El turismo gastronómico nunca pasa de moda, y menos en lugares como Santiago de Compostela (Galicia) que presumen, y con razón, de una gran variedad y calidad de mariscos, pescados y carnes. Sus fiestas gastronómicas, mercados tradicionales y Mercado de Abastos, bien justifican el peregrinaje hacia la capital gallega.
Conviene llegar a Santiago de Compostela con hambre para disfrutar de lo buena y abundante que es su gastronomía. Quizás por eso algunos deciden ir hasta la capital gallega andando, siguiendo la famosas ruta de peregrinaje, el Camino de Santiago, pero si buscas una escapada de fin de semana te recomiendo mejor ir en avión. Así lo he hecho yo cada año, porque confieso que tengo debilidad por esta ciudad, y no precisamente (aunque también) porque la catedral recién restaurada está preciosa.
Así recomendaría vivir un día perfecto en Santiago de Compostela:
Para hacer boca, una ruta gastronómica
Para abrir el apetito y conocer las claves de la cultura gastronómica gallega, recomiendo hacer una ruta gastronómica a pie visitando ultramarinos, tiendas de alimentación tradicionales y, por supuesto, el Mercado de Abastos. Seguro que caerás en la tentación de probar alguno de los productos que encontrarás, pero te aconsejo que te reserves un poquito para todo lo que vendrá después…
Como aperitivo, unas tapas por la Rúa de San Pedro
En un ambiente de barrio tradicional, entre talleres de artesanos y casas de comida, hoy es posible degustar deliciosas tapas de toda la vida o de cocina de vanguardia. Con un poco de suerte, tu ración de pulpo “á feira”, de zamburiñas o de tortilla de patatas vendrá acompañada con sonido de gaitas o la charanga de un pasacalles.
Recomendación: si visitas Santiago en noviembre, no te pierdas su concurso anual de tapas.
Para comer, una buena carne en Rúa do Franco y alrededores
Siempre se habla del pescado y marisco de Galicia, pero no hay que olvidar que esta también es tierra de carne. Para mí lo mejor es comerla a la brasa, porque cuando la materia prima es buena, no necesita grandes adornos. Déjate guiar por el olor a leña hasta una churrasquería o asador y aprovecha para descansar un poco las piernas.
Consejo: resérvate un rinconcito para terminar con unas “filloas” (versión gallega de las crepes francesas), dulces rivales de la Tarta de Santiago y, junto con las “orellas” (masa fina de harina frita), son los dulces más típicos del Carnaval.
A la puesta de sol, ¿unas tapitas de autor en los nuevos mercados?
Los mercados gastronómicos de La Galiciana y Boanerges son parada obligatoria en cualquier ruta por Santiago. Aquí te encontrarás con tapas y platillos de autor que entran sin hambre pero, si no te cabe nada más en el estómago, no pasa nada: solo la visita merece la pena y puedes llevarte algunos de sus productos gastronómicos gallegos para otro rato.
Y, para terminar, una buena queimada
Una bebida perfecta para calentar el cuerpo cuando cae la noche y perfecta para digerir un largo día. Su base de orujo no deja indiferente a nadie, y menos a las meigas (las brujas gallegas). Dicen que este brebaje sirve para espantarlas y alejar los maleficios. Una historia que decido creer, aunque solo sea porque no quiero renunciar al bonito ritual de recitar el “conxuro” (“conjuro” en gallego) mientras hacemos arder esta pócima mágica.
Espero que os guste esta ruta y os invito a que improviséis la vuestra también. En Galicia es difícil equivocarse eligiendo un lugar para comer, ¡así que sin miedo! Desde la empanada tradicional gallega hasta los mariscos más exquisitos hay una gama de manjares que vale la pena probar, y a los que yo sin falta acudo por lo menos una vez al año.