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Zúrich, una caja de bombones rellenos

“Resulta que en 1917 Einstein, Lenin y Joyce coincidieron en Zúrich. El primero daba clases en la ETH, el segundo preparaba la revolución rusa y el tercero escribía Ulysses. Esta ciudad cada día me gusta más.” Una amiga española residente en la urbe más grande de Suiza compartía estas líneas en su perfil de Facebook. Ella también escribe y es un poco revolucionaria. No da clases, que sepamos, pero todo se andará. ¿Qué hace una chica tan mediterránea en un lugar como éste? Lo entendimos nada más llegar. Disfrutar de su activa escena cultural, de sus restaurantes, de su lago, del río Limmat, de los parques, del silencio y de su tamaño mediano que permite atravesarla en tranvía e invita a recorrerla a pie o en bicicleta.

¿Sabías que lo que más extraña un suizo cuando viaja es el pan? ¿Que el dueño del legendario Café Odeon pudo construirlo gracias al dinero ganado en la lotería española? ¿Que el müesli (mezcla de cereales) fue inventado por el médico Maximilian Bircher-Benner, profesor de la Universidad de Zúrich? ¿Y que en el histórico restaurante Opfelchammer, uno de los favoritos del novelista local Gottfried Keller, te dejan escribir tu nombre en las vigas si bebes suficiente vino? Te esperas una ciudad lujosa porque olvidas que la reforma protestante se inició aquí hace ahora 500 años y ostentar estaba prohibido. De ahí su aspecto austero. Como los bombones rellenos, Zúrich esconde sorpresas. Nunca sabes qué te vas a encontrar.

Zúrich no es un destino económico, pero existen fórmulas para controlar el gasto. Antes de empezar a descubrirla, compra la ZürichCARD. Llegarás a la ciudad en tren desde el aeropuerto, podrás coger todas las líneas del tranvía y entrar gratis (o con descuento) en más de 90 establecimientos.

Si quieres comer en un lugar tradicional y moderno a la vez no dejes de visitar Haus Hiltl, el vegetariano más longevo de Europa (data de 1898). Un restaurante-bufé con más de 100 especialidades para escoger -pagarás según llenes el plato-, librería, tienda, estudio de cocina y bar-lounge.

Si te va lo ecléctico debes entrar en Les Halles, un antiguo almacén que hace las veces de restaurante y mercado, famoso por sus moules frites (mejillones con patatas fritas) donde podrás comer y comprar embutidos, quesos, vinos y otras delicatessen de la vieja Europa.

Si te apetece cenar en un lugar más formal acércate a La Salle. Te ofrecerán un buen steak tartar, varios platos de pasta fresca y un clásico pastel de carne casera con salsa de vino tinto y puré de patatas que debes probar.

Podrás alargar la noche en sus numerosos bares y clubes como el Nietturm Bar, situado en la parte superior de La Salle, un estiloso local donde probar el cóctel ‘Hugo’ (prosecco, sirope de saúco, agua con gas, menta, lima y hielo) o una copa de vino zuriqués junto a unas bellísimas vistas de la ciudad.

Si el tiempo amenaza lluvia o el frío te paraliza, embárcate en un crucero por el Lago de Zúrich. Disfrutar de un brunch suizo -con quesos, panes, salmón, mermeladas, fruta y bollería- mientras viñedos y casas de cuento desfilan ante tus ojos entre un suave balanceo es reconfortante. El crucero-brunch solo funciona los domingos. Imprescindible reservar. Zürichsee Schifffahrt.

Si por el contrario te has propuesto patear todo lo que puedas y más, lánzate al street food. Devora las salchichas de Sternen Grill, una sopa caliente en La Zoupa y los marroni (castañas asadas) de los puestos callejeros.

Si tu estancia va más allá del fin de semana no te vayas sin probar los pretzel (pan en forma de lazo) y el resto de especialidades de temporada de la bäckerei (panadería) Vohdin (Oberdorfstrasse, 12), una windows shopping (tienda escaparate) abierta desde 1626.

Si puedes permitírtelo, alójate en la planta 10 del Sheraton Zürich Hotel, ubicado en Zürich–West, el barrio de moda. Las habitaciones del hotel son espaciosas, luminosas y confortables, tiene wifi gratis (que nunca falla) y dos opciones gastro: el restaurante Route Twenty-Six -por los 26 cantones suizos-, donde sirven opíparos bufés de desayuno y el Café & Bar Nuovo, ideal para un café a media tarde o una cerveza Qüollfrisch naturtrüb nocturna.

