Sevilla y sus alrededores son para comérselos
Sevilla bien vale un viaje gastronómico porque la oferta de sus restaurantes es enorme y variada. Desde el más antiguo de la ciudad, el Rinconcillo (Calle Gerona, 40. Sevilla) de 1670, donde los camareros apuntan en la barra con una tiza lo que te estás tomando, hasta el moderno Eslava (Calle Eslava, 3-5. Sevilla), ganador de premios por tapas como ‘Un cigarro para Bécquer’, que imita un puro con pasta brick rellena de algas, chocos y calamares en su tinta.
Pasando también por las buenas conservas de La Flor de Toranzo (Calle Jimios, 1-3), los platillos divertidos de Catalina Casa de Comidas y Más (Plaza Padre Jerónimo de Córdoba, 12. Sevilla) y el ya mítico ‘piripi’ de Bodeguita Antonio Romero (Calle Antonio Díaz, 5, Antonio Díaz, 19 y Gamazo, 16. Sevilla), un bocadillito de beicon, queso, tomate, mayonesa con un toque de ajo y un filete de lomo.
Y si Sevilla vale un viaje, sus alrededores también merecen una visita gastro, ya sea para comer o para saber algo más de un producto tan emblemático como el jamón.
En Sanlúcar la Mayor, a unos 25 kilómetros de Sevilla, está el restaurante Alhucemas (Avenida del Polideportivo, 4. Sanlúcar la Mayor), una freiduría que, dicen, hace el mejor pescado frito de España según muchos cocineros. Sin tener ninguna estrella Michelin, sus responsables son habituales de congresos gastronómicos donde explican sus secretos culinarios. También la gente va en romería por sus pinchos morunos y su ensaladilla de bogavante.
Algo más lejos, a solo una hora en coche, es de visita obligada el museo del jamón que ha abierto hace unos meses Cinco Jotas (Calle San Juan del Puerto, s/n) en Jabugo, Huelva. El trayecto vale la pena porque se descubren todos los secretos de la producción y elaboración del jamón 100% ibérico de bellota a través de cuadros parlantes, gráficos, vídeos, un ciclorama de 12 metros que nos sumerge en la dehesa donde campan los cerdos, pantallas interactivas… Hay tres momentos inolvidables: el paso por la impresionante bodega, donde se guardan 50.000 patas (o probablemente más) la sala donde se participa en un concurso -con pantallas, como si fuera un programa de televisión- en el que se pregunta sobre lo expuesto y se premia con lonchas de jamón virtuales, y el final de la visita, que acaba con una cata de lo más apetitosa maridada con vino tino o fino.
Muy cerca de allí se puede visitar la Gruta de las Maravillas (Calle Pozo de la Nieve, s/n. Aracena) de Aracena, unas cuevas milenarias monumentales, con lagos interiores y figuras que de tan increíbles parecen lisérgicas, y comer en el restaurante Arrieros (Arrieros, 2. Linares de la Sierra), en Linares de la Sierra, donde sirven una de las mejores hamburguesas de España; está hecha con pluma ibérica y setas (según Martín Berasategui, es la mejor que ha probado nunca, y no le falta razón). De hecho, su carta está basada en cerdo ibérico, setas, frutas y verduras de su huerto, hierbas aromáticas de la zona… En resumen, lo que su chef, Luismi López, describe como “alta cocina serrana” y que se concreta en excelentes platos como el carpaccio de presa ibérica, foie y vinagreta del Condado, la sopa de tomate, el gazpacho de fresas, el revuelto de morcilla con langostinos, la tosta con queso semicurado y hierbas…
Texto e imágenes: Ferran Imedio (Gastronomistas)
+ infoSantander estrena centro de arte
Santander está de estreno. Es uno de esos estrenos que se ha hecho derogar en el tiempo, pues el proyecto que encargase en 2012 el fallecido Emilio Botín ha ido muy lentamente tomando forma y transformando la vista de la bahía de Santander, hasta su inauguración el pasado 23 de junio. Dicen que lo bueno se hace esperar, así que puede que esa sea la clave del secreto del Centro Botín que desembarca en la capital cántabra para llenar de cultura y aires nuevos a esta bella ciudad del norte de España.
