El edificio más estrecho de Europa
09 de diciembre, 2014
Las peculiares arquitectónicas que encontramos en cada ciudad, acaban siendo un gran reclamo para el turismo.
Algunos ejemplos de ello son la calle más estrecha del Mundo, Spreuerhofstraße en la población alemana de Reutlingen, con tan sólo 31 centímetros de ancho en su parte más estrecha y 50 en la parte más ancha. En España, la calle más estrecha la encontramos en Hervás, un municipio al norte de Extremadura; un angosto callejón en su antiguo barrio judío que apenas llega a los 50 centímetros en su parte más estrecha. O el caso de uno de los mayores reclamos turísticos de San Francisco, la calle Lombard, tan tortuosa que en el tramo entre las calles Hyde y Leavenworth, de apenas 120 metros de longitud, tiene hasta ocho curvas muy cerradas.
Junto con el edificio de la calle Singel número 7, en Ámsterdam, este edificio en Valencia está considerado como uno de los más estrechos del mundo. La diferencia es que, el famoso edificio de Ámsterdam, a pesar de tener una fachada de tan solo un metro, tiene un interior un poco más grande, por lo que, para ser precisos, vendría a ser la fachada más estrecha del mundo.
El edificio de Valencia es tan ajustado que va a habitación por piso. Para permitir su habitabilidad, ha sido necesario distribuir sus dependencias a lo alto, en lugar de a lo ancho, como sería habitual. Se encuentra en el centro de Valencia, en la plaza Lope de Vega número 6, justo detrás de la Iglesia de Santa Catalina. En este caso, es el Libro Guinness de los Récords quien lo certifica como el edificio más estrecho de Europa.
Antiguamente se construía a lo ancho, ya que las ciudades no estaban tan masificadas. Pero hubo un momento en el que las urbes empezaron a crecer irremediablemente en sentido vertical. Y parece que en la capital mundial de la paella se lo tomaron al pie de la letra. De lo que no estamos seguros es si fue por necesidad, por falta de espacio o simplemente para ocupar un hueco en desuso, pero lo que está claro es que no era precisamente un rascacielos al estilo de la escuela de Chicago lo que pretendían crear.
Sea como sea, poco más de un metro es la causa por la que cientos de personas se fotografíen a diario ante sus puertas y por lo que se ha convertido en una de esas singularidades arquitectónicas que causan gran curiosidad.
Con el tiempo, el edificio se ha ido situando en el mapa como reclamo turístico, junto a edificios monumentales clásicos de Valencia, como su catedral o el moderno Palau de les Arts. Y es que, tras años pasando desapercibido, su dueño lo ha reformado e incluso le ha puesto un divertido cartel indicando su longitud exacta: 105 centímetros. VParece mentira que muchos valencianos ni se hubieran fijado en él, pero puede que al estar encajado entre dos edificios más imponentes ni sus 5 pisos de altura, ni su característico color rojizo había sido suficiente para llamar su atención. A pesar de haber visto ya los característicos edificios rodeados por canales de Ámsterdam y puede que hasta los nipones... ¿quién hubiera imaginado que en Valencia también había uno compitiendo por el título?
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09 de diciembre, 2014