Si quieres volver con un souvenir genuino en la maleta pásate por un supermercado local y cómprate una mini fondue de queso Gerber y una bolsa de chocolatinas Frey, dos marcas históricas que te dejarán muy buen sabor de boca. Aunque, te avisamos, nunca será igual que comer este plato de quesos fundidos en Adler's Swiss Chuchi o un chocolate caliente en Péclard.


¿A qué esperas para saborear las delicias suizas de Zúrich? Consulta nuestros vuelos aquí.

 

Texto de Carme Gasull (Gastronomistas)

Fotos de Mireia Aranda y Zurich Tourism

 

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La música electrónica toma las pacíficas calles de Zúrich

Hace ya más de 20 años que miles y miles de personas se reúnen a orillas del lago Zúrich para celebrar la Street Parade, una de las mayores fiestas urbanas del planeta que quiere ser una demostración de amor, paz, tolerancia y libertad. Por un día, las tranquilas calles de esta ciudad suiza se verán alborotadas por los ritmos de la música electrónica, y literalmente invadida por fans del techno, y también DJs, para crear un ambiente electrizante.

Normalmente el desfile tiene lugar el segundo sábado del mes de agosto pero, este año, la fecha se ha modificado. Las calles del centro de Zúrich han estado en obras hasta ahora y, para no entorpecer la correcta marcha de la technoparade, se ha desplazado la fecha a tres semanas más tarde, por lo que tendrá lugar el 29 de agosto de 2015. También se han modificado las fechas de otra cita veraniega ineludible de la ciudad; el Zürcher Theater Spektakel, el festival de artes escénicas de Zúrich que se ha adelantado este año para celebrarse entre el 6 y el 23 de agosto y evitar así la coincidencia con la Street Parade.

Un poco de historia

Con apenas un millar de asistentes, la Street Parade de Zúrich empezó a celebrarse en 1992 pero, desde el 2001, se ha convertido en la mayor fiesta al aire libre de la música electrónica y el evento anual más grande de la ciudad. En los últimos cinco años la asistencia ha rozado el millón de personas, aunque eso no se ha traducido en mayor inseguridad. Cabe recordar que el 24 de julio de 2010, una avalancha en el Love Parade de la ciudad alemana de Duisburgo causó la muerte de 21 personas y dejó unos 500 heridos. Un triste acontecimiento que marcó para siempre la organización de este tipo de marchas, que ahora presta mucha atención a su infraestructura y a las medidas de seguridad. Por ello y por su marcado carácter pacifista, todo el mundo respeta las normas, lo que ha llevado a la Street Parade de Zúrich a considerarse uno de los eventos multitudinarios más seguros.

Street Parade: ‘Magic Moments’

El desfile de este año transcurrirá bajo el leitmotiv Magic Moments -Momentos Mágicos- y contará con un himno creado para la ocasión por el productor musical suizo Alex Price. La lista de DJs que participan en esta edición es larguísima, con grandes nombres internacionales, que acuden sin cobrar, y este hecho es debido al respeto que causa el festival a nivel internacional, por su buena organización y la falta de ánimo lucrativo de sus organizadores.

El trayecto, un bonito recorrido

El desfile comenzará sobre las 13 h. en el muelle Utoquai, en el barrio de Seefeld. Desde aquí se dirige a los alrededores del Zürichsee -lago de Zúrich, uno de los lugares más espectaculares de la ciudad, y continúa por la calle Bellevue y el Quaibrücke, para terminar sobre las 12 de la noche en Hafendamm Enge. Es un recorrido de unos 3 kilómetros por algunas de las zonas más bonitas e interesantes de la ciudad, en compañía de 30 camiones cargados con equipos de sonido, altavoces, bailarines y DJs, cada uno en representación de algún destacado club suizo o extranjero. También habrá 6 escenarios fijos a lo largo del recorrido bordeando el río, cada uno con su propia programación.

Un largo fin de semana de baile

Aprovecha tu paso por Zúrich para disfrutar del centenar de eventos y fiestas de todo tipo que, aunque a menor escala, se suceden en los barrios de Zúrich. Una de las más emblemáticas fiestas que se celebran en paralelo es la legendaria Lethargy en Rote Fabrik. Otra buena opción es acudir al Hiltl, inscrito en el libro Guinness como el restaurante vegetariano más antiguo del mundo -abierto desde 1898- y al mismo tiempo uno de los mejores clubs de la ciudad.

