El Parque Nacional del Timanfaya es el resultado de una serie de erupciones volcánicas que tuvieron lugar hace tres siglos. Desde entonces, su paisaje permanece intacto y, para preservarlo, fue declarado parque nacional hace cincuenta años. ¿No te parece esta efeméride un gran motivo para visitar la isla? Sigue leyendo si la respuesta es sí.
El Parque Nacional de Timanfaya es un lugar que te atrapa, un paisaje que parece propio de extraterrestres y que sirve para entender la curiosa geología de la isla. Porque Lanzarote tiene playas y calas preciosas, pueblecitos blancos muy animados, pero no se entiende de verdad hasta que no descubres lo que hay debajo, ¡literalmente! Es imposible no quedarse sin habla al descubrir su historia: más de 25 millones de años de actividad volcánica y una cadena de erupciones hace tres siglos, que se prolongaron más de seis años y pusieron la isla patas arriba. Y cuyos efectos pueden verse (y pisarse) todavía hoy. De hecho, en 2024 se ha celebrado el 50 aniversario de la declaración del Timanfaya como parque nacional, el mayor grado de protección de un espacio natural en España. Un buen motivo para visitar la isla, aunque hay miles de ellos.
Por todo esto, y porque ya hemos hablado otras veces de las razones para visitar Lanzarote, ahora nos centraremos en el Parque Nacional de Timanfaya. Spoiler: vas a tener una necesidad muy fuerte de visitarlo después de leer este post.
1. Porque es como caminar por Marte
Por sus paisajes de tonalidades negras y rojizas salpicados de manchas de colores y por la extrañeza que generan sus campos de lava, inalterados por la mano humana, una piensa por momentos que está caminando por la superficie de Marte. Seguramente por eso cuesta tanto comparar el Timanfaya con otros lugares, porque es distinto a todo.
El Timanfaya es, además, objeto de fascinación para científicos y astronautas, dadas sus similitudes con el planeta rojo. De hecho, algunas áreas marcianas presentan hidrovolcanismo y actividad hidrotermal. ¡Exacto! Igualito que Lanzarote. Es por ello que el Instituto de Geociencias (IGEO) colabora con el Cabildo de Lanzarote en la investigación de muchas de estas cuestiones, promoviendo y destacando la relevancia planetaria de la isla.
2. Porque toda la isla es Reserva de la Biosfera de la UNESCO
Por todo esto y mucho más esta tierra ha sido declarada Reserva de la Biosfera de la UNESCO. Este reconocimiento hay que agradecerlo en exclusiva a los lanzaroteños que han habitado la isla a lo largo de los siglos y que han sabido adaptarse al medio sin dañarlo, conscientes del gran valor del entorno natural que los rodea. Y no solo eso: toda la isla es un parque geológico (GeoPark UNESCO): territorios que poseen un patrimonio geológico de gran valor científico, educativo y/o estético. Y Lanzarote tiene todo esto y más. Además, los geoparques fomentan el turismo sostenible y la investigación científica, y son áreas donde se integran el valor geológico con la cultura y el entorno natural.
3. Porque podrás hacer senderismo entre la lava
Recorrer el parque es una experiencia que se debe vivir al menos una vez. La opción más recomendable es tomar la guagua y disfrutar de los 40 minutos de un recorrido que te llevará por conos, tubos volcánicos, caprichosos flujos de lava y mucho más. Hay que tener en cuenta que los campos de lava permanecen intactos desde la erupción, así que todo cuidado es poco. Hay que aprender de los habitantes de Lanzarote, conscientes de la fragilidad del territorio y de su gran valor natural, histórico y cultural. ¡Son sus mejores embajadores!
Aunque también se puede recorrer puntualmente el parque a pie. Para ello, existen 2 rutas para senderistas. Por un lado, la del Litoral es de acceso libre (cuidado, porque tiene su dificultad y hay que ir bien preparado/a). Por su parte, la de Tremesana requiere reservar con antelación (hay muy pocas plazas) y no se puede realizar durante todo el año, solo en temporadas concretas.
Si vamos con niños, podemos escoger el dromedario, un animal muy vinculado a la historia de la isla, como medio de transporte para atravesar el parque. La ruta dura unos 45 minutos y comienza en el llamado Echadero de Camellos, donde encontramos un pequeño centro de divulgación sobre este animal y el importante papel que ha jugado en la historia de Lanzarote.
4. Porque a quién no le interesa saber más sobre volcanes
En cuanto conozcas el Parque Nacional de Timanfaya, querrás saber más. Cómo se originó la erupción, cómo eran los pueblos que quedaron arrasados, quienes eran sus habitantes y cómo lograron sobrevivir, cómo se cuida y conserva este patrimonio de enorme valor ecológico y cultural y mil cuestiones más tienen su respuesta en el Centro de Interpretación de Mancha Blanca.
Este centro de entrada gratuita se encuentra fuera del parque, y a escasos kilómetros de la población de Tinajo. Su vídeo de presentación, que resume en 30 minutos los dramáticos acontecimientos que sacudieron Lanzarote, es profundamente impactante. De hecho, una parte de la exposición, conocida como La Cueva, intenta reproducir en el visitante la sensación de vivir en directo un acontecimiento de tal envergadura. Imprescindible.
¿Te has quedado con ganas de más volcanes? La Casa de la Volcanes, en Jameos del Agua, es una visita obligada si te interesa el tema. Aquí podrás saber más sobre el poder transformador de los volcanes y conocer tanto el pasado y presente de Timanfaya, como la historia volcánica de Lanzarote. Si no quieres vivir a solas esta aventura entre volcanes nada mejor que una compañera de viaje inmejorable: la escritora Nieves Rodríguez Rivera, autora de Tierra quemada (Ediciones Remotas, 2023), una novela ambientada en 1730, durante los primeros días de la erupción. Ya te puedes preparar, porque vas a meterte en la piel de los personajes y luego cualquiera sale.
5. Porque tienes que encontrarte con El Diablo
No te asustes: El Diablo es el nombre de un restaurante que se encuentra en el Parque Nacional de Timanfaya, concretamente en el Islote de Hilario. Este restaurante destaca por 2 cosas: por sus hornos que se alimentan del calor volcánico que emerge de las profundidades y por ser obra del gran César Manrique. No se puede hablar de Lanzarote sin hablar de la obra de este artista cuya huella encontramos por toda la isla, desde los emblemáticos Jameos del Agua hasta el Mirador del Río o el Jardín de Cactus. La que fue su casa, en el Taro del Tahíche, ahora convertida en un museo en el que conocer en profundidad su obra y sede de la fundación que preserva su legado, también puede (y debe) visitarse.
Y estas son solo 5 razones para visitar el Parque Nacional de Timanfaya. Vuela a Lanzarote y encuentra muchas más. ¿Te parece un buen plan?