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2 DÍAS EN VALLADOLID: LO QUE NO DEBES PERDERTE

48 horas en Valladolid dan para mucho. Desde paseos a arte, comilonas, copas, vistas y hasta un poquito de shopping.

El legado histórico y arquitectónico de Valladolid es inacabable, de manera que conviene organizar bien la agenda para combinar la visita a sus numerosos edificios e iglesias con algún que otro hueco para el hedonismo: rutas gastronómicas, buenísimos vinos, shopping y callejear con calma para recordar el pasado glorioso de una ciudad que ha sido capital en diversos momentos de la historia.

Este recorrido de 48 horas por Valladolid te ayudará a descubrir, pasito a pasito, los greatest hits de la ciudad al tiempo que comes de fábula y disfrutas de la grandeza de una ciudad tan majestuosa como efervescente, siempre abierta y acogedora. ¿Vamos buscando un vuelo barato a Valladolid?

DÍA 1: Historia, cultura y shopping

10 h. Desayuno en el Mercado del Val: ¡arrancamos!

Nada mejor para empezar a descubrir una ciudad que darnos un paseo por sus mercados. En este caso, el Mercado del Val, repleto de rincones en los que parar a disfrutar de un buen desayuno, es el más antiguo de la ciudad y un gran lugar para captar desde el primer momento el palpitar de Valladolid. El Mercado del Trigo es, por ejemplo, el espacio ideal para detenernos en su animada barra y disfrutar de un buen zumo natural de frutas de temporada y una tortilla o de alguna pieza de repostería.

11.30 h ¡Hacia la Plaza Mayor!

A pocos pasos del mercado encontramos la flamante Plaza Mayor, uno de los lugares de máxima actividad de Valladolid, que cuenta con numerosos edificios de interés. Es imprescindible detenernos en el Ayuntamiento, con su imponente fachada barroca, y, al otro lado, en el Teatro Zorrilla, además de contemplar la estatua del conde Ansúrez que encontramos en el centro de la plaza.

Desde allí, nos dirigiremos caminando hacia la Catedral, siempre teniendo en cuenta que no vamos a cumplir los horarios previstos porque, sin duda, nos entretendremos en las tiendas de la calle Santiago, o en los numerosos bares de tapeo dispersos por el efervescente centro histórico de la ciudad. O en el Pasaje Gutiérrez, una hermosa galería comercial calificada como Bien de Interés Cultural. Cuando lleguemos a la Catedral, no podemos perdernos las espectaculares vistas desde la torre, a la que se accede en ascensor, y si nos queda un hueco adentrarnos en el Museo Diocesano ubicado en su interior.

Seguimos caminando hacia la Iglesia de Santa María de la Antigua, todo un símbolo de la ciudad que alberga el campanario románico más antiguo de España. Acabamos la mañana con un paseo por los alrededores, una zona peatonal con la hermosa Plaza de Portugalete como centro neurálgico para, ahora sí, notar que empezamos a tener hambre y entregarnos a los encantos gastronómicos de Valladolid.

14.30 h. 5 gustos, cocina de vanguardia con alma vallisoletana

Valladolid cuenta con numerosos restaurantes de cocina de autor, y 5 gustos, situado en la zona en que nos encontramos, es un buen ejemplo de este talante. El restaurante combina con acierto los productos de Castilla y León con técnicas de vanguardia y pinceladas mediterráneas. Podemos reservar mesa en la barra, una opción más informal en la que disfrutar de un tapeo a compartir, o en la sala, donde no podemos dejar de pedir alguno de sus arroces, especialidad de la casa.

17 h De paseo al Campo Grande

Nada mejor después de comer que hacer la digestión con un paseo hacia el Campo Grande, una hermosa zona verde de 115.000 metros cuadrados que cuenta con numerosas atracciones, donde respiraremos aire puro mientras contemplamos numerosas especies de flora y fauna y nos haremos fotos en algunos de sus bucólicos rincones. Si, cuando salgamos, caminamos por la acera de Recoletos disfrutaremos de algunas de las fachadas modernistas más importantes de la ciudad, para acabar en la Plaza Zorrilla, con una estatua del poeta (que cuenta también con una casa museo en Valladolid).

18.30 h ¡A merendar en Confitería Cubero!