Algunos consejos

- Aunque el evento es gratuito, conseguir bebida puede ser caro y complicado. Ten la precaución de llevar contigo por lo menos una botella de agua para evitar deshidratarte.

- No te cortes y ven vestido para lucirte. Es el momento de dejarse llevar y probar los atuendos más extraños. Eso sí, frescos y cómodos porque el día será muy largo y movido.

El verano no se acaba, y la fiesta continúa. En Zúrich lo saben muy bien. No esperes más para disfrutar de la mejor parade. Consulta nuestros vuelos aquí.

 

Texto de Scanner FM

Imágenes de Street Parade

 

 

 

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Hedonismo de agua dulce la fiebre del baño en Zúrich

Es un día cálido en Zúrich. Estamos a las puertas de verano. Muchos locales han salido a la calle con ropa de baño bajo el brazo. Y es que la burguesa Zúrich, afincada en el podio de las ciudades con mejor calidad de vida del mundo, no sólo exhibe un aplastante poder económico, una belleza de postal, y un orgullo nacional por la puntualidad de sus transportes. Zúrich es, por encima de todo, el paraíso de los “Badis”, nombre afectuoso con el que denominan a los baños públicos al aire libre que se extienden por toda la ciudad a orillas de los ríos Limmat y Sihl y del Zürichsee (lago Zúrich); un álter ego de agua dulce que renace año tras año cuando las temperaturas alcanzan las cotas más altas.

Be Water My Friend!

Cinco minutos bastan para darse cuenta que el agua aquí juega un papel protagonista. La mantienen limpia, la exhiben, y le rinden culto. No solo estamos ante la ciudad con más fuentes de agua potable del mundo, unas 1200, sino que además su calidad es inmejorable y su sabor está a la altura de las aguas minerales gourmet.

Con una treintena de instalaciones de baño y casi veinte piscinas al aire libre, ninguna otra ciudad en Europa ostenta tal concentración de baños públicos por cápita. Abiertos a diario de mayo a septiembre, desde la salida a la puesta de sol, los Badis son el epicentro de la vida social. Con los años cada uno ha desarrollado su personalidad, y los hay para todos los públicos y bolsillos. ¡Y todavía hay más! Cuando cae la noche un gran número de instalaciones cobran una nueva vida y se transforman en Badi-Bars, ofreciendo bebidas, cenas, proyecciones de películas y música hasta altas horas de la madrugada.

Animados por el tamaño mediano de esta metrópolis a pequeña escala, y decididos a ahorrar unos francos en transporte, nos dirigimos a alquilar una bici en Züri rollt, el servicio municipal gratuito, donde dejando un depósito de 20 francos puedes disfrutar de la ciudad sobre ruedas. Bajo el lema Do As The Locals Do empezamos el tour.

¡Los romanos se bañaban aquí!

La tradición del baño en Zúrich no es una moda reciente. Su historia se remonta a hace 2000 años, cuando los romanos fundaron los primeros baños públicos en la antigua Turicum -nombre latino de la actual Zürich. Las ruinas de Thermengasse, en pleno centro histórico, todavía se pueden visitar y vienen acompañadas por información detallada de esta tradición ancestral.

Pero no es hasta principios del siglo XIX que la escena bañista eclosiona y los Badis empiezan a colonizar la ciudad. Lo que en un principio surge como una alternativa a equipar las casas con agua corriente, pronto se extiende como la pólvora, y hacia el 1900 ya encontramos 20 baños públicos, eso sí, ¡prudentemente separados por sexos!

Ante tal panorama no es de extrañar que bañarse al aire libre forme parte del ADN de Zúrich. Los locales rinden culto a sus Badis, y los visitantes pronto encuentran su lugar entre una oferta más que sexy.

Mujeres y hombres, y viceversa

¡Nos vamos de paseo por las aguas tranquilas del centro histórico! El primer alto en el camino es el veterano Frauenbadi. Construido en 1837 a orillas del río Limmat y destinado exclusivamente a mujeres desde su fundación hasta hoy, no hay sitio para tomar el sol con mejores vistas de la Grossmünster, la imponente catedral. Reconstruido en estilo Art Nouveau, conserva todo el carácter de la Belle Époque, con un gran claustro de madera cercando la piscina, plataformas para broncearse y accesos a la transparentísima agua del río. Por la noche, este clásico Badi se transforma en el elegante Barfussbar, con música en vivo, noches literarias y danza, donde hombres y mujeres toman cócteles bajo una misma consigna: ir descalzos.

