Chauen un paseo por la ciudad azul
12 de diciembre, 2016
Ubicada al noroeste de Marruecos, a unos 60 kilómetros de Tetuán, se encuentra esta ciudad cuyas estrechas calles y casas encaladas, la mayoría de ellas en tonos azules y blancos, tienen un extraño aire que inevitablemente te acabará transportando a los pueblos de la Alpujarra granadina. Esto no es de extrañar si tenemos en cuenta que siglos atrás fue en esta área de las montañas del Rif donde fueron a parar un buen número de los exiliados de al-Ándalus. En este caso en concreto, el que fuera el emplazamiento de una pequeña comunidad bereber, en 1471 se acabaría transformando en una ciudad que serviría de refugio a los musulmanes y judíos expulsados de la Península Ibérica por los Reyes Católicos. Esto explicaría este original parentesco con las poblaciones andaluzas de las que procedían y cuyas costumbres aprendidas durante siglos llevarían hasta estas tierras.
Uno de los principales motivos por los que merece la pena desplazarse hasta esta zona montañosa es que en Chauen (también conocida como Chefchaouen, Chaouen o Xauen) parece haberse detenido el tiempo. Considerada ciudad sagrada durante siglos, motivo por el cual se le impedía el acceso a los extranjeros, ha permitido que apenas haya evolucionado con el paso de los siglos. Así pues, cuando uno llega hasta aquí y empieza a recorrer sus angostas calles en las que resulta difícil orientarse, de repente tiene la extraña sensación de hallarse en plena edad media. Si a eso le añadimos que en el la antigua medina el único medio de transporte apto para circular por ella son los burros, aún se acentúa más esa sensación de viaje en el tiempo.
Entre los principales atractivos que cuenta Chauen está la antigua medina, con sus casas encaladas en tonos blancos y azules, que tanto llaman la atención del visitante, y que resulta difícil no fotografiar. La plaza de Uta Hamman es el centro neurálgico de la medina, lugar donde detenerse a tomar un té para disfrutar del ambiente, o reponer fuerzas degustando la gastronomía local que sirven los restaurantes de sus alrededores. En esta misma plaza se encuentra la Alcazaba, construida en el siglo XV, y cuyo interior se puede visitar, y la Gran Mezquita, de la que destaca su original minarete de forma octogonal. Muy cerca de esta misma plaza se encuentra el antiguo caravasar, que servía de lugar de acogida para los antiguos mercaderes, que aprovechaban para vender aquí sus productos. En la actualidad está lleno de artesanos locales que se dedican a sus labores, y donde puedes encontrar piezas bastante interesantes.
A diferencia que otras ciudades marroquís, es fácil moverse por la medina antigua sin que te agobien los vendedores, lo que hace aún más placentera y relajada la visita. Así pues, los aficionados a las compras, no dudéis en acercaros hasta su zoco, que va desde el arco de acceso a la medina antigua hasta la plaza de Uta Hamman, y aprovechad para daros una buena sesión de shopping, eso sí, con regateo incluido.
Si quieres obtener una buena panorámica de la ciudad antigua debes de acercarte hasta la puerta de Bab Onsar, situada al noreste. En este lugar se halla la fuente de Ras el Ma, con cascadas y lavaderos que aún hoy en día siguen en uso, y a los que acuden las mujeres a lavar a mano. Desde aquí hay un camino que se dirige hacia mezquita de Bouzzafer, a la que llegarás tras unos 30 minutos caminando. La experiencia es absolutamente recomendable.
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Texto de Los Viajes de ISABELYLUIS
Imágenes de subherwal
12 de diciembre, 2016