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Destinos para el puente de noviembre

Hay muchos clichés en torno a la idea de viajar en otoño: que si es temporada baja, que el clima acompaña, que las ciudades lucen más bonitas… Lo cierto es que estás en una época del año ideal para desconectar de la rutina y, además, tienes un puente a principios de noviembre que te permite disfrutar más de estos lugares encantadores. Déjanos guiarte un poco y darte recomendaciones sobre lugares que en esta época del año brillan de una forma especial.

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Ruta por la costa murciana

No solo la ciudad de Murcia es un bonito enclave de callejuelas empedradas con encanto a raudales y numerosos restaurantitos con encanto y bares donde saborear la mejor gastronomía, sino que sus costas son un paraíso para aquellos viajeros que sueñan con cambiar de escenario a cada paso.

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Los mejores crepúsculos de Santorini

No defrauda. Enamora y seduce muy lentamente, tan lento como sus espectaculares atardeceres. Esos que no se olvidan fácilmente y que pueden durar en nuestro recuerdo para siempre. En cualquier lugar del mundo cada día sale y se pone el sol. Es un hecho natural que pasa en nuestra cotidianidad. Pero existe un lugar donde el atardecer se convierte en el espectáculo más esperado del día. El momento cumbre de la isla de Santorini

La fama de su puesta de sol es universal, pero debemos saber bien dónde ubicarnos para contemplar un hecho natural que en Santorini se convierte en un fenómeno cotidiano. Fira, la capital de Santorini, es uno de los lugares más típicos para ver el atardecer. Y no hay más que acercarse a una de sus serpenteantes calles. Eso sí, al menos una hora antes de la hora estimada de la puesta del sol, hay que ubicar un espacio para prepararnos para la contemplación. Existen decenas de bares perfectamente ubicados para disfrutarlo con una copa de vino y con música de fondo. Pero ves con cuidado, que los precios son astronómicos. 

Oia, sin duda, es para muchos el mejor lugar para ver la puesta del sol en Santorini. Aunque en la misma isla ambas poblaciones rivalizan al respecto y dicen que es mejor su atardecer. Sinceramente desde ambos sitios puede contemplarse de la misma manera. Sin embargo, en Oia existe un espacio privilegiado para ello. Se trata del antiguo castillo de Oia. Por suerte, se puede acceder gratuitamente por lo que no es necesario gastarse tanto dinero en un bar con vistas al atardecer. El lado negativo es que para asegurarse un buen lugar es necesario llegar allí con suficiente tiempo de antelación. Suele estar muy concurrido. 

Sin embargo, hay otro rincón de Santorini donde el sol de despide del Egeo a lo grande. Al sur de la isla, en la misma carretera que conduce al Faro de Akrotiri hay algunos miradores públicos, pero también varios bares perfectamente acondicionados para ello y quizás con mucho menos afluencia de gente comparado con Fira y Oia. Si hay la oportunidad de ver más de dos atardeceres en Santorini, sin duda el sur de la isla ofrece la puesta más lounge

Texto e imágenes de Eddy Lara Brito (Destinos Actuales)

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Una ciudad de película

Tócala otra vez, Sam”. Son las palabras que nos vienen a la cabeza al escuchar el nombre de Casablanca, la mítica película de Michael Curtiz, pero la verdad es que ni Humphrey Bogart ni Ingrid Bergman pusieron los pies en la ciudad para su construcción, que fue rodada completamente en estudios de Hollywood. Es verdad que existe un Rick’s Café, pero se debe únicamente a un intento de sacar rendimiento al filón cinematográfico.

Casablanca es lo más parecido a una moderna metrópolis occidental. Durante la época colonial, los franceses idearon un programa de desarrollo urbanístico que dotó a la ciudad de grandes avenidas y parques y auténticas joyas de arquitectura modernista y art déco. Aquí se fusiona el estilo colonial francés con elementos de la arquitectura tradicional marroquí.

El gran orgullo de la ciudad es la enorme mezquita de Hassan II, una maravilla de la arquitectura religiosa moderna y una de las mezquitas más grandes del mundo, que tiene la ventaja de ser uno de los pocos edificios islámicos que puede ser visitado por turistas no musulmanes. Su construcción finalizó en 1993 y su minarete es el más alto del mundo con una altitud de 200 metros.

Casablanca es una ciudad bastante caótica, pero en eso radica también parte de su decadente encanto. La medina, la parte más antigua, se encuentra al norte de la ciudad y es más bien pequeña en proporción a las grandes dimensiones de la urbe. Se accede a ella desde la Place des Nations Unies. Una vez atravesados sus muros, pasamos por delante de la torre del Reloj y la mezquita Chleuh para encontramos con un laberinto de pequeñas calles por las que deambular, con los característicos olores a perfumes, especias y té con menta, que se bebe a todas horas.

Para conseguir un recuerdo típico y artesanía tradicional, lo mejor es acercarse hasta la Nouvelle Medina, en el Quartier Habous, junto al Palacio Real. Aquí los precios son más bajos y no se presiona tanto al turista como en algunos zocos en otras ciudades.

Perderse por el parque de la Liga Árabe, en pleno centro de Casablanca, es una buena opción para relajarse o acercarnos hasta alguno de los balnearios de la ciudad, como el de Bouznika, donde encontraremos magníficas playas como las de Dar Bouazza, muy cercanas a Tamaris, un parque acuático que abrió sus puertas recientemente.

Visita también el santuario Sidi Bou Abderrahmane, accesible a pie si hay marea baja. Se trata de un islote cercano al faro de El Hank, donde ya había asentamientos humanos durante la prehistoria. Al caer la tarde, en esta zona, se puede de disfrutar de maravillosas puestas de sol.
 
Imagen de HombreDHojalata

Imagen de Othmanlah

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