Los campos de lavanda en la Provenza son un auténtico espectáculo durante la época de floración. No hay mejor momento que los meses de verano para hacer un viaje a Francia y la Provenza francesa aterrizando en Marsella.
Recorrer la ruta de la lavanda es una de las mejores formas de experimentar esta preciosa región francesa, salpicada por pueblos llenos de ese charme y ese je ne sais quoi que te atrapa, y a los que querrás regresar año sí y año también. No en vano artistas de la talla de Van Gogh, Cézanne o Picasso, quedaron fascinados por la luz (¡esa luz!) y el encanto que emanan los paisajes de la Provenza, y que no dudaron en dejar plasmados para la posteridad en sus obras.
Una buena manera de comenzar la ruta es visitando el Musée de la lavande, situado en Coustellet, a tan solo 1h 20 minutos de Marsella. A partir de aquí, déjate llevar y traza la ruta que más te apetezca. Te dejamos algunas ideas en este post.
¿Cómo llegar a la Provenza francesa?
Lo más sencillo es que reserves un vuelo a Marsella y te alquiles un coche (si lo haces con Vueling Cars, además acumulas Avios) para recorrer la Provenza a tu aire. Merece la pena montarse un roadtrip por la región del Vaucluse que te permita adentrarte en caminitos y oler de cerca la lavanda, o sacar fotos espectaculares de los campos teñidos de lila.
¿Cuándo florece la lavanda en la Provenza?
En junio da inicio la floración de la planta por excelencia de la Provenza, la lavanda. Presente por doquier por toda la región, durante los meses que van de junio a agosto llena sus campos de ese tono morado inconfundible y de un aroma que permanecerá por tiempo en tu mente tras tu estancia por estas tierras.
¿Dónde visitar los campos de lavanda de la Provenza?
El área de la Provenza donde se concentra la mayor parte del cultivo de la lavanda es el Vaucluse, en la región de Provenza-Alpes-Costa Azul. Aquí encontrarás grandes campos de esta aromática planta en los que detenerte a hacer la foto con la que llenar tu Instagram de likes. También te cruzarás en tu camino con un buen número de pueblos repletos de encanto en los que no debes de dudar en parar y aprovechar para darte un paseo. Es el caso de Gordes, que se halla encaramado en un monte, y que en los últimos años se ha transformado en polo de atracción para la gente más pudiente, con restaurantes y hoteles de alto standing que contrastan con el ambiente rural de la zona. Otro de esos pueblos a enmarcar es Roussillon, donde las fachadas de sus casas reúnen toda la gama de ocres formando un armónico conjunto. Bonnieux, que se encuentra entre nuestros favoritos, luce grandes casas de piedra, y cuenta con una iglesia en su parte más elevada con unas vistas impresionantes de la toda zona. Les Baux de Provence es otro clásico de la zona, del que destaca su ciudadela medio derruida, y que es muy conocido por su festival de canción trovadoresca.
¿Qué merece la pena visitar en la Provenza?
Además de pintorescos pueblos, en tu camino por la Provenza hallarás pequeñas joyas como la abadía de Sénaque, del siglo XII, en la que, cómo no, se dedican al cultivo de la lavanda, y cuya idílica imagen verás en prácticamente todas las guías sobre la zona. Muy cerca de las Gordes se puede visitar la Village de les Bories, espacio en el que se han rehabilitado una veintena de “bories”, que es un tipo de construcción muy singular realizado a base de caliza tallada. Si lo que te va es la naturaleza, entonces debes de acercarte hasta Rustrel cerca del cual se encuentra el conocido como el Colorado Provenzal, un espacio donde la erosión ha dado lugar a un curioso paisaje en el que predominan los tonos ocre.
Los mercados de la Provenza: sabores de proximidad
Infórmate con antelación de los días en los que tienen lugar el mercado en las diferentes localidades que encontrarás en tu camino, ya que es la excusa perfecta para acercase a los sabores de la zona, además de ser el día de la semana en que mayor ambiente se respira. No dudes en hacerte con una colección de deliciosos quesos artesanales, una baguette recién hecha y buscar un buen paraje para degustarlos. Si a esto le añades un buen vino de la zona –un Châteauneuf-du-Pape podría ser una excelente opción–, el triunfo está más que asegurado.
La gastronomía de la Provenza
La gastronomía es uno de los puntos fuertes de esta ruta. Vayas donde vayas de la Provenza te podemos asegurar que comerás bien, aunque eso sí, los precios tienden a ser elevados. También te podemos asegurar que difícilmente te quedarás con hambre ya que las cantidades tienden a ser generosas. Solo hay que ver el tamaño de sus deliciosas ensaladas, aliñadas a la perfección, para entender que hambre no pasarás. A tener en cuenta, en temporada alta es una zona muy codiciada por los turistas, así que, sobre todo de cara a la cena, merece la pena reservar. Los aficionados a la trufa negra no dudéis en hacer una parada en Chez Serge, situado en Carpentras, donde gozaréis de lo lindo con sus platos a base de este aromático hongo.
La lavanda como souvenir
Si algo llama la atención al visitante de la zona es el volumen de productos que hallarás en tu camino en el que esta linda flor y su inconfundible aroma están presentes, no en vano el 80% de la producción mundial de lavanda se lleva a cabo en la Provenza. Desde el clásico ramillete ornamental, que bien seguro que acabarás llevando a algún familiar, pasando por las bolsitas para colocar en los armarios, hasta la miel, caramelos, jabones y todo tipo de productos para el baño.