Y como los polos opuestos se atraen, a pocos minutos de allí nos topamos con el Flussbad Schanzengraben, su homólogo masculino, un oasis de tranquilidad reservado exclusivamente a hombres. Este encantador Badi es la instalación de baño más antigua de la ciudad y ha estado en funcionamiento desde 1864. Rodeado por los restos de las antiguas murallas, aquí las corrientes son lentas y nadar no supone un deporte de riesgo. Más allá de las horas de baño, el sitio cambia radicalmente de aspecto y se convierte en el Rimini Bar, un bar restaurante íntimo muy popular en verano, dónde mujeres y hombres se relajan en la zona chill-out mientras la comida se cuece en la barbacoa. El local, de un glamour discreto 100% Swiss style, es el rincón perfecto para picar y tomar algo al fresco, bailar al ritmo de los DJs invitados, y realizar compras en su  mercado semanal de diseñadores locales y ropa vintage.

Alpes, arena y deportes en Zürichsee

Tras un chapuzón en pleno centro nos dirigimos al lago donde bañarse en compañía de patos y cisnes. La historia del Zürichsee está estrechamente ligada a la historia de la ciudad. Los muelles y paseos que recorren sus orillas, inaugurados en 1887, supusieron la entrada de la ciudad en la era moderna; Zúrich ganaba así terreno al agua, dejando atrás la congestionada ciudad medieval.

En la orilla derecha, pasando por la Ópera y la emblemática Bellevueplatz, se halla el Badi más cool, el Seebad Utoquai. Bañarse en sus aguas es como viajar al siglo XIX. Abierto por primera vez en 1890, el histórico Badi es toda una institución en Zúrich. Partes del edificio original de madera siguen intactas, y su colección de piscinas es uno de los rincones más trendies de la ciudad. Áreas para hombres, mujeres y mixtas; accesos directos al lago, plataformas flotantes y terrazas para tomar el sol, todo ello maridado con gente guapa que toma copas, charla animadamente o se dirige a la zona de masajes. Si tienes hambre, el restaurante sirve platos y tapas con aromas mediterráneos. Aunque si lo que buscas es tranquilidad, aquí no la vas a encontrar. Los alrededores están muy concurridos por barcos, veleros y paddles hasta bien entrada la noche. Definitivamente the-place-to-be para los más hedonistas que desean atrapar los últimos rayos de sol antes que mueran en el lago.

Cambiamos de tercio y saltamos a la orilla izquierda. ¡Nos bañamos mirando a los Alpes en el Seebad Enge! Abierto todo el año, en verano se puede disfrutar de piscinas mixtas y plataformas flotantes dentro del lago, y de la sauna durante los meses más fríos. Aunque para ser sinceros, aquí mucho no se nada. Con sesiones de yoga, estética, técnicas de relajación y clases de Stand Up Paddle, este Badi es sobre todo un espacio social para treintañeros donde mostrar los últimos modelos en ropa de baño, mirar y ser visto. Los fines de semana se llena hasta arriba de jóvenes tomando brunchs. Por la noche el Badi no cierra y se pone en marcha la barbacoa y el bar con conciertos al aire libre, slams de poesía y cócteles.

¿Una playa de arena fina con sabor a Mediterráneo? Has llegado al Strandbad Mythenquai, un sitio ‘ideal para familias con niños’ de aguas poco profundas, césped verdísimo dónde extender la toalla, hacer un picnic o leer. Los más osados pueden tirarse desde su imponente torre de saltos con plataformas de 1, 3 y 5 metros y zambullirse en las aguas insultantemente cristalinas de este lago urbano.

Río abajo en Zürich West

¡Bienvenidos al paraíso del freestyle! Hemos llegado a Zúrich West, el barrio híper-creativo y un bastión tomado por los jóvenes más cool. Aquí todo vale, aunque si no quieres desentonar, tírate río abajo y déjate arrastrar por la corriente.

El Badi de los Badis es el Flussbad Oberer Letten, un espacio urbano inundando por bicis y grafitis a orillas del Limmat donde no hay reglas escritas; observa a los locales y juzga por ti mismo. Tanto si optas por tomar el sol en las plataformas, hacer un picnic, o refrescarte con un Spritz del Primitivo a la hora del apero -hacia las 5pm coincidiendo con el afterwork- asegúrate de que tu cuerpo está en plena forma y tu outfit acorde con las tendencias del momento. ¡Estás en pleno territorio hipster!. Si tienes calor, dejar tus ‘trastitos’ allí donde estés y salta al agua, tienes cuatrocientos metros de nado libre por delante. Por la noche es el momento del macropopular Panama Bar, que sirve comida y pincha música de baile en unas de las mejores fiestas de la ciudad.

