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Terrazas donde alcanzar el cielo de Madrid

Comprobado: tras una larga jornada visitando algunos de los fantásticos museos que alberga Madrid, disfrutando de sus magníficos monumentos, recorriendo sus calles (y perdiéndose en ellas), o simplemente yendo deshopping, la mejor forma de tomarse un respiro con la llegada del buen tiempo es subiéndose a las alturas y disfrutando de las vistas, acompañados de una refrescante bebida y de alguna especialidad gastronómica. A continuación hemos hecho una selección de algunas de las mejores terrazas de la ciudad donde poner el broche de oro a una larga jornada turística o de trabajo, y “besar el cielo de Madrid”.

Azotea del Círculo de Bellas Artes

Muy en boga últimamente, se ha convertido en todo un must para aquellos que están de visita en Madrid. Situada a unos pasos de la calle Alcalá, las maravillosas vistas que ofrece desde su azotea es uno de sus principales reclamos, por los que bien merece la pena pagar los 4 euros que cuesta su acceso. Además, puedes aprovechar para deleitarte con las especialidades gastronómicas del Tartan Roof, que corren a cargo del chef Javier Muñoz- Calero.

Terraza Cibeles

Muy cerca del Círculo de Bellas Artes, en la misma plaza de la Cibeles, se encuentra el antiguo Palacio de Telecomunicaciones, que desde 2011 alberga la sede del Ayuntamiento de Madrid y el espacio cultural CentroCentro. En la planta octava de este edificio hay un mirador, al que se accede pagando 2 euros, y que ofrece vistas de los 360º de Madrid, con cartelas explicativas ubicadas en varios puntos  del mismo, en los que aparecen indicados los principales edificios de la ciudad. Podemos rematar la visita en la sexta planta, en la que se encuentra la Terraza Cibeles, donde disfrutar de cocteles de lujo acompañados de delicias gastronómicas con estupendas vistas. Eso sí, la experiencia puede ser un poco cara (30 euros por persona), y se recomienda reservar con anterioridad.  

Terraza de Sabatini

Ubicada en la azotea del Hotel Apartosuites Jardines de Sabatini, justo frente al Palacio Real, merece la pena acercarse a esta terraza solo por deleitaros del espectáculo visual que ofrece al atardecer, con el palacio de fondo. Podéis acompañar tamaña imagen tomando algunas de sus deliciosa tapas y raciones, elaboradas por el chef Chema de Isidro, y maridarlas con alguno de sus fantásticos cócteles. Se recomienda reservar.

El Viajero

Situado en pleno corazón de la Latina, justo al lado de la popular plaza de la Cebada, se encuentra este bar-restaurante de dos plantas, en cuya azotea podéis disfrutar de las vistas a la iglesia de San Francisco. El mojito es la principal estrella de la velada, que podéis acompañar de ricos pinchos y raciones. Este es el lugar perfecto para poner fin a una larga jornada turística en la ciudad e ir abriendo paladar para la noche madrileña.

Terraza del Urban

Culminando el lujoso Hotel Urban, un cinco estrellas situado en la Carrera de San Jerónimo, se encuentra esta fantástica terraza, todo un clásico de los veranos madrileños. Apto para los amantes de lo más chic, donde además podrás mojar tus pies en su piscina mientras saboreas algunos de sus estupendos cócteles. Aunque es un poco caro, la experiencia bien merece la pena.

The Roof

Otro hotel, en este caso el Hotel ME Madrid, es el encargado de albergar nuestra próxima propuesta, The Roof. La terraza  de este magnífico edificio modernista situado en la famosa plaza Santa Ana, es el lugar perfecto para tomar unas copas y disfrutar de la música mientras te deleitas con unas magníficas vistas de la ciudad como fondo.

Casa de Granada

Nuestra última recomendación se encuentra situada al lado de la plaza Tirso de Molina. Para llegar a esta terraza tendrás que llamar al telefonillo y subir en un angosto ascensor, pero la experiencia tiene premio: una estupenda terraza con unas tapas para chuparse los dedos en un espacio lleno de solera.

