A 30.000 pies por viajeros para viajeros

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San Petersburgo en 6 cocinas de autor

En el estricto ámbito culinario, una nueva hornada de chefs locales está apostando por la gastronomía de autor sirviéndose del producto autóctono y altas dosis de creatividad bien canalizada. En pocos lugares como en San Petersburgo advertirás la afición de la gente por comer y beber –sobre todo, beber- como una auténtica celebración de la vida. Y ya lo dice el dicho: donde fueres, haz lo que vieres.    

Cococo. En las mismas cocinas donde Alain Ducasse decidió probar suerte en la ciudad, ahora es el chef Igor Grishechkin el que dirige a un talentoso equipo que hace las delicias de quienes para comer o cenar tienen también muy en cuenta el marco y la puesta en escena. Profusión de producto local, reivindicación y compromiso con los orígenes en cada plato. Brillantes emplatados. Imprescindible reservar. Voznesensky Ave, 6

TartarBar. Alejado del circuito turístico de San Petersburgo, en este enorme local de estética industrial degustarás las propuestas más creativas del chef Dmitri Blinov. Profusión de producto crudo y de proximidad en una carta que no distingue entre primeros y segundos para fomentar el picoteo desde el principio al fin del servicio. Vilenskiy per., 15

Hamlet+Jacks. Al calor de los fuegos de la cocina vista querrás degustar los contundentes platos de calado local, por un lado, y de corte internacional, por otro, del chef Eugene Vikent'ev. Cocciones cortas, acertadas combinaciones de ingredientes y contrastes de texturas, en propuestas que enaltecen la despensa rusa y que a su vez exploran con acierto productos culinarios de medio mundo. Volynskiy per., 2

Pedro & Gómez at Larisa. Si te va la cocina fusión en generosas raciones, este es tu sitio. Prepárate para manejar los palillos y viajar de América a Asia en conseguidos platos elaborados frente a tus ojos, si optas por sentarte a la barra. Grandes bocatas, tremendos boles de ramen y platos todos aptos para compartir. Rubinstein, 29 

Four Hands. Atrévete a alejarte lo justo del meollo urbano para dar con este cálido local de personalísima y diminuta cocina firmada por el chef Cepren Fokin. Opta por la barra para no perder detalle de las distintas elaboraciones y poder incluso departir con el cocinero sobre la marcha. La apuesta por la casquería es otra de sus señas de identidad. Prospekt Kosmonavtov, 63

Duo Gastrobar. Cocina de mercado e influencias de recetarios lejanos en modestas raciones. Este coqueto local con barra y cinco mesas contadas es el local de moda entre el públicofoodie. Te atrapará por su atmósfera y su ambiciosa carta de vinos. Conviene reservar. Ul, Kirochnaya, 8A

Dónde dormir, desayunar & viceversa

W St Petersburg. Es el hotelazo de diseño por excelencia. Un prodigio de modernidad, calidez y buen gusto en la ciudad rusa más cosmopolita. Apreciarás el recibimiento, la chimenea dellounge en los meses más fríos y suspatodo el año. Amplias habitaciones, terraza con vistas en la azotea, una localización inmejorable y un desayuno bufé al que no le falta de nada, completan sus encantos. 6 Voznesensky Prospect

Polikoff. La opción más funcional de alojamiento está en un cruce de la transitada Nevsky, por la que acabarás pasando tarde o temprano. Ocupa dos plantas de un antiguo edificio de pisos y resulta la opción  más práctica y económica cuando apenas hay tiempo para dormir y desayunar. Karavannaya/Nevsky prospekt 64/11

Texto de Belén Parra, de Gastronomistas.com

 

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Los mercados de San Petersburgo y sus alrededores

Los mercados son los mejores lugares para tomar el pulso de una ciudad, sitios donde se vive el día a día de la gente y donde puedes mezclarte con la población local, especialmente en San Petersburgo, donde se fomenta el regateo e incluso te darán a probar sus productos pero sin ningún tipo de presión.