Si todavía te queda un soplo de energía, sigue río abajo guiado por el colosal Silo, un mastodonte de hormigón inaugurado en 2016 que sirve como almacén de grano y es la segunda torre más alta de la ciudad. Justo a medio camino se interpone el Flussbad Unterer Letten. Aquí la corriente es más rápida, y prueba de ello son las hordas de jóvenes que peregrinan hasta allí con colchonetas y barcos hinchables para realizar la bajada. Los bañistas que saltan se abandonan a su suerte, dejándose llevar por la fuerza del agua; algunos luchan sin éxito a contracorriente, intentando avanzar río arriba, aunque pocos lo consiguen. Los que se han quedado en tierra charlan, beben vino, desempaquetan sus picnics, o descansan en el césped. ¡Ah! y en verano el Badi acoge dos semanas de cine independiente al aire libre.

Esta es la dolce vita de Zúrich, un microcosmos sorprendente para el turista no iniciado que alcanza su punto álgido durante la estación de baño. Si tienes pensado visitar la ciudad más grande de Suiza durante el verano reserva tu Vueling aquí.

Texto de Núria Gurina i Puig 

Fotos de Zürich Tourism/Caroline Minjolle; Tourism/Elisabeth Real; Zürich Tourism/Martin Rütschi; Roland Fischer; Núria Gurina

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Langstrasse, Im Viadukt y otras joyas de Zúrich

Zúrich, a primera vista, parece la ciudad del dinero y de la banca privada, de los zapatos bonitos y de la educación máxima, la ciudad del lujo y de las compras, de los lagos y los parques. Pero también es una ciudad con propuestas culturales muy interesantes y de diseñadores atrevidos.

Una buena referencia para localizarte en Zúrich es laHauptbahnhofo lo que es lo mismo, la estación central de trenes. La estación central de trenes es una enorme estación que te trae y te lleva al aeropuerto, por ejemplo, y donde podrás coger tranvías y autobuses urbanos para desplazarte por la ciudad. En la capital suiza, el transporte público es la mejor opción. Olvida los taxis si no quieres pagar sobre los 30 euros por trayecto. Hablando de euros, la moneda suiza es todavía el franco suizo por lo que te va a costar pagar en euros. Te recomendamos usar la tarjeta siempre que puedas. El coste de la vida en Suiza es aproximadamente dos veces y media la española por lo que, por poner un ejemplo, un desayuno de café con leche y croissant te costará sobre los ocho euros.

Cerca de la estación central se encuentra la vieja Zúrich, cruzando el río Limmat. Calles peatonales de adoquines y muchas librerías para un perfecto paseo por la zona.

Posteriormente me dirijo a Langstrasse, entre los distritos 4 y 5, lugar que me recomienda fervientemente un amigo suizo porque es donde están las propuestas más modernas y atrevidas.

Langstrasse era una calle con aire arrabalero, si se puede utilizar este adjetivo referido a esta lujosa ciudad, donde todavía queda algún cine erótico y presuntamente algo de decadencia, pero la verdad es otra totalmente distinta. Langstrasse es la calle donde encontramos ofertas culturales tan originales como Perla-Mode. Entro y me dejo seducir por el discurso de Stefan. Perla-Modees, según sus palabras, un colectivo de artistas que han tomado el local en el número 84 de la calle Langstrasse para desarrollar arte contemporáneo, pensamiento y cultura. Hay unas salas diferenciadas donde cada artista expone sus proyectos, donde se suelen hacer tertulias y charlas sobre cultura, arte y antropología y alberga, además, un cine improvisado construido con antiguos asientos de estadio de futbol y palés de madera donde pasan películas que luego comentarán en una sala pequeña. Una maravilla. E lPerla-Mode está constituido por el Corner College y por Motto Books donde disponen de multitud de libros y revistas de arquitectura, fotografía o diseño de distintos rincones del mundo. Stefan me comenta que hay intenciones de derribar el edificio para construir viviendas y que seguramente en febrero del 2012 ya no exista másPerla-Mode. Si te encuentras en la ciudad estos fías, vale la pena acercarse a conocer a este colectivo de artistas que allí tienen su residencia.

