Viaje a la Gran Canaria más íntima
27 de julio, 2016
Una mañana de agosto de 2014, Stephen Curry, uno de los mejores jugadores de baloncesto del mundo, se asomó a la ventana del hotel en el que se hospedaba en el sur de la Isla junto a la selección estadounidense y escribió un mensaje para la posteridad en sus redes sociales: “Gran Canaria, creación de Dios”, fue la frase que inmortalizó mientras disfrutaba absorto de las bondades del paisaje. Su testimonio confirma que décadas después de que el escritor y periodista Domingo Doreste definiera su tierra natal como un continente en miniatura sigue vigente. Y la clave es la combinación de factores que hacen de Gran Canaria un destino único para los apasionados de la naturaleza.
Casi la mitad de la superficie de la Isla fue declarada Reserva de la Biosfera por la Unesco en 2005 como reconocimiento a la incalculable riqueza de sus especies y un estado de conservación que ha reducido la acción del hombre a la mínima expresión. Esa huella es apenas perceptible en los espacios naturales protegidos que se pueden visitar. En el litoral o en la montaña, cada porción de tierra encierra una genuina pincelada de belleza.
Una de las visitas obligadas es la Caldera de Tejeda, la cual ofrece una imponente panorámica del sector noroccidental de la Isla. Allí descansan el Roque Nublo y el Roque Bentayga, dos monolitos basálticos emblemáticos para los habitantes de Gran Canaria. El Pico de las Nieves preside la cumbre desde sus 1.949 metros de altitud. Es tan alto que a menudo supera la altitud de las nubes, creando el conocido fenómeno del mar de nubes.
Ese espectacular decorado, adormecido por el silencio, es la excusa perfecta para entrar en contacto directo con la herencia viva que ha legado la Macaronesia, el conjunto de cinco archipiélagos ubicados en el Atlántico Norte y conformados por las propias Canarias, las Azores, Cabo Verde, Madeira y la Islas Salvajes. La flora de Gran Canaria es uno de los grandes atractivos de la Isla, habiendo sido interesante para la comunidad científica desde hace siglos. Aquí residen más de cien tipos de vegetales únicos en el mundo y otras quinientas especies exclusivas del Archipiélago. Bosques de laurisilva e imponentes pinos invitan a la inmersión profunda en un entorno bendecido por un clima privilegiado. Si te gusta la botánica no dejes de ir al Jardín Viera y Clavijo -también conocido como Jardín Canario- dedicado principalmente a las flores y plantas endémicas de las siete islas del Archipiélago Canario.
La fauna endémica que puebla la Isla es muy interesante. Además de lagartos, perenquenes o pájaros icónicos como el pinzón azul, Gran Canaria acoge a casi cincuenta tipos de ave nidificante. El mar es otro de sus fuertes. Y es que en las profundidades de la Isla encontrarás toda una amplia variedad de peces, como la cabrilla pintada (o vaquilla), el mero, el abade, salema, o sargo, entre otros muchos. Además, no es difícil avistar delfines y ballenas que, desde una distancia prudencial se mantienen cerca de la costa.
Toda la biodiversidad que atesora Gran Canaria puede ser contemplada desde su Red de Miradores: 31 balcones que aseguran las mejores vistas y desde las que podrás tomar excelentes fotos. Además, si lo que te gusta es el senderismo, la escalada o el ciclismo, Gran Canaria ofrece un sinfín de posibilidades, gracias a sus rutas de diferente complejidad técnica.
Y para dormir en espacios arrebatadores por su encanto, puedes escoger entre una buena oferta de hoteles rurales y casas repartidos por toda la geografía insular. Pequeños retiros espirituales donde es posible olvidar el estrés entre barrancos y parajes escondidos. Refugios con los que, sin duda, amplificarás la experiencia en Gran Canaria.
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Imágenes de Patronato Turismo Gran Canaria
27 de julio, 2016