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DE DUBROVNIK A SPLIT: RUTA DE 5 DÍAS POR CROACIA

Apenas 4 horas separan Dubrovnik de Split, dos de las ciudades (con permiso de Zagreb) más interesantes de Croacia. Recorremos la distancia que las separa haciendo una serie de paradas en el camino en una escapada tan fugaz como estimulante.

Aterrizar en Dubrovnik y conducir por paisajes fastuosos, contemplando mares y acantilados, hasta llegar a Split es una experiencia que no tiene precio. Nos bastarán unos 4 o 5 días para disfrutar a lo grande de los encantos de Croacia, un país que lo tiene todo y que promete siempre experiencias sorprendentes. Tiene mar, gastronomía, naturaleza y cultura, paisajes insólitos, cascadas, ríos y acantilados, además de una historia convulsa que conoceremos mucho mejor si recorremos sus diferentes museos y monumentos. Lo ideal sería reservar algunos días más para recorrer también la distancia que separa Split de Zagreb, la capital, un lugar entre decadente y magnético que atrapa desde el primer momento, pero si vamos justos de tiempo la ruta Dubrovnik-Split tiene de todo (y más).

Recomendación: reserva un vuelo de ida a Dubrovnik y la vuelta desde Split con la opción “Múltiples destinos” del buscador de Vueling.

1. Primera parada: Dubrovnik

Hay que dedicar al menos una jornada completa a visitar esta ciudad abierta al mar, en la que mires hacia donde mires da la sensación de que el Mediterráneo está siempre presente. Un mar apacible y transparente, de hermosas aguas turquesas y playas interminables, casitas blancas enclavadas en rocas, casi suspendidas sobre el mar, y decenas de tiendas y restaurantes para pasar una jornada vacacional por todo lo alto.

En Dubrovnik podremos practicar deportes acuáticos, entregarnos a los placeres del snorkel, nadar hasta cansarnos, pasear por sus emblemáticas murallas, adentrarnos en la catedral o incluso hacer el Tour de Juego de Tronos. Tomar el teleférico para subir al Monte SRD (también se puede hacer a pie si somos amantes del senderismo) es un must de Dubrovnik, como lo es bañarnos en playas tan hermosas como Banje, Sveti Jakov, Buza y Danče. Si disponemos de algo de tiempo, nada mejor que contratar una excursión guiada de un día y visitar la cercana Mostar, un lugar pintoresco cuyo Puente Viejo simboliza la unión tras la guerra de Bosnia.

Dónde comer

No os dejéis engañar por su aspecto de restaurante para turistas: en Bistro Tavulin se come de fábula una gran cocina clásica croata. Su bonita terraza nos invita a disfrutar de una sobremesa larga.

2. Siguiente destino: Makarska

La carretera que separa Dubrovnik de Makarska, nuestro siguiente centro de operaciones, es todo un espectáculo por sí misma. Disfrutaremos de excepcionales vistas del Adriático, como si fuesen fragmentos de algún videoclip indie, y cuando bajemos la ventanilla sentiremos el sol y el mar en nuestra piel como en pocos lugares en el mundo. Tardaremos alrededor de dos horas y media que, si se nos hacen largas, podremos fraccionar haciendo una parada técnica en Ston, un pueblecito cuqui a rabiar donde podremos disfrutar de unas ostras fresquísimas y una copa de vino frente al mar antes de seguir con nuestro viaje.

Makarska supone un buen centro de operaciones para pernoctar al menos una noche, aunque antes de comenzar a recorrer sus alrededores conviene disfrutar de sus numerosos encantos. Algunos de ellos tienen que ver con el deporte, ya que sus playas (que se encuentran, dicen, entre las más hermosas de Croacia) son perfectas para hacer surf o buceo, mientras que el vecino monte Biokovo es ideal para practicar trekking, escalada o bici. Desde Makarska visitaremos los vecinos Tucepi y Baska Voda, pueblecitos igualmente bellos y turísticos, y pasaremos una jornada completa entre playas de ensueño y bellos cascos históricos empedrados donde comer alguna de las especialidades croatas, como el crni rižot (su popular risotto negro) o la “gregada”, un guiso de pescado típico de la costa. La playa de Brela, una localidad situada a escasos 14 km de Markarska, está considerada una de las más bonitas del mundo.

Dónde comer

En Tucepi, a diez minutos del centro de Makarska, encontramos Jeny, un lugar paradisíaco con una terraza con vistas al mar donde degustar una solvente cocina contemporánea elaborada con productos de la zona.

3. Rumbo a la isla de Brac

De las más de mil islas que encontramos en la costa dálmata, solo cincuenta de ellas están ocupadas, y aunque cuando uno se encuentra recorriendo en coche este rincón del Adriático le encantaría visitarlas todas, la realidad es que el tiempo apremia y hay que escoger una. Descartada, pues, la idea que nos acompañará durante todo el viaje de dejarlo todo y montar un chiringuito en alguna de sus paradisíacas playas, toca poner rumbo a la isla de Brac, una de las más grandes y encantadoras de toda la costa. Y lo haremos tomando un ferry desde Makarska para alcanzar este lugar deslumbrante, donde disfrutar de esa combinación tan mediterránea de playas y naturaleza.

Practicar submarinismo en la playa de Bol (un rincón con aspecto de cuerno que va cambiando de forma en función de las mareas), perdernos por las callejuelas de su capital, Supetar, o ascender al llamado Monte de San Vito para contemplar sus vistas son algunas de las actividades que podemos hacer en esta isla, para la que recomendamos destinar una jornada completa. Si nos queda tiempo y el cuerpo nos sigue pidiendo islas, una buena idea es tomar el ferry que separa la Isla de Brac de la isla de Hvar, famosa por sus campos de lavanda y por ser la más lujosa de todas.

Dónde comer

En Brac, el restaurante Vinotoka es, sin duda, uno de los place to be. Relajado y pintoresco, ofrece pescados y mariscos deliciosos pescados a diario con la barca familiar. Además, elaboran su propio vino y aceite de oliva.

4. Los últimos coletazos del viaje: rumbo a Split

Si tenemos que recuperar el coche, que habremos dejado en Makarska, debemos regresar allí para conducir hasta Split, pero si no dependemos de transporte siempre podemos tomar un ferry desde Hvar. Split es la segunda ciudad más importante de Croacia después de Zagreb, a la que dedicaremos al menos un día que nos sabrá a poco, como todo en este viaje que ya llega a su fin. La principal atracción turística de esta ciudad perfectamente amurallada es el Palacio de Diocleciano, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, aunque no podemos dejar de visitar las ruinas romanas de la antigua Salona y la ciudad amurallada de Trogir, a apenas 20 minutos de Split. Si nos queda algo de tiempo (a estas alturas del viaje seguro que ya no) siempre es una gran idea conducir una horita para adentrarse en el espectacular Parque Nacional de Krka.

Dónde comer

Nos rascaremos un poco el bolsillo, pero nada mejor para un fin de fiesta comme il faut que reservar mesa en la bonita terraza de Dvor, donde disfrutar de buenas carnes y pescados a la parrilla con una panorámica que quita el hipo.

A estas alturas de la película es muy probable que hayamos cambiado ya el vuelo de vuelta para llegar hasta Zagreb, visitar los faros de Istria o los famosísimos Lagos de Plitvice, pero si no es así, nada mejor que tomar nota para descubrir en otra ocasión el interior de este fascinante país de contrastes. Desde Split regresaremos a casa vía Vueling habiendo exprimido al máximo esa manera tan croata de estar en el mundo, entre balcánica y mediterránea, y preparando ya la siguiente escapada a Croacia.

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