Justo delante del Perla-Mode, me encuentro con Soho, una enorme tienda de ropa erótica y complementos varios de fetiche, botas de cuero y como me dice Sonja, la chica que atiende cuando entro en la tienda, cosas para hacerte la vida menos aburrida.

Continúo paseando por Langstrasse y descubro muchas más tiendas, unas más interesantes que otras. Voy en dirección a Joseffstrasse, según indicaciones que me dan los habitantes de Zurich. En el camino por Langstrasse, hay de todo: zapaterías, tiendas de comida, quioscos, tiendas de moda.

Cafe Bistro foifi 30, Zurich

Antes de pararme a comer en un lugar que me han recomendado, el café Bistro Föifi 30, situado en el 48 de la calle Josefstrasse, me acerco a una curiosa tienda, Senior Design Factory. Entro seducido por el escaparate y hablo con una de sus creadoras Deborah Biffi y me cuenta la historia del proyecto de diseño social que emprendió en el 2008 junto a su socio Benjamin Moser. La historia de Senior Design Factory nace de un proyecto de final de carrera que decidieron pasar del papel a la realidad y se materializó en el actual espacio en el que me encuentro. El proyecto busca trabajar junto a personas ancianas de no menos de 75 años. Trabajan con ellos en la creación de cosas manuales de elaboración y diseño propio. Toda la sabiduría y la experiencia que otorgan los años plasmada en objetos de decoración magníficos. Hay cosas sorprendentes: desde objetos de cocina a lámparas u objetos de decoración de la casa. La lana es uno de los elementos que más destaca en la colección de objetos que ponen a la venta. Los sábados se realizan talleres que los mayores imparten a los jóvenes tratando de explicar los secretos de su creatividad.

La tienda y la función social de la misma me ha fascinado y he estado charlando largo y tendido con Deborah. Cuando salgo veo que el caféBistro Föifi 30está a tope y me recomiendan un restaurante turco, Bar Valentinsen en la calle Gasometerstrasse. Después de comer algo, bajo por Josefstrasse en dirección al viaducto. Me han dicho que hay cosas muy interesantes por allí. Y la verdad es que sí.

Josefwiesse, Zurich

Antes de llegar al viaducto me encuentro con Josefwiesse, un estupendo parque donde juegan padres con sus hijos y donde poder tomar algo mientras los niños corren por el parque. Un rincón de montaña en plena ciudad.

Justo salgo de joseffwiesse,y me encuentro con el famoso viaducto. Está pegado al parque y se llamaIm Viadukt, en la calle Viaduktstrasse. En cada puente del viaducto, descubres tiendas de moda, bares y comercios varios. Voy a chafardear un poco y entro enFamous Ape. Una tienda original suiza que tiene dos establecimientos: el de Zúrich, donde me encuentro, y otro más en Geneva. Anina me cuenta un poco de la tienda y me deja echar un vistazo. Goyagoyaes otra de las tienda que descubro. Ropa femenina de diseñadores alemanes y algunas marcas difíciles de encontrar porque su producción es casi artesanal. 52 locales distintos y un mercado, el MarktHalle. Accesorios y bicicletas enVelos, ateliers como el deDaniel Blunschi, flores en Marsano, peluquería y tienda de ropa como es el caso de Fashionslaveo bares de moda como el Ambrossi Coffee Bar.

Im Viadukt, Zurich

Dejo la zona para ir al Cabaret Voltaire, templo del dadaísmo y visita ineludible en Zúrich. Antes me paro para contemplar el gran lago de Zúrich, y me siento en un banco, como muchos locales, a ver los patos, los Alpes al fondo y el perímetro de la ciudad rodeando el lago.

El Cabaret Voltaire huele a historia. De hecho, conserva una sala donde se hacen exposiciones y performances que mantiene vivo el espíritu que dio origen al movimiento Dadá. Me gusta y me tomo una cerveza en el bar del Cabaret Voltaire. Antes de dejar el centro cultural, paso por la tienda para comprar un pedazo de historia en forma de recuerdo.

Cabaret Voltaire, Zurich

Por la noche, voy a tomar unas cervezas al Sihlcity donde se levanta un centro de ocio que ha nacido de las ruinas de una antigua factoría. En el centro de la plaza todavía conservan la característica chimenea que le da el aire industrial que requiere el entorno. Hay hoteles, tiendas, restaurantes y una discoteca y sala de conciertos, elPapiersaal, donde tomar unas copas de noche.

Un sitio que merece la pena descubrir! Consulta nuestros vuelos aquí.

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