Disfruta del otoño en Andalucía recorriendo pueblos blancos como Ronda, Grazalema, Mojácar, Frigiliana, Vejer de la Frontera, Zuheros, Arcos de la Frontera y Cazorla. Callejuelas encaladas, miradores espectaculares, gastronomía local, naturaleza y mucho, muchísimo arte.
Si hay una estación en la que Andalucía se pone aún más bonita, esa es el otoño. El sol sigue calentando sin achicharrarte, los colores cambian con gracia y el aire huele a tierra mojada, hierba y jazmín, pero también a rebujitos, a fritura de la buena y a churros recién hechos. Es el momento perfecto para recorrer los famosos pueblos blancos, esas joyas enclavadas en colinas y montañas, con casas encaladas que parecen sacadas de un cuento y callejuelas que piden a gritos un paseo sin prisa.
Puedes empezar la ruta por donde quieras y dejar que los días pasen con calma mientras disfrutas del clima perfecto que brinda el otoño andaluz. ¿Empezamos? ¡Ponemos rumbo al aeropuerto de Sevilla, desde donde podrás alquilar un coche para recorrer carreteras interminables al ritmo que solo tú te marques!
Ronda (Málaga)
El clásico de los clásicos. Su Puente Nuevo sobre el Tajo de Ronda, el desfiladero sobre el que se sitúa la ciudad, te deja con la boca abierta y las piernas temblando (si miras hacia abajo demasiado tiempo). No te pierdas la Plaza de toros de Ronda, una de las más antiguas de España, y pasea por los Baños árabes, un recinto termal de la época musulmana que data del siglo XIII. Son perfectos para empezar a empaparte de algo que siempre sorprende cuando se visita Andalucía: un pasado árabe que se respira aún en cada rincón.
Tip: Si quieres seguir la ruta, Setenil de las Bodegas, a apenas media horita en coche, te sorprenderá con sus casas incrustadas en las rocas.
Grazalema (Cádiz)
Situada en el corazón del Parque Natural Sierra de Grazalema, esta pequeña localidad es ideal para ver cómo los bosques se tiñen de tonos ocres y dorados. Sus callejuelas empedradas, las plazas con naranjos y la Iglesia de Nuestra Señora de la Aurora son postales perfectas de un lugar del que no vas a quererte ir. ¿No sales de casa sin tus botas de trekking? Ya te las puedes calzar, porque los alrededores de Grazalema son de una belleza sobrecogedora.
Tip: Una caminata por el Pinsapar, un bosque de abetos únicos en Europa, te hará sentir que estás en otro mundo.
Mojácar (Almería)
A medida que vayas acercándote a Mojácar, vas a sentirte el forastero de un western de Sergio Leone. Sus callejuelas estrechas y empinadas, su casco antiguo encalado, las plazas soleadas y las flores colgando de cada rincón te harán sentir que has viajado en el tiempo. No te pierdas el Mirador de la Plaza Nueva, donde las vistas del mar y las colinas circundantes son simplemente de postal.
Aprovecha que te encuentras al sur de Andalucía para bajar hasta la playa de arena dorada y disfruta del viento fresco del otoño mientras el sol te acaricia la piel. Y si te animas a comer, los chiringuitos siguen en plena forma ofreciendo el mejor pescadito frito.
Tip: Muy cerca está el Parque natural de las Hortichuelas, en el Cabo de Gata, perfecto para estirar las piernas y respirar aire puro.
Cazorla (Jaén)
Puerta de entrada al Parque Natural de las Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas, aquí los colores del otoño se despliegan como un lienzo ante tus ojos. El Castillo de la Yedra domina el pueblo y las calles estrechas del casco antiguo invitan a perderse. Si eres fan del aceite de oliva, estás en la tierra del mejor del mundo, así que aprovecha para hacerte con un buen pan y mojar como si no hubiera un mañana.
Tip: Haz un tramo del Sendero del Río Cerezuelo dentro del Parque Natural. Cascadas, vegetación otoñal y la posibilidad de ver ciervos o jabalíes lo convierten en un plan ideal para un día tranquilo.
Arcos de la Frontera (Cádiz)
Arcos de la Frontera es uno de los pueblos blancos más espectaculares de Andalucía por sus vistas desde el Mirador del Abanico, donde el río Guadalete se abre paso entre colinas. Sus calles empinadas y empedradas parecen sacadas de un cuadro, con casas blancas colgando literalmente del acantilado. Pasea sin prisa y descubre plazas escondidas, palacios señoriales e iglesias com la Basílica de Santa María, con su espectacular fachada barroca. Las antiguas murallas, muy bien conservadas, ofrecen unas vistas de lujo a la campiña gaditana.
Tip: Si te apetece añadir un poco de naturaleza a la mezcla, El Bosque, en la misma sierra, está a menos de media hora en coche y ofrece rutas de senderismo espectaculares.
Zuheros (Córdoba)
Con su castillo medieval vigilando el valle, este pequeño pueblo es un sueño para los que aman la fotografía. No te pierdas la Cueva de los Murciélagos, con sus estalactitas y pinturas rupestres, y pasea por el Mirador del Castillo, desde donde se ve el valle rodeado de olivares y montañas. Todo un plan para combinar historia, naturaleza y fotos de postal.
Tip: Si quieres estirar la tarde, el Parque Natural de las Sierras Subbéticas está a tiro de coche y merece el desvío.
Vejer de la Frontera (Cádiz)
Vejer de la Frontera es un pueblo que parece congelado en el tiempo: murallas blancas, torres que vigilan las colinas y calles empinadas por las que perderte a gusto. Sube hasta el Castillo de Vejer, con sus vistas a los tejados blancos y al paisaje gaditano. Pasea por la Plaza de España y déjate tentar por las pequeñas tiendas de artesanía, los cafés y los bares de tapas que te llaman por tu nombre.
Tip: Si quieres mar, en apenas 15 minutos en coche llegarás a El Palmar, una playa kilométrica de arena fina donde el otoño todavía permite paseos al atardecer e incluso practicar surf.
Frigiliana (Málaga)
Declarado uno de los pueblos más bonitos de España, Frigiliana es un devenir de casas encaladas, balcones llenos de flores y azulejos que parecen sacados de un cuento. Cada giro de esquina merece una foto: pasea por el barrio morisco y sube hasta el Castillo de Lizar, donde las vistas del valle y el Mediterráneo te van a dejar sin aliento. Si te apetece arte, la Iglesia de San Antonio es parada obligatoria.
Tip: Si te animas a moverte un poco más, el Parque Natural de las Sierras de Tejeda, Almijara y Alhama está a tiro de piedra.
Otoño en Andalucía es ideal para perderse entre pueblos blancos, miradores increíbles y sabores irresistibles. ¡Ya puedes preparar el calzado, la cámara y el apetito!