Un edificio de autor
Lo primero que inevitablemente llama la atención de este nuevo espacio cultural es el edificio encargado de contenerlo, pues se ha optado por un proyecto arquitectónico de esos que no pasa desapercibido para nadie, con opiniones a favor y en contra, como en todo aquello en lo que se atisba cierto riesgo. Obra de Renzo Piano, ganador de un Premio Pritzker, y un auténtico enamorado de Santander, elaborada junto al estudio del español Luis Vidal, ha logrado darle un toque de modernidad a la ciudad en uno de sus espacios más emblemáticos, la bahía. El edificio se compone de dos grandes volúmenes unidos por una estructura de espacios y pasarelas a modo de distribuidor principal. El del oeste funciona como una gran sala de exposiciones de 2.500 m², en cuyos bajos hay una zona comercial y de restauración. El módulo situado al este, de un tamaño inferior, será el dedicado a las actividades educativas, y en el que sobresale su gran terraza con unas excelentes vistas a la bahía de Santander. Sostenidos por pilares que lo hacen aparentemente flotar en el aire, destacan sus grandes cristaleras, que ofrecen unas vista privilegiadas de la costa y la ciudad, y el recubrimiento exterior, realizado con piezas de porcelana blanca.
Pero no todo el protagonismo se lo debemos dar en exclusiva a este fabuloso edificio ubicado a modo de bisagra entre el centro de la ciudad y el puerto. Su construcción ha venido acompañada por la rehabilitación y ampliación de los Jardines de Pereda -han pasado a ocupar de 2 a 4 hectáreas- situados en los alrededores del Centro Botín. El paisajista Fernando Caruncho y la artista Cristina Iglesias se han encargado de convertir la llegada hasta este nuevo espacio cultural en toda una experiencia para los sentidos.
Un nuevo espacio expositivo en la ciudad
El Centro Botín ha empezado dando sus primeros pasos con dos exposiciones contrapuestas, una de corte más clásico, dedicada al primer gran maestro de la pintura moderna, Goya, y en la que sus dibujos toman todo el protagonismo; y otra, de corte más actual, dedicada a Carsten Höller, la primera monográfica realizada a este artista belga hasta el momento en España. En paralelo hay programadas actividades de todo tipo, desde talleres, pasando por proyecciones cinematográficas, conciertos, etcétera.
Por delante, un largo camino por recorrer. Sobre este nuevo proyecto pesa al interrogante de si se producirá un “efecto Guggenheim” que logre dar un aliciente más al viajero en su visita a Santander y dar un empujón extra al turismo y a la ciudad. De momento ha conseguido ser la comidilla del verano y el espacio que inevitablemente los locales y los veraneantes de la zona irán a visitar.
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Texto de Los Viajes de ISABELYLUIS
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Estocolmo: ciudad abierta al mar
El museo Vasa de Estocolmo bien podría servir para plasmar lo que ahora le sucede a España: un país que se hunde por haber descuidado lo más importante, cómo sostenerse. El buque de guerra Vasa no consiguió salir ni del puerto. Cargado con 700 esculturas, 64 cañones, 300 soldados y 130 marineros arrancó su primer viaje para dominar el mar Báltico un 10 de agosto de 1628. Y no hizo falta disparar ningún cañón contra ellos, ni tan siquiera cruzarse en su camino. El viento golpeó sus velas a escasos metros del puerto y lo hundió en cámara lenta ante la mirada de todo el pueblo y del rey Gustavo II Adolfo que encargó su construcción. 333 años después lo encontraron intacto abrazado por el lodo y todavía sonrojado por las burlas de todos los enemigos de Suecia y la ira que provocó en la familia real. Ahora descansa en el mismo lugar que comenzó todo en el puerto, Smörland, siendo el único buque de guerra que se conserva en el mundo del siglo XVII y una escusa perfecta para conocer la capital de Escandinavia. En Piedra de Toque viajamos hasta allí para descubrir la otra cara de las capitales europeas con My Vueling City.
Estocolmo es la ciudad de los tres tercios: un tercio de agua, otro de mar y otro de ciudad. Formado por 14 islas cuenta con más de 100 museos y entre ellos destaca el del buque Vasa: constuido para dominar el Báltico y hundido por su propio peso el mismo día de la botadura.
Imagen de Holger.Ellgaard
Por Iñaki Makazaga de Piedra de Toque
De ruta por Granada y Almería con Joe Strummer
Hace ya más de 10 años que Joe Strummer nos abandonó. Un artista conocido por su etapa punk en los míticos The Clash, pero que entre otras cosas era un enamorado de Lorca, Granada y la costa almeriense, donde durante sus últimos años pasó largas temporadas. Algo que quizás a mucho puede sorprenderles pero que los que le conocieron tomando ron pálido con cola en el mítico Silbar -en la calle Pedro Antonio de Alarcón de Granada- o indagaron en su discografía bien lo saben.
