Fiordos majestuosos, decenas de islas, espacios infinitos de naturaleza virgen, una oferta cultural variada y ciudades de mil tesoros y encantos. ¡Bienvenidos al norte, bienvenidos a Dinamarca!
¿Por qué viajar a Dinamarca? El más meridional de los cuatro países escandinavos es también el gran desconocido frente a sus homólogos norteños. Un hecho al que hay que remediar, dado que sobran los motivos para viajar a este destino, no solo puerta de entrada a las tierras escandinavas sino también una joya para cualquier viajero intrépido. Desde evasión y paisajes en una naturaleza preservada y muy extensa (una cuarta parte de la población danesa vive en Dinamarca, por lo que existen numerosos territorios inhabitados), vasta y de paisajes maravillosos, hasta un variado e interesantísimo ocio cultural y deportivo, o ciudades y pueblos de arquitectura colorida, armoniosa y encantadora. Si a todo ello añadimos la gran hospitalidad de los daneses y una gastronomía de producto sensacional ya tendremos todos los ingredientes para un viaje inolvidable. Un escapada a disfrutar a ritmo ‘slow’.
Disfruta de un viaje a Dinamarca con Vueling, que cuenta nada más y nada menos que con tres destinos al país.
La Sirenita de Copenhague
El aeropuerto de Copenhague es el que recibe la mayor parte de vuelos internacionales, aunque Vueling también tiene vuelos a Aalborg y a Billund, poniéndolo fácil para descubrir todos los parajes del país. Volar a Copenhague es, pues, una excelente excusa para arrancar la incursión en Dinamarca desde su capital, que no solo ofrece una estancia perfecta para los fans del diseño sino también un ambiente ‘friendly’, acogedor y relajado entre parques, tiendas de lo más cool, como se puede descubrir en este post, y edificios encantadores.
Copenhague también es de enorme interés cultural por el museo Nationalmuseet y, cómo no, el principal símbolo del país: La Sirenita. Esta estatua, ubicada en una roca de la entrada del puerto de Copenhague, es una representación de personaje epónimo del famosísimo cuento de Andersen adaptado al cine por Walt Disney. Otro de los atractivos de la capital es el canal Christianshavn, que se puede recorrer en barco.
Christiana, la comuna libre de Danemark
Copenhague también cuenta con un barrio muy peculiar, llamado Christiania. Se trata de una comuna libre, autogestionada, fundada en 1971 por un grupo de okupas y hippies. Único en el mundo por sus peculiaridades, Christiana tiene su propia moneda, una identidad muy marcada y una arquitectura diferente del resto de la capital de Dinamarca. Visita obligada en Copenhague.
El Museo Louisiana de Arte Moderno
A 30 minutos en tren del centro de Copenhague, en Humlebaek, se encuentra este espectacular museo cuya ubicación ya es un atractivo por sí mismo: un paraje natural de gran belleza junto al mar y con vistas a la cercana costa de Suecia. También destaca su arquitectura, de estilo modernista de los años 50, con enormes ventanales y espacios diáfanos que ceden todo el protagonismo a las obras. En esta mansión –cuyo nombre se debe a su primer propietario, un noble que se casó seguidamente con tres mujeres llamadas Louise (de aquí el nombre de la institución)–, el coleccionista de arte Knud W. Jensen impulsó este museo que muchos apodan el “MoMa en miniatura”, ya que sigue su mismo patrón estructural para presentar la colección, no solo dedicada a la pintura sino también al diseño, la arquitectura, la escultura y el audiovisual. Conviven entre sus paredes piezas actuales (por ejemplo de Bill Viola, Andreas Gursky y David Hockney) con clásicos modernos (Giacometti, Calder, Picasso o Henry Moore).