Ya tenemos ganas de sentarnos, y nada mejor que hacerlo en Confitería Cubero, un lugar histórico de Medina del Campo, con establecimientos ahora también en Valladolid, donde elaboran una pastitas artesanales que quitan el hipo.

19.30 h Un recorrido por la Plaza de Poniente

Esta zona verde siempre efervescente es uno de los puntos de reunión en Valladolid, que podremos recorrer a pie y disfrutar de su ambiente y sus vistas. Los cercanos Parque de las Moreras y Rosaleda, con vistas al Pisuerga, también son lugares interesantes para acabar de abrir el apetito antes de una cena por todo lo alto.

21 h De tapas en El Corcho y Villa Paramesa

Tras El Corcho, una tasca de aspecto informal siempre concurrida, encontramos uno de los mejores lugares en los que comer pinchos en Valladolid. No hay que dejar escapar las espectaculares croquetas, y si nos quedan ganas de probar más cosas acercarnos a Villa Paramesa, un local cercano con gran tradición en pinchos, para acabar de bordar una gran cena en un ambiente típico del casco antiguo vallisoletano.

DÍA 2: Esculturas, churros y 'underground'

10 h Desayuno en Chocolatería y Churrería El Castillo

¿Quién dice no a empezar el día con una taza de chocolate caliente y unos churros magníficos en un establecimiento con más de 60 años de tradición? En Chocolatería y Churrería El Castillo tienen también bollería y tostadas, aunque nuestra recomendación es optar por alguno de sus chococombos.

11.30 h La Plaza de San Pablo y el Museo Nacional de Escultura

Tanto la Plaza de San Pablo como el Museo Nacional de Escultura son dos imprescindibles de Valladolid. La primera, con la estatua de Felipe II en el centro, fue en su día el centro neurálgico de la corte vallisoletana, y todavía hoy conserva esa vieja majestuosidad de tiempos pasados. Por su parte, el Museo Nacional de Escultura es el museo de escultura policromada más importante de Europa, un lugar de visita obligada para los amantes de esta disciplina al que conviene dedicar al menos un par de horas, si es posible.

14 h Almuerzo en Alquimia

Bajamos caminando hasta el restaurante Alquimia, no sin antes hacer una parada en la Casa Museo José Zorrilla, un edificio que nos transmite el ambiente romántico del siglo XIX y que suele acoger todo tipo de actividades relacionadas con el arte y la cultura. En este osado gastrobar encontramos una cocina singular y atrevida, en forma de pequeños bocados que podremos combinar con los mejores vinos de la zona. Si escogemos el área Crisol, estaremos apostando por una cocina más gamberra y experimental salpicada de sabores del mundo, y si optamos por reservar mesa en Laboratorio disfrutaremos de platos con más empaque, aunque igualmente creativos y sorprendentes. En cualquier caso, la diversión está asegurada.

16.30 h De ruta: Universidad de Valladolid y Palacio de la Santa Cruz

Este templo del saber es un buen ejemplo de arquitectura barroca, cuya biblioteca histórica es un centro de visita obligada para cualquier amante de la literatura. La fachada de la Facultad de Derecho es una auténtico espectáculo, lo mismo que el claustro en tres alturas que conforma el patio. Si vamos bien de tiempo y nos apetece un baño de saber, siempre podemos tomar un taxi y acabar el día visitando la Casa Museo de Cervantes, donde residió durante un tiempo el célebre escritor, y visitar todos sus rincones.

20.30 h Una cena en Salaveinte

Nos acercamos de nuevo al centro para acabar el periplo vallisoletano en Salaveinte, un antiguo cine ahora reconvertido en restaurante de alma contemporánea y cocina de mercado, que nos sirve en bandeja grandes dosis de glamour y platos que van desde una lasaña tex-mex hasta un ceviche de pez limón o un bao de carrillera al estilo thai. Tradición cosmopolita, al estilo de las grandes ciudades, en un restaurante recién abierto ideal para poner fin a 48 horas inolvidables en la capital castellana.

23.30 Nos vamos de copas: Kafka

¿Estamos a tope tras la cena en Salaveinte y ahora solo nos apetece seguir la noche con música y copas en un ambiente underground y sorprendente? No hay duda: consulta la agenda de Kafka y despide por todo lo alto la noche vallisoletana en uno de sus locales nocturnos más ambientados.

¿Ya te imaginas paseando entre iglesias, jardines, bares de tapas y palacios?

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