Fue en la casa okupa en la que vivía en Londres – a pesar de ser una figura mundialmente reconocida- conviviendo con un navarro y dos malagueñas, donde Strummer soltó en una ocasión que quería montar una ferretería en Andalucía. De ahí el nombre del documental de Antonio Jesús García y Javi Navarrete que cuenta como el cantante se refugió en Granada y Almería en busca del anonimato, y que dirigió Carlos Prats bajo el título “Quiero tener una ferretería en Andalucía“. En el documental explican todo tipo de anécdotas su viuda Lucinda Garland, el vocalista de la banda 091 José Antonio García, ‘Pitos’, el batería de su primera banda Richard Dudanski y Jem Finer, componente de The Pogues.
Otro de los documentales sobre su estancia en España lo narra “I Need a Dodge!” del director británico Nick Hall, que indaga sobre la localización del coche que tanto amaba y que dejó olvidado en un garaje de Madrid. Al comprar este Dodge, quiso acercárse hasta Víznar, la población a 8 kilómetros de Granada donde fusilaron a Federico García Lorca, con la loca idea de comprar una pala en una ferretería, localizar su tumba y desenterrarlo.
Y es que Joe tenía gran interés por la Guerra Civil española y por Federico García Lorca. De este modo escribió en su honor uno de los temas más emblemáticos de The Clash “Spanish Bombs”. En 1984 se instaló en Granada y pasó largos períodos de tiempo en las tierras del sur de España buscándose a sí mismo y buscando también desconexión. Diez años después de su muerte, la ciudad que amó le ha puesto nombre a una pequeña plaza en el corazón del Realejo, la antigua judería de la ciudad.
El Realejo de Granada – Placeta Joe Strummer
Celebrando la vida y obra de uno de los frontmants más carismáticos y dado el vínculo del artista con Andalucía, os llevamos de ruta por algunos de sus lugares favoritos partiendo desde la plaza que lleva su nombre en el realejo de Granada.
Gracias a la petición popular a través de la que los fans pedían en Facebook que Joe formara parte de la ciudad, el Ayuntamiento de Granada ha acabado cediendo, dedicándole un pequeño espacio a los pies de la Alhambra. Además de su primera esposa, Gaby Slater, y su viuda, Lucina Garland, un emotivo concierto en acústico a recordado a la influyente figura del líder de The Clash. Los granaínos Jose Antonio García y Antonio Arias de 091 a los que Joe apadrinó para “Más de cien lobos”, Pablo Cook de The Mescaleros, Jem Finer de The Pogues o Richard Dudanski de The 101′ers han hecho un repaso por parte del repertorio del artista, sin olvidar clásicos como “Spanish Bombs” o “London Calling.
Las Gabias – Granada
En este pueblo a pocos kilómetros de la capital granadina estuvo alojado Joe Strummer, en la casa de Gaby Contreras, un radiólogo al que Joe apodaba ‘el médico loco’ y que también era amigo íntimo de Sid Vicious.
San José – Almería
Durante sus largas estancias en el sur de España, Joe Strummer se estableció un tiempo en el pequeño y pintoresco pueblo de San José, en el Parque Natural del Cabo de Gata-Níjar. Adquirió una casa para pasar los verano y disfrutar de las playas de Mónsul y Genoveses. Pasaba las noches en el bar de Jo, el Pez Rojo -ahora convertido en el Pez Azul- y el Dagobah. Fan del cataor el Niño de Olivares, Strummer acudía con asiduidad a la peña flamenca de Fernán Pérez para asistir a sus actuaciones.
En verano, y coincidiendo con el cumpleaños de Joe el 21 de agosto continúan celebrandose conciertos en su memoria en el bar de Jo de San José a cargo del grupo Doghouse de Richard Dudanski -primer batería de The 101′ers con el que Joe Strummer hizo su primera incursión en el mundo de la música-.
Desierto de Tabernas – Rodaje de “Straight to Hell”
El desierto de Tabernas se encuentra a unos 30 kilómetros de Almería, en una zona desértica con una tasa tan baja de precipitaciones que la convierte en una de las más secas de Europa. A pesar de ello tiene un encanto turístico por haber sido escenario del rodaje de numerosos spaghetti westerns como La muerte tenía un precio o El Bueno, el Malo y el Feo y así hasta más de cien westerns.
Aquí se rodó la película Straight to Hell de Alex Cox en 1987, con Joe Strummer como protagonista y con los cameos de Dennis Hopper, Courtney Love, Grace Jones , Elvis Costello, Jim Jarmusch y miembros de las bandas de, Amazulu, The Circle Jerks y The Pogues. El viaje de los irlandeses The Pogues a Almería les inspiró en uno de sus temas más conocidos “Fiesta”. Straight to Hell es una parodia de los spaghetti westerns que se escribió en dos o tres días y se rodó en cuatro semanas.
I am Francisco Vasquez Garcia
I am welcome to Almeria
We have sin gas and con leche
We have fiesta and feria
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