Ahora que ya sabes dónde se esconden algunas de las mejores vistas de Madrid, coge tu Vueling y vívelas por ti mismo.

Texto de Los Viajes de ISABELYLUIS

Imágenes de Ángela Ojeda Heyper

 

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Paseando por el Madrid de los Austrias

Entre los múltiples encantos que encierra la capital española, el conocido como Madrid de los Austrias es una de las zonas más apasionantes de la ciudad. El entramado irregular de esta parte del casco histórico de Madrid se remonta a los siglos XVI y XVII y fue escenario de justas, intrigas y es el principal testimonio del paso de la dinastía Habsburgo por la villa. De hecho, fueron ellos quienes eligieron Madrid como capital del imperio y la embellecieron para que estuviese a la altura de tal rango.

Plaza Mayor y alrededores

La Plaza Mayor es el principal enclave de los construidos por los Austrias en Madrid, por lo que es el lugar perfecto para iniciar esta ruta. Llena de vida y de gente, es una de las plazas más bonitas de Europa. El proyecto lo inició Juan de Herrera bajo el reinado de Felipe II y adquirió más o menos su aspecto actual con el reinado de Felipe III. Y decimos más o menos porque sufrió un grave incendio en 1790 y tuvo que ser reconstruida por Juan de Villanueva. En uno de sus lados se levanta la Casa de la Panadería, iniciada en 1590  primer edificio del complejo. En el centro, preside la plaza la estatua ecuestre de Felipe III de Juan de Bolonia y Pietro Tacca.

Si salimos de la plaza por la calle Gerona, daremos de frente con el opulento Palacio de Santa Cruz, que se encuentra en la plaza de las Provincias y, originalmente, fue la cárcel de la corte. Levantado en estilo herreriano, su construcción comenzó en 1629, aunque nuevamente un incendio, esta vez en 1791, hizo que Villanueva lo tuviese que reconstruir. No obstante, se mantuvieron los elementos originales, como la portada principal, las dos torres que flanquean la fachada y el gran escudo central. Desde el año 1938 es la sede del Ministerio de Asuntos Exteriores. 

En la misma plaza encontramos una réplica de la Fuente de Orfeo, del siglo XVII, la original se encuentra en el Museo Arqueológico Nacional. Si enfilamos la calle de la Fresa y caminamos hasta la calle Postas, veremos la Posada del Peine, uno de los alojamientos hoteleros más antiguos de España, fundado en 1610.

Calle Arenal y plaza de Oriente

Desde aquí salimos a la calle del Arenal, donde se encuentra la popular iglesia de San Ginés, del siglo XVII, que alberga un gran número de obras de arte. Muy cerca se encuentra la mítica chocolatería San Ginés, de 1894, y que es uno de los lugares favoritos de los madrileños para tomar un chocolate con churros.

Entre la calle Arenal y la Gran Vía ascienden unas red de calles que aún conservan conventos antiguos como son el Monasterio de las Descalzas Reales o el Convento de la Encarnación.

Si seguimos por la calle Arenal llegamos a la plaza de Isabel II, antes llamada de los Caños del Peral, con la espectacular fachada del Teatro Real. La plaza fue muy importante por en la época de los Austrias ya que, en el centro, había una de las principales fuentes de la ciudad. Hoy podemos ver los restos de esa construcción si bajamos a la estación de metro de Ópera. 

Bordeando el Teatro Real llegamos a la plaza de Oriente, con el Palacio Real, que se levanta en el lugar en el que estuvo el alcázar de los Habsburgo. En el lado sur de la plaza de Oriente, la Plaza de Ramales nos recuerda que ahí estuvo la iglesia de San Juan Bautista, lugar de enterramiento de Diego Velázquez. Como curiosidad, los huesos se buscaron pero nunca han aparecido, aunque se cree que se encuentran en algún lugar de la plaza.