El tirón de Lego®
Uno de los símbolos más conocidas del país y un souvenir típicamente danés es, sin lugar a dudas, el Lego®. Este juguete de construcción es un éxito de ventas internacional desde su creación en 1932: ¿cómo no aprovechar una estancia a Dinamarca para adquirir algunas piezas (hay muchos packs inéditos) en las jugueterías locales y visitar el parque temático Legoland®, íntegramente inspirado en el universo del juguete? Fue ideado por el mismísimo Kirk Christiasen, creador de la marca, que decidió levantarlo en 1968 en Billund (ciudad a la que vuela Vueling), donde se encontraba la fábrica original de este maravilloso juego. Kirk quiso crear un parque realizado con piezas Lego®, un mundo en miniatura construido con millones de piezas de colores. Es uno de los parques temáticos más didácticos que existen, especialmente indicado para niños de 2 a 10 años. Un viaje genial para familias.
Descubriendo tierras vikingas
Más allá de Copenhague, la zona más visitada es el norte de Sealand. En este antiguo feudo vikingo, reinan el agua y los espacios naturales de dimensiones infinitas, pero también la ciudad de Roskild, famosa por su catedral y su museo de los barcos vikingos. También cerca se encuentra el enorme parque natural de Klampenborg, donde residen centenares de ciervos, o el encantador pueblo de Fredensborg, donde veranea la familia real de Dinamarca. Si disponéis de tiempo, tampoco os perdáis la península de Jutlandia, la región más extensa de Dinamarca. Si su zona centro y sur disponen de grandes áreas naturales, la zona norte es la menos poblada y ofrece más paisajes y tranquilidad. La única ciudad grande de esta región es Aalborg (un destino Vueling), que cerca cuenta con puntos de interés como el Lindholm Høje (yacimiento arqueológico que antiguamente fue un asentamiento y cementerio vikingo), la fortaleza vikinga de Frykat y el único parque nacional del país, el Rebild Bakker.
Une crucero entre los fiordos y las islas
En un país donde el agua es omnipresente, el mar Báltico y el mar del Norte se cuelan en cada rincón. Qué mejor que un crucero para descubrir desde cerca islas e islotes, como las islas Fioniennes y el Sealand.
Los productos y de la gastronomía danesa
Productos únicos y excepcionales en manos de una nueva generación de chefs con mucho talento y creatividad, orgullosos de su patrimonio gastronómico; una cocina que comulga con la cocina de kilometro 0, la vuelta a las raíces, la estacionalidad y la puesta en valor del saber hacer tradicional, con la reintroducción de ingredientes olvidados y éticos: así es como en una década Dinamarca se ha posicionado como líder de la cocina moderna mundial. ¿Quién no ha oído hablar del Noma, consagrado como mejor restaurante del mundo en cuatro ocasiones, y de su FoodLab, donde estudiar, investigar y desarrollar platos y productos bajo la batuta de su chef de renombre mundial, Rene Redzepi? ¿O de Geranium, del chef Rasmus Kofoed, que ganó el Bocuse de Oro y único restaurante danés con tres estrellas según la Guía Michelin?
Pero Dinamarca es mucho más que alta gastronomía. En las ciudades uno puede disfrutar de un sinfín de restaurantes trendy, donde reina una cocina contemporánea a base, sobre todo, de productos biodinámicos, y en las localidades más aisladas se siguen encontrando los platos nacionales de siempre como el smørrebrød (rebanadas de pan de centeno untadas con mantequilla y recubiertas de arenques, carnes ahumadas o huevas de pescado).
En cuanto a dulce, imposible visitar Dinamarca sin hincar el diente a un wienerbrød, un bollo de masa de hojaldre relleno de mazapán, canela, cardamomo… Y para los más hedonistas, deseosos de adentrarse aún más en los secretos de la despensa local, nada como apuntarse a las numerosas actividades foodies que proponen webs especializadas del país: desde cosechas silvestres hasta talleres de ahumados, fermentación, o cursos de cocina para meter las manos en la masa del recetario nórdico. La oferta es amplia y para todos los gustos.
¿Ya te han entrado las ganas de visitar Dinamarca? ¿A qué esperas? Busca tu billete Vueling y… ¡buen viaje!