A 30.000 pies por viajeros para viajeros

Donde la ciudad se pone en modo «pause»

Barcelona en primavera es una ciudad histérica. El propósito de sacar provecho del fin de semana o las vacaciones en la ciudad marcha a un ritmo de 1.000 revoluciones por minuto. El centro se llena de estudiantes en su viaje de fin de curso que corretean por las calles en busca del souvenir perfecto, turistas demodés mapa en mano localizando los puntos de interés, asiáticos capturándose a ellos mismos con el teléfono y brazo extensible incluido, guías con paraguas y altavoz, y al fin algún autóctono vagabundo que llega, ve, alucina y se vuelve por dónde ha venido. 
La histeria colectiva tiene su epicentro en el Barrio Gótico, pero la onda expansiva llega hasta la Barceloneta, el Born y l’Eixample. Aquí, encontrar un rincón sosegado donde reponer fuerzas para volver a atacar las calles parece un reto inalcanzable. Pero no lo es. Aquí van algunos de nuestros espacios favoritos dónde ponerse en modo “pause”.


Si sois de los que os va el diseño, en la tienda Vinçon (Pg de Gràcia, 96) podréis encontrar un sinfín de elementos de decoración exquisitos, lo más de lo más. Entrar en Vinçon sin perderse en los pasillos atestados de cosas insólitas es misión casi imposible, pero conseguirlo tiene una recompensa enorme. Si llegas a encontrar las escaleras que suben al primer piso, te sorprenderá el salón de una antigua casa modernista. Esta extensión de la tienda mantiene los techos, paredes, suelos y chimenea de la casa del antiguo propietario del inmueble, el pintor catalán de principios del siglo XX, Ramón Casas. Al dar toda la vuelta al piso vemos al final una terraza de libre y obligado acceso. El patio interior de la finca nos permite tener unas particulares vistas de la fachada posterior de La Pedrera, una de las obras maestras de Antoni Gaudí. Uno puede observar las entrañas de un patio interior del barrio del Eixample, con su ropa tendida, sus persianas coloridas y sus terrazas de envidia. A destacar los árboles centenarios que atraviesan el suelo de la terraza, la casita de cuento de hadas al final del patio de la tienda.


Puesto que le hemos encontrado el gusto a entrar en una tienda sin finalidad consumista, vamos a proponeros entrar en la tienda Servei Estació situada en la calle Aragó 270, en la esquina de la famosísima Casa Batlló de Gaudí. La tienda tiene lo suyo, elementos de bricolaje y decoración para fiestas, material de papelería, en fin, otro laberinto del buen gusto dónde la subida al primer piso merece la pena. Si accedéis a la terraza de la tienda, observaréis otro patio interior del Eixample y de nuevo, un punto de vista diferente sobre la delirante casa de Gaudí. Super selfie asegurado.


En pleno Barrio Gótico se encuentra una de las calles más turísticas de la ciudad, la calle Boqueria. Tiendas de souvenirs, restaurantes de paella y sangría, y hoteles baratos ocupan los bajos de bellos edificios, en la que un día fue una de las calles más nobles de la Barcelona antigua. En aquella época, casi todos los edificios disponían de un patio posterior, sitio que hoy ya no existe o es infranqueable. Entrando en el Hotel Petit Palace Boqueria, podemos descubrir uno de estos patios que hoy en día forma parte de la red de parques públicos de Barcelona, un remanso de paz indiscutible y una sorpresa para turistas y autóctonos a partes iguales.


Otro palacio perteneciente a la nobleza barcelonesa del siglo XVIII es el que hoy en día alberga el Antic Teatre, un centro de creación y experimentación de artes escénicas, que propone espectáculos innovadores fuera de los circuitos más convencionales. Si los espectáculos son indiscutiblemente sorprendentes, el jardín interior que esconde en su primer piso lo es aún más. Forma parte del bar del teatro, está abierto todo el día y tiene precios de barrio, así que tomar una cerveza al sol sin dejarte un riñón en el intento es posible en este mágico enclave del barrio del Born. Lo encontraréis sólo a escasos metros del modernista y modernísimo Palau de la Música Catalana. Descubrirlo es uno de esos placeres que aumentan el nivel de endorfinas hasta los topes.

Estos sitios en los que la ciudad se detiene, son espacios de paz que sólo hay que recomendar a los amigos más íntimos para que estos sean a largo plazo tan pacíficos como lo son ahora. Si la marabunta ruge en esta dirección, tendremos que ir a la búsqueda de otros oasis, será difícil, cada vez más. Pero seguro que Barcelona, ciudad infinita, no nos va a defraudar.

Si os ha gustado esta ruta y queréis más, podéis dirigiros a Insòlitbarcelona, web especializada en itinerarios insólitos por Barcelona. ¿A qué esperas para descubrir estos rincones? Consulta nuestros vuelos aquí.

Texto de Insòlitbarcelona

Imágenes de Insòlitbarcelona

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