Por la calle San Nicolás entramos en una de las partes más antiguas del barrio, con la iglesia de San Nicolás de Bari, que es la más antigua de la ciudad y, volviendo a la calle Mayor, se alza el Palacio de los Duques de Uceda, una majestuosa residencia del siglo XVII. Al lado, la Iglesia del Sacramento fue financiada por el Duque de Uceda en 1616.

Volviendo a la Plaza Mayor, es casi visita obligada cruzar el arco de Cuchilleros, típico por los mesones de sus alrededores y donde se encuentra el famoso restaurante Casa Botín que, fundado en 1725, ostenta el título de restaurante más antiguo del mundo. El arco de Cuchilleros fue construido por Juan Gómez de Mora en 1619 para salvar el desnivel entre la plaza y la Cava de San Miguel. Además, el edificio, con tres pisos más que los del resto del conjunto, fue durante siglos el más alto de Madrid. Desde este lugar, enfilando la Cava de San Miguel, llegamos al Mercado de San Miguel, uno de los lugares preferidos por los madrileños con ganas de tapear productos de primera calidad. Cerca del mercado encontramos la plaza de la Villa, una de las más representativas del Madrid de los Austrias por sus tres singulares edificios: la Casa de la Villa, antigua sede del Ayuntamiento, la Casa y Torre de los Lujanes y la Casa de Cisneros.

Anímate a recorrer el Madrid de los Austrias, reserva tu Vueling aquí.

Texto de Aleix Palau para Los Viajes de ISABELYLUIS

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Disfrutando de los alrededores de Madrid

Nada tienen que envidiar los alrededores de Madrid a la capital. En poco más de una hora puedes disfrutar de la naturaleza, ver una de las obras maestras de la arquitectura española, comer un cochinillo asado cerca de acueducto romano o rememorar una batalla de la Guerra Civil ¿Te animas a conocer algunos de estos destinos?

1. El Escorial, un clásico entre los clásicos

El monasterio de San Lorenzo de El Escorial es el principal atractivo de esta población situada a menos de una hora de Madrid. Felipe II encargó su edificación con la idea de hacer un panteón de la familia real. En 1563 Juan Bautista de Toledo inicia su construcción, pero será Juan de Herrera, su sucesor tras su muerte, el encargado de finalizar el proyecto. Tras su sobrio estilo herreriano se encuentran toda una serie de espacios y estancias de entre los que sobresalen la Basílica y la Biblioteca, decoradas con magníficos frescos. A destacar también su colección de pintura con artistas de la talla de Velázquez, Jan van Eyck, El Bosco, Tiziano, Tintoretto o Roger van der Weyden, entre otros.

Además del Monasterio te recomendamos la visita de la Casa del Alcalde Mayor, la Casa del Infante, la Casita del Príncipe y la iglesia de San Bernabé.

Y como no podía ser menos, cerrando una escapada a El Escorial hay que hacer una parada en el Charolés para probar su fabuloso cocido, ¡un must en toda regla!

2. Segovia, más allá de su acueducto

A poco más de una hora de Madrid se encuentra esta bella ciudad cuyo principal protagonista es su acueducto romano. Este símbolo de la ciudad fue construido por los romanos para traer el agua de la Sierra a Segovia, toda una obra de ingeniería que todavía hoy en día no deja de impactar a sus visitantes. Pero aún nos esperan más sorpresas al visitar Segovia, ya que su casco antiguo está repleto de maravillas y de rincones llenos de magia. Es el caso de la Catedral de Santa María, conocida como “La Dama de las Catedrales”, y el barrio de la Judería, con su antigua sinagoga transformada en la Iglesia del Corpus Christi. Los aficionados a las letras no debéis de olvidar de ver la Casa Museo de Antonio Machado. Culminando la visita está el Alcázar, que se alza sobre un cerro, y cuya decoración mudéjar te dejará maravillado.

