Adultos y pequeños van a quedar encantados tras una escapada a Milán, majestuosa ciudad repleta de atractivos, y Gardaland, un parque de atracciones que quita el hipo.
En ocasiones es complicado organizar una escapada en familia que satisfaga a adultos y niños. Volar a Milán es siempre una opción excelente, ya que encontramos arte, arquitectura, cultura, shopping, gastronomía y un sinfín de actividades adultas que podremos complementar con opciones infantiles para todos los gustos y bolsillos. Nada mejor para poner fin a una escapada inolvidable, que disfrutarán todos los miembros de la familia, que una visita a Gardaland, el gran parque de atracciones que hará las delicias de adultos y mayores y para el que conviene reservar al menos un par de jornadas.
1. Primera parada: el Duomo
Hay pocas catedrales en el mundo (¿tal vez la de Florencia?) tan hermosas como el Duomo de Milán; todo un espectáculo al que podemos dedicar tranquilamente una mañana completa y que por sí solo bien vale una visita a la ciudad. Es una de las catedrales góticas más emblemáticas del mundo, además de una de las más grandes: tiene 157 metro de largo y puede albergar hasta 40.000 personas en su interior. Lo ideal es contratar una audioguía o un tour, pues sus múltiples rincones están repletos de recovecos, y acabar el recorrido en su espectacular azotea con vistas a la ciudad.
2. Galleria Vittorio Emmanuelle II
Junto al Duomo, en la misma plaza, encontramos la Galleria Vittorio Emanuele II, una galería comercial diseñada en el siglo XIX que destaca no solo por sus tiendas, sino por un hermoso interior ornamentado y por sus las icónicas bóvedas acristaladas. Nada mejor que hacer una parada en el histórico Biffi, en pie en las galerías desde 1867, donde podremos disfrutar de una deliciosa comida italiana y acabar con uno de sus ricos helados artesanales, perfectos para reponer fuerzas para el resto de la jornada.
3. Shopping y gastronomía en Brera
Una de las primeras cosas que uno piensa en cuanto llega a Milán es que va mal vestido/a. Toda la ciudad destila ese glamour inconfundible de la Italia del norte y una buena muestra de ese estilazo marca de la casa es su barrio hipster, Brera, repleto de tiendas de diseño y galerías de arte, así como coctelerías y restaurantes repletos de gente guapa y estilosa. Vale la pena dedicar una jornada a visitar lugares como la Academia de Bellas Artes, donde se pueden admirar las obras de la Pinacoteca de Brera; el Jardín Botánico y la Biblioteca Nacional Braidense, además del Observatorio Astronómico. En cuando a los restaurantes y tiendas, lo mejor es dejarse llevar. ¿Algunas recomendaciones? La Osteria da Fortunata, con su deliciosa cocina casera; Niko Romito, el elegante restaurante del Hotel Bvlgari; o la popular Trattoria Torre di Pisa, comida toscana en un ambiente cálido y acogedor.
4. Teatro La Scala
Es uno de los teatros más famosos del mundo, que, sin embargo, pasa prácticamente desapercibido en una discreta placita. Los amantes de la ópera, el ballet y la música clásica disfrutarán del espectacular interior del y de una acústica envidiable.
5. Castello Sforzesco
Construido en el siglo XV, el Castello Sforzesco es una visita obligada perfecta para compartir con los más pequeños, que disfrutarán correteando por el lugar e imaginando su pasado guerrero y esplendoroso. Conviene visitar su Pinacoteca, la sección egipcia y prehistórica del Museo Arqueológico y el Museo de Arte Antiguo (donde encontraremos la Pietà Rondanini, de Miguel Ángel).
6. Una escapada al lago Como
A 1,45 horas de Milán encontramos el lago Como, una excursión imprescindible para descubrir esa Italia pintoresca y cinematográfica en la que muchos sueñan con perderse durante el año. Podemos contratar un tour desde Milán o hacer la excursión por libre (la combinación en tren es muy buena), para disfrutar de una jornada inolvidable en la que podremos visitar Como, Brunate y Bellagio, hacer una ruta en barco, nadar en el lago y, cómo no, disfrutar en familia de uno de los platos más típicos de la zona: la cotoletta a la milanese, una carne empanada que encontramos en restaurantes como Al Prato (en Varenna) o La Fontana (en Bellagio).
7. Bérgamo: a la vuelta de la esquina
Es conveniente reservar una jornada de nuestra estancia en Milán para visitar Bérgamo, una pequeña y encantadora ciudad a la que conviene llegar sin planes, pero con la energía necesaria para pasear por sus hermosas callejuelas y dejarnos sorprender por sus múltiples encantos. La Piazza Vecchia, el Palazzo Nuovo, la Cappella Colleoni y la singular Via Gombito son algunos de los must de una ciudad que enamora. Subir en funicular al Castello de San Virgilio es toda una experiencia que nos permitirá obtener unas vistas increíbles de la Città Alta y, en los días despejados, incluso de los Alpes suizos.
8. Milán con niños: del Acuario al Planetario
Pese a que a estas alturas del viaje los más pequeños se lo habrán pasado en grande deambulando por castillos imposibles, comiendo deliciosos helados en cada esquina, correteando por parques y jardines tan hermosos como el Sempione o el Forlanini o haciéndose expertos en tiramisú, ha llegado la hora de iniciar la etapa del viaje dedicada en exclusiva a los más pequeños.
Podemos empezar con una visita al Acquario (el tercero más antiguo de la Unión Europea) seguir con el Planetario y acabar sacando entradas para el Museo dei Bambini di Milano (MUBA), una fundación sin ánimo de lucro que pretende fomentar el desarrollo creativo de los más pequeños. Por si esto fuese poco, a poco más de 50 km de la ciudad encontramos Le Cornelle Animal Park, donde hipopótamos, elefantes, tigres, koalas, tortugas y otros simpáticos animales recibirán a por todo lo alto a grandes y pequeños.
Por otra parte, Leolandia, ubicado a menos de una hora en coche o en transporte público, es un lugar en el que enloquecer con sus 39 atracciones para todos los gustos distribuidas en 6 áreas temáticas dedicadas a mundos inspirados en la fantasía. Los menores de 12 años lo van a dar todo en la ciudad del vaquero, con caravanas, trenes, minas y buscadores de pepitas de oro, así como en la Riva del Piratas, dedicada al mundo de los corsarios, por citar solo alguno de los decorados que encontramos en este espacio de visita obligada si viajamos a Milán con niños.
9. La joya de la corona: Gardaland
En pie desde 1975, este parque temático está ubicado junto al lago de Garda, en la provincia de Verona, a menos de dos horas de Milán. Es un lugar gigantesco repleto de atracciones, que recibe cada día a miles de visitantes procedentes de toda Italia gracias a maravillas como su popular Blue Tornado (una montaña rusa invertida solo para los más atrevidos), el Shaman (la más antigua del parque, de 1985) y la Fuga del Atlantide (una montaña rusa acuática), entre muchas otras. Pero no todo está diseñado en Gardaland para los adictos a las emociones fuertes: Fantasy Kingdom, Albero di Prezzemolo, Doremifarm, Magic House o Volaplano son algunas de las atracciones que disfrutar a lo largo y ancho del parque. Encontramos, además espectáculos durante todo el día, bares, restaurantes, tiendas y un sinfín de propuestas tanto para los más pequeños de la casa, prácticamente desde que se ponen en pie, como para adultos sin miedo a nada.