El Mercado Kuznechny

El más céntrico y representativo de los mercados de San Petersburgo, también el más caro, es el Mercado Kuznechny donde se venden flores, verduras quesos y miel natural.

Cerca del mercado encontrarás numerosas atracciones: el Museo Ártico y Antártico está ubicado en la antigua iglesia de San Nicolás e incluye exposiciones sobre las características de las regiones polares, sobre la historia de la conquista del Gran Norte y sobre la economía y la cultura de los pueblos nórdicos, el Salón de Exposiciones Florales, la Iglesia Vladimirskaya o la Casa de Cultura Lensoveta en Kamennoostrovsky avenue, 42.

También el Museo Dostoevsky, lugar donde vivió y murió el célebre escritor autor de las novelas de las novelas Crimen y Castigo, Los endemoniados o El idiota. En su casa museo están reconstruidos cada uno de los espacios originales.

Para comer puedes dirigirte al Marius Pub o al restaurante Tres Amigos y para tomar una copa al Mollie`s Irish Bar.

Mercado Sennoy

Lo que antiguamente había sido un mercado de heno se ha convertido ahora en un gran mercado de alimentación y mercadillo de ropa.

Por las calles del barrio de Sennaya, donde se encuentra el mercado de Sennoy, transcurre gran parte de la novela Crimen y Castigo escrita por Dostoievski. Popularmente se le llama Barrio de Dostoevsky.
 Es muy buena zona para hacer compras en sus grandes almacenes. En la plaza Sennaya, un lugar muy animado, tienes el conocido PIK y el gran centro comercial Sennaya.

Y para comer una buena y económica comida casera puedes dirigirte al Kafe Adzhika

Dando un paseo te puedes acercar hasta el Palacio Yusupov, ubicado en el malecón del río Moika, que es uno de los monumentos de clasicismo más hermosos en San Petersburgo.

Mercado Sitni

En la pequeña isla Zayachy, situada en el río Neva, se encuentra el verdadero centro histórico de la ciudad: la Fortaleza de Pedro y Pablo, la ciudadela original de San Petersburgo. Se mandó construir en 1703 por orden de Pedro I el Grande y contiene edificios remarcables como la catedral de San Pedro y San Pablo, donde están enterrados los zares desde Pedro I el Grande a Nicolás II y su familia. Con sus 122 metros de altura, el campanario de la catedral es el punto más alto de la ciudad.

Aunque la primera construcción debía tener funciones defensivas, al final no cumplió su cometido, y fue empleada como cárcel hasta 1917, acogiendo entre sus muros a célebres personajes como Trotski, Dostoievski o Bakunin.

Cerca de allí se encuentra también el zoo de San Petersburgo y el Museo de Historia Política.

Puedes comer en el popular restaurante Salkhino donde sirven platos de la cocina georgiana y por la noche puedes acercarte al mítico Club Tunnel, el primer club de techno abierto en Rusia.

Mercado de souvenirs Vernisazh

Más que un mercado es un mercadillo de souvenirs que se encuentra detrás de la iglesia de la Resurrección o iglesia del Salvador sobre la Sangre derramada, y es uno de los puntos turísticos más visitados y una atracción en si mismo. Puedes encontrar tradicionales regalos rusos y recuerdos.

La Iglesia del la Resurrección se construyó en el lugar en el que fue asesinado el zar Alejandro III. Su decoración de mosaicos interiores y exteriores es fantástica, así como sus vidrieras. El templo fue construido al estilo de arquitectura rusa de los siglos XVI-XVII, al más puro estilo ortodoxo ruso, pareciéndose mucho a la catedral de San Basilio en la Plaza Roja de Moscú.
 Destaca también por sus cinco grandes cúpulas bulbosas, multicolores o doradas, y por los minuciosos detalles que cubren su fachada.

