado fuera de la ciudad unas horas más tarde.

La importancia de la plaza se remonta a mucho antes de los dramáticos acontecimientos de la Revolución de 1989, ya que es un lugar céntrico donde poder visitar un poco de todo referente a la historia de la ciudad. Al otro lado de la plaza se encuentra el antiguo Palacio Real, ahora sede del Museo Nacional de Arte, el impresionante Ateneo Rumano y la histórica Athenee Palace Hotel. En el extremo sur de la plaza se puede visitar la pequeña, pero hermosa, Kretzulescu Iglesia.

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Una Roma de cine

La Ciudad Eterna también es una ciudad de cine. Del paseo en Vespa de Gregory Peck y Audrey Hepburn al baño en la Fontana di Trevi de Anita Ekberg y Marcello Mastroianni, Roma ha devenido escenario de algunas de las secuencias más iconográficas de la historia del séptimo arte. Recorremos la capital italiana en clave de celuloide recordando las mejores películas que han tenido en Roma una de sus más bellas protagonistas.

A Roma con amor(Woody Allen, 2012)

Woody Allen siempre será destacado como uno de los cineastas que mejor ha captado la esencia de Nueva York. Sin embargo, en los últimos años el imprescindible director norteamericano ha emprendido un peregrinaje que le ha llevado a filmar en Londres, Barcelona, París y Roma. Despuntando como uno de los títulos más elogiados de sus periplo europeo, A Roma con amor tiene como epicentro Monti, barrio histórico que ha dejado atrás su mala fama para convertirse en una de las zonas más vivas de la ciudad. También capta la belleza de otros rincones como la Via dei Neofiti, la Piazza della Madonna dei Monti o la popular Bottega del Caffè.

El ladrón de bicicletas(Vittorio de Sica, 1948)

Incunable del neorrealismo italiano, estilo que, a través de historias de un costumbrismo sin maquillaje, durante la primera mitad del siglo XX brindó algunas de las mejores referencias en la historia del cine. Lamberto Maggiorani, un obrero de la construcción en paro y sin experiencia previa en el mundo de la interpretación, dio vida a Antonio Ricci, personaje al que en su primer día de trabajo enganchando carteles de cine le roban su bicicleta. En la persecución del ladrón, Lamberto recorrerá las calles de barriadas populares como Trastevere y Porta Portese.

La Dolce Vita (Federico Fellini, 1960)

Una de las cimas creativas de Federico Fellini y una de las películas que mejor retrata la personalidad de Roma, especialmente de aquella ciudad de la década de los 50 en la que se entremezclaban glamour y costumbrismo de posguerra. Marcello Mastroianni es Marcello Rubini, un paparazzo italiano que persigue allí donde va (especialmente en sus salidas nocturnas) a Sylvia, una mesmerizante Anita Ekberg en el papel de una gran estrella del cine. Aunque en La Dolce Vita aparecen la Plaza del Popolo, Via Veneto, Plaza Barberini… siempre será recordada por la escena en la Fontana di Trevi.

La gran belleza (Paolo Sorrentino, 2013)

Reconocida con un Oscar a la mejor película de habla no inglesa en 2014, La Gran Belleza de Paolo Sorrentino es La Dolce Vita del siglo XXI. Envuelta en una fascinante pátina surrealista, pocas veces Roma ha relucido tan exuberante en el celuloide. Imposible no enamorarse de la capital italiana a través de la mirada de Sorrentino de escenarios como la Plaza Navona, las Termas de Caracalla, Villa Medici, Palacio Colonna, el Coliseo, el Gianicolo, el Tempietto de Bramante o el Jardín de los Naranjos. 

Noche en la Tierra (Jim Jarmusch, 1991)

Roberto Benigni es el excéntrico taxista que protagoniza el capítulo romano del quinto largometraje de Jim Jarmusch, Noche en la tierra. Colección de cinco historias con Los Ángeles, Nueva York, París, Helsinki y Roma como telón de fondo, en el episodio localizado en la Ciudad Eterna Benigni recoge de madrugada a un cura al que conduce por algunos de los pasajes más conocidos de la ciudad, como el Coliseo, mientras le hace hilarantes confesiones de su vida sexual.

Roma, ciudad abierta (Roberto Rossellini, 1945)

Otro título imprescindible del neorrealismo italiano de mediados del siglo XX. Inspirada en la historia real del sacerdote (Don) Giuseppe Morosini, torturado y asesinado por los nazis por ayudar a la resistencia partisana, Roma, ciudad abierta, rodada en el barrio de Prenestina el mismo año en que terminó la II Guerra Mundial, muestra sin disimulo las heridas físicas y morales que el conflicto dejó en las aceras de la Ciudad Eterna y en el ánimo de su gente. Y entre tanto dolor, una Anna Magnani pluscuamperfecta.

Querido diario (Nanni Moretti, 1993)

El Woody Allen transalpino firmó con Querido diario una de sus películas más aclamadas. Comedia de corte autobiográfico con apariencia de documental, recoge las vivencias del director a través de tres capítulos: En mi Vespa, Islas y Médicos. En el primer de ellos, Moretti se sube a su moto y se acerca a la cotidianidad de Roma durante el mes de agosto ofreciendo una mirada diferente de la capital italiana. Un momento inolvidable: Moretti bailando sobre su Vespa en marcha.

Vacaciones en Roma (William Wyler, 1953)

Pero para recorridos iconográficos en Vespa por Roma, el de Gregory Peck y Audrey Hepburn en Vacaciones en Roma. Un momento sublime de la historia del cine al que habría que añadir la escena de las escaleras de Trinità dei Monti o la secuencia en la Bocca della Verità. Ganadora de tres Oscar, fue la película que hizo de la capital italiana una ciudad de cine.

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Texto de Oriol Rodríguez para Los Viajes de ISABELYLUIS

 

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