Otro de los aspectos por los que destaca Segovia es por su oferta gastronómica, entre la que sobresale el cochinillo asado, una delicia que no debes dejar de probar. Entre los lugares clásicos donde degustarlo están el Mesón de Cándido y el Restaurante José María.

3. Chinchón, pasado medieval y variada gastronomía

Sólo por su bella Plaza Mayor merece la pena desplazarse hasta esta localidad que está situada a 45 kilómetros de Madrid. Esta plaza de origen medieval, está formada por edificios de dos o tres plantas con balcones corridos de madera y galería adinteladas, llamando la atención de los que visitan Chinchón por primera vez. Durante siglos ha servido de escenario provisional para todo tipo de espectáculos, como obras de teatro, corridas de toros, fiestas reales o actos religiosos. Muy cerca de la Plaza Mayor se encuentra la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, en la que se mezclan los estilos gótico, plateresco, renacentista y barroco. No olvides visitar su interior donde encontrarás el cuadro La Asunción de la Virgen obra de Goya.

Y como no podía ser menos en la zona, Chinchón también es lugar donde aprovechar para saborear su oferta gastronómica, en la que se funden la tradición con la nuevas tendencias culinarias. No olvides irte sin probar su bebida más popular, el anís.

4. Paredes de Buitrago, tras los pasos de la Guerra Civil Española

Si lo tuyo es la naturaleza, pero a la vez te interesa la historia, entonces no debes dudar en acercarte hasta Paredes de Buitrago y visitar los yacimientos  del Frente del Agua. Durante la Guerra Civil Española este frente se encargaba de proteger a Puentes Viejas y El Villar, dos puntos clave en el abastecimiento de agua. En un recorrido de 12 kilómetros, no muy complejo de realizar andando, se pueden ver los restos de los fortines, las trincheras y los búnkeres que emplearon ambos bandos en su control. Una buena dosis de historia reciente al aire libre, un plan campestre un poco diferente, y todo ello a apenas una hora en coche de Madrid.

5. El Parque Regional de la Cuenca Alta del Manzanares, naturaleza en estado puro

Situado sobre la Sierra de Guadarrama, al noroeste de Madrid, fue declarado Reserva de la Biosfera por la UNESCO en 1993. Entre lo más destacado se encuentra La Pedriza, uno de los conjuntos graníticos más relevantes de Europa, del que sorprenden las formas adquiridas por las rocas debido a años de erosión. Por lo que hace a la vegetación, los encinares son los principales protagonistas, ocupando un 62% de la superficie del parque. En el caso de que seas aficionado a las aves, no debes de olvidar acercarte hasta el embalse de Santillana, en el que se puede observar un amplio repertorio de aves acuáticas y migratorias. A los pies de este embalse se encuentra el castillo de Manzanares El Real, también conocido como el castillo de los Mendoza, construido en el siglo XI, y uno de los castillos mejor conservados de la Comunidad de Madrid.

 

Texto de ISABELYLUIS Comunicación

Imágenes de Chris Gladis, Jerome Bon, Kus Cámara, Jose Luis Cernadas Iglesias, Raúl A.-

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Los 5 parques imprescindibles de Madrid

1. El Retiro, el más popular

El parque del Retiro, que abarca un total de 118 hectáreas, es uno de los espacios verdes más conocidos de Madrid. Su proximidad con el centro y su accesibilidad lo convierten en el lugar favorito de los madrileños y de los que visitan la ciudad. Tiene sus orígenes entre 1631 y 1640, años en los que se empezó la construcción de una segunda residencia real en estos terrenos, el Palacio del Buen Retiro, con el objetivo de convertirse en un espacio de recreo para los monarcas. De esa primera época apenas se conserva nada, ya que el palacio fue demolido tras la Guerra de la Independencia, en 1808. Después de la revolución de 1868, el parque pasó a ser de propiedad pública.

