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Los 5 consejos para viajar sola que nadie te va a dar

Si vas a viajar sola, te va a venir bien tener en cuenta estos consejos para sacarle el máximo partido a la experiencia y que sea tan divertida como esperas.

Cuando tomas la decisión de viajar sola, generalmente es porque ya has pasado horas leyendo todos los blogs que existen en internet sobre recomendaciones de seguridad y consejos para anticiparte a lo que pueda pasar. Las personas, por lo general, toleramos mal la incertidumbre y nos centramos en lo que nos asusta en lugar de enfocarnos en lo que nos hace fuertes. Como coach esto es, sin duda, uno de los aspectos que más trabajo con mis clientes y de los que hablo a menudo en @darleunavuelta. Por eso, y aunque estar alerta es importante, me gustaría darle una vuelta a lo que significa viajar sola, y compartir contigo algunos consejos de los que se habla poco y que, a mí, me han ayudado a disfrutar más mis viajes.

1. Hazlo desde la alegría

He conocido gente que ha viajado sola porque “no le quedaba más remedio” o “por demostrar que podía” y, como era de esperar, el plan salió regulín. Como todo, hacer las cosas desde el convencimiento y la alegría te predispone a pasarlo mucho mejor que si lo haces por despecho o para demostrar algo porque, en estos casos, las probabilidades de que no lo pases bien aumentan significativamente. Viajar sola es una experiencia preciosa, unas vacaciones contigo misma que tienen que tener los ingredientes de ilusión y ganas que tienen las vacaciones por definición. Así que si has decidido irte contigo hazlo convencida, porque quieres y te hace feliz. Verás que, desde ese punto, cualquier imprevisto que surja será una anécdota y no un drama.

2. Póntelo fácil

Hace unos años fui a Taiwan y me empeñé en hacer una etapa del viaje en bici en grupo pero, justo para esas fechas, las agencias que ofrecían esta actividad no trabajaban. Me ofusqué y estuve semanas buscando bicis, rutas, mapas, empresas de alquiler, tutoriales para cambiar neumáticos, vídeos de supervivencia… hasta que un día, llorando, le conté a una amiga mi drama y, muy sabiamente me dijo: “¿pero por qué te complicas tanto? ¿qué necesidad tienes de hacerlo todo tan épico?” Y ahí me di cuenta de que ponérselo fácil es la clave.

¿Te da miedo alquilar un coche en otro país? Haz una ruta que puedas recorrer en transporte público. ¿Te agobian tantas horas de vuelo? Elige un destino más cercano. ¿Te inquieta dormir sola? Comparte habitación en un hostel. Lo importante es que sepas reconocer tus miedos y busques soluciones a tu medida.

3. Disfruta del diferencial

Poco se habla del lujo que es poder ir donde te dé la gana sin consensuar con nadie y diseñar la ruta como tú quieres; la maravilla de no tener que visitar algo que te da igual, o no tener que parar para descansar cuando tienes ganas de seguir andando. Poco se valora el placer de comer en ese sitio que te apetece sin tener que ponerte de acuerdo con otros, o la paz de viajar sin hacer paradas porque “X necesita ir al baño”, “Y ha entrado a una tienda a comprar algo” o “Z se ha olvidado la cámara en el hotel”. Puede parecer banal, pero estos momentos son, precisamente, el diferencial que tiene viajar sola. Tú mandas, tú eliges, tú marcas el ritmo. Y si en algún momento del viaje esto te apabulla en el siguiente punto te doy la solución.

4. Ponte objetivos diarios

Creo que no ha habido viaje en el que no me haya levantado un día un poco triste y haya pensando “joh, no sé qué hacer hoy”. Porque si algo tiene viajar sola es que eres tú quien piensa y decide absolutamente todo y, a veces, eso cansa o no tienes el día y es cuando echas de menos a ese alguien que te propone ir a visitar algo precioso que ha leído en algún sitio que es chulísimo.

Para evitar esto, mi consejo es que planifiques cada día algo que hacer al día siguiente. Coge tu mapa, investiga por redes, busca uno o dos puntos de interés, un restaurante recomendado en algún blog, una cafetería moderna que te apetezca probar o algún evento que se anuncie para esos días y márcate un pequeño plan. Así, si estás un poco regular y echas de menos la compañía, tendrás preparada una pequeña misión para cada día. Ya sabes: si hay objetivo hay movimiento.

5. Abre la mente

Las personas somos seres sociales y, por eso, habrá algún momento en que tengas ganas de relacionarte con humanos. Para ello, tienes muchas opciones en función de tu timidez y de los recursos que quieras usar. Puedes alojarte en un hostel donde organizan eventos para los huéspedes y suele haber gente abierta; puedes apuntarte a un intercambio de idiomas por unas horas o asistir a algún evento local; puedes usar apps (especializadas en viajes o no) para conocer gente, o participar en foros de viaje para buscar otras personas que coincidan en esas fechas en tu destino. Lo importante es que abras la mente a hacer cosas que, tal vez, en tu país no harías, y que te sientas cómoda.

Pues hasta aquí mis conejos. Si todo lo dicho te suena bien, mi última recomendación es que te busques un vuelo cerquita, no hace falta irse a la otra punta del mundo si es la primera vez que te lanzas a viajar en solitario. ¡Ya me contarás!

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