Imagen de iwillbehomesoon

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4 destinos para un San Valentín diferente

San Valentín está a la vuelta de la esquina, y si este año queréis celebrarlo fuera de casa, debéis saber que hay romanticismo más allá de París y Venecia. Si no os lo creéis, seguid leyendo y descubrid los destinos más románticos para celebrar San Valentín.

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Los gatos del Hermitage

El Museo del Hermitage, de visita obligada si viajas a San Petersburgo, es una de las mejores formas de acercarse a un pasado, el de los zares, y hacerse una idea de la opulencia y el esplendor con el que vivieron. Los números hablan por sí solos: el Hermitage tiene en su haber más tres millones de obras de arte procedentes tanto de Oriente como de Occidente, entre las que se cuentan cuadros, esculturas, piezas arqueológicas, antigüedades griegas y romanas, joyas y armas, ¡ahí es nada! Su pinacoteca se cuenta entre las mejores del mundo, dejando en segundo lugar a otros grandes contenedores de arte: el Louvre y el Prado. ¡Ah! Y de todo ese volumen de obras sólo un 3% del total está expuesto al público.

Esta inmensa colección privada que desde 1917 es Museo Estatal, empezó a gestarse en 1764 con Catalina la Grande y la compra de 225 cuadros de pintura holandesa y flamenca. También con ella iniciaría la construcción del inmenso complejo arquitectónico en el que se encuentra en la actualidad, un total de siete edificios: el Palacio de Invierno, que era la antigua residencia de los zares, el Teatro del Hermitage, el Hermitage Viejo, el Hermitage Pequeño, el Nuevo Hermitage, el Edificio del Estado Mayor y el Palacio Menshikov, que fuera residencia del gobernador de San Petersburgo.

Los felinos del Hermitage

Si hay algo que llama la atención en la visita a este magnífico museo, y en este caso no es por su riqueza, espectacularidad, buena ejecución o antigüedad, son los gatos que por allí deambulan. Y no, no están en el museo por mera casualidad, sino que su misión no es otra que la de perseguir a los roedores y evitar así que éstos deterioren las obras. Hasta aquí todo podría quedar en una curiosa anécdota, pero tras estos guardianes gatunos hay una larga historia, es más, se podría decir son los únicos inquilinos de Palacio que han logrado sobrevivir a todo su ajetreado pasado histórico: la invasión napoleónica, la revolución rusa y la invasión de los alemanes en la Segunda Guerra Mundial.

El zar Pedro I fue el primero en traer un gato a la corte procedente de los Países Bajos. Pero sería su hija, la zarina Isabel Petrovna, la que decretó en 1774 su uso para proteger el palacio de los ratones, por los que sentía auténtico terror. Desde entonces los gatos han habitado en el Palacio de Invierno, habiendo visto pasar por él a los zares, cortesanos, los bolcheviques, hasta llegar a la actualidad, en la que conviven con los trabajadores del museo y con los visitantes. Sólo el sitio de Leningrado, que duró casi 900 días, y en el que hubo una hambruna extrema en la ciudad, logró acabar con ellos temporalmente.

En la actualidad hay más de 60 gatos de razas diferentes rondando por los subterráneos, las oficinas y los alrededores del Hermitage, estando prohibida su presencia en las salas expositivas. Cuentan con su propia cuidadora, Irina Popovets. Aunque el museo no tiene presupuesto para su mantenimiento, gozan de diferentes vías para la recaudación de dinero, ya sea con patrocinadores, o a través de la asociación “Amigos de los Felinos del Hermitage”. Incluso se han llegado a realizar exposiciones en su honor.

Te gusten o no estos seres bigotudos, te recomendamos hacerte con un Vueling a San Petersburgo y conocer unas de las mayores y mejores colecciones de arte del mundo.

 

Texto de Los Viajes de ISABELYLUIS

Imágenes de James Byrum, Brent Ozar, Jorge Cancela, RachelH_

 

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