Una jornada en el Retiro da para pasear en busca del que dicen que es el árbol más viejo de Madrid, tomar un refresco en alguno de sus quioscos, dar una vuelta en barca en el Estanque Grande, ver alguna de las exposiciones programadas en el Palacio de Velázquez y en el Palacio de Cristal, disfrutar de la vegetación, descubrir su pasado histórico a través de sus fuentes y esculturas, y conocer una de las pocas representaciones que hay del Ángel Caído.

2. La Casa de Campo, el mayor parque público de Madrid

Con unas 1.722 hectáreas, es el  parque urbano más grande de España. Históricamente fue propiedad de la Corona Española, a la que servía, entre otras cosas, como coto de caza. Con la proclamación de la Segunda República, el parque fue cedido a la ciudad de Madrid y convertido en espacio público.

La Casa de Campo es el lugar perfecto para la práctica de deportes como el ciclismo, el running, el senderismo o el fútbol. También cuenta con instalaciones deportivas donde jugar a tenis y hacer natación. En uno de sus iconos, el lago, está permitido navegar en piragua y en barca.

Pero no todo es deporte en este parque, también hay espacio para el ocio en sus múltiples facetas: el Parque de Atracciones, el Zoológico, diversos recintos feriales, el pabellón multiusos Madrid Arena y la Venta del Batán. Otro de sus grandes reclamos es el Teleférico que une la Casa de Campo con el Parque del Oeste, que ofrece unas magníficas vistas tanto del parque como de Madrid.

3. Jardines del Campo del Moro, con aires de realeza

Considerado Jardín Histórico Artístico desde 1931, ocupa 20 hectáreas, que van desde el lado oeste del Palacio Real hasta el paseo de la Virgen del Puerto. Dice la leyenda que en 1109 el líder almorávide Alí ben Yusuf acampó en estas tierras durante su intento de reconquistar el antiguo Alcázar Real, y que de ahí vendría su nomenclatura.

Los Jardines del Campo del Moro son uno de los tres espacios ajardinados con los que cuenta el Palacio Real. Poco conocidos por los madrileños, ofrecen unas vistas únicas del palacio. Es el lugar perfecto para pasear y relajarse. En el eje central del parque destacan dos conjuntos escultóricos: la Fuente de los Tritones y la Fuente de las Conchas. Una de las curiosidades con las que cuenta es la Casa de Corcho, un pequeño templete de inspiración romántica, cuya sencillez contrasta con el resto del espacio.

4. El Real Jardín Botánico, la huella de la ilustración

Fundado en 1755 por el rey Fernando VI, cerca del río Manzanares, fue trasladado en 1781 por Carlos III a su ubicación actual, el Paseo del Prado, junto al Museo del Prado, que por aquel entonces era el Museo de Ciencias Naturales.

El Real Jardín Botánico refleja el espíritu ilustrado de la época en que se diseñó. Lo conforman tres terrazas escalonadas con plantas procedentes de Europa, América y el Pacífico, entre las que hay unas 5.000 especies diferentes. Además cuenta con una biblioteca, entre cuyo material destaca un herbario con más de medio millón de pliegos, y un archivo con cerca de 10.000 dibujos. En 1942 fue declarado Jardín Artístico. 

5. El Capricho, el rincón romántico

Situado en la Alameda de Osuna, es uno de los grandes desconocidos de la ciudad y una auténtica joya, que en 1985 fue declarada Bien de Interés Cultural. Creado en 1784 por iniciativa de la doña María Josefa Pimentel, duquesa de Osuna, es un claro reflejo del gusto de la época por el romanticismo. En él se entremezclan referencias inglesas, francesas e italianas. Este jardín contiene un palacio, una ermita, fuentes, grupos escultóricos, estanques y un laberinto, todo ello en un entorno de gran riqueza botánica. Durante la Guerra Civil se construyeron varios refugios antiaéreos de los que aún se pueden ver algunos de sus respiraderos.

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Texto de ISABELYLUIS Comunicación

Imágenes de Naliade, Pablo Sanchez, Kus Cámara, M a